sábado, 10 de agosto de 2013

AÚN ES TIEMPO DE VIAJES

El pasado 28 de julio publiqué una entrada titulada “Vacaciones de verano” y hace unos días, uno de los contenidos que encontré ("¡Vámonos de viaje en coche!") en una página de Facebook que visito habitualmente (MOVENTO) me inspiró esta, pues pensando en lo que decían (y que comparto) se me ocurrieron un par de cosas que creo que nunca he comentado ni el blog ni en la radio, a pesar de tenerlas muy presentes y hablar de ellas en las clases de teórica. 

A modo de complemento las escribí en un comentario para la citada información de la mencionada página y he decido copiarlas aquí -un poco ampliadas- porque, en lo que yo sé, son muy poco conocidas y las puede aplicar quien lo desee de forma inmediata y muy fácilmente. Decía lo siguiente:

Muchas gracias por los consejos, pues aunque sean cosas muy elementales, nunca sobran, ya que cada vez hay más conductores que incluso tras años de utilizar coches, jamás han abierto el capó del motor. Conozco varios casos, entre ellos dos amigos y, contrariamente a lo que en un principio nuestros prejuicios nos hacen pensar, todos hombres.

Claro, que esto de evitar abrir el capó del motor es algo que de un modo u otro todos los fabricantes de coches propician y potencian en beneficio propio y de sus concesionarios para que pasemos por estos como corderos hasta para añadir agua al depósito del limpiaparabrisas, con la pretensión de hacernos totalmente dependientes de sus servicios. También he observado que esta “política” comercial está siendo copiada por algunos talleres independientes. Pero bueno, esto es otra historia, que la crisis está cambiando algo. 

Fuente: monaguillosdelaasuncion.files.wordpress.com
Así, a vuela pluma, se me ocurren tres cosas, que suelen tenerse muy poco, o nada, en cuenta.

1. El coche siempre debe estar en buen estado y perfectamente operativo. Nunca sabemos cuándo vamos a vernos en una situación crítica. Puede ser muy cerca de nuestra casa, cuando nos disponemos a hacer un trayecto corto y habitual. O regresamos del mismo.

En muy pocos minutos, podemos encontrar una calzada así.
Fuente: diarioclubsantjoan.com
2. Si nos encontramos con una tormenta de verano con granizo, no está de más que la persona que nos acompaña a nuestra derecha coloque las yemas de los dedos de sus manos en el parabrisas con el fin de que absorban parte de la vibración que las bolas de hielo generan en el vidrio haciendo algo más difícil que éste se resquebraje o rompa. En estos casos, también sucede que el ruido que provoca el granizo sobre la carrocería es ensordecedor y genera bastante angustia, dando hasta ganas de agacharse e incluso esconder o encoger la cabeza, pues parece que las bolas de hielo pueden darnos de lleno en ella, por lo que es muy importante abstraerse al máximo del mismo para no perder la concentración, y buscar refugio -si se puede- bajo el tejado de una gasolinera próxima, por ejemplo, esperando a que escampe, lo que suele ocurrir en poco tiempo. Por otra parte, si hay rayos, casi todo el mundo sabe que un coche es un lugar muy seguro para protegernos de ellos, pero a condición de que ventanillas y puertas estén completamente cerradas, estas ya lo estarán (si estamos con el coche en marcha) pero aquellas no siempre. Y si el coche es un lugar seguro respecto a los rayos, no es porque los neumáticos hagan de aislante -como tantas veces se ha dicho-, sino porque el coche en sí hace el efecto de “campana de Faraday”. También conviene apagar la radio, se puede dañar.

Lluvia de meteoritos en un minúsculo universo.
Fuente: www.ellitoral.com
3. Si se viaja en pareja, y los asientos traseros están vacíos pero el maletero a tope, conviene enganchar los cinturones de seguridad traseros en sus anclajes, de ese modo, en caso de accidente (no lo quiera la Virgen, como dice Sabina) es bastante más improbable que los respaldos traseros se rompan y la carga invada el habitáculo. Si en los asientos traseros llevamos equipaje, también es importante utilizar los cinturones para que no se mueva de su sitio ni pueda golpearnos aunque sólo sea a consecuencia de una frenada fuerte. Es importante ser conscientes de que un objeto situado en la bandeja trasera, por ejemplo, puede recorrer todo el espacio que hay hasta el salpicadero muy rápidamente en caso de una frenada fuerte o de emergencia; de impactar con alguna persona le puede hacer un daño considerable, pero aunque esto no ocurriese, el susto que provoca, de por sí, ya crea una situación de peligro importante. 

Imaginen y piensen. Plantearse problemas implica la búsqueda de soluciones; ponerse en lo peor es el comienzo del camino para evitarlo.

Esteban

8 comentarios:

  1. Muchas gracias por los consejos. Ya he dado instrucciones en casa sobre lo de los dedos en el parabrisas.
    Nunca se sabe, es cierto, y es mejor ir mentalmente preparados. Además, en nuestra geografía, no sé bien por qué (¿razones de orografía?) hay puntos donde cuando llueve 'puede llover muchísimo'. La gente que frecuenta las carreteras conoce bien estos puntos, en los que puedes venir con sol y encontrarte de repente en medio de una gran tormenta sin apenas visibilidad. ¡Saludos!

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    1. De nada, Elisa. La verdad es que no estoy muy seguro ni de la eficacia ni de la necesidad de poner los dedos el el parabrisas a modo de amortiguadores, pero algo sí que puede servir y no tiene ninguna contraindicación. Hace ya bastantes años que todos los coches llevan parabrisas laminados y no se resquebrajan en miles de trocitos que impedían la visibilidad, como antaño. Con los actuales me he encontrado en tormentas fuertes de granizo conduciendo solo, sin poder quitar una mano del volante y no pasó nada; también he visto coches con la chapa llena de hoyos por esta razón y el parabrisas intacto. Pero creo que no está de más saberlo, también me parece que se ha olvidado mucho, y a veces puede venir bien aplicarlo pues no es raro que el vidrio delantero esté tocado por el impacto de alguna piedra o incluso resquebrajado.

      Contrariamente a lo que popularmente se piensa, la información metereológica de que disponemos es francamente buena, si estamos atentos a ella, no es difícil prever las posibilidades que tenemos de encontrarnos con una tormenta de verano, casi siempre por la tarde, casi siempre -relativamente cerca, en línea recta, de montañas-; nunca está de más, aplicar los conocimientos de geografía que se supone que todos tenemos, saber por dónde andamos, observar las nubes, las de tormenta son muy fáciles de identificar (salvo que estén ocultas por nubes más bajas) y tienen una energía tremenda. El sol calienta la tierra, la tierra calienta el aire, éste sube, el frío baja y en la atmósfera se producen unos intercambios de energía brutales, generalmente, francamente difíciles de imaginar. Vivimos muy de espaldas a la naturaleza y sus fenómenos; cuántas veces hemos oído que fulano “conquistó” (cuánto daño ha hecho este concepto) no sé qué montaña, cuando más bien, ha sido la montaña la que le permitió acceder a su cumbre. En fin, los humanos hemos pecado de soberbia históricamente y nos sobreestimamos.

      ¡Saludos!

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  2. Hola Esteban : muchísimas gracias por todos tus consejos me parecen sumamente importantes y muy interesantes. He tomado buena nota y lo ire transmitiendo . Esta entrada debería estar expuesta por qué debería de leerla todo el mundo, en momentos de angustia es muy fácil cometer errores, como los que cometemos cuando llevamos cargado el coche, tan evidentes.

    Seria estupendo llevarte con ordenador de abordo, no te molestes por lo que te digo pero es que es probable que mucha, mucha gente. Lo llevase...... Ya sabes. Ante las dificultades, o las dudas pulsas un botón y ahí estas para resolverlo.

    Aunque realmente lo que pienso es que deberíamos de saberlo ,de preocuparnos de aprenderlo todos, de llevarlo en la mente y en cada momento. Saber lo que tenemos que hacer actuar y hacerlo no esperar a que llegue el problema y buscar solución, pues podría ser demasiado tarde.
    Estupenda y beneficiosa entrada.
    Muchas gracias por estar ahí y hacer de Pepito Grillo.
    Un abrazo.

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    1. Muchísimas gracias, Azul. Por tu visita, comentario, palabras, por hacer de “antena repetidora”. ¡Gracias!

      La idea que comentas del ordenador me parece ingeniosa, y no me molesta, es un honor. He divagado un poco con ella y hasta creo que es técnicamente posible, sería como una especie de control aéreo pero para automóviles, claro que éste tiene muchas menos variables, básicamente: rumbo, altura y velocidad. Desde luego, es imprescindible para que el tráfico aéreo sea eficaz y seguro, pero siempre me pareció que debe ser muy aburrido, prefiero el vuelo libre. La satisfacción que da conducir solo, con libertad e independencia por los caminos del mundo (o un trocito del mismo), desaparecería por completo. En realidad, no creo que te gustase. Y eso, sin hablar de que también yo me equivoco, naturalmente.

      Últimamente, a raíz del terrible accidente de tren de Santiago, estuve pensando hasta qué punto es conveniente hacer tan rutinario y metódico un trabajo como el de maquinistas y pilotos; pero es un hecho evidente que funciona: trenes y aviones tienen poquísimos accidentes, a Dios gracias. También me parece que la mente humana, a veces, tiene serias dificultades para controlar las máquinas que crea, que biología y genética van por detrás de los avances técnicos y científicos... Bueno, no sé, sólo me he imaginado llevando uno de esos trenes (con los aviones lo he hecho toda la vida) y me parece que viene al caso comentártelo.

      Pienso que la transmisión de cualquier tipo de conocimiento o experiencia, se basa, sobre todo, en que el receptor del mismo lo haga suyo, y, al menos, en cosas que suponen un riesgo, lo aplique con una autodisciplina de tipo militar. Cuando no hay tiempo para pensar, solamente nos queda actuar de un modo prefijado por nosotros mismos en el subconsciente. Hay muchas cosas de las que nos beneficiamos todos los días que, desgraciadamente, el ser humano ha aprendido de las guerras, dos que me vienen ahora a la mente: el desarrollo de la cirugía y la seguridad en la aviación, por ejemplo. Sin embargo, hay un par de ellas que a todos nos sirven y que nos cuesta aplicar: entrenamiento metódico y disciplina. Que yo sepa, única forma de actuar correctamente en situaciones de pánico a pesar del mismo. Prácticamente, lo que dices al final de tu comentario.

      Cuando conocí el cuento de Pinocho, el personaje de Pepito Grillo, no me hacía ninguna gracia; prefería el del bonachón padre carpintero (Gepeto, si no me equivoco) y, mira por donde, he venido a convertirme en él. Pero eso sí, con una tremenda ilusión en “dar la suelta” a cuantas personas han confiado y confían en mí para aprender a conducir.

      Un abrazo.

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  3. Hola Esteban, pero que buenos consejos nos das, y en estos días de tanto movimiento. Yo regresé ayer, y abandoné a mi marido, en favor de mi hija. Es decir que vine con ella, pues como aún no he descubierto la manera de estar en dos sitios a la vez, tuve que elegir. Y era la experiencia de muchos años de conducción contra la novedad de meses y coche nuevo.
    Sin embargo, y es verdad que lo digo con orgullo, mi hija demuestra prudencia, y saber hacer, a pesar de su corta trayectoria al volante. Nos comimos los 475 km, con una parada incluída, tan tranquilamente. Y como bien dices en tu post, nos sorprendió, no una granizada, pero si una tormenta de unos minutos, pero de lluvia torrencial. Lo cual viene a demostrar que aún en pleno verano y con buen tiempo, puede pasar cualquier cosa.
    Le haré leer a mi hija tus consejos, pues pasado mañana parte para Burgos, y el lunes a Portugal, al Algarve, pero ahora además de con el novio, va con su hermano, mi hijo mayor. Menudo verano llevan, ya sabes que a principios del verano estuvo en Bilbao, y por Asturias.
    Juventud divino tesoro, pero yo estoy deseando verles volver, como buena y sufridora madre.
    Tengo pendiente leer tu libro, que he estado muy vaga estas semanas.
    Un placer leerte y aprender contigo.
    Besos. (y perdón por extenderme tanto)

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    1. Nada hay que perdonar, Asun. ¡Buen día!

      Muchas gracias por el comentario y las amables palabras que me dedicas.

      Por cierto, tú sí sabes estar en dos lugares al mismo tiempo pues me consta que, al menos en una ocasión, has estado en Madrid y a la vez en Pamplona, en la calle Estafeta (nada menos) y en pleno encierro de San Fermín.

      Tengo la impresión, creo que bastante fundada, de que no tienes razones objetivas para que sufras por tus hijos. A la “choferesa”, dicho sea con cariño y con vuestro permiso, parece bastante evidente que le gusta conducir y esa es la condición más importante para que lo haga bien, creo que podéis estar muy tranquilos tu marido y vos; y me alegra saberlo porque cada vez son menos los jóvenes a los que les gusta conducir y pocos se animan a hacer viajes largos en coche. Que lleve poco tiempo conduciendo, no significa que sea un peligro ni para si misma ni para nadie; una vez leí que: “Hace mejor su tarea un aprendiz atento que un sabio distraído”, creo que es un proverbio japonés o chino, y muy cierto. ¿Me puedes confirmar si tu hija tiene sentimientos de libertad e independencia notables? Es por curiosidad, pero suelen ir asociados al gusto por conducir. Gracias.

      Un abrazo.

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    2. Esteban no sabes como disfruto con tus escritos, y tus contestaciones, es totalmente como estar conversando frente a frente.
      Yo no soy, porque no puedo serlo, objetiva al hablar de mis hijos. Pero si creo de verdad que Beatriz, mi hija es prudente al volante, y hasta sus amigos quieren ir con ella si tienen oportunidad de elegir con quien viajar, ya ves.
      Y puedo confirmarte que es muy independiente, yo sé que nos quiere mucho a su padre y a mí (obviamente), pero se que en cuanto pueda va a querer irse de casa. No por llevarse mal con nosotros, ni mucho menos, sino porque es amante de su libertad, de su intimidad y de vivir plenamente su vida. Y además es responsable, desde muy pequeña, cuando yo he pasado temporadas de hospital, ella era la que despertaba a su hermano para ir al cole, siendo 6 años menor que él.
      Bueno no te aburro mas, y gracias de nuevo por tus consejos y aportaciones.
      Un beso grande

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    3. Me alegra mucho lo que me dices, Asun. ¡Gracias! Pero es mérito tuyo, ya sabes, ese don que tienes que te permite estar en dos lugares al mismo tiempo. Y no me aburres, en absoluto.

      Tampoco me parece que sea imposible ser objetivo con los hijos, los hechos son los hechos, y muy tozudos, y me alegra que sean como dices. Es una bendición. Hay unas edades francamente peligrosas, y aunque la vida nunca nos permite estar completamente a salvo de nada, me da que tus hijos han pasado ya los momentos más peligrosos con nota, por lo que os felicito a tu marido y a vos, y a ellos, claro. De modo, que me parece que no tenéis motivos para estar especialmente preocupados, además, ¿de qué nos sirve?

      Agradezco tu respuesta, hace muchos años, en un curso organizado por la DGT, precisamente, leí un estudio de dos psicólogos estadounidenses sobre conductores en el que afirmaban que los sentimientos de independencia y de libertad son muy importantes para llegar a conducir bien. Con el tiempo, he ido constatando que efectivamente, tenían mucha razón, y me gusta comprobarlo siempre que puedo. Es curioso que en aquel curso, fuese la misma DGT la que nos facilitase la mencionada información; el mismo organismo que, tan contradictoriamente, intenta que vayamos como rebaños de ovejas por los caminos de España. Todos muy iguales, pero sometidos, atontados, temerosos, vulnerables y sin capacidad de respuesta ante el más mínimo imprevisto. Y encima sin pastores ni perros, sólo inoculando el miedo. Me alegra mucho que Beatriz conduzca sin miedo, independiente, libre, responsable y solidaria. ¡Bravo por ella!

      Espero que disfrutes y celebres tu día, ¡felicidades!

      Un beso.

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