sábado, 28 de enero de 2012

DÍAS DE RADIO

Es el título de una película de mi admirado Woody Allen, del que disfruté buena parte de sus comedias, por no decir de todas. Del resto bastante menos, e incluso en algunas de este último grupo me aburrí soberanamente. Pero siempre le agradeceré los muchos buenos ratos que me ha hecho pasar con su elegante sentido del humor y con sus inteligentes, fecundos y ágiles diálogos. Espero que Dios le de salud y fuerza para seguir divirtiéndome con su trabajo por mucho tiempo.

Foto tomada del sitio dissenyatxtu.blogspot.com/2011/06/restauraci...
En mi más remota infancia -segundo lustro de los años cincuenta, recién cruzado el ecuador del pasado siglo, hace unos días en realidad- me sentí absolutamente fascinado por el aparato de radio que había en la casa de mis padres en El Entrego (Asturias), en el corazón de la cuenca minera del Nalón. A parte de que por aquella caja de madera se oía hablar a otras personas, música, ruidos... Lo que no dejaba de asombrarme eran los muchos nombres de ciudades del mundo que estaban escritos en el dial. Era un mapamundi sin mapa que no me cansaba de mirar. Unas veces con permiso y otras a escondidas, acercaba mis dedos con total reverencia al botón que movía el indicador del dial poniéndolo sobre el nombre de alguna ciudad lejana con la esperanza de verme en ella en cuanto lo hiciese, pero sólo había ruidos. Gracias a ellos, mi esperanza siempre seguía intacta, pues debía pensar que había alguna avería (como cuando un coche no arranca) y en otro momento, tal vez, lograse ser teletransportado. 

 La primera canción que recuerdo haber aprendido.                

Aquella radio fue también la fuente de mis primeras discusiones con mi madre porque a veces emitía alguna canción de Jorge Negrete que mi madre disfrutaba pero añadiendo siempre: “Probín, con lo bien que cantaba y ya está muertu, tan joven”, naturalmente, a mí me sorprendía, ¡estaba cantando por la radio! Los muertos no dicen nada, mi madre replicaba: “ye un discu, fíu”. Por más que me lo explicaba, lo del disco no lograba imaginarlo y en casa no había, así que nos enzarzábamos en una discusión que ella zanjaba dejándome por imposible pero mi mente seguía dándole vueltas a ese fenómeno de poder cantar después de muerto o a su imposibilidad. Desde entonces, la verdad es que no hice demasiados progresos en mi conocimiento de la física cuántica, la filosofía, el misterio de la muerte y muchas cosas más, pero, quizá aquellas disputas marcaron el primer punto de inflexión en el desarrollo de mi cerebro que, como pueden ver, tampoco es para tirar cohetes. Mas queda camino y tiempo para seguir aprendiendo y ahí voy andando.
He pensado utilizar esta entrada a modo de carpeta donde ir colocando todos los archivos  de mis charlas en la radio (no están todos, hay alguno desaparecido) para que, cuantas personas consideren interesante escucharlas puedan hacerlo, pues no quedan grabadas en el sitio Web de la emisora.
Además de agradecer, y enormemente, a cuantos tienen y tengan la amabilidad y deferencia de poner sus ojos -y ahora también oídos- en este sitio, quiero advertirles de que, si ya escribiendo no logro -a pesar de mi afán- evitar la imperfección, en mis charlas en la radio todavía resulta más patente lo poco que me cunde el esfuerzo. Eso, a pesar de la gran ayuda que me da José Ángel, un verdadero artista de las ondas al que da gusto verle trabajar. Por cierto, nunca imaginé que estar en la radio fuese tan divertido y adictivo. Sin duda alguna, que pueda vivirlo así, ha de tener mucho que ver con la excelente calidad humana de las personas con las que allí me encontré: Ainhoa, José Ángel y Txema, nunca os agradeceré lo bastante vuestra ayuda y la oportunidad que me brindáis. Muchísimas gracias.


La radio que ahora tengo.
Entre mis muchos defectos figura el de tener muy poca agilidad mental y una flaca memoria, lo que en una intervención en directo se nota. Pero bueno, comencé el penúltimo viernes del pasado octubre y desde entonces ahí sigo todos los miércoles; aún no me han echado. En fin, ríanse, disfruten y, si les va bien, hagan suyas algunas ideas, sugerencias y actitudes importantes, que también las hay, con el fin de conducir sin miedo y conducir mejor, al cabo, es el verdadero objeto de mi trabajo.
Por supuesto, si alguno de ustedes desea hacerme llegar alguna pregunta, sugerencia, crítica, corrección... pueden utilizar los medios de contacto de que dispone OYE RADIO BASAURI (95.1 FM) o el correo y teléfono que aparece en www.conducirsinmiedo.com Será un placer corresponder a su atención. Muchísimas gracias.
Esteban


CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI 

1ª CHARLA (21-10-2011). Básicamente, presentación del libro Conducir sin miedo.


2ª CHARLA (26-10-2011). ¿Quiénes conducen mejor, mujeres u hombres? Conducir en otoño y conducir con viento.


3ª CHARLA (2-11-2011). Algo más sobre conducir con viento fuerte, mujeres-hombres (Bertha Benz), "carril reversible" y II Salón del Automóvil de Asturias.



4ª CHARLA (9-11-2011). Conducir con lluvia y aquaplaning. 



5ª CHARLA (16-11-2011). Posible cambio de algunas normas para motos y taxis. 
Rotondas. 



6ª CHARLA (23-11-2011). Rotondas e intermitentes. 

7ª CHARLA (7-12-2011). Comentamos noticia sobre accidentes puente Constitución y actitudes para evitarlos. Adelantamientos por la derecha. 



8ª CHARLA (14-12-2011). Tráfico (DGT) abre plataforma digital al público. Inmovilización del vehículo y golpe por atrás.



9ª CHARLA (21-12-2011). Comentario sobre noticia de pérdida de control en la autopista, ruedas y algo sobre qué hacer si falla el freno. 

10ª CHARLA (28-12-2011). HIELO 1.

jueves, 26 de enero de 2012

H I E L O ➋

Foto tomada del sitio
coches.net
Indudablemente, hay dos situaciones en las que las placas de hielo son bastante más peligrosas por lo súbito de su aparición: circulando de noche y, lo que es peor, cuando están ocultas bajo una preciosa y fina capa de nieve en polvo. Las pocas veces que me he encontrado con hielo de noche siempre pude verlo antes, actué como ya dije y no tuve ningún problema, si bien es cierto, que en todos los casos fue en carretera de montaña y estaba completamente solo, luego dependía totalmente de mí si me pasaba algo o no. El segundo caso, hielo oculto bajo la nieve, hasta ahora, nunca lo encontré conduciendo; andando por el monte sí, y es muy peligroso.

INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

A todo esto se podrían añadir miles de circunstancias y matices que convertirían esta entrada en prácticamente inabarcable. Mas lo dicho, como técnica, es suficiente para salir con bien de la mayoría de ellas. A esto hay que añadir siempre y en elevadas dosis, mentalización y conocimiento. Creo que el cómo actuar debe ir precedido de ser conscientes, de pensar, de anticiparnos, de prever, de darnos cuenta de dónde estamos a dónde vamos, de qué llevamos entre manos, de qué recursos tenemos. Esto es fundamental.
Habrán observado una contradicción, explico las ventajas de conducir con suavidad y hay un momento para el que indico frenar muy fuerte. Efectivamente, creo y así he trabajado, que quien aprende a conducir debe comenzar buscando el dominio de la máquina a baja velocidad y muy suavemente en lugares con la menor afluencia posible de
Foto tomada del sitio
www.cadenasdenieve.com
tráfico, pero también es preciso practicar pronto, en lugares despejados y seguros, giros totales de volante a uno y otro lado, frenadas fuertes y aceleraciones a fondo en marchas cortas seguidas de frenadas intensas inmediatamente, entre otros ejercicios. Hay que acercarse a los límites de la máquina para que el cuerpo se haga a las sensaciones que esta puede transmitir. De otro modo, una persona que nunca haya experimentado movimientos del vehículo con una cierta violencia, el día que se vea obligada a realizar una frenada fuerte es muy posible que se asuste tanto que llegue a perder el control de sí misma, y por tanto, el gobierno de la máquina.
Los cursos de perfeccionamiento de la conducción en circuito cerrado son más que recomendables, son imprescindibles. Y pueden ser muy aprovechables a los pocos meses de estar conduciendo solos después de obtener el permiso de conducir. ¿Cuántos meses? Depende de las circunstancias de cada alumno; por ejemplo, he coincidido en algunos de estos cursos con personas que tenían muy poca práctica y apenas podían sacarle partido alguno porque, entre otras cosas calaban en coche con excesiva frecuencia, tanto, que eran más un estorbo que otra cosa para el resto de alumnos. Naturalmente, esa responsabilidad no se la imputo a esos alumnos, sino a los organizadores de los cursos que, aunque tiene su dificultad, deberían hacer grupos homogéneos, del nivel que sea, pero homogéneos.
Charla en la radio sobre sentencia, HOJA DE RESCATE y,
al final, algo sobre
conducir sin miedo en hielo.
Es muy conveniente entrenar, algo, aunque sea por nuestra cuenta pero regularmente. Yo suelo hacerlo todos los años, al menos una noche, después de terminar mi trabajo y en un día entre semana, buscando un sitio próximo pero solitario. Vivo muy cerca de Bilbao, en el norte de España, prácticamente a nivel del mar y muy cerca de él. Son pocos los días que cada invierno nieva o hiela por estos lares, pero cuando lo hace, aprovechando que Vizcaya está llena de montes me acerco a alguno de ellos para hacer algunos ejercicios con el coche sobre nieve o hielo, busco una zona amplia y con buena visibilidad por si aparece algún otro vehículo -hasta ahora nunca me encontré con nadie, ni siquiera con la policía- y de forma que aunque me equivoque sea muy improbable que tropiece con nada que me obligase a acabar llamando a una grúa, así, entreno un buen rato y disfruto, por supuesto siempre a baja velocidad.

Neumático de invierno o de contacto, generalmente, la opción ideal.
Foto tomada del sitio CIRCULA SEGURO.
Habrán observado, cuantos me honran con la lectura de estas líneas, que estoy hablando sobre cómo conducir en hielo y aún no he dicho nada de los diferentes sistemas que hay para aumentar la adherencia en dicha superficie.

Identificación de los neumáticos de invierno.
Foto tomada del sitio www.nevasport.com/megazineff
Efectivamente, hay neumáticos con clavos, neumáticos de invierno, cadenas (de muy distintos tipos y grados de eficacia) y sprays, también llamada cadena líquida.
Los primeros son muy eficaces en hielo y nieve, perdiendo mucho agarre en seco y mojado, en realidad únicamente son útiles en países nórdicos y poco más. Los segundos, son una muy buena opción pero un poco cara y recomendable para desplazamientos habituales sobre hielo y nieve; las cadenas, más baratas, aunque un tanto engorrosas de utilizar hacen buen servicio para situaciones esporádicas; y el spray, es un producto químico pegajoso que rociada la banda de rodadura de un neumático con él (mejor los cuatro) aumenta el agarre del mismo, no mucho y durante poco tiempo, pero quizá sí lo suficiente para salir de un apuro en un tramo corto como la rampa de entrada y salida de un garaje y poco más. De todos modos, no hablaré más extensamente sobre estos medios (salvo que alguien me lo pida expresamente) porque considero y estoy plenamente convencido que si no se tiene en cuenta todo lo dicho anteriormente de poco servirán.

Puede sacarnos de un apuro, pero sólo
con él no nos dejarán pasar si es obligado
hacerlo con cadenas o M+S.
Foto tomada de testautomovil.com
He subido y bajado pendientes fuertes en algunos tramos con una gruesa capa de hielo en toda la anchura de la carretera que va de Covadonga a Los Lagos (en Asturias) calzando en el coche sólo neumáticos convencionales sin ningún percance; también rampas de garaje heladas cuando el resto de las personas que lo intentaban a punto estuvieron de quemar el embrague y dejaban el coche cruzado de todas todas, pero la satisfacción que asomaba a mi ego quedó eclipsada cuando vi a otro conductor subir la misma rampa con un coche de casi 300 CV y propulsión trasera con ruedas de serie. ¡Asombroso! Porque tiene mucho más mérito, el coche que yo conducía no llegaba a 100 CV.
Todo terrenos y SUV (Sport Utility Vehicle, vamos, turismos con apariencia de todo terrenos), aunque algunos tienen tracción a las cuatro ruedas, ¡ojo! Porque aunque este tipo de transmisión ofrece un plus de seguridad activa importante sobre superficies deslizantes; divide la fuerza que llega del motor al suelo entre cuatro y no entre dos, con lo que, automáticamente una parte significativa de la suavidad de la que el conductor debe hacer gala la hace el automóvil. Pero no hacen milagros, ¡cuidado! En igualdad de conductor y circunstancias, la diferencia más importante la establecen los neumáticos. Un todo terreno, aún con tracción permanente, pero calzado con ruedas convencionales, progresará con más dificultad (o le será imposible) que un turismo normal con neumáticos de invierno.

Un auténtico todo terreno.
Foto tomada del sitio autopista.es

Los TT o SUV, tienen más peso -luego más inercias-, centro de gravedad más alto y neumáticos más anchos que un turismo normal más o menos equivalente en precio. Además, y esto es lo peor, la mayoría de las personas que los compran lo hacen por sentirse más seguras. Es decir, intentan suplir su escasa preparación para conducir a base de dinero y se convierten en un factor de riesgo añadido para los demás. Es curioso, y dirán que las autoescuelas son muy caras y los cursos de perfeccionamiento también. Hay que pagar para que nos enseñen, claro, pero por muy caro que nos cobrasen siempre costará muchísimo menos que los 30.000 euros (que como muy poco y de media cuestan esos coches). El esfuerzo que se precisa para aprender nunca se puede comprar. Me encanta constatar que hay cosas para las que el vil metal es inútil.

miércoles, 25 de enero de 2012

H I E L O ❶

Suave. En la primera clase de coche decía siempre a mis alumnos que la palabra que más veces me iban a oír era esa: suave.
Desde la primera clase de coche y siempre que se conduce, salvo justificadas excepciones, conviene hacerlo con suavidad de forma sistemática. En esa primera clase mostraba a los alumnos, mediante dos ejercicios, las ventajas de actuar suavemente y las graves e inmediatas consecuencias que podía tener hacerlo con brusquedad. 

INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

Algo se mueve, luego hay vida.
Aún en situaciones muy difíciles.
Es muy importante tener presente que se puede conducir muy suave y rápido, y lo contrario, brusco y lento. Ejemplos de esto último se ven a diario en las vías urbanas en cuanto damos un paseo y abrimos los ojos, y los oídos.
La clave para conducir seguro sobre superficies deslizantes, muy deslizantes y de adherencia casi nula radica en transmitir los movimientos de manos y pies a volante, palanca y pedales con una suavidad exquisita. Tanto más exquisita cuanto más deslizante esté la calzada.
Hay quien puede cambiar de sitio un vaso de agua lleno hasta el borde sin que pierda una sola gota, y quien a poca agua que tenga, al moverlo, hará que se vierta. Pero todos podemos hacerlo como en el primer caso si nos lo proponemos y entrenamos lo suficiente.
¿Cómo saber que se conduce suave? Hay dos casos que todos hemos vivido alguna vez viajando como pasajeros: 
1.- A los pocos minutos de estar a bordo de un coche nos encontramos incómodos, el cuerpo se nos pone rígido, vamos en tensión, nos asimos al agarredero de puerta o techo, es imposible dormir por mucho sueño que tengamos y estamos deseando llegar a destino lo antes posible a la vez que nos juramos no volver a montar jamás con quien está conduciendo. 
2.- Nos sentimos a gusto y tranquilos enseguida, vamos relajados y sabemos que si nos diese el sueño nos podríamos dormir con toda tranquilidad. 
Evidentemente, quien conduce en el segundo caso lo hace con suavidad. Cuando nosotros conducimos y aunque vayamos solos, sabremos que lo estamos haciendo realmente suave cuando al pasar las curvas nuestro cuerpo apenas (o nada) insinúa moverse hacia dentro ni hacia afuera por efecto de las fuerzas centrípeta y centrífuga, cuando tampoco hay movimientos longitudinales hacia adelante o hacia atrás al acelerar, desacelerar y frenar, ni tirones cuando cambiamos de marcha, ni en retención. Si conducimos de este modo o aprendemos a hacerlo practicando sistemáticamente desarrollaremos un hábito que nos permitirá afrontar una calzada helada sin más problema -por lo que a nosotros respecta- que invertir más esfuerzo y trabajo en la tarea. 

Ligera capa de nieve en el norte de la provincia de Burgos.
Hay quien piensa, que es muy raro que se encuentre con hielo y si puede prever que eso ocurrirá se abstendrá de conducir y listo. Pero de todos los fenómenos meteorológicos, el hielo, es el que puede resultar más sorprendente porque podemos encontrarlo en un tramo de calzada corto estando el resto de la misma limpia y seca. Actuar con suavidad sobre los mandos al manejar un automóvil, generalmente, sólo aporta ventajas: se aprende a sentir mejor el coche, se somete a menos esfuerzo a todo el conjunto de la máquina, es más cómodo... ¿No se han preguntado alguna vez por qué, en condiciones similares, una persona según quien conduzca se marea o no? Si es que no lo sabían, lo menos probable, seguro que ya se han dado cuenta, sí, la clave es la suavidad.
La sorpresa que nos puede deparar el hielo se puede atenuar considerablemente si uno se molesta un poco en aplicar o adquirir un cierto conocimiento del clima del lugar y época en la que circula. De tener en cuenta la previsión meteorológica para días y zonas geográficas concretas desterrando de nuestra mente el típico “el hombre del tiempo no acierta ni una”, porque es falso, generalmente aciertan siempre. La meteorología no es una ciencia exacta pero de unos cuantos años acá se le aproxima bastante. También es muy útil -y preciso- el termómetro que llevan todos los coches desde hace bastante tiempo para mostrarnos la temperatura exterior -en los que no lo tienen se puede instalar por poco dinero-, cuando la temperatura indicada está en 3º C o menos, la cifra parpadea para llamarnos la atención sobre lo que puede significar ese dato: ¡Cuidado, igual hay hielo! 
Imagen tomada del sitio www.cronosgea.es
Además, y como para casi todo, lo más fácil, lo que más a mano tenemos, es lo que más nos cuesta hacer o encontrar: llevar la cabeza fuera. Intentaré explicarme, siempre había momentos en los que decía y repetía a los alumnos: Fíjate, vamos aquí dentro sentados, cómodos, a gusto, no pasamos ni frío ni calor, no nos mojamos, podemos dejar que entre el aire si queremos, vemos el paisaje, podemos -echaba un vistazo al indicador de combustible- llegar sin repostar hasta Finisterre, París, Almería, Barcelona.. Según el rumbo mencionaba una ciudad lejana -y si el depósito estaba bajo, bueno, de aquí a unos cien kilómeros llenamos y... siempre poniendo como meta una ciudad lejana. 

Charla sobre conducir con hielo en la calzada.

Vamos muy a gusto aquí dentro, sí. El cuerpo está en el coche y debe sentirlo como el jinete al caballo, pero la cabeza fuera. La mente anticipándose al camino, pensando qué nos depara la ruta, qué podemos encontrar, cómo actuar si... con la respuesta siempre preparada; al tiempo, le hacía hincapié en que considerase siempre que no estamos solos en el mundo, afirmaba tajante y porque así lo veo: nunca estamos solos en la carretera por más que a veces así nos parezca o lo sintamos, tarde o temprano aparecerá alguien, incluso la policía. La situación entonces se tornaba de plácidamente contemplativa a plenamente activa y laboriosa. Entender y adoptar esta actitud es un factor básico de seguridad para conducir, conviene no olvidarlo nunca. Ah, y cuando se hace el entrenamiento necesario y suficiente (que en realidad no es tan largo) y sin que podamos dejarlo nunca, pero ya nos da como... un cierto tono muscular, se empieza a disfrutar de verdad.
Conocedores de la posibilidad de encontrar hielo en alguna parte de la calzada por la que circulamos, podemos extremar el cuidado al aproximarnos a curvas o cambios de rasante con poca visibilidad, zonas sombrías, túneles... si es de día y vamos atentos la placa de hielo se ve, entonces, y si no hay riesgo de alcance por parte del vehículo que nos siga se debe frenar muy fuerte hasta aproximarnos a la placa, situar el coche un poco hacia el centro de la calzada sin salirnos del carril y asegurarnos de que las ruedas queden lo menos giradas posible y sin nada de freno antes de que aquellas pisen sobre el hielo. 

Hacía frío pero no me encontré con hielo en ese viaje.
Dependiendo de cuánto se haya disminuido la velocidad quizá sea necesario reducir una o dos marchas, siempre antes de pisar la placa, para asegurarnos de que la marcha engranada es adecuada para esa velocidad y de que no va a dar tirones el coche, lo que aumentaría la inestabilidad del automóvil sobre el hielo y la posibilidad de perder el control. Hecho esto, básicamente, lo mejor es dejarlo ir, ni acelerar, ni frenar, ni tocar pedal de embrague ni palanca. Seguir con las manos en el volante y no forzarlo nada para recuperar la posición si esta se pierde un poco. En esta caso yo no pongo el pie derecho sobre el pedal del freno, lo dejo encima del acelerador sin tocarlo. En cuanto las ruedas salen de la placa de hielo, se puede actuar tranquilamente como mejor convenga. Entre tanto, se pasa un poco de angustia porque se siente y sabemos que muy poco más se puede hacer. Mas sí sería posible, de ser imperativo, tocar acelerador, e incluso freno y volante acariciando los mandos. Evidentemente, las distancias de seguridad deben ser lo más amplias posibles, se puede utilizar el freno y llegar a parar sobre hielo pero recorriendo mucho más espacio, quizá esta sea la parte más difícil.
En la mayoría de los casos, actuando del modo descrito saldremos airosos del asunto. De ocurrir algún percance, lo más probable, es que se salde con daños materiales leves. 

sábado, 21 de enero de 2012

EL NÚMERO OCHO


Me gusta, es mi preferido y desde hace unos pocos días el número de seguidores públicos de este blog. Os estoy sumamente agradecido, ya hace un tiempo que tenía en mente hacer una entrada para deciros públicamente: gracias. ¡Muchas gracias!

Tengo la suerte de conocer personalmente a dos de los seguidores y, desde luego, me gustaría conocer a los demás del mismo modo, ¿quién sabe? Quizá algún día, espero.

También quiero disculparme públicamente con Mclux. Fue el primero, es un artista (lo digo absolutamente en serio), estuvo meses solo y desde el principio imaginé quién era pero no lo supe con certeza hasta estas recién pasadas navidades. Por eso me disculpo, porque pude y debí confirmar antes su identidad.

Grúa Carola, Bilbao.
Creo que es una de las mejores fotos que hice en mi vida,
os la ofrezco como un modesto presente.
Me consta y sé que hay personas que leen habitualmente lo que escribo incluso en lugares del mundo muy lejos de aquí... Seré muy aldeano, pero me resulta asombroso; incluso que alguien lea por pura casualidad una sola línea de alguna de mis entradas, que escribiría, aún a sabiendas de que nadie reparase en ellas (leí El Quijote de niño y joven, dos veces, qué se va a hacer), pero saber que lo hacéis ayuda a transformar más y mejor mi energía. Enormemente. Además, sois uno de los pegoyos de piedra blindada que sustentan la panera que imperfectamente construyo en el maravilloso universo de Internet. Acabo, he de encender otra cerilla.
A todos vosotros, a todos ustedes: ¡Gracias! Y lo digo tumbando el ocho para que esa palabra se expanda en todo el significado que adquiere de este modo.
Esteban

sábado, 14 de enero de 2012

UN ACTO CRIMINAL

Pero... ¡No se dan cuenta! Tan solo es mi opinión, claro, pero la sostengo con plena convicción en tanto nadie me demuestre lo contrario. Por supuesto, se den cuenta o no, la responsabilidad es la misma y el acto igual de estúpidamente criminal y suicida. 
El sentido del humor nunca está de más.
El chiste es muy bueno y apropiado.
De la revista AUTOBILD, otoño 2007
Perdón, estoy hablando sobre una noticia que encontré hace dos días en la versión digital del diario 20 MINUTOS donde cuentan que un motorista circula a 300 km/h en una carretera convencional con un solo carril por sentido con límite genérico en 100 y sin ninguno específico en la provincia de Castellón. Se supo, porque los protagonistas de la “hazaña” grabaron un vídeo que editaron en YouTube, ¡ellos mismos! Escribí un comentario a la noticia (el Nº 45 y como EFF) que copio en azul a continuación del vídeo.
Bien, pues como decía, yo creo que actúan sin darse verdaderamente cuenta. De un modo semejante a como un niño pequeño acerca su mano al fuego con la aparente intención de coger una llama. Cuando vean el vídeo podrán darse cuenta del alto y evidente riesgo que están corriendo los dos amigos del protagonista dentro de la calzada, con su coche estorbando, en un lugar en el que está prohibido parar y estacionar por razones obvias... y ellos ahí, tan felizmente idiotas, moviéndose por la calzada, distraídos, sin indicios de haber tomado alcohol ni ninguna otra droga... Es muy peligroso estar así en una carretera, el riesgo de ser atropellado es altísimo. 
Sin embargo y a pesar de lo dicho, también debo contar que todos mis colegas y el abajo firmante hemos visto -por ejemplo- miles de veces cómo muy distintos tipos de alumnos circulan detrás de un ciclista o peatón a baja -e incluso muy baja velocidad- pero superior a la de ellos sin darse cuenta de que, de no hacer nada, les van a atropellar. Y eso, a pesar de advertirles del peligro anticipadamente cuando nosotros percibimos que lo ignoran. La mayor parte de esas situaciones eluden la desgracia cuando, casi in extremis, actuamos sobre el pedal del freno del doble mando; el resto, las salva el alumno después de indicárselo. También es cierto que algunos alumnos nunca cometen ese error, pero son los menos. Una franca minoría. Siempre me he preguntado, ¿cómo es que no se dan cuenta? ¡Si lo están viendo! Y lamento decirlo, pero aún sigo sin respuesta completa. Tengo una parte: sólo miran el enunciado del problema, sin buscar la solución. ¿Por qué? Aún no lo sé. 



En “la perla” que han dejado demuestran que no saben hablar y una inteligencia ínfima.
Yo no me atrevería a ir a 300 km/h en moto ni en un circuito vacío. Tampoco me atrevo a juzgar. Pero obviamente es una salvajada. Ahora bien, ¿dónde se ve o de qué puede deducirse que Antonio va a 300 km/h? Creo que exageran, y por lo que digo en la primera línea me reafirmo en ello, pero aún así, ¡es una salvajada!
Desgraciadamente, éste, y otros muchos peligros son un asunto de muy difícil solución. Creo que es mejor mirar hacia nosotros, ¿nunca hemos hecho alguna barbaridad? ¿Nunca nos hemos puesto a nosotros mismos y a otros en peligro? ¿Cuantos coches salen cada día de garajes cruzando una acera y en plena aceleración con visibilidad nula respecto a aquella? ¿Cuántos peatones entran en la calzada sin mirar? ¿Cómo es posible que un tren atropelle a alguien, aunque no hubiesen funcionado las barreras? ¿Es que no vio las vías? ¿Por qué no miró? ¿Cuántos camiones circulan detrás de un coche de autoescuela a escasos cuatro metros de él con 40.000 kg y ambos a 80 km/h? Todos los días, por toda España. ¿Cuántas veces nos han llevado nuestros propios padres con “una copita de más” oyendo el “bah, pero yo controlo”, “es aquí cerca”... O a punto de dormirse al volante, “si ya casi estamos”... ¿Cuántas veces? ¿Y nosotros, no lo hemos hecho también?
Podría pasarme días escribiendo preguntas y poniendo ejemplos. ¿Cómo se acaba con esto? Del todo nunca, pero creo que puede reducirse mucho con educación desde la infancia, perseverando mucho; con disciplina, trabajo y esfuerzo.
Se habla mucho, a diario, de la seguridad vial, pero en realidad nos importa a muy pocos. Sin embargo, tengo una fe y esperanza inquebrantables en que cada día seamos más. ¡Ojalá!
Tengan mucho cuidado ahí fuera” Lo decían en “Canción triste de Hill Street” (“Hill Street blues”). Una serie muy buena de los años ochenta.
Esteban

viernes, 13 de enero de 2012

IN MEMORIAM

Hoy es un día triste. La muerte se ha llevado a un hombre por el que profeso gran admiración y respeto desde que supe de él y lo que hacía. Ha fallecido el Dr. Usparicha, fundador de la DYA. Creo que es un ejemplo universal de una ardua y persistente labor en seguir su destino y desarrollar su don, ayudando en ese largo y duro camino -ajeno a todo interés y distracción- a miles y miles de personas atrapadas en momentos terribles. 
Doctor D. Juan Antonio Usparicha Lecumberri
Foto tomada del sitio www.europapress.es
Siempre que he sabido de biografías similares a las del Dr. Usparicha, a parte de entregar sin ninguna reserva toda mi admiración y respeto a sus protagonistas, me asalta un sentimiento de asombro por la ingente tarea realizada. ¡Parece increíble! Que en una sola vida un ser humano sea capaz de tanto esfuerzo, sacrificio y trabajo. Después del asombro, siempre siento vergüenza por verme tan lejos de ellos, de él.
Emblemática ambulancia de la DYA
Foto tomada del sitio
www.motorpasion.com
En la noticia que publican los diarios DEIA y 20 MINUTOS en sus ediciones digitales, escribí el comentario que copio a continuación:
¡GRACIAS, Dr. USPARICHA!
He oído este mediodía en la radio la noticia del fallecimiento del Dr. Usparicha. Lo lamento. Algunas personas deberían vivir siempre. Él, por supuesto.
Tuve el honor y la fortuna de tenerle como profesor en un curso de primeros auxilios en mayo de 1988. Me gustó mucho como profesor y como persona y me sorprendió el entusiasmo que derrochaba en su labor. Fue un pedagogo brillante, leía sus artículos y le escuchaba por la radio siempre que podía. Desarrolló con su pionero trabajo dos pilares básicos de la seguridad en carretera: la asistencia más inmediata posible a las víctimas de accidentes de tráfico y una incansable tarea divulgativa de enseñanzas para evitarlos. 
Su obra vivirá siempre y él en ella, y en el corazón de miles de personas que tuvimos la suerte de conocerle.
Sirvan esta líneas para rendirle un modesto pero profundamente sentido homenaje y como expresión de dolorosa solidaridad con cuantos le amaban.
Requiescat in pace, D. Juan Antonio Usparicha Lecumberri. Doctor, ginecólogo, maestro... fundador de Detente y Ayuda (DYA).
Otra vista de la ambulancia Nº 4
Foto tomada del sitio www.motorpasion.com

Revista de la DYA
Foto tomada del blog:
la vida es un inmenso océano interior
Esta foto, refleja una  de las muchas preocupaciones que el Dr. Usparicha manifestó reiteradamente en los últimos años. Estrechar calzadas y ensanchar aceras, saturándolas de mobiliario urbano, parece más que nada una caprichosa moda que se ha extendido por casi toda España creando, entre otros, un importante problema: los vehículos prioritarios en servicio urgente han de emplear notablemente más tiempo en acudir a muchos lugares cuando ocurre una emergencia. Si es que pueden llegar. Señoras y señores ediles, ¿por qué no prueban a conducir una ambulancia por las calles de sus ciudades? Y los camiones de bomberos existen. Y, no lo quiera la Virgen -como dice Sabina-, pero, ustedes, también pueden sufrir un infarto y sus casas quemarse. La cabeza, debe servir para algo más que peinarse.


Puesto de conducción de la ambulancia Nº 4
Foto tomada del sitio www.motorpasion.com

A parte de que esta ambulancia es una joya y tiene una curiosa historia, he querido poner esta foto porque puede apreciarse muy bien en ella el gran tamaño del pedal del freno, típico de los coches americanos con su clásico cambio automático, que permite actuar sobre él con ambos pies simultáneamente. Esta imagen, se ve... con cierta frecuencia en algunas películas americanas cuando algún personaje debe hacer una frenada de emergencia. Seguro que recuerdan alguna.
Esteban