domingo, 27 de abril de 2014

ASÍ APRENDÍ A CONDUCIR (3)

PRIMERA ETAPA, DE 0 A 12 AÑOS (2)
SIMULADORES

Una vez leí que el tiempo que vivimos hasta los cinco años es toda una vida. Aquella vida mía de entonces transcurría en su mayor parte en casa de Güeli y al lado de la carretera. Como les comentaba en la entrada anterior, sin reloj ni horario, acudía puntual y con sigilo a las charlas que los chóferes mantenían comiendo y en la sobremesa, atendía en silencio aquellas conversaciones, y pasaba buena parte del tiempo en idas y venidas entre aquellas clases teóricas y la observación de las prácticas al lado de la calzada. 

Muy bien, aparenta una actitud muy profesional
Fuente: www.autonocion.com
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La carretera Carbonera a su paso por Xixún tiene una recta considerable para estar en territorio astur; en sentido La Felguera tiene una suave pendiente ascendente (según se salía de casa a la izquierda) y un paso a nivel con barreras bastante próximo en el contrario, donde un hombre subía o bajaba las barreras a manivela. Se veían pasar muy pocos coches pero era relativamente importante el tráfico de camiones y de muy diversas marcas, las reconocía todas según pasaban, los conductores que habitualmente paraban allí se dieron cuenta -seguramente las aprendí escuchándoles-, me preguntaban y les hacía gracia que no me equivocase, lo que creo que ayudó a ganarme su respeto y a que me invitasen a dar un pequeño paseo de vez en cuando, un maravilloso regalo que agradecía muchísimo.

El tiempo que pasaba metido en ambiente automovilístico era corto pero la imaginación lo dilataba con ensoñaciones apoyadas en la realidad de la carretera que siempre estaba allí, y seguía viendo pasar unos pocos coches, bicicletas, motos, camiones... y unos autobuses que me gustaban mucho porque por una escalera se subía al techo donde se llevaba equipaje y mercancía, también había en él unos bancos de madera bajitos para llevar pasajeros. Siempre quise viajar en esos asientos, me parecía que era el modo más cercano que tenía de sentirme como volando en un avión, pero nunca lo conseguí, mi madre decía que se pasaba mucho frío y que de eso ni hablar, seguramente tenía razón, pero no creo que lo hubiese notado mucho.

Interior de un 4/4, mi primer simulador.
El camión pasaba poco tiempo aparcado a la puerta, así que, aunque en ocasiones me dejaban, tenía pocas oportunidades de subirme a él yo solo y hacer como que conducía. Esto sí era, en cambio, mucho más frecuente con el 4/4 y me gustaba mucho más; yo hacía como de taxista o chófer particular cuando aparecían otros niños a quienes simulaba llevar de viaje y trataba como a señores o señoras, sobre todo a las niñas. Mis conocimientos de geografía eran muy limitados, así que aquellos imaginarios viajes no pasaban de ir a Oviedo, Gijón, Sama, Pola de Siero, Pola de Laviana y, como muy lejos, Covadonga. Yo me lo pasaba muy bien y sólo bastantes años después me di cuenta de que, en realidad, había empezado a trabajar con mis primeros simuladores. 

Con seis años, o casi, y mi hermana con menos de un año de edad, mis padres y nosotros nos fuimos a vivir a Gijón. Allí ya no se podía usar ni coche ni camión para jugar, era imposible, se vivía en un piso, no siempre se podía aparcar enfrente de la puerta y mucho menos aun dejarlo abierto. Además había que ir a la escuela y la maravillosa presencia de mi hermana requería de mi atención y cuidado, o eso creía yo.

No recuerdo haber visto estos autobuses operativos,
eran más modernos pero algunos mantenían los asientos del techo.
Fuente: fotosantiguascastro.blogspot.com
No sé ahora, pero durante muchos años, a los cuartos de baño de muchas casas de Asturias se accedía subiendo un peldaño. En aquel piso de Gijón, cerca del escalón estaba la lavadora, sentado en él y con la espalda apoyada en la máquina de lavar ya tenía el asiento de un camión, un aro de madera era el volante y un desatascador puesto a la derecha, con su ventosa bien pegada al suelo, la palanca de cambios. Con este nuevo simulador y algo más que sabía de geografía mi radio de acción se amplió enormemente y repartía carbón por media España. Hasta que mi hermana se sentaba a mi lado, entonces se convertía en un coche descapotable con el que la llevaba a lejanas playas.

También quería pilotar aviones, sabía que ya se estaban utilizando cazas de reacción o propulsión a chorro y mi preferencia más constante sobre qué ser de mayor (aunque no la única) durante toda mi infancia era la de llegar a ser piloto de caza o de pruebas con uno de esos aviones; pensaba que con ellos todo el mundo estaba al alcance de la mano, y esa cúpula de cristal que envolvía la cabeza del piloto permitiendo verlo todo, y solo... ¡Tenía que ser una maravilla! Me preparé un simulador de vuelo rápidamente: tumbado en la cama, doblaba la almohada, echaba cobertor y colcha hacia atrás, tiraba de la sábana pasándola por encima de mi cabeza, la sujetaba con la nuca, la mantenía tensada y ya estaba en el caza volando en un cielo siempre azul con algunas nubes blancas, derribando aviones y hundiendo barcos alemanes o japoneses indistintamente. No siempre había guerra, a veces solamente hacía vuelos de prueba, que conste.

Reactor y hélice.
Fuente: www.jaon.es
Estas cosas pueden hacerse a cualquier edad y sirven para mil actividades que queramos llevar a cabo. Centrándonos en la tarea de conducir automóviles, gesticular como un mimo como si actuásemos sobre los diversos mandos e imaginando situaciones concretas ayudan, sin ninguna duda, a que llevemos a cabo estas de un modo mejor -incluso perfecto-, con muchos menos intentos, con más precisión y soltura, sintiéndonos mucho más seguros, sin miedo ni angustia, sintiéndonos preparados, sabiéndonos capaces. Hay que invertir un cierto tiempo, pero todo lo demás es gratis.

Es necesario imaginarse y pensarse conduciendo antes de sentarnos al volante de un coche, tengamos o no carnet, estemos o no en la autoescuela. Nunca es tarde, anímense.  

Esteban

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14 comentarios:

  1. Desde luego, es bien cierto que nuestros sueños de niño evidencian nuestras mejores aptitudes y digamos, 'vocación'. Ójala hiciéramos más caso de nuestro niño interior. ¡Saludos!

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  2. Es cierto, Elisa, tienes mucha razón. Desde hace muchos años, casi siempre pregunto a mis alumnos qué querían ser cuando eran pequeños, y a cualquier persona que conozca cuando tomo confianza. Me resulta muy curioso y supongo que será muy significativo, aunque no me atrevo a extraer conclusiones. También pienso que la pregunta, en sí misma, igual tiene alguna utilidad para quien la recibe, o lo mismo le dan ganas de partirme la cara... pero nunca recibí una mala contestación, a lo mejor hasta pongo un grano de arena para que se encienda alguna luz que nunca debió apagarse, quién sabe.
    Saludos i bona nit!

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    1. Sí, nunca debió apagarse. Si la mantenemos viva el mundo comenzaría a cambiar. Saludos!

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    2. Tienes razón, pero a pesar de todo creo que la balanza se inclina a favor de las encendidas, aunque sea ligeramente y genere cambios lentos.
      Olvidé decirte (perdón) que dejé la respuesta al cambio DSG, dejo aquí el enlace:
      http://conducirsinmiedo.blogspot.com.es/2014/04/cuidado-con-internet.html
      ¡Saludos!

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    3. Gracias! Contesté allí. Saludos!

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    4. Lo he visto, Elisa, me retrasé un poco pero contesté. Gràcies a vos, y por tu paciencia. ¡Saludos!

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  3. MI querido amigo Esteban: Bellos momentos vividos hasta esos cinco años, donde la inocencia es pasto de vida, en forma de brote tierno donde todo cuidado va a dar buen fruto. Me ancanta todo lo que nos ilustras en tu blog, dado que eres un docente muy claro y derramando humanidad y sapiencia.
    Un abraciño y mi agradecimiento.
    Rosa María Milleiro

    http://poemas-rosamariamilleiro.blogspot.com.es/

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    1. Hermosas palabras y excelente opinión la que me brindas, querida amiga. Muchísimas gracias, me honran, alegran y son un espléndido aliento.
      Un abraciño.

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  4. Esteban, esta entrada tan interesante me hizo recordar momentos importantes! un abrazo

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    1. Me alegro mucho, Mery. Es curioso cómo, aun viviendo en lugares tan diferentes y lejanos nos descubrimos tantas cosas en común, siempre es una satisfacción comprobar esto por más que lo sepamos.
      Muchas gracias por tu visita.
      Un abrazo.

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  5. Tengo un lease
    cada tres años cambio de auto
    desde hace mucho tiempo
    Me sale mas barato que comprarlo y jamas tengo un problema
    Mi auto actual es un Honda Civic coupe dos puertas gris acero
    Rapido economico y veloz
    sin lugar a dudas es mi mejor amigo
    en un mundo como el que vivimos en Miami
    donde el resto de los transportes dejan tanto que desear
    he disfrutado de tu texto
    Y mucho!!!

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    1. La opción que mencionas para disponer de un coche me parece muy buena, MuCha. Aquí todavía resulta bastante cara esa posibilidad y, prácticamente, sólo la usan algunas empresas y organismos oficiales, pero está siendo más asequible y parece que lo será aún más. También sucede que hay un sentido exagerado de la propiedad, me parece a mí, y psicológicamente muchas personas prefieren saberse dueñas de casas y coches aunque no les sea rentable.

      Me gusta tu coche, lo tiene una amiga y un amigo, lo he probado y va muy bien; es fino, moderno, diferente, fiable, bien hecho... Se sale de la norma, como vos. Yo me he sentido muy a gusto en ese coche desde el primer momento; pero, ¿”mejor amigo”? Espero que no sea literal. Hablando de amigos, te contaré algo que me enseñó mi padre: “Compañero es con quien compartes el pan y el vino, amigo es con quien compartes la miel y la hiel de la vida. De estos hay muy pocos, los contarás con los dedos de una mano si tienes suerte.”

      Además del ánimo, y siendo muy importante, me alegra mucho más, saber que has disfrutado con esta historia.
      Un abrazo.

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  6. Muy bonitos recuerdos. Hay cosas que jamas se olvidan. Un placer conocer su blog. Saludos desde Puerto Rico

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    1. Efectivamente, Jackie, creo que hay cosas que ni precisan de memoria, simplemente se quedan como grabadas a fuego.
      Me honra y alienta su visita, y me alegra su comentario.
      ¡Muchas gracias, saludos!

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