lunes, 31 de marzo de 2014

DÍAS DE RADIO, MARZO 2014

CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI

CHARLA DEL DÍA 5-3-2014.
Ya está cerrada la votación para los Premios 20 Blogs VIII Edición y empezamos comentando algo sobre ello. El coche más rápido del mundo establece récord en Cabo Cañaveral, se puede ver un interesante vídeo con indicador de “G’s” incluido. Bruselas decidida a implantar el sistema de llamada automática de emergencia (eCall). Campaña para reducir los atropellos en Vitoria. Un oyente envía un enlace (gracias) sobre modos de aviso de que un ciclista está grabando en vídeo el entorno que recorre. Comentamos la entrada dedicada a conducir con viento fuerte. Desgraciado accidente mortal en Urduliz. Cuatro accidentes entre Eibar y Zaldibar en la AP-8.


Hennessey Venom GT
Fuente: periodismodelmotor.com
De este día me parece destacable la polémica decisión de algunos ciclistas de llevar una cámara de vídeo para grabar sus recorridos y a los coches que, con respecto a ellos, cometen infracciones que les pueden poner en peligro, al mismo tiempo que se les advierte de esta circunstancia.

En principio, no me parece mala idea (yo mismo lo he pensado en ocasiones por motivos más o menos semejantes) y, es posible, que efectivamente disuada a algunos conductores de automóviles de asumir riesgos cuando se encuentran con ciclistas. ¿Utilizarlo como prueba en la que basar una denuncia? Salvo excepciones no creo que se admita; sólo con que un porcentaje significativo de conductores lo hiciese colapsaría totalmente el sistema judicial; por otra parte, el ciclista sería casi imposible de identificar, jugando con una impopular ventaja en este aspecto que haría más fácil rechazar sus propuestas. También creo que ante esta medida los conductores de coches se dividirían fundamentalmente en tres grupos: 
  • Los que no les afecta porque han desarrollado el hábito de ser respetuosos con los ciclistas. 
  • Los que conducen tan mal que ni se percatan del aviso. 
  • Los que la mencionada advertencia, por sí misma, les resulta irritante; con lo cual, muy probablemente, presten demasiada atención a la bicicleta y a su conductor generando automáticamente un riesgo con ello.
Fuente: www.ciclismoafondo.es
Hace mucho tiempo que no ando en bici por carretera, o muy poco, pero si lo hiciese con una cierta frecuencia, de usar cámara (no lo descarto), creo que no avisaría. Así elimino riesgos, supongo.

CHARLA DEL DÍA 12-3-2014.
Baterías para coches eléctricos que se cargan en minutos. Ampliado el plazo de 15 a 20 días para pagar multas con el 50 % de descuento. Sólo un 4 % de los conductores sabe utilizar el parte amistoso de accidentes. “Kamikaze” indultado irá a prisión (sí, no, sí... ¿de verdad, seguro?). Un conductor de 82 años circula en sentido contrario durante unos diez minutos en un tramo de la AP-15 que une San Sebastián y Pamplona. La Unión Europea aprueba normas de emisiones para 2020. Un oyente pregunta sobre cómo recuperar puntos, y otros oyentes comentan sobre este asunto. Una nueva aplicación para encontrar el combustible más barato.

 

Sobre la noticia del hombre que conduce en sentido contrario, he de decir que cuando se comentó en la radio ni José Ángel ni yo habíamos visto el vídeo, en el que se puede apreciar que no hay sitio donde poder detenerse con un mínimo de seguridad. El error es muy grave y puede ser catastrófico, pero también se debe decir en descargo de ese conductor que, en cuanto le fue posible, solucionó el problema. Desconozco si en esa zona de esa autopista -de peaje, por cierto- hay o no cámaras, pero siempre me he preguntado si, cuando hay cámaras, alguien las vigila, porque parece que no. Y se me ocurre, que no debe ser nada difícil ni caro colocar cámaras en todas las entradas y salidas de las autopistas con algún sistema que advierta de cuándo algún vehículo va a acceder a ellas por el sentido contrario para, detectándolo a tiempo, evitar que lo haga.

El parte amistoso de accidentes es un documento con el que conviene familiarizarse, no cuesta nada tener uno en casa a mano y a la vista, leerlo y cubrirlo en alguna ocasión, imaginarnos en la situación porque, aunque no siempre es imprescindible utilizarlo, sí es cierto que puede facilitar mucho las cosas (siempre que la otra parte esté dispuesta a colaborar). También es interesante hablar con alguna de las personas de nuestra compañía de seguros encargadas de llevar siniestros y ver qué nos aconsejan. Hoy día, también nos puede ser de gran ayuda el teléfono móvil para hacer fotos o grabar en vídeo. Y ya puestos con estos asuntos, les diré que hace unos meses supe de una empresa que presta unos servicios muy interesantes en cuanto a dar fe de imágenes, textos, grabaciones... y con total validez jurídica, además, un golpe con el coche no es el único caso en el que nos puede ser de utilidad. La empresa se llama “Coloriuris” y en el nombre pueden ver su Web.


Haciendo click aquí y luego en "imprimir" se pueden descargar un parte de accidente.
Fuente: www.diariomotor.com
CHARLA DEL DÍA 19-3-2014.
Pregunta de un oyente: ¿Es obligatorio utilizar el carril bici yendo en bici? Un mecánico cae con el coche que arreglaba desde la primera planta de un taller en Galdakao. Identifican como conductora responsable de infracciones a una mujer ya fallecida. Otro oyente pregunta si hay alguna normativa sobre el tiempo máximo que puede permanecer un vehículo estacionado. El PP afirma ahora que no habrá examen para la recuperación parcial de puntos. Tres personas detenidas por hacer trampa el examen teórico del carnet. Restricciones de tráfico en París a causa de la contaminación.

 

¿Es obligatorio utilizar el carril bici yendo en bici? A esta pregunta, formulada por un oyente, respondí que no salvo que hubiese señales expresas que prohiban u obliguen. Bien, pues he de reconocer que olvidé una norma general que contempla el Reglamento General de Circulación que dice: “Las bicicletas y ciclomotores circularán: por la vía o parte de la vía a ellos reservada”. Entre otras cosas, que ahora no vienen al caso. Luego me equivoqué, porque aunque lo dicho respecto a las señales es cierto ya que siempre que exista contradicción entre norma y señal prevalece lo que indique la señal; si estas no existen, está claro que si voy en bici y hay un carril bici debo de ir por él. Esto por un lado.

Por otra parte, existe la Ley de Tráfico con sus distintos reglamentos, y las ordenanzas municipales. En materia de tráfico, los ayuntamientos tienen competencias plenas dentro de sus términos municipales siempre que no contradigan la Ley de Tráfico. Me parece perfectamente lógico, pero la normativa local es una gran desconocida, caprichosamente variable de unas poblaciones a otras aunque sean vecinas y estén muy próximas, y en no pocas ocasiones, entran en contradicción con normas de rango superior. Además, tampoco es raro que den cabida a curiosas interpretaciones unas veces y a que las costumbres de algún lugar hagan parecer legales cosas que no lo son, en otras. 

Les aseguro que no es mi intención buscar justificaciones para mi error, pero el panorama que acabo de comentar puede dar lugar a múltiples formas de ver cómo aplicar ciertas normativas que nos llevan, en mi opinión, a un terreno legislativo y jurídico muy similar a lo que deben de ser las arenas movedizas. Aquí creo que tienen un buen ejemplo.

Muchos de ustedes, ya saben que me molesta mucho la excesiva, innecesaria y contradictoria complejidad normativa sobre tráfico que hay en España. Lo que sin duda desanima muchísimo a cumplirla, creando rechazo; tanto, que muchas veces se obvian hasta las normas de pura supervivencia. Las normas de tráfico deberían ser muy pocas, claras, precisas y sencillas, aunque solamente fuese porque deben ser aplicadas desde un vehículo en movimiento que a tan “sólo” 80 km/h recorre 22’22 m/s.


CHARLA DEL DÍA 26-3-2014.
Detenidos en Plasencia sin puntos en el carnet cuando iban a la autoescuela al curso de recuperación. Detenido en Oiartzun por conducir con un carnet italiano falso. Comentamos rápidamente las 20 novedades de la reforma de la Ley de Tráfico.

Esteban

domingo, 30 de marzo de 2014

FINALISTAS PREMIOS 20BLOGS VIII EDICIÓN... E INTERESANTES ENLACES

¡ENHORABUENA Y FELICIDADES A TODOS LOS FINALISTAS!

A todos los demás, les envío desde aquí mi ánimo (ilusionado y convencido) para que contemplen la cara de la moneda y sigan trabajando inasequibles al desaliento.

Normalmente, después de publicar cada entrada, uno o pocos días después la edito también en Facebook, Twitter y Linkedin. Pero en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, lo hago al revés. El pasado sábado publiqué en las mencionadas redes sociales el texto que ahora dejo aquí a continuación. Antes, sin embargo, quiero avisar de que al final dejo media docena de enlaces que pueden ser de interés para cuantas personas sienten curiosidad por el mundo de los exámenes de Tráfico y las autoescuelas; pero el primero de ellos nada tiene que ver con esto, sino con el autismo, poniendo mi grano de arena en la divulgación de la entrada que mi amiga Towanda hizo sobre el mismo.

Me encanta esta foto, parece un hangar, la antesala del cielo.
Fuente: www.20minutos.es
INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

Ayer se publicaron los resultados del concurso Premios 20 Blogs que organiza el diario 20 Minutos. Este año no quedé finalista, lo cual no me sorprende, pues llegué a la final el año pasado y además tuve la suerte de que me dieran el premio en mi grupo.

Desde luego, estoy muy contento. He participado en tres ediciones consecutivas (VI, VII y VIII; 2012, 2013 y 2014, respectivamente), en las tres he quedado entre los diez primeros de mi grupo resultando finalista y premiado en la segunda, cuando el blog contaba con un año y medio de vida.

Desde que lo conozco, he comprobado que en este concurso siempre se gana, el blog se da mucho más a conocer, se conocen blogs muy buenos, se disfruta de su contenido, se aprende de sus autores y de nosotros mismos, se hacen amistades, ampliamos nuestras conexiones, estamos menos solos... Siempre se gana algo, aunque nadie nos vote, nunca se pierde nada. Así pues, animo viva y encarecidamente a todas las personas que lleven un blog a que lo presenten en este concurso y lo registren en La Blogoteca lo antes posible, ahí ya se puede empezar a ganar, mucho antes de que se convoquen los premios.

Agradezco enormemente esta oportunidad que ofrece al universo “bloguero” el periódico 20 Minutos, y, por supuesto, a cada persona que ha votado mi blog, incluidas algunas intenciones de voto frustradas que conozco. ¡Muchísimas gracias a todas y a todos! Pero el mejor premio, sin duda alguna, es que saquéis algo útil de mi trabajo, lo hagáis vuestro y luego, si lo tenéis a bien, lo divulguéis. ¡Gracias!

ENLACES

Sobre el autismo, escrito por Towanda, autora del blog titulado "MI MODO DE VER LA VIDA". Pueden verlo aquí.

El resto de los enlaces les llevarán al blog de la Asociación de Examinadores de Tráfico (ASEXTRA). En los cuatro primeros encontrarán una reseña bastante detallada de las cuatro mesas de ponencias y debates que hubo durante el desarrollo de la Jornada de Formación y Evaluación de los Conductores en Europa celebrada el día 22 del pasado mes de febrero en Barcelona. Sentí no poder asistir a la misma, pero al menos dejé un comentario para cada una de ellas.

Mesa primera, aquí.
Mesa segunda, aquí.
Mesa tercera, aquí.
Meas cuarta, aquí.

El último enlace les llevará otra vez al blog de ASEXTRA, pero en este caso, el artículo hace una buena reseña de la asamblea que dicha asociación celebró el pasado día 22 (de este mes), también en Barcelona y en la que se habla, entre otras cosas, de la amenaza que se cierne sobre los exámenes para los distintos permisos de conducir en cuanto a su posible privatización. La amenaza es seria, grave y puede estar muy próxima; desde luego, no me cabe ninguna duda de que si no conseguimos neutralizarla sería un auténtico desastre para todos: alumnos, examinadores y autoescuelas. Todos perderíamos, sin duda; excepto, como suele suceder en estos casos, un pequeño grupo de personas que obtendrían pingües beneficios económicos. Pero mejor pasen a ver el enlace en el que también dejé un comentario, lo tienen aquí.

Esteban

INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

jueves, 27 de marzo de 2014

ASÍ APRENDÍ A CONDUCIR (2)

PRIMERA ETAPA, DE 0 A 12 AÑOS  (1)

Sobre que no lo sabía todo sí era y soy consciente, pero cuando algunos alumnos me preguntaban por cómo me había ido a mí cuando empecé a aprender a conducir, al principio, hace ya unos cuantos años, sólo pensaba en mi paso por la autoescuela y eso era lo que les contaba. Después me di cuenta que, en realidad, había empezado mucho antes, literalmente, en mi más tierna infancia.

El antiguo cruce de carreteras de El Berrón en la actualidad.
Fuente: www.lne.es
Nací en una pequeña aldea llamada Xixún situada muy cerca del centro geográfico de la provincia de Asturias en casa de mi abuela materna (Güeli) en la que a la sazón vivía de alquiler, viuda (su marido había sido asesinado por los fascistas, como decía ella, y era cierto, cuando la guerra) y con dos hijas solteras de un total de siete, el último un varón, y una de las chicas fallecida trágicamente un día de San Pedro con 18 años atropellada por un tren. No llegué a conocer a mi tía Carmina, pero siempre ha estado y está presente en ese territorio de los afectos en los que ni la muerte es frontera.

La casa de Güeli tenía planta baja, un primer piso y desván, a mí me parecía muy grande; había sido tienda -aún conservaba mostrador y estanterías- y mi abuela la convirtió en una informal fonda en la que ofrecía cama y comida a los viajeros. Güeli llegó con sus hijos a aquella casa después de sufrir tres desahucios inmediatos a punta de pistola y bayoneta, por supuesto, sin intervención de ningún juez. Ya allí, poco a poco, la fueron dejando en paz.

En el lado opuesto del mostrador y un poco más al fondo había una mesa de madera enorme con bancos corridos donde comían los forasteros y que vino a convertirse para mí en el aula de teórica. Pero antes debo decir que Xixún está muy cerca de un pequeño pueblo llamado El Berrón donde se cruzan dos carreteras y dos líneas de ferrocarril entonces bastante importantes, lo que dio motivo a que ese lugar fuese una zona muy castigada por la aviación durante la guerra.

Tanto las carreteras como las vías férreas tenían, y tienen, la misma orientación: norte-sur y este-oeste. Las primeras comunican Gijón con la cuenca minera del Nalón y es la salida natural de esta, antes, fundamental fuente de energía hacia el mar; la carretera, conocida con el nombre de “Carbonera”, hacia el sur llega al puerto de Tarna y pasa la Cordillera Cantábrica adentrándose en la provincia de León. Las otras vías comunican Oviedo-Santander, llegando por el oeste hasta Galicia y su frontera con Portugal y por el este hasta  San Sebastián y Francia. A quien no la conozca, le recomiendo vivamente que viaje y disfrute por esta ruta cantábrica, seguro que no se arrepiente.
Cruce de vías de tren en El Berrón.
Desde la casa del fondo y hacia la derecha, Xixún.

Fuente: www.spanishrailway.com
La pequeña localidad de El Berrón, tan estratégicamente situada, hizo que en los años cuarenta y cincuenta populasen por allí muchos viajeros y que mi abuela y sus hijos pudieran sobrevivir. Cuando llegué a este mundo mis padres vivían en El Entrego, pueblo situado en la misma carretera pero unos 20 km más al sur, en el corazón de la cuenca minera. La casa de Güeli, en la que nací, estaba y todavía está al pie de esa carretera, como mi padre viajaba mucho y pasaba por esa casa, prácticamente a diario, mi madre y yo solíamos estar mucho más en ella que en El Entrego.

Mi padre tenía un camión Dodge con el morro granate y negro que me parecía una preciosidad y un coche Renault 4/4 matrícula de Alicante. Con el primero transportaba carbón desde las minas para cargar en barcos en los puertos de Avilés y Gijón (El Musel), también llevaba carbón regularmente a Covadonga (recuerdo un viaje que hice con él), a Bilbao y a San Sebastián, entre otros lugares.

Al lado de la casa de Güeli casi siempre había algún camión, coche o moto parados, sobre todo a la hora de comer. Si no llovía y estaba por la calle jugando, bueno, calle como tal no había, estaba la carretera y “les caleyes” como se denomina en asturiano a los caminos, en cuanto veía algún automóvil a la puerta de casa iba hacia ella, contemplaba el vehículo antes de entrar, daba vueltas a su alrededor, e intentaba averiguar cómo habría que hacer para conducirlo, sin tocarlo, por supuesto.

La que fue la casa de Güeli en la actualidad.
Carretera carbonera sentido Langreo hacia el fondo.
Todo está muy cambiado, la casa era de piedra,
tenía un banco a cada lado de la puerta, la carretera más estrecha...
Luego, si veía que estaban hombres sentados en la mesa y había algún hueco en alguna de las esquinas, me acercaba poco a poco y me quedaba de pie en ese espacio escuchando lo que aquellos conductores contaban de carreteras, camiones, coches y motos. Me quedaba ensimismado, con las manos apoyadas en la mesa y estirándome para poder verlos y oírlos mejor. No decía nada ni molestaba, escuchaba en silencio y quieto.

Sin saberlo, estaba asistiendo a mis primeras clases teóricas. Recuerdo oír hablar mucho del problema del sueño, de conducir con lluvia y niebla sin ver nada, de compañeros que decían que se habían matado saliéndose de la carretera o chocando contra un árbol, de que -generalmente- se quedaban aprisionados entre el respaldo del asiento y el volante al meterse este hacia adentro como consecuencia del golpe, entonces las columnas de dirección eran realmente así: rígidas, no estaban divididas en distintos sectores unidos por rótulas que permitiesen que rompieran estas y el volante se quedase en su sitio, como unos años después se empezaron a hacer. 

También era frecuente oír que muchos se quedasen sin frenos y que en la primera curva algunos saliesen rectos a causa de ello; contaban aquellos pioneros con admiración cómo fulano o mengano se habían salvado gracias a que habían saltado del camión en marcha antes de rodar este por algún precipicio; me acuerdo de que se hablaba mucho de los numerosísimos pinchazos que sufrían y, que a veces, después de pinchar más de una vez y quedarse sin rueda de repuesto, desmontaban el neumático de la llanta, rellenaban esta con hierba, la montaban y seguían ruta. 

Naturalmente, todas estas cosas eran carbón que quemaba rápidamente en la caldera de mi imaginación. Me veía protagonizando esas historias que, curiosamente, no me producían ningún miedo porque yo sería un buen chófer que conduciría muy bien y no me pasarían, y si me quedaba sin frenos (me resultaba lo más preocupante) saltaría a tiempo del camión antes de que se saliese de la calzada o justo en el comienzo para caer sobre la hierba, más blanda que el asfalto. No era fácil, pero de vez en cuando y sin que nadie me viese, me sentaba en la mesa ayudándome con una silla y saltaba para ver si sería capaz de abandonar el camión a tiempo.

Renault 4/4
Sólo hay un intermitente a cada lado, a la derecha de la puerta trasera.
Fuente: lacomunidad.elpais.com
Esto último, entre otras cosas, es una de las razones por la que tantas personas se han resistido a utilizar luego los cinturones de seguridad. Incluso en este siglo, me he encontrado con algún joven alumno que todavía me argumentaba muy seriamente que el cinturón impediría salvarse caso de tener que saltar de un vehículo en marcha y sin control. En esos casos, siempre le recordaba que desde un camión es posible saltar porque dentro de su cabina te puedes poner de pie, o casi, pero desde un coche es muy difícil, enseguida tropezamos con el techo y no nos podemos colocar erguidos. Debo confesar, que en el primer año trabajando en la autoescuela en pista cerrada y con el coche andando en primera con un punto de aceleración (en aquellos años se utilizaba uno manual que se podía regular y mantener fijo con una tuerca) algunos compañeros y un servidor logramos bajar y subir del coche en marcha y hacer maniobras corriendo a su paso desde fuera, pero era muy difícil y una de las veces casi me atropello yo solo.

Uno año antes, estando en la mili con un compañero, solos, en una de las calles de los polvorines también subimos y bajamos de un camión en marcha, además de conducirlo desde el estribo, pero era mucho más fácil.

Camión Dodge años 50
Fuente: www.encamion.com
Algunos de aquellos hombres que comían en aquella mesa tan grande, de vez en cuando, me invitaban a dar una vuelta en su camión, coche o moto. Ni pedía permiso, no fuese que me dijeran que no, les seguía pegándome a su paso, trepaba a la cabina del camión y me sentía feliz, muy feliz, aunque casi no viese nada del exterior. Me gustaba cualquier vehículo, pero sobre todo el camión. Esa sensación de ir ahí arriba... Así recibí lo que se podrían llamar clases prácticas de oyente. No eran las primeras, desde luego, pues estas comenzaron antes con mi padre y en el coche; pero no desperdiciaba ni una sola oportunidad.

Cuando estaba mi padre entre aquellos comensales, acabado el almuerzo, él solía echar un poco la siesta y dejarme entrar en la cabina del camión a mí solo entre tanto; si había ido con el coche también. Para esto me gustaba más el coche porque ponía algún cojín y veía mucho mejor. Así, sin tampoco saberlo, empecé a recibir clases con simulador. Pero de esto hablaré en el próximo capítulo, pues aparte del 4/4 y del camión Dodge utilicé más.

Esteban

sábado, 22 de marzo de 2014

ASÍ APRENDÍ A CONDUCIR (1)


INTRODUCCIÓN

En primer lugar diré que el título de esta entrada, por no hacerlo demasiado largo, no está completo, pues para ello, y para ser más preciso, debería decir, por ejemplo: Así comencé a aprender a conducir... Y sigo. Puesto que continuo aprendiendo. Y no, no es falsa modestia, pueden creerme, ya que todavía no lo aprendí todo y, me temo, que se acabarán mis días sin hacerlo, lo cual no impide que persevere en ese afán en tanto tenga salud suficiente para ello.

Tenía muchas ganas de empezar a contar esta historia, que sin duda será larga, que tendré que hacer a lo largo de varias entradas y entre las que, seguramente, intercalaré otras.

He acariciado esta idea de contar mis comienzos como conductor durante mucho tiempo, pero también pensé el mismo número de veces que, en realidad, qué más da, ¿acaso le puede ser útil a alguien? Los tiempos en que fui infante, adolescente y joven son bien distintos de los que vive una persona ahora en esas mismas etapas y las perspectivas que nos dan las distintas edades y épocas, muy diferentes.

Fuente: www.ojodigital.com
Sin embargo, poco a poco, ha ido afianzándose en mí el convencimiento de que sí es posible que muchas personas puedan servirse y les pueda servir cómo he ido poco a poco aprendiendo a manejar los automóviles. Después de todo, estos siguen funcionando básicamente igual que cuando yo era niño, las normas de tráfico de entonces, las fundamentales, las verdaderamente útiles para manejarse por calles y carreteras, siguen siendo las mismas, y los motivos para que alguien se acerque a un automóvil también.

Todo esto tiene un carácter claramente universal, y en cualquier lugar del mundo, incluso en aquellos pocos en los que habitan personas que no conocen los vehículos a motor, aquellas, sí tienen el anhelo de utilizarlos pues responden a un deseo ancestral de querer ampliar las limitaciones de su propio cuerpo para poder moverse más rápido e ir más lejos. Lo mismo ocurre con el ansia de volar, cuestión a parte es que nos dé más o menos miedo, se nos presente o busquemos alguna oportunidad y la aprovechemos o no. ¿Quién se resiste a contemplar el planeo de una gaviota desde un acantilado, la carrera de un caballo salvaje en un valle de montaña o la agilidad de un gato, por ejemplo?

Todos aprendemos muy rápido que el cuerpo es nuestro primer vehículo, pero también que sus prestaciones son muy escasas, su autonomía muy corta, su fiabilidad muy baja y su mantenimiento muy alto. De modo que en cuanto descubrimos que hay máquinas que dan amplia respuesta a tan limitadas características, todos, directa o indirectamente, queremos servirnos de ellas. Así pues, la esencia de cuanto puede movernos a conducir está latente en todos, independientemente del lugar o época que nos haya tocado vivir. Por eso creo que la historia de mi aprendizaje puede ser útil a muchas personas pues aunque cambien años y medios, actitudes y métodos permanecen.

También hay otra cuestión, aparentemente innoble, por la que me hace mucha ilusión contar cómo empecé a conducir: Es una revancha. Imagínese trabajando en una autoescuela cerca de la cual hay un bar donde toma regularmente un café un promedio de dos veces al día, uno a media mañana y otro a media tarde; imagínese que ese café y ese bar vienen a ser para usted como un oasis a un explorador perdido en el desierto, al menos, durante unos pocos minutos en medio de una dura jornada de trabajo; imagínese que, por lo menos, una vez al mes un hombre al que no conoce de nada, pero que él sí le conoce de vista y sabe a qué se dedica, se le acerca, le saluda, y empieza a contarle su historia con la obtención del permiso de conducir; naturalmente, usted no quiere ser desagradable y le escucha y conversa con él, en ocasiones hasta aprende cosas, pero esto se repite durante muchos años y usted se siente frustrado porque nunca tiene oportunidad de contar su historia. Bien, ¡pues esta es la mía! Y le puede ser útil, aunque ya tenga carnet y sea un conductor veterano; pero desde luego, si está en la autoescuela o pensando en ir todavía le será más ventajoso.

Fuente: www.imagui.com
El relato que anuncio constará de tres partes a modo de capítulos, alguno de los cuales, también estará dividido. En el primero hablaré de lo que fui aprendiendo y cómo hasta los doce años; en el segundo contaré mi etapa en el Parque Infantil de Tráfico de Gijón (muy importante) y en el tercero mi paso por la autoescuela como alumno con el fin de aprender a conducir.

Les puedo adelantar algunas cosas, siempre me cautivaron coches, aviones y montañas. En mis recuerdos más remotos, siempre me he visto conduciendo, era algo sobre lo que me sentía completamente seguro y de un modo muy natural, lo daba tan por supuesto como que llegaría a ser mayor. Siempre me sentí capaz de conducir cualquier vehículo y de pilotar cualquier avión; quizá parezca muy presuntuoso, pedante... Pero yo lo sentía así desde que tengo memoria y lo vivía de forma muy natural, tanto, que me costaba mucho creer que hubiese algún otro niño o niña en el mundo que no sintiese lo mismo.

Esteban

martes, 11 de marzo de 2014

MADRID, 11 DE MARZO DE 2004

Llevo unos días ya, intentando desgranar algún pequeño párrafo, unos pocos renglones, un pequeño puñado de palabras, tan siquiera... Y nada. 

Tendemos las manos. Y podemos ayudar.
Fuente: enpositivo.com
Nada que me guste, porque nada se me ocurre para poder expresar el horror que sentí y siento desde hace una década. Eso que estaba a 400 km al norte el día en que en Madrid se abrieron de repente las puertas del infierno llevándose a cientos y engendrando un perpetuo dolor en miles de corazones. “Un hachazo invisible y homicida”, dijo Miguel Hernández.

Decía Borges, que sólo el olvido es venganza y perdón. Creo que no podría olvidar esto ni aunque me arrancase de cuajo la memoria.

Tomamos fuerza con otras manos. Y podremos ayudar más y mejor.
Fuente: trollmortull.bolgspot.com
Sé y me consta, leí y escuché hablar sobre miles y miles de gestos generosos, valientes, solidarios... Realizados por personas que estaban allí, y también por otras que estaban más lejos. 

Hubo y habrá -porque no pocas personas lo necesitarán siempre- muchos miles de manos tendidas, abiertas, sin armas, dispuestas al trabajo duro y a la caricia; manos de todos los colores, edades y tamaños. 

Esas manos, sí pueden anular la energía del cartucho de dinamita dispuesto para explotar una mina de vida y extraer el horror. 

Y también podremos aplastar la dinamita y convertirla en energía solidaria.
Fuente: picasaweb.google.com
Manos solidarias, unidas y entrelazadas en nuestra mente (como digo siempre para conjurar la tragedia al volante), sólo eso, en sí mismo, es un acto preventivo que conduce a actitudes de vida. Si aun así, hace su aparición la muerte cainita seremos más eficaces en paliar el dolor de quienes sin morir, la sufran.

Esteban

P. D.: 
Pueden ver aquí el enlace que deja Elisa Alòs en el primero de sus comentarios. Es un poco largo, pero lo considero un texto imprescindible para quien quiera profundizar un poco en este atentado. Lo presentó la señora doña Pilar Manjón en representación de la Asociación 11-M ante la comisión de investigación que se formó en el Congreso.

También pueden ver aquí y aquí lo que escribí para un día como el de hoy hace uno y dos años.

sábado, 8 de marzo de 2014

8 DE MARZO DE 2014

Había pensado en titular esta entrada “Mujeres en la autoescuela” y desarrollar en ella algo de lo visto en mis clases prácticas. Luego me di cuenta de que me llevará bastante tiempo y se me pasará el día, no obstante, dejaré algunos apuntes aunque haya cambiado el título por hacer más modesto el propósito en pro de ser más oportuno.

Un coche de prácticas de autoescuela creo que es un excelente lugar de observación sobre el comportamiento humano en general. Prácticamente, en un metro cuadrado convivimos durante bastantes horas y en diferentes días alumno y profesor. El alumno se enfrenta a situaciones completamente novedosas (casi siempre), situaciones que para el profesor no son nuevas (casi nunca), pero sí la forma en que las vive y manifiesta cada alumno. Y esto es así, generalmente, por más que el alumno haya viajado en coche desde recién nacido.

En ese coche vamos dos personas por calles y carreteras, inmersos en el tráfico, y es inevitable que afloren con fuerza sentimientos y emociones. Con el tiempo, más pronto que tarde, se manifiestan esas sensaciones, muchas veces de miedo, hasta de auténtico pánico en ocasiones; otras veces es todo mucho más satisfactorio. Pero casi siempre aparece también una comunicación bastante fluida, libre y espontánea entre esas dos personas que comparten el dinámico metro cuadrado.
Oeste del cerro de Santa Catalina, en Gijón (Asturias).
INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

En los últimos años, una década o poco más, he observado con asombro y tristeza que un buen porcentaje de las mujeres más jóvenes son claramente menos independientes y libres que las amigas y compañeras de mis años mozos (finales de los sesenta, setenta y comienzos de los ochenta, estirando un poco). 

De acuerdo, en aquellos años, no había Internet ni teléfonos móviles, pero sí existía el correo postal igual que ahora, y no imagino que ninguna de las mujeres de mi edad que entonces conocí permitiesen que nadie les abriese una carta. Ahora, muchas chicas sí permiten a sus “novios” que les miren su teléfono, correo electrónico, sepan sus claves... 

Por otra parte, ellos, no todos, pero sí un porcentaje considerable, han crecido sin recibir nunca o casi nunca un “no” por respuesta, y también parecen haberse acostumbrado a utilizar la violencia si alguien se lo dedica ante algo que desean con fuerza.

Tanto unos como otros, han visto en la televisión, durante 18 años, millones de escenas violentas; han visto millones de veces que la violencia es un medio idóneo para obtener un fin, cuando no un fin en sí mismo. Les han demostrado que se puede lograr lo que uno quiera mediante el ejercicio de la fuerza, y que es perfectamente válido pisar la cabeza de alguien para subir un peldaño. Me parece terrible, me causa horror.

En mi casa la televisión no entró hasta que tuve 16 años (gracias a Dios), si no recuerdo mal. Íbamos bastante al cine, es cierto, y también es verdad que había películas violentas. La mayoría de las que vi en mi infancia eran de “vaqueros” -sobre todo- y de romanos (estas me gustaban menos), pero casi nunca se veían escenas de morbosa, detallada y pornográfica violencia explícita, por no decir nunca. Y en todas ellas se subrayaban comportamientos generosos, nobles y valientes. Para muchos de mi quinta, aquellas viejas películas “del oeste” fueron una escuela de valores que, más o menos, venían a coincidir con los que te inculcaban en casa y en la escuela.

Capítulo aparte merece la religión, tan denostada en este país desde hace tres décadas o más, pero el Evangelio es una guía de comportamiento justo, bueno y solidario, independientemente de que se sea o no creyente. Y me da igual lo que hagan algunos curas y monjas, sé lo que está escrito. Como me da igual lo que haga otro conductor en la carretera, yo sé lo que he de hacer y no tengo porqué imitar lo malo que vea.

Entre unas cosas y otras, al que más o al que menos, se nos quedó grabado a fuego que a una mujer no se le pega nunca, ni aunque te pegue ella, te cubres o te vas, y que debemos defenderla siempre aunque nos machaquen, y cederle siempre el paso y el asiento, por supuesto. Esto debíamos de aplicarlo igual con respecto a los que eran más pequeños que nosotros, con ancianos y con personas impedidas. 

Pueden ver aquí el sitio donde encontré esta foto.
Les recomiendo que hagan click en esa palabra,
pues podrán leer un artículo muy recomendable.
También aprendimos, que si nos peleamos entre nosotros, nunca se dan golpes de cintura para abajo; que cuando uno está en el suelo y no se levanta ya no se le pega más, tampoco cuando uno dice que se rinde. Por supuesto, tampoco se permitía emplear ningún objeto a modo de arma, sólo manos y puños. Ni pegar a quien tuviese gafas hasta que no se las quitase.

Ahora todo esto sonará a ciencia ficción pero, generalmente, se cumplían estas normas. Cuando alguno no lo hacía, si ganaba, nadie celebraba su triunfo y se le marginaba del grupo; y, si a pesar de hacer trampa, perdía, se convertía en el hazmerreír y su oponente en un héroe. También sonará todo esto a “políticamente incorrecto”, seguramente. Pero es indudable que es mucho mejor que el “todo vale” actualmente imperante.

Hay una cosa sobre la televisión y el cine actual que me preocupa y que creo que tiene una poderosa influencia negativa, y es la velocidad con la que pasan las escenas. Son muy rápidas, conscientemente casi ni se perciben, pero inconscientemente, creo que dejan una semilla podrida muy peligrosa. Por cierto, ¿los mensajes subliminales no estaban prohibidos?

Es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (sí, sé que han quitado esta última palabra pero a mí me gusta), es triste, que ya en el siglo XXI, se dedique un día a recordar cosas tan elementales. En las relaciones humanas, de todo tipo, todavía persisten mayoritariamente las relaciones de poder, y creo que la raíz a extirpar está ahí. Hagamos juntos el esfuerzo de extraerla y habremos eliminado muchos males de golpe. Por ello alzo mi copa, celebro y brindo.

Esteban

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domingo, 2 de marzo de 2014

V I E N T O

Me imagino en viaje desde Valencia a Barcelona, voy por la AP-7 (autopista de peaje) que discurre próxima a la costa mediterránea. Es un día con sol en el que sopla un fuerte viento racheado y de costado de mar a tierra. Esta carretera tiene un tráfico bastante intenso de camiones con destino a Barcelona y centro de Europa. Estoy pasando por la provincia de Tarragona, en la Costa Dorada. ¿Qué puedo hacer para conducir seguro en estas condiciones entre vehículos pesados? Esta viene a ser la pregunta que planteaba Elisa Alòs en un comentario que pueden ver aquí, a comienzos de esta última semana de febrero.

Fuente: jorgedealfama.blogia.com
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Aunque no me sentía muy seguro, pensaba que ya había escrito una entrada sobre conducir con viento; comprobé que no, así que me pareció mejor contestar a Elisa aprovechando para hacer una sobre este interesante e invisible fenómeno metereológico. 

Retomando el hilo del primer párrafo comienzo por el final y, aunque luego hablaré de ello, por seguir con la imaginación puesta en lo dicho, voy a dar por sentado que las pautas básicas para conducir con viento fuerte las conocemos y ya estamos trabajando con ellas. El problema ahora son los camiones.

Imagino que el tráfico es bastante fluido pero tengo casi todo el tiempo a la vista camiones delante y detrás. Con viento fuerte y cruzado es bastante fácil que en cualquier momento vuelque un vehículo grande, luego, intentaré mantenerme a bastante distancia de cualquiera de ellos. En principio, el asunto quedaría resuelto de este modo, pero claro, por evitar acercarme al camión que tengo por delante, es posible que el que me sigue se me acerque demasiado, que incluso intente adelantarme; en todo caso, mi posición tenderá a estar entre camiones y demasiado próxima a los dos.

Fuente: www.autocasion.com
Antes de llegar a esa esa situación, yo adelantaría. No es una maniobra muy recomendable en esas circunstancias, pero la haría, porque el riesgo que supone está en mi mano controlarlo casi todo el tiempo (excepto cuando esté en paralelo con el camión); de no hacerlo, estaré permanentemente entre camiones y seré totalmente dependiente de lo que sus conductores hagan.

Claro que un adelantamiento no será suficiente, habrá que hacer más. Seguramente será necesario ir adelantando de forma más o menos continua. Pero si hay que elegir entre esto o ir encajonado, prefiero esto. Son adelantamientos francamente difíciles y muy laboriosos, sobre todo comparado con lo fácil que resulta hacerlo en condiciones normales; aquí hay que remangarse y ponerse a la faena con muchas ganas.

Por un lado los camiones irán más lentos de lo habitual, también nosotros, pero hemos de procurar estar en paralelo lo menos posible al mismo tiempo que peleamos con las turbulencias de antes, durante y después. La velocidad no puede ser lineal, la máxima posible en paralelo (el espacio es muy corto) pero con la primera turbulencia hay que bajarla, luego aumentar, y volver a bajar para salir.

Fuente: aeroeventos-ec.com
Las trayectorias tampoco serán nada finas, hay que “bailar” con el viento, oponer resistencia, dejarse llevar un poco... así alternativamente. Con las dos esquinas del lado izquierdo del camión hay que mantener unas separaciones amplias, hay que reservarse espacio para corregir, lo que será más que probable. Con la esquina delantera, al ir acabando el adelantamiento, hay que mantener separación con buen margen pero ir apuntando el morro del coche a la diagonal para buscar la derecha (habíamos imaginado que el viento viene de ese lado).

Siempre que se sienta el coche estable y bien asentado, hay que aprovechar para aumentar la velocidad, y lo contrario. Normalmente, siempre hay que asegurarse la marcha adecuada antes de comenzar cualquier adelantamiento, en estas circunstancias es totalmente imperativo por dos razones:
  1. Porque no podemos quitar una mano del volante ni por un momento, hacen falta las dos y hay que sujetarlo con fuerza, al tiempo que lo movemos con sutileza, suave y rápido. 
  2. El motor debe responder con fuerza en todo momento, en la mayoría de los coches la cuarta estaría bien; en algunos, incluso la tercera.

Otra cosa fundamental, es observar con la mayor antelación posible la marcha del camión que vamos a adelantar. Si veo que lleva mal su lucha con el viento, desisto de adelantar; si los movimientos son regulares, parece que se atienen a una pauta... continuo, pero atento a si hay cambios en esto. 

También hay que comprobar si en el tramo de calzada que tenemos por delante, en nuestra trayectoria o la del camión, hay o está a punto de haber algún obstáculo que el viento haya llevado hasta allí.

Accidente en Cataluña un día de fuerte viento.
Fuente: www.elperiodico.com
Para que un conductor pueda llevar a cabo adelantamientos de este tipo con seguridad, es necesario haber alcanzado un cierto nivel. De acuerdo, esto es muy impreciso, pero en realidad, no es tan difícil evaluarse uno mismo; y luego, claro, siempre hay una primera vez para todos y para todo, pero es fundamental sentirse capaz de poder hacerlo. Objetivamente capaz. Por ejemplo, evite adelantar si:
  • Sufre con viento lateral fuerte estando solo en la autopista. Una cosa es trabajar duro y otra sentir angustia.
  • En condiciones normales, le cuesta llegar a 120 km/h, se siente incómodo cerca de esa velocidad, y poco, y raras veces la supera. Esto lo digo, no porque en los adelantamientos de los que hablé sea necesario superar ni llegar a 120, pero en esas condiciones, ponerse durante unos momentos a 100 para adelantar a un camión que igual no llega ni a 80 y “bailando” con el viento, nos hace sentir como si fuésemos a 140 sin estar entrenados, por lo menos. Además, hay que hacer variaciones de velocidad significativas, frecuentes, rápidas y con mucha determinación.
  • También en condiciones normales, le cuesta adelantar a un camión y tarda demasiado en hacerlo.

Son sólo tres ejemplos y admiten mil matices, pero a donde quiero llegar, es a que, en realidad, no hay excusas para saber si podremos hacerlo o tenemos dudas. Uno, siente, la relación que tiene con el coche; gobierna la máquina (hasta cierto punto) o no, o tiene dudas. En los dos últimos casos, NO adelante, siga en el carril derecho, esfuércese al máximo en mantener una distancia de seguridad mayor de la habitual, y piense, que si el camión vuelca, debe poder detenerse pues entre él y su carga pueden ocupar toda la calzada. En adelante, si no está dispuesto a elevar su nivel de conducción, cuando den previsión de vientos fuertes, por favor, no conduzca. Por cierto, ese “sentir” la relación que uno tiene con el coche, no es nada difícil; la tiene un niño con su bicicleta.

Viaducto de Artedo en la A-8, Asturias
Fuente: www.urbanity.es
Por lo demás conducir con fuerte viento de costado requiere:
  • Sujetar fuerte el volante con ambas manos, pero sin agarrotarnos, conducir con ellas no con los hombros. Al mismo tiempo, se deben poder hacer movimientos suaves, precisos y rápidos.
  • Hay que apuntar con las ruedas, un poco, hacia el viento. Si además podemos bajar la presión de los neumáticos al mínimo recomendable, aumentamos la deriva y cuando tenemos ese pequeño ángulo de giro cara al viento, ofrecemos un poco más de resistencia.
  • Donde normalmente iríamos en 5ª o 6ª, 4ª. El coche irá más sujeto y tendremos más capacidad de respuesta.
  • Es necesario distanciarse bien de los vehículos grandes, con remolque, semirremolque, equipaje en el techo, furgones, monovolúmenes, todoterrenos... Y sin olvidar nunca los de dos ruedas, mucho cuidado siempre con ellos.
  • Es previsible que el viento arrastre objetos a la calzada, tire árboles, ramas, basura... Hay que llevarlo en mente, sobre todo cuando nos acercamos a zonas sin visibilidad.
  • Es necesario ser muy consciente de la fuerza que actúa sobre el coche cuando el viento le empuja de lado; y que deja de actuar cuando nos metemos en un túnel, adelantamos a un vehículo grande... luego vuelve de nuevo. Siempre se advierte de que esto es muy peligroso, pero en realidad no lo es tanto: si uno lleva las ruedas apuntando (un poco) hacia la derecha porque el viento viene de ese lado, al entrar en el túnel el conductor corrige automáticamente la dirección, es muy instintivo. Al salir es igual, pero conviene ser más cautos, puede sorprender más.
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Para mí, lo peor, con diferencia, son los viaductos y puentes, suelen tener mangas de viento y conviene mirarlas siempre. Se pasan enseguida y no merece la pena complicarse la vida, si hay viento fuerte, yo aquí no adelanto y mantengo distancias. Además, es probable que el viento genere turbulencias en ellos haciendo fuerza hacia arriba en el coche. Esas turbulencias, en ocasiones, se producen aunque el viento no sople con mucha fuerza. También es posible ver mangas de viento fuera de estos lugares, y siempre conviene tener muy en cuenta la información que nos dan. Estén donde estén.

Esteban

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