martes, 24 de septiembre de 2013

CONDUCCIÓN NOCTURNA EN POBLADO. PANORAMA GENERAL

Está recién comenzado el otoño con unos espléndidos días de verano por estos lares, lo cual celebro. Pero es inevitable que progresivamente, cada día, nos traiga un poco menos de luz y algo más de oscuridad con lo que tendremos que conducir de noche a primeras horas de la mañana y casi de media tarde en adelante también.

¡París! La Ville lumière
Fuente: www.2ominutos.es
Muchas de las personas que habitualmente utilizan sus automóviles en días de labor, lo hacen en la población en que residen, sus alrededores u otras poblaciones próximas y, difícilmente, sus trayectos de ida o de vuelta superen los 50 km pero, seguramente, harán ambos de noche.

En principio, este tipo de recorridos nocturnos no parece que ofrezcan demasiada dificultad, son conocidos (ojo, con los excesos de confianza), estarán iluminados con farolas suficientes, pero, en muchas poblaciones, casi nada más abandonarlas y pretendiendo un importante ahorro amparándose en la dichosa crisis, esas farolas están apagadas.

En la autopista A-8, sentido Santander, en cuanto se deja la provincia de Vizcaya las farolas están apagadas -ya hace unos años-, y ese tramo de autopista, al menos hasta Laredo, exige bastante más atención de la que su nombre indica, pues hay muchos tramos en considerable pendiente, cambios de rasante en curvas demasiado cerradas, frecuentes cambios de 2 a 3 carriles y viceversa, pasa muy próxima a la mar y enseguida es barrida por lluvia y viento con todos los frentes que vienen del oeste, noroeste y norte. 

Estos elementos deberían prodigarse muchísimo más en nuestras carreteras.
Fuente: balizamiento.com
Y todo el mundo sabe, imagino que la pertinente autoridad también, que esta carretera es altamente transitada por muchos vizcaínos que trabajan en su provincia pero viven en la vecina Santander, en poblaciones como Castro Urdiales -principalmente- y otras aún más al oeste como Laredo, Noja, Ajo... Para más inri, de noche y lloviendo parece que la pintura de las rayas que delimitan los carriles y bordes de la calzada se diluye con el agua. Tampoco se prodigan esos trozos de plástico reflectante encastrados en los guardarraíles, hay pocos hitos, casi ningún “ojo de gato”... Señales todas, que generosamente empleadas son muy útiles, baratas y efectivas. Hace más de treinta años que he visto “ojos de gato” en carreteras inglesas, muy locales, en el centro de la calzada, muy seguidos y con luz. Pero estamos donde estamos, qué se va a hacer, y los responsables de las carreteras en este país deben pensar que el sol nos ilumina las veinticuatro horas y que la noche llega cuando uno cierra los ojos. En fin.

Y estos, pero en otro tipo de barreras, claro.
No me extraña que los motoristas insistan en que se sustituyan,
he visto con mis ojos en dos ocasiones coches cortados, literalmente.
En uno de ellos, los dos ocupantes resultaron milagrosamente ilesos, el guardarraíl
atravesó el coche longitudinalmente por el centro; en el otro, su único ocupante murió en el acto.
Fuente: balizamiento.com
Estos casos, similares y peores, los he visto en otros muchos lugares de España, sin embargo, lo peor de conducir de noche, en general, para mí, está dentro de las vías urbanas, vamos, totalmente en poblado o ciudad, como prefieran. Hace años que llevo diciendo que, si pudiera, pasado el Pilar, o como mucho, el día de Todos los Santos, y hasta mediado el mes de enero, no daría clases de coche y, puestos a pedir, emigraría durante ese tiempo a un lugar más luminoso y cálido. Y volando, ¿no son tres deseos? Pues ya están.

Las vías urbanas suelen estar suficientemente iluminadas, pero hay un periodo de tiempo de entre unas dos a cuatro horas, aproximadamente, en que están llenas de peatones y a muchos de ellos es difícil verlos, pocos hacen por ser vistos, suelen llevar ropa oscura, no se aprecia si nos miran o no, suelen andar de un modo bastante anárquico; y, más si el tiempo está claramente desapacible con frío, lluvia y viento, por ejemplo, lo que les lleva a moverse con prisa para estar lo menos posible a descubierto. A los que llevan el paraguas abierto se les ve mucho mejor, pero algunos, con tal de no mojarse no lo levantan ni para ver el semáforo. A este panorama, se une que los días de lluvia el tráfico se incrementa de modo notable, diríase que muchos utilizan el coche a modo de paraguas. 

También está muy presente la posibilidad de resbalar y caer; y esa pintura perversamente deslizante de los pasos de cebra... ¡No me puedo creer que eso no se pueda evitar! O, si no, que se cambien los pasos de cebra por una rayas transversales anchas que sólo los delimiten a la vez que sirven de líneas de detención para los vehículos y se deje el espacio para los peatones con el asfalto normal de la calle, mucho más adherente que las malditas rayas blancas. 

Aquí no se resbala y se ahorra pintura. ¿Qué más quieren?
Fuente: elduendedelaradio.com
Título: Peatones por Madrid
Solamente vi una vez, en Madrid, en el Paseo de la Castellana unos pasos para peatones que me parecieron perfectos, eran como de plástico blando, gomoso; además llovía y pude comprobar que no se resbalaba nada. No sé si seguirán o si se habrán extendido, me temo que no, esto fue hacia finales de los ochenta.

De unos quince años acá, aproximadamente, en muchas vías urbanas de muchas poblaciones, conducir se ha convertido en una difícil tarea porque se han estrechado las calzadas, se han ensanchado las aceras (muchas veces sin ninguna necesidad) y se las llena de obstáculos, se han convertido muchas calles en peatonales o semipeatonales y en no pocas ciudades ha vuelto a aparecer el tranvía, una fuente constante de problemas y accidentes, un anacronismo que sólo puedo entender como tantas infraestructuras y obras que, con dinero público, sólo  sirven para enriquecerse cuatro amigos y financiar partidos políticos. Tantos años de protestas e inversiones en eliminar pasos a nivel y ahora los ponen en las ciudades sin solución de continuidad, sin apenas señales, no pocas veces bien y decorosamente disimulados, donde más peatones puede haber, etcétera. Este es un tema que bien merece ser tratado a parte, quizá lo haga más adelante.

En Bilbao y alrededores, hace once años que se inauguró la línea 2 del metro (esta sí me parece una buena idea y necesaria), la que da servicio a más población, la utiliza mucha gente, muchas personas han dejado el coche gracias a ella, pero en el tráfico no se nota, Bilbao se atasca igual o más que antes, debido a cuanto he comentado en el párrafo anterior; es más, hay bastantes calles, que quedan cortadas en cuanto un camión de la basura se pone a hacer su trabajo, ni una ambulancia puede escapar como caiga en esa trampa, ni por la acera, están llenas de “mobiliario urbano” y balizas de hierro a modo de línea defensiva en su frontera con la calzada.

"Ojos de gato" en el centro de la calzada y próximos,
otra ayuda muy eficaz y económica.
Fuente: www.densl.com
Cuando una persona comienza a conducir, es muy habitual que exprese abiertamente su temor a ir por la autopista, pero es muchísimo más fácil y seguro. Siempre digo a los alumnos: “No, no, lo difícil es aquí, en tu pueblo; ya lo verás”. En la autopista se va más rápido, 80 - 100 km/h son los límites habituales en las que hacen las veces de vías de circunvalación, a esas velocidades, las consecuencias de un accidente son más graves, de acuerdo; en poblado la velocidad es muy inferior;  aparentemente, en el peor de los casos sólo será un golpe de chapa. Pues no; no, si chocamos con un peatón, cosa altamente probable, y por el contrario, casi imposible en la autopista. Un atropello, incluso a 20, 10 km/h, puede tener consecuencias muy graves. Y conviene tener presente que cada vez hay más personas de avanzada edad. Y luego, últimamente, no hacen más que pregonar que un límite genérico de 30 km/h en ciudad es la panacea para que ningún peatón muera atropellado. Pues no, yo no quiero ser atropellado ni a 0’5 km/h, nadie me puede garantizar que quedaré bien y sin secuelas. Y otra ventaja de la autopista: si vamos atentos, en el peor de los casos, se puede frenar y bajar muy notablemente la velocidad de impacto. En población, a veces, ni da tiempo a frenar.

A-8 sentido Santander, unos pocos kilómetros más ni una farola encendida.
Cualquiera de mis compañeros de oficio que se precie, dando clase en vías urbanas, especialmente de noche y lloviendo, llevará la mayor parte del tiempo su pie derecho encima del pedal del freno (a 1 cm, como mucho, de distancia) y el pie izquierdo en alerta. Si algo se interpone de súbito en nuestra trayectoria, lo más probable, es que el alumno acelere a fondo. Quienes sólo ven en la autoescuela el medio para lograr un documento, es muy probable que actúen así cuando ya han logrado su carnet y conduzcan solos. Pueden creerme, no exagero. Lo he visto mil veces.

Esteban

16 comentarios:

  1. Hola Esteban:

    Antes de poder acabar de escuchar los audios del post anterior veo que me has leído el pensamiento, pues hace días que quería pedirte un post sobre conducción nocturna!
    Como bien dices, la ciudad tiene sus peligros. A mí ya sabes que no me gusta especialmente conducir por la ciudad. Un niño que se escapa de la mano, un peatón que se despista,... me parece llena de peligros muy reales y nada despreciables. Tienes toda la razón en que al principio la autopista impone...pero luego en seguida ves que te puedes anticipar mucho más, que te puedes alejar 'de los líos' sin que, por norma general, te sorprenda nadie demasiado.
    Pero yo te querría preguntar precisamente por la conducción 'fuera de poblado', en esas carreteras y autopistas sin nada de iluminación. Como bien dices los recorridos habituales (los míos también) acostumbran a ser por sitios iluminados y con cierta densidad de tráfico, así que para esos recorridos uso casi siempre sólo las luces de cruce. Claro, con las cosas así, mi experiencia en carreteras 'negras' es nula. No sé realmente cuándo puedo deslumbrar, con lo que paso a cortas a la mínima que veo a alguien, y no sé si eso es necesario o no. En fin, nada, yo preguntando, como siempre. ¡Gracias!

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    1. Pues qué bien, Elisa. Me alegro. Seguro que con tu ayuda hacemos unos posts de conducción nocturna redondos. En realidad acabo de empezar una pequeña serie sobre ello, y no creo que pasen muchos días hasta que llegue a esas carreteras completamente oscuras como la boca de un lobo, tal como se suele decir.

      Efectivamente, las vías urbanas se han vuelto especial e innecesariamente complejas para conducir, hasta el punto, que parece que se está dando un hecho insólito en este país: unanimidad de todos sus gobiernos en el absurdo propósito de que compremos coches y no los utilicemos.

      Sé que da bastante pereza, por decirlo así, remangarse a entrenar a conducir en ciudad, pero es necesario. Cualquier día puede hacernos falta y sufrir mucha angustia si no vamos practicando poco a poco y progresivamente, cuando ya dominemos el asunto suficientemente bien, podemos ir dejando el coche, en estas vías, tanto como podamos tranquilamente. Además, también conviene pensar que cualquier día, a lo largo de un viaje, por error o no, igual aparecemos en una ciudad más grande que la nuestra, totalmente desconocida y si estamos entrenados nos defenderemos bien, o de lo contrario, lo pasaremos francamente mal.

      Siento no poder contestar a tu pregunta de forma clara y satisfactoria, una vez más, aquí no hay truco. Básicamente es ensayo-error; el error no es muy grave, normalmente, el que viene de frente te avisa, se cambia la luz y en paz. Lo único que ni podemos expresar un gesto de disculpa, aunque alcemos la mano con este fin no la verán. Otra cosa que te puedo adelantar, pero hay que cogerla con pinzas, es que en un tramo más o menos recto cuando el que viene de frente está lo bastante lejos, veremos como una sola luz, a medida que nos acerquemos llega un momento en que se distinguirán los dos faros, entonces cambiamos a corta. Pero esto es puramente orientativo y muy relativo; seguro que ya te estás imaginando la posibilidad de que quien se acerque lo haga en una moto, pues le hemos fastidiado pero bien.

      Esto es lo que te puedo adelantar por ahora, manejarse bien en esas carreteras por las que me preguntas requiere bastante entrenamiento. Para mí, conducir de noche es algo así como los grandes amores, con los que más disfrutas y con los que más se sufre. Y nunca, nunca, acabas de acostumbrarte, siempre te sorprende como si fueses nuevo, por más que la conozcas, transmite... no sé, una cierta sensación de irrealidad que me encanta, casi literalmente. Bueno, al menos así lo vivo yo.

      Bona nit!!!

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    2. ...¿Te has dado cuenta de que llevas ya tiempo con este blog y los posts siempre son 'nuevos' e interesantes? Qué gran mérito.
      Tienes toda la razón en lo de la ciudad. Aún más. No sirve con 'el recorrido habitual' (ese lo sabemos de memoria), sino que hay que hacer más. ¡Lo reconozco!
      Saludos!

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    3. Moltes gràcies, Elisa!!! Eso es una tramontana de ánimo que te agradezco enormemente. Y por partida doble, porque no es menos cierto que tú me ayudas.

      Mira por dónde, esta vez has sido tu quien me ha leído el pensamiento porque en el próximo post -y esa parte ya estaba escrita cuando publiqué el anterior- hago mención a ese “No sirve con 'el recorrido habitual', al que tan juiciosamente aludes. Y sí, sé que lo reconoces y estás en ello.

      Gràcies de nuevo. ¡Saludos!

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  2. Hace un rato me he acordado de ti: ¡a mí también me han apagado las farolas en la autopista! No recordaba haber pasado nunca tramos 'tan oscuros' tan cerca de la ciudad. Desde luego mira que mejoraría todo con unos pocos ojos de gato.
    Saludos!

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    1. Vaya, qué lástima. Me cuesta creer que esos ahorros sean realmente eficaces, seguro que hay cosas superfluas con las que se podría ahorrar mucho más y no lo hacen.

      Los "ojos de gato" me parece una idea excelente: son casi atemporales, algo sencillo, barato, sin casi mantenimiento y sumamente eficaces. ¿Por qué no llenan las carreteras con ellos? ¡No lo entiendo!

      ¡Saludos!

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    2. Pues sí, es ciertamente incomprensible, propio de decisiones de despacho. Compadezco a los que, encima, no conocen la carretera (obviamente tan cerca de la ciudad está llena de bifurcaciones) y tienen que estar atentos al jeroglífico de las señales a la vez que no ven nada. Cosas tan sencillas y eficaces mejorarían mucho la conducción: unos ojos de gato, unas señales que se entendieran...Y este último punto creo que está muy relacionado con que la gente coja el tren o lo que sea a la que tiene que ir a un sitio 'que no conoce'. ¡Saludos!

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    3. ¿Y te has fijado (seguro que sí) que las señales de orientación, esos paneles grandes que indican direcciones, salidas, etc. sólo se leen cuando estás muy cerca? Cuando no hay tráfico se ven con las largas, pero claro, si hay coches delante no los vas a deslumbrar. En cambio, es pasar a Francia y estas tienen como barras de fluorescentes orientadas a ellas y se ven de maravilla.
      ¡Saludos!

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    4. Desde luego. Vislumbras una señal y no sabes qué será. Una pena. Eso si la llegas a entender, desde luego. Porque este es otro capítulo aparte, donde la dejadez es total.
      Buen fin de semana!

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    5. Entenderlas es otra historia, ciertamente, y lleva su tiempo. Se puede practicar fijándonos en las señales de orientación cuando andamos por zonas que conocemos bien imaginándonos que venimos de fuera y nunca hemos pasado por ellas, también hay una herramienta muy útil que tú ya utilizas: Google Maps.
      Luego está el GPS, claro, pero aunque se tenga, es importante aprender a manejarnos sin él, siempre puede fallar en el momento más inoportuno.
      Feliz semana, me he despistado con el paréntesis.
      ¡Saludos!

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    6. Es que yo no me he acostumbrado a eso del GPS... quizás si estuviera 'integrado' lo usaría...pero eso de los cables por ahí en medio...
      Otra cosa que he aprendido usando Google Maps es que estos sistemas no son infalibles. Te pueden llevar a una calle que cambió de sentido la semana pasada, así que prefiero ir atenta a las señales. Eso sí, mirando antes el recorrido.
      Y si las cosas han cambiado y no entiendes las señales... paciencia. Hay que ver qué mal están puestas muchas señales. ¿Es que no pasó nadie por allí para comprobar a dónde te llevaban? No sabes la de vueltas que he dado por Cataluña buscando, la mayoría de veces, una cosa tan 'rara'... como la autopista en dirección Barcelona. Hice 3 viajes antes de ser capaz de llegar a un sitio tan recóndito como... la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma... Increíble.
      Saludos!

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    7. El GPS es mejor integrado, desde luego; a mí tampoco me gusta llevar por ahí cables colgando. Además, algunos de este tipo ya se pueden programar desde casa, pero como opción son carísimos; de serie, también, pero no se nota. También es cierto que no son infalibles, más aún en este país, cuna del surrealismo. Pero es una herramienta muy interesante y sumamente útil; en muchas ciudades, es casi imposible detenerse unos segundos siquiera para preguntar a alguien, porque cortas el tráfico al no poder ni orillar el coche. También evita que nos perdamos de noche en zonas conflictivas y muy inseguras donde se nos huele a la legua que somos extraños y muy vulnerables. Y evita la angustiosa sensación de estar perdido, andar sin rumbo, y por tanto muy, muy distraído. Estoy convencido de que muchos accidentes suceden por esta razón, pero nunca leí un estudio que lo comentara. Personalmente, al principio lo llevaba muy mal, me irritaba conmigo mismo, daba por hecho que tenía que ser culpa mía, cuando me di cuenta de que, generalmente, no era así, opté por no preocuparme con el fin de garantizarme la seguridad. Ante todo la salud, ¿que me pierdo? Después de todo tampoco estoy en el desierto del Sáhara. Tranquilidad, calma y sosiego. Ya se encontrará el camino.

      Las señales de orientación, en carretera y fuera de las rutas principales, son, eso: orientativas; tal vez, igual hay suerte... Y en población, una auténtica burla.

      Hace unos cuantos años, tuve un alumno que trabajaba en el servicio de mantenimiento de la autopista vasco-aragonesa (AP-68, si no me equivoco), y autopista de peaje, como bien sabes. Pues bien, el día que en clase de teórica llegó el momento de hablar de la señal de “Ceda el paso”, de forma espontánea, dijo: “¡Jo...! Pues anda que no coloqué yo señales de esas con el vértice hacia arriba, me daban la señal y yo la ponía cómo mejor encajaba en el poste, total, como el fondo está en blanco, dará igual, pensaba yo”. Le pregunté si era cierto, si no era una broma, y me aseguró que sí y que no, respectivamente; y le creí y le creo, porque en carriles de aceleración, yo recuerdo haber visto señales así con el vértice hacia arriba (y se lo dije), lo que no sabía, hasta ese momento, era el motivo. Así que, ya ves, y de éstas habrá unas cuantas.

      ¡Saludos!

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    8. Lo siento, se me pasó esta respuesta... Hace poco leí -lamento no recordar dónde-el alto porcentaje de personas que tenían problemas con las señales. Es sencillamente lamentable. Si no fuera por Google Maps creo que no llegaría nunca a casa. Y desde luego, cualquier cosa que provoque angustia o distracción no ayuda a la seguridad. ¡Saludos!

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    9. No te preocupe, por Dios. Yo sí que me despisto; y aunque no fuera así, es igual, faltaría más.
      Por lo demás, totalmente de acuerdo... con una salvedad: vas a tener que cambiar tu teléfono por un smartphone antes de lo que creías, hasta tiene "gepeeseeee...." Aunque solo sea para asegurarte la vuelta a casa... Es broma.
      Gràcies i bona nit!

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  3. A mi no me gusta conducir de noche Esteban, y menos por autopista, algunas están muy mal iluminadas. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amigo.

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    1. Cierto, es más, muchas están sin una sola farola encendida, al menos por esta zona. Sin embargo, a mí sí me gusta la noche, es un poco como otra dimensión y he disfrutado paisajes, cielos, lunas y estrellas absolutamente hermosos e inolvidables. ¿Te imaginas una noche de recién estrenada primavera con luna llena, aire fresco oliendo a sur y sin nubes camino de Sevilla, Pepe?
      Sólo pensar en ello ya es un regalo para este lunes, amigo.
      Un abrazo.

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