lunes, 30 de septiembre de 2013

CONDUCCIÓN NOCTURNA EN POBLADO. CÓMO ACTUAR.

¿Qué hacer para evitar un accidente en vías urbanas siendo de noche?

Llevar los cristales (sobre todo por dentro) y espejos limpios, y estos bien colocados. Y ya puestos, también luces, delanteras, traseras y placa de matrícula trasera. Nunca se debe  desempañar con la mano, por limpias que las tengamos, quedan restos de grasa corporal que generan pequeños pero molestos reflejos cuando en ellos inciden otras luces.

Es vital tener siempre presente que los ciclistas
pueden moverse mucho más rápido que los peatones.
Fuente: bicicletasciudadesviajes.blogspot.com.es
Conviene conocer perfectamente cómo funciona el sistema para desempañar los cristales y utilizarlo generosamente, entrenando para ello cuanto sea necesario con el coche estacionado; también se pueden hacer unas fotos al interior del coche y estudiarlas tranquilamente en casa. Los espejos exteriores con regulación eléctrica tienen siempre una resistencia que hace que el agua que se acumule en ellos se seque, se activa con la luneta térmica y se desconecta sola pasados unos quince minutos. Ni es necesario preocuparse de desconectarla.

Desterrar de nuestra mente pensamientos del tipo: “total, para ir ahí al lado”, “si hago ese recorrido todos los días”, etcétera. Pues mejor nos mentalizamos de que es la primera vez o ponemos el mismo interés que si tuviésemos que andar por una ciudad más grande que la nuestra y totalmente desconocida. En este sentido, ayuda mucho más de lo que parece cambiar de vez en cuando nuestro recorrido habitual, aunque se rodee un poco, nos mantendrá más vivos y despiertos.

Por supuesto, siempre debemos de ir muy atentos, aunque sólo demos una vuelta a la manzana de nuestra casa. Podríamos pasarnos horas dando esas vueltas, y comprobaríamos que, en cada una, se dan circunstancias diferentes.

Cuanto más nos sintamos en “nuestro territorio”, mayor ha de ser el esfuerzo por mantener una atención elevada y la guardia en alto. Es muy tentador dejar que nuestra mente se ocupe en pensar mil cosas para las que no hemos tenido tiempo antes. Para ello es muy importante crear el hábito de que cuando nos ponemos a conducir, nos centraremos sólo en esa tarea, en hacerla lo mejor posible; comprobaremos en poco tiempo que la mejoramos notablemente y conducimos más seguros. Piense, por ejemplo, cómo le gustaría que trabajase la mente del conductor del autobús que le llevase de pasajero. Pues eso. Ahora se lleva a usted, cuídese tan bien como le gustaría que le cuidasen. ¿A qué es fácil?

Respecto a lo anterior, se puede pensar, no sin razón, que el conductor del autobús lleva a 50 personas y yo voy solo. Cierto, pero es posible, que conduciendo solo en un coche, cometa un error que provoque el accidente de un autobús, a cuyo conductor no le dejé ninguna opción de evitarlo. Esto se nos suele olvidar mucho. Sin que sirva de precedente, como dice la DGT: “Estamos todos conectados”. Me ha gustado este vídeo.



En terreno conocido, también nuestros pasajeros tienen una tendencia innata a interferir en nuestra atención con palabras o gestos. Es imprescindible pedirles que, por favor, eviten hacerlo y que si les pedimos ayuda nos la presten diligentemente; por ejemplo, cambiando la posición de su cabeza para poder ver mejor en una intersección. Personalmente, cuando llevo a más de una persona conmigo, me resulta muy fácil abstraerme de la conversación que puedan mantener entre ellas, y de la radio; excepto en circunstancias que me resulten muy difíciles, en las que desconecto la radio y exijo silencio absoluto. Como, con nuestros pasajeros suele haber confianza, es fácil que se resistan, se rían, nos increpen... y hasta que se burlen; cuando esto ocurre, hasta ahora siempre me ha dado un excelente resultado preguntar muy serio con voz alta y clara “¿Quieres que te mate?” Santo remedio. Ya habrá tiempo luego de disculparnos por el tono o el imperativo manu militari, si hace falta.

La ropa de abrigo y los guantes también son un estorbo que conviene dejar en el maletero o en los asientos traseros, si hace frío, usemos la calefacción. “¿De aquí ahí?” Pues sí, da igual que vayamos a andar 100 m o 1.000 km. Además, si está tan cerca, ¿para qué ir en coche?

Si está lloviendo, antes de tocar los pedales conviene secar las suelas de los zapatos en la alfombrilla del coche; si nuestros pies se han ido muy rápido hacia los pedales merece la pena secarlos con un pañuelo de papel o un trapo.

Al menos, todo lo importante hay que saber manejarlo sin quitar la vista de la carretera.
Con unas fotos y el manual del coche podemos estudiar su salpicadero en casa.
Hagamos como los niños: curiosidad y entusiasmo.
Fuente: espaciocoches.com
Es imprescindible ir muy atentos cuando es inevitable circular cerca de coches estacionados, especialmente vigilantes cuando alguno de estos vehículos sea un furgón o un contenedor de los que tan estratégicamente mal colocan muchos ayuntamientos al lado de los pasos de peatones. Aun habiendo sólo turismos estacionados, siempre puede haber algún niño que cruce entre ellos y por su baja estatura no le veamos a través de sus cristales. Es importante acostumbrase a hacer bailar el pie derecho hacia el pedal del freno muchas veces, aunque no se toque, e incluso llevarlo encima de ese pedal en prevención en los lugares más difíciles, lograremos detener el vehículo bastante antes, si fuese necesario. Y si tenemos ABS, freno y embrague a fondo y fuerte, sin contemplaciones, casi a la vez, o al mismo tiempo, que resultará más fácil.

Cambios de dirección. Debido a la estrechez  de tantas calzadas en la mayoría de las poblaciones, esta maniobra tan común y reiterada en vías urbanas (que, en sí misma, no ofrece mayor dificultad) apenas permite margen de error y obliga a prepararla bien prestándole mucha atención, especialmente cuando es de noche; más aún cuando nos encontramos con algún automóvil estacionado con demasiada separación respecto a la acera, parado muy próximo a la esquina o incluso en doble fila; también, cuando encontramos pasos para peatones elevados antes y después de doblar la esquina y semáforos con una sola luz (generalmente bastante alta y fuera del campo visual del conductor) que puede estar apagada o ámbar intermitente, cuando los peatones tienen su muñeco verde. Semáforos que, por cierto, son una auténtica trampa tanto para conductores como para peatones. Además, los pasos pare estos últimos suelen estar situados muy próximos a las esquinas de forma que, en muchos casos, el primer coche que inicia el giro, si ha de detenerse, impide o dificulta continuar de frente a quien le sigue.

Fuente: www.tucumanhoy.com
La velocidad en el inicio del giro ha de ser muy baja -es sumamente probable que tengamos que detenernos-, siendo conveniente empezar a frenar antes de girar las ruedas y tener muy presente la también muy probable presencia de peatones a los que habrá que buscar con la vista cerca de los límites de la acera con la calzada por ambos lados de la calle. Hay otro inconveniente que se suele ver bastante: un carril bici antes y al lado del paso de cebra. Y recordar una norma que muchos olvidan y pocos saben: que en estos casos, aunque no exista paso de peatones, si los encontramos cruzando la calzada -ya en ella- tienen preferencia, lo mismo sucede con los animales. Con todas estas dificultades en tan poquísimo espacio, la marcha ideal a llevar engranada es la segunda (y no pocas veces la primera), el pie izquierdo encima del pedal del embrague (sin tocarlo) y el derecho sobre el freno pisando y modulando, salvo cuando no sea posible porque la calle en la que entramos está en pendiente ascendente, por ejemplo, en este caso, si nuestro pie derecho ha de estar en el acelerador, al menos debe estar muy en alerta para “volar” al freno.

Girando a la derecha o, en calzadas de sentido único a la izquierda y por la izquierda, es cuando más difícil resulta ver a peatones y en general cualquier señal, por lo que resulta imprescindible estar dispuestos a moverse en el asiento del conductor inclinando el tronco, girando la cabeza, agachándola y subiendo la vista, estirando el cuello... Buscando ampliar nuestro campo visual y no perdernos nada importante, es imprescindible hacer movimientos rápidos, ágiles y precisos sin limitarse a ir cómodamente sentados. Cuando se conduce se trabaja.

A las pequeñas gotas de lluvia no les gusta moverse.
Fuente: www.clubseis.com.ar
Una cosa que suele ocurrir fácilmente en los cambios de dirección, con los motores de muchos coches, especialmente turbo-diésel, si vamos en segunda velocidad, es que iniciemos el giro con freno y cuando vemos que podemos ir quitando presión en el pedal (sin soltarlo del todo), el coche nos sorprende con un fuerte tirón hacia adelante. Esto sucede porque los sensores que pasan información al sistema de gestión electrónica del motor hacen que aquel interprete que este está a punto de calarse y entonces el programa durante unos instantes ordena inyectar más cantidad de combustible con el fin de evitarlo.

Cuando esto no se conoce, nos ha pasado pocas veces, se tiene poca experiencia... Lo normal es que uno se asuste y tienda a soltar completamente el freno y abrir el giro, tiene fácil solución: si estamos seguros de que ya no es necesario frenar se suelta y listo; de lo contrario pisamos el embrague a fondo (se desconecta motor y ruedas), continuamos frenando lo que sea preciso y en cuanto podamos cambiamos a primera aun sin habernos detenido del todo. Este efecto puede ocurrir con cualquier marcha, pero la forma de actuar es siempre igual. En mi opinión, esta “ayuda” sobra totalmente, es una fuente de problemas. Pero tiene fácil solución, y lo más importante es evitar dejarnos llevar por el susto.
Un fenómeno muy frecuente en otoño es la lluvia, en el norte de España hay una muy típica que consiste en una fina cortina de agua que se precipita suave y constantemente (a veces durante días enteros) formada por gotas de agua muy pequeñas que cuando llegan a los cristales del coche se quedan ahí, deslizándose muy lentamente por ellos y dificultando notablemente la visibilidad por todas las superficies de vidrio que no barren las escobillas del limpiaparabrisas. En estos casos, utilizando los elevalunas eléctricos, suelo aprovechar la detención en un semáforo o un atasco para bajar y subir las ventanillas y mantenerlas libres de esas molestas gotas unos minutos.

Reflejos
Fuente: www.photoree.com
Con los cristales mojados y durante la noche, en ciudad, siempre se producen molestos reflejos de las luces de otros coches, semáforos, farolas, escaparates, anuncios... Conducir así exige mucho más esfuerzo, cansa notablemente, produce fatiga visual y no es nada raro que hasta aparezca dolor de cabeza. El máximo nivel de dificultad nos llega con la iluminación navideña. También es necesario prestar una atención extra a maniobras tan sencillas como estacionar, especialmente en los aparcamientos de centros comerciales.

Podemos habituarnos a todo esto, pero lleva un tiempo sobrellevarlo bien. Lo más importante es que seamos generosos con nuestro nivel de atención y capacidad de trabajo, el sabernos en terreno tan conocido hace muy fácil que seamos tacaños. Este es el mayor peligro, pero podemos evitarlo. ¡Ánimo y a la faena!

Esteban

18 comentarios:

  1. El padre de una amiga mía, viajante, siempre nos decía que conduciendo en la ciudad, detrás de cualquier cosa podía haber cualquier persona. Y es cierto, y verla es mucho más difícil en ese mar de lluvia y reflejos que tan bien describes y que se suman a la dificultad de ver a través de los coches aparcados, especialmente si el trazado de la calle es curvo.
    También gracias por recordarnos que en este caso la atención es nuestra mejor aliada, a la vez que el pie derecho bien dispuesto para frenar si hace falta. Sorpresas no nos faltarán, pero las veremos 'más a tiempo' y tendremos más margen de reacción.
    Puntualizo también otro problema: las bicis que cruzan (tanto si es un paso bici, donde tienen prioridad, como si es un paso de peatones, donde en principio no): vienen muy rápidas, de lejos. No son como un peatón, que para cruzar 'tiene que haber llegado al paso de peatones'.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por hacer hincapié con los ciclistas, Elisa, porque, efectivamente, si alguno de ellos circula rápido cuando cruza la trayectoria de un coche, el riesgo de accidente grave es altísimo, casi imposible de evitar por parte del conductor del automóvil. Lo cual no impide que intentemos prever al máximo esta posibilidad.

      No obstante, a ver si me explico... Cuando conduzco un coche, procuro tener muy presente lo dicho en el párrafo anterior, y también, que si es de noche, hace frío y llueve es más fácil que, sin intención y automáticamente, pensemos algo así: “Pero quién demonios va andar en bici con este tiempo...” A lo que me suelo responder: Que sí, Esteban, “hay gente pa tó”. Pero aun así, creo que la posibilidad real de accidente es bastante menor de lo que parece porque quien anda rápido en bici por vías urbanas, lo lógico, es que tenga un buen dominio del medio, haga buen uso de la mucha mejor visibilidad de que dispone y, sobre todo, que sea muy consciente de que es él quien tiene que evitar ser atropellado, porque para el conductor de cualquier automóvil le resultará prácticamente imposible evitarlo si de pronto se cruza en su trayectoria. También se supone que no se quiere matar, ¿verdad? Pero... sí, nunca se debe dar nada por supuesto.

      Ya que estamos con las bicis, me ha sorprendido muchísimo saber que hay algunas que no tienen frenos, y hay personas que andan con ellas por ciudad... Me enteré hará un año, poco más o menos, y ya me encontré con algunos (muy pocos) andando así por Gijón, en Bilbao todavía no los he visto. Parece que es una moda con muy pocos seguidores, a Dios gracias, pero me llenó de asombro, yo que desde niño siempre compruebo y reviso los frenos antes de montar en bici... ¿Cómo va esta tendencia por Barcelona?

      Saludos i bona nit!

      Eliminar
    2. Las bicis sin freno! Pues por aquí no veo, pero tengo una anécdota: una vez fui a un congreso en Vancouver y el domingo alquilé una bici para pasear por el Stanley Park (un parque extraordinario). En la casa de alquiler de bicis tenían de todo, y yo me limité a escoger la más barata. Pues bien, cuando fui con el 'ticket' a recogerla vi que no había frenos. El chico que las repartía me dijo que se frenaban moviendo al revés los pedales. Bueno, fue horrible, iba como una tortuga porque frenar era muy complicado, especialmente en bajada. Así que durante un buen rato me adelantaba todo el mundo, niños incluídos, y así aprendí que en Vancouver no te sorprenderá ninguna bici adelantándote sin verlo, pues avisan: 'on your left', 'on your right', según por donde vengan...
      Dices que los ciclistas tienen dominio del medio... pues sí y no, los muy jóvenes creo que no (quizás porque todavía no conducen y se piensan que los coches lo ven todo). No se puede evitar siempre, pero sí que a veces, en 'nuestro recorrido habitual' podemos detectar uno de esos pasos donde nuestra experiencia dice que cruzan bicis, y mirar un poco más lejos a los lados al pasar. Bueno, no sé qué pensarás de ello.
      No puedo dejar de reír al leer 'hay gente pa tó'.... porque esa gente soy yo. ¡Con pantalón y chaqueta impermeables no hay problema!
      Saludos!

      Eliminar
    3. Ay, Elisa, es que aveces lo barato sale caro. Ahora en serio, supongo que la bici que te dieron en Canadá sería de las que llevan freno de tambor en la rueda trasera, justo en el eje. Yo probé una así en Inglaterra una vez, me pareció divertido, siempre que no haya apuros; pero no me gusta, lo que todavía no he probados son los frenos de disco en las bicis, tiene que ser una gozada, porque andando en montaña en descensos fuertes y superiores a los que se pueden encontrar en ninguna carretera, alguna vez lo pasé mal porque llegó un momento en que mis manos no podían apretar más fuerte y todavía llevaba demasiada velocidad, esto con un profundo agujero al lado de una mina a cielo abierto abandonada hace décadas, pues... Fue muy emocionante (demasiado), pero al final hubo suerte (o milagro) y acabé parando. Un riesgo que no había previsto: ver limitada mi capacidad para frenar, por agotamiento en mis manos para apretar fuerte y seguido. Algo así me pasó con un camión una vez, llegué a ponerme de pie sobre el pedal del freno y aún así le costó detenerse, pero eso es otra historia que contaré algún día; no obstante te adelanto dos cosas: no pasó nada (otro milagro) e iba muy, muy lento, pero el espacio era pequeño y llevaba mucho peso.

      Respecto a los ciclistas, me explicaría mal, quería decir que los que van habitualmente rápido en vías urbanas, se supone que conocen bien el medio y la máquina que manejan, normalmente, digo yo, porque como ellos no esquiven a los coches... Es como el que va haciendo footing por la acera, pueden dar algún susto, pero normalmente ellos se preocupan de no tropezar con nadie, y lo consiguen. Sin embargo no podemos relajarnos y conviene hacer como bien dices: mirar hacia los lados más lejos. Pero como todo es cuestión de medida, la experiencia (a la que también aludes) nos acabará permitiendo afinar. Es que, claro, si queremos mirar demasiado lejos hacia los lados, bien puede ocurrir que cuando giremos la cabeza hacia adelante de nuevo, tengamos a un peatón encima que ha entendido que nos detenemos... Yo procuro tener una visión de conjunto antes de iniciar el giro de lo que tengo en paralelo, si hay algún ciclista por la acera, con carril o sin él, normalmente, se le puede ver bastante bien y si está despejado, durante el giro miro menos hacia los lados. Es más difícil decirlo que hacerlo, pero bueno, creo que ya está.

      Todo esto me trae a la mente el “principio de confianza”, un hermoso concepto que recogía el antiguo Código de Circulación y del que ha prescindido la Ley de Tráfico que lo sustituyó, para mí, con mal criterio. Básicamente, ese principio hacía alusión a que, normalmente, los demás hacen las cosas bien; y es muy raro (a Dios gracias), por ejemplo, que en tanto yo cruzo con un semáforo en verde, un autobús pase en rojo el de la calzada transversal.

      Te dejo dos enlaces, uno sobre el freno de tambor:
      http://es.wikipedia.org/wiki/Freno_de_tambor

      Y otro sobre esas bicis... tan “fashion”, como se dice ahora:
      http://nosinmibici.com/2011/02/05/el-fenomeno-fixie-entre-el-esnobismo-y-la-pasion/

      Confío en que descanses bien, “gente pa tó”. Yo también me río, es que tiene gracia... Bona nit!

      Eliminar
    4. ¿Quieres decir que conducías el camión? ¿Paraste de pie? Debe ser muy difícil hacer una parada de emergencia con un camión. No lo es tanto con una bici, pero ésta ha de tener frenos, desde luego. He visto el link y me parece muy bien en un circuito cerrado, pero que a nadie se le ocurra usarla en una ciudad... se llevaría a alguien por delante, seguro. Yo tengo dos anécdotas con los frenos de la bici a) una vez en Barcelona, antes de tener bici propia, tomé una de alquiler sin darme cuenta de que no frenaba bien; por no atropellar a una señora frené con los pies, caí al suelo, y desde el suelo tuve que oír eso de 'malditos ciclistas' (a ella ni la toqué, pero se asustó), y b) un día tenía medio carril bici ocupado por una persona del mantenimiento cuando 'zas' en el poco carril que quedaba irrumpió un peatón (caminaba por al lado del carril, de espaldas a mí, cuando entró sin darse cuenta dentro del carril bici); por suerte pude frenar, pero dí un frenazo tan fuerte que rompí el cable del freno y claro, también me di algún golpe. El peatón, afortunadamente, ni lo toqué, cosa que no me creía, de tan encima que me lo había visto.
      Desde luego que te expresas bien en lo de los pasos y las bicis y no se trata de ir mirando por ahí sin mirar lo que toca, pero lo comentaba por un caso concreto: cruzo a menudo un paso de peatones (elevado) en una calle peatonal frecuentada por bicis (mi calle no es peatonal, pero la que cruzo sí), y en ese cruce (que es un rollo de cruce) sí le doy a la 'visión lateral' por el rabillo del ojo antes de pasar, porque no sería la primera vez que me aparece un adolescente 'volando' con la bici. Pero acepto consejos: ¡ese cruce es un rollo!

      Saludos!

      Eliminar
    5. Perdón por el retraso, Elisa.
      Empiezo por el final, imagino que lo que te voy a decir ya lo haces. También supongo, que esa calle peatonal que tienes que cruzar, en su entrada tendrá poca visibilidad, puedes hacer como un “stop” (o casi), dependiendo del movimiento de peatones que tenga y hacer un buen barrido visual en 180º, cuando veas que puedes entrar sigues mirando al frente y utilizando la visión lateral (las mujeres la tenéis algo más amplia). Si el paso es lento, porque hay peatones próximos, yo también volvería a hacer algún barrido de 180º rápido y girando la cabeza, claro, aprovechando instantes en que al frente esté libre. Una vez que inicias el franqueo del cruce, debe ser más fácil porque quienes anden por esa calle te tienen en su campo visual sin ninguna dificultad. Otra cosa que haría, es que si hay un momento en el que el paso esté franco y peatones y ciclistas más bien alejados, pasaría un poco rápido, para acabar cuanto antes. Si en la entrada tienes muy poca visibilidad, a parte de que el “stop” es imperativo, puede venir bien dar dos o tres toques de bocina muy cortos, como cuando se sale de un garaje y hay que cruzar la acera. Este aviso puede venir muy bien, pero si hay peatones cerca es delicado porque les puede irritar bastante.

      Desde luego, esas calles son una fuente de problemas porque los peatones cuando ven un coche es fácil que den por supuesto que se trata de algún cara dura que infringe sin ninguna vergüenza. Creo que convendría poner algunas señales llamativas que les avisen de que algunos coches sí pueden andar o cruzar por ellas, y una regular presencia activa por parte de la policía sería muy eficaz, pero por aquí, ni señales ni policía.

      Sí, conducía el camión, Elisa, y llegué a ponerme de pie (casi, con el cuerpo un poco doblado) sobre el pedal del freno para hacer más fuerza, gracias a Dios, llegó a parar antes de meterme en un bar con algunos hombres tranquilamente sentados en su pequeña terraza que no se enteraban de nada. Lo contaré algún día aquí con detalle.

      Siento tus accidentes con la bici, demonios; entiendo que, por lo menos, no te pasó nada importante, a Dios gracias. Ahora, lo de la rotura del cable del freno, nunca me ha pasado y es el primer caso que conozco. ¿No será una bici “barata”? Lo digo medio en broma porque, de acuerdo, no siempre lo barato es malo ni lo caro bueno, pero a veces...

      ¿Has visto el vídeo del link, cómo andan por San Francisco en las bicis sin frenos? Desde luego es una temeridad; además, tantas veces como hemos visto persecuciones espectaculares por esa ciudad... Si alguna vez la visito, seguramente que extremaré las precauciones automáticamente.

      ¡Saludos!

      Eliminar
    6. Gracias por los consejos, es exactamente así. Lo de San Francisco es una temeridad.
      Mi bici es barata porque, aunque me gustaría una más cómoda para ciudad, pues existe el riesgo de robo (ya me robaron una), pero desde luego nunca hubiera imaginado lo del cable.
      Saludos!

      Eliminar
    7. Es muy raro lo del cable, pero... todo puede fallar, quizá rompió en los puntos de enganche de los extremos (maneta o zapatas) o en algún punto que se curvase y estuviese sometido a rozamiento. Lo importante es que no te pasó nada serio y después lo que se aprende de estas cosas.
      Siento que te hayan robado una bici, es algo de lo que se habla muy poco pero ocurre mucho más de lo que parece, un inconveniente importante a la hora de que la gente se anime a andar en bici y que me temo se silencia interesadamente. Tiene mala solución.
      ¡Saludos!

      Eliminar
  2. Ah! Me olvidé de otra anécdota en que la ciclista era yo: el paso bici en verde paralelo al de los peatones, la luz de los coches en rojo. Pero el coche que estaba preparado para girar y estaba parado (con luz roja), como entorpecía el tráfico de los de detrás, pues 'zas', avanzó. Yo venía rápida pues tenía verde. Lo esquivé, pero no pude aguantar el equilibrio, fui al suelo y la bici al taller. Siempre me acordaré de la cara de espanto del pobre hombre al bajar del coche.
    A partir de entonces voy con mucho más cuidado en esas situaciones.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que, generalmente, ponen los pasos para ciclistas y peatones demasiado cerca de las esquinas y son un peligro, muchas veces el primer coche que gira y se detiene se ve “achuchado por el que le sigue, se agobia, y...
      Aquí en Portugalete, hace unos años, en un caso similar (sólo con paso de peatones y en verde para ellos), el segundo coche embistió al primero y éste atropelló a un niño. No lo mató, gracias a Dios, pero resultó herido grave.
      Por favor, Elisa, no te caigas más. ¡Cuídate mucho!

      ¡Saludos!

      Eliminar
    2. Es un problema, ciertamente. Ayer mismo pasó lo mismo con un VW, aunque como ahora voy con muchísima prevención (obviamente no me gusta caerme) no pasó nada, pero estaba parado, venía yo -lenta- y ni me vio. Por cierto que yo venía mirando sus ruedas: desgastadas, desinfladas,...
      Cruces horribles los hay muchos, al lado de mi casa tengo uno de esos con luz intermitente para los coches. Muy peligroso para los niños y ancianos, y casi un deporte de riesgo para todos los demás. Pero lo que no entiendo es que alguien ponga en riesgo un peatón 'porque me achuchan'. Bueno, pues no.
      Saludos!

      Eliminar
    3. Desde luego que no, Elisa. Pero... conducir en vías urbanas y ciudades grandes exige mucho temple, a veces es un acto reflejo, se mira atrás te ves casi empujado e instintivamente apuras un poco el espacio; más si se te pega un autobús, un TT... Creo que es cuestión de mentalizarse muy bien para evitar ceder a esas presiones, pero no todo el mundo lo hace.

      En el caso de Portugalete, el primer coche estaba completamente detenido y bien, fue el segundo el que le envistió y le lanzó contra el niño que en ese momento cruzaba. También es uno de esos semáforos que está en verde para los peatones y en ámbar intermitente (y difícil de ver para los coches), además mucho tráfico de peatones y automóviles todo el día. Antes, lo regulaban dos guardias (el cruce es complejo) y nunca vi problemas; ahora una aventura.

      ¡Saludos!

      Eliminar
    4. Con los guardias es mucho, mucho mejor en estos cruces.
      Conducir exige mucho temple y mucha atención. En lo segundo se incide mucho, en lo primero muy poco, pero ¿Cómo vamos a dominar un vehículo si no dominamos nuestras emociones?
      Saludos!

      Eliminar
    5. Un guardia que sepa hacer su trabajo y esté por la labor es impagable para regular el tráfico, consigue fluidez y seguridad máximas como no hay máquina que lo pueda hacer. Es una pena que les hayan relegado de esta labor.

      La pregunta que formulas es clave, totalmente de acuerdo en la importancia del temple y en lo poco que se menciona, tomaré nota, porque, directamente, hablo poco de él.

      Bona nit!

      Eliminar
  3. Gracias por estos consejos Esteban. Hoy al escuchar las noticias, cuando han comentado la modificación de algunos aspectos del código de circulación me acordé de ti. Me gustaría saber qué opinas de los cascos en los ciclistas menores de 18 años. En mi opinión, creo que deberían llevarlo todos. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias a vos por la atención, Pepe.
    En cuanto a mi opinión, coincide con la tuya: en todos los vehículos de dos ruedas deberíamos utilizar el casco siempre, sin duda. Sin embargo, si de mí dependiese, no lo haría obligatorio por norma. Claro que el tema es bastante problemático por el asunto de los menores y la protección que la sociedad les debe procurar (se supone) pero, ¿en base a qué se puede obligar a un grupo de personas y a otro no? Esto me parece impresentable. Creo que, o se obliga a todos o se deja como está.

    Los ayuntamientos han puesto el grito en el cielo en cuanto la DGT anunció su intención de obligar al uso del casco en bici y en ciudad, de un modo descaradamente hipócrita y fariseo, en mi opinión, porque, después de todo, no me imagino a la policía municipal poniendo multas a los ciclistas que no lleven casco. Luego la DGT, decidió pensárselo, después dijeron que sólo para los menores de 14 años, ahora que para los menores de 18, pero que siguen estudiando el asunto... ¿En qué quedamos? Todas estas indecisiones, dilatadas en el tiempo, con regulares anuncios de ahora esto y luego lo otro, lo único que realmente consiguen es que la mayoría no sepamos nunca a qué atenernos generando una verdadera indefensión jurídica, de hecho, altamente preocupante; y llevamos décadas con esta forma de proceder, que en realidad, es un auténtico desgobierno y una irresponsable dejadez por parte de quienes tienen el papel de gobernar.

    Me cabreo, Pepe, lo siento. Si se profundiza en este asunto, da para un libro. Ahora, recuerdo perfectamente, que antes de ser obligatorio el casco para andar en moto, los que habitualmente lo hacían (los “moteros”) lo llevaban; antes de que fuese obligatorio el cinturón de seguridad en vías urbanas, algunos, lo llevábamos; actualmente, no conozco a ningún ciclista de montaña que no use el casco (y más protecciones) y ninguna norma le obliga.

    Yo empezaría por enseñar, mostrar, exponer, educar... Antes de obligar o prohibir. Que no finjan protegernos tanto, por favor.

    Un fuerte abrazo, Pepe.

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno Esteban cuando dices que deberian empezar por una educacion vial real y concisa, aquì pasa todo lo contrario primero te prohiben y despuès te explican.

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, fus. Tienes razón, pero esa "clase" sale muy cara. Siempre lo digo a los alumnos.

      Un abrazo.

      Eliminar