Tal como indico en el título, pero sin ninguna interrogación, encabezaba ayer (3 de agosto de 2016) el diario asturiano La Nueva España una noticia sobre los dos escándalos que recientemente han tenido lugar en la Dirección General de Tráfico (DGT) y de la que se han hecho eco todos los medios de comunicación. La noticia pueden verla aquí, y tuve conocimiento de la misma en la tarde de ayer por el blog de la Asociación de Examinadores de Tráfico (ASEXTRA).
Fuente: valortamaulipeco.blogspot.com |
En los últimos días del pasado mes de julio ya escribí dos entradas sobre el permiso por puntos y no pensaba volver a este asunto tan pronto, pero ayer me resultó imposible resistirme a escribir un comentario sobre la noticia que recogía ASEXTRA en su blog, y luego he pensado que no estaría mal dejar aquí también constancia del mismo; después de todo siempre quedará como más ordenado, relacionado, a mano y fácil de transmitir utilizando tan sólo el enlace de esta entrada siempre que se quiera y quien quiera que lo desee. Así pues, sin más preámbulo y en cursiva paso a dejar aquí el comentario de marras, donde CNAE es la Confederación Nacional de Autoescuelas.
El peor momento de la DGT está por llegar, y si no al tiempo. En cuanto a los cursos de recuperación de puntos es obvio que deberían impartirlos las autoescuelas, todas las que quieran, sin más restricciones que cumplir con la normativa vigente. Y en exclusiva, por supuesto, por la sencilla razón de que somos los más cualificados para ello. Lo que también permitiría que quienes deseen hacerlos, puedan elegir entre un abanico mucho más amplio la autoescuela que quieran.
Nunca he pertenecido a CNAE ni a ninguna de sus asociaciones federadas, el señor Báez tampoco ha sido nunca santo de mi devoción, pero es evidente que sin la existencia del absurdo sistema de concesiones ni esa organización, ni su presidente, ni nadie hubiese podido influir lo más mínimo con el fin de obtener algún privilegio, con lo cual, es lógico deducir que si las cosas se hicieron como se hicieron fue con el premeditado fin de que unos pocos se beneficiasen mucho. Y entre esos pocos, es prácticamente imposible que no hubiese alguno o varios miembros de la cúpula de la DGT -por lo menos-, a la sazón presidida por Pere Navarro; y muy probablemente responsables de la Cátedra de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia y del INTRAS.
Si el asunto CNAE-DGT se investiga a fondo, necesariamente hay que llegar a la raíz (antes de 2006). Por aquel entonces la señora Seguí era completamente ajena a la DGT y estaba obligada a realizar una labor continuista, no podía hacer otra cosa cuando para el carnet por puntos todo eran vítores y Pere Navarro salió a hombros de la plaza.
Todos los que de un modo u otro estamos en este gremio, sabemos todo esto desde hace más de diez años, más de 10 años, que se dice pronto. Ahora oigo rasgar de vestiduras por todas partes, y, francamente, a un servidor le producen dolor de oídos. Ustedes perdonen, pero al menos estas letras me sirven un poco de analgésico.
Saludos.
Les dejo otra canción de Paco Ibáñez que nos trae palabras viejas y sabias
que nunca pierden valor. Dejo aquí otro enlace por si acaso.
Lamento profundamente todo esto, en sí mismo, y porque se quiera o no salpica a miles de funcionarios y de compañeros que trabajan muy duro y honestamente dejándose poco a poco la piel en el asfalto cada día y arriesgando también en cada uno de ellos hasta perderla de pronto. También se me ocurre pensar cuántas normativas habrá, que como esta, envuelven en sus artículos las llaves de los tratos de favor, el desvío de dinero público a bolsillos de particulares sin que estos den nada a cambio, los sobornos, el cohecho, el engaño y la mentira. Decía mi admirado y gran poeta Machado (don Antonio) “que el sol de España os llene de alegría, de luz y de riqueza”, yo me conformo conque irradie con precisión y fuerza cada célula de este cáncer de corrupción que nos asola.
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Etiquetas: DGT, CNAE, INTRAS, corrupción, María Seguí, Pere Navarro, carnet por puntos, permiso por puntos.
Que razón tienes hijo, aparece cada día podredumbre por todas partes. Mismo parece que vamos pisando bosta de vaca por todos lados. Perdón por la frase.
ResponderEliminar¡Esto es tremendo eh, que miserable corruptos! La cuestión es que ninguno devuelve lo robado.
Como siempre, es un placer leerte, Esteban.
Un abrazo y buenas noches.
Se feliz.
Comparto lo que dices, Marina, pero no del todo. La Justicia es lenta en este país y no siempre trata por igual a todos, tal como debiera; sin embargo, algunos acusados de corrupción sí han devuelto, por lo menos, parte de lo robado, vía embargo judicial, desde luego, pero bueno, algo es algo y no todo ni siempre funciona tan mal como parece. Lo peor, en mi opinión, es que, mal que nos pese, la corrupción de nuestros políticos es un reflejo de la sociedad. ¿Cuántas veces no oímos a tantas personas conocidas, parientes y amigos decir, después de despotricar a gusto de los políticos, que ellos en su lugar hubieran hecho lo mismo? Francamente, amiga, me duele sólo pensarlo, pero estoy convencido de que si la sociedad no estuviese invadida por el virus de la corrupción muy pocos políticos lo estarían.
EliminarBuena noche. Un abrazo.
Me alegro mucho de verte de nuevo, Marina!!!
ResponderEliminarSobre el tema que nos comenta hoy Esteban, la verdad es que da vértigo ver en qué pueden degenerar las instituciones que se deben al servicio público. Si no afianzamos los valores sobre los que se tiene que asentar nuestra sociedad, cada vez seremos más y más decadentes y al final será nuestro fin.
Saludos!
Y tanto que da vértigo, Elisa. Si no afianzamos valores desde niños, que se refuercen en la adolescencia y en la juventud, temo, como tú, que nuestra sociedad seguirá el suicida camino que conduce a su fin.
Eliminar¡Saludos!
Cuesta, estimado tocayo, imbuirse de la realidad española en la materia, por lo que esta vez no me siento con conocimientos suficientes del tema para opinar, por lo que aprovecho de mandarte un afectuoso saludo, extensivo a tus comentaristas y lectores y a la vez agradecerte las valiosas opiniones que emites habitualmente en mi blog.
ResponderEliminarAbrazo intercontinental.
Eres muy honesto reconociendo esa lógica limitación, amigo. Es muy difícil sentir el pulso de la realidad de un país diferente al propio; hasta en él mismo lo es por las diferentes perspectivas entre generaciones y lugares. Todavía me sorprende que muchos jóvenes vean en el sector de la construcción el principal motor económico de España, cuando, desde mi punto de vista, dicho protagonismo sólo duró una década (aproximadamente) y ocupando el segundo lugar después del turismo.
EliminarMuchas gracias por tu atención.
Un fuerte abrazo transatlántico y andino.
No sé si lo peor está aún por venir pero mi impresión es que la DGT comenzó a convertirse con Pere Navarro en una institución inquisitorial y con María Seguí ha culminado esa transformación.
ResponderEliminarComo en el siglo XV, los únicos caminos hacia la salvación son la obediencia y el castigo. El coche/la moto es un objeto pecaminoso y sólo la DGT se interpone entre nosotros y la perdición.
Por tanto salimos a conducir con temor. La DGT siempre está presente con sus campañas publicitarias intimidatorias. Que si la velocidad mata, que si no podemos conducir por ti, que si a tu lado vamos todos.
El infierno (tener un accidente) nos espera a menos que sigamos al pie de la letra la doctrina que emana de Josefa Valcárcel, 28.
Por supuesto que para quienes no nos dejamos convencer por semejantes argumentos, siempre está el "brazo secular" formado por la ATGC, los Ayuntamientos y la AEAT para reconducirnos por el camino del bien.
En este caso la "fe verdadera" es la seguridad vial. Pero ¡atención! nadie puede cuestionar la interpretación que la DGT hace de las sagradas escrituras. Si la DGT considera que es más importante poner un radar camuflado en una recta despejada que eliminar un punto negro o un tramo de concentración de accidentes, es porque la DGT está inspirada directamente por las más altas instancias.
Dudarlo, es herejía. Y eso se castiga con la hoguera.
Son notables herejes señores como Juan Carlos Toribio o Juanjo Alba. Afortunadamente no se les ha prendido fuego físicamente. Algo hemos avanzado, pero no mucho.
Y no hemos avanzado mucho porque, como entonces, siempre hay una masa enfervorecida y fanatizada que, con entusiasmo, aplaude la ignorancia y la arbitrariedad. Que si sanciones más duras, que si cárcel, que si retirada del permiso de conducir para siempre...
Mientras tanto, y bien que me gustaría equivocarme, los peores presagios se están empezando a cumplir.
Los muertos en carretera comienzan a aumentar. A Pere Navarro el viento le fue favorable lo que supuso convalidad y generar alguna simpatía por unas políticas represivas que, según decían, habían reducido el número de víctimas.
Tal vez algo de cierto haya en ésto. Me guste o no, un cierto factor coercitivo es necesario en una política integral de seguridad vial. El problema es cuando la represión (y la recaudación) son la única política conocida. Y en eso, la Señora Seguí ha demostrado ser una devota seguidora de las enseñanzas de su predecesor.
Las consecuencias terminan por llegar como tristemente estamos viendo.
Necesitamos conductores responsables, no temerosos ni pusilánimes. Que respeten las normas, por supuesto, pero que no se dejen amedrentar por las exageraciones (por no decir mentiras) de la DGT.
Estupendo comentario, estimado lector. Se lo agradezco enormemente y lo comparto en su totalidad. Ojalá cuantas personas me honran con su atención a este espacio lo lean porque, entre otras cosas, se nota que sabe muy bien de lo que habla.
EliminarLa analogía entre política de trafico e Inquisición me parece perfecta. Muy gráfica. Y, aunque los medios (a Dios gracias no tan expeditivamente brutales) y los fines difieran, la esencia es la misma.
La señora Seguí no ha sido santa de mi devoción, desde luego, aunque confieso que al principio de su mandato llegué a albergar alguna ingenua esperanza. Sin embargo, creo que se debe tener en cuenta en su descargo que era prácticamente imposible que hiciese una política diferente a la de su predecesor, toda vez que este salió a hombros de la plaza, hecho inaudito en un Director General de Tráfico, y ya de por sí muy sospechoso, dicho sea de paso. Otra cosa es la responsabilidad que le atañe en los injustos tratos de que fueron objeto los señores “herejes” que menciona (don Juan Carlos Toribio y don Juanjo Alba), y otros que, sin trascender a los medios, también fueron víctimas de su tiránica prepotencia. Por no hablar del posible cobro de comisiones por parte de ciertas empresas y también de proveedores de la DGT, asunto en el que, mucho me temo, también exista una perniciosa herencia de la época de Pere Navarro. No lo sé, pero tanto radares, pórticos, helicópteros, etcétera suponen mucho dinero en juego, suficiente como para investigar seriamente la gestión completa de ambos directores.
Por desgracia, también coincido en que son necesarias actuaciones administrativas y penales con el fin de reprimir ciertos comportamientos al volante, pero antes es necesario educar y formar, asegurarse de que quien accede al manejo de un automóvil tiene unos conocimientos y destrezas suficientes para poder desarrollarlos en el día a día de cada cuál y seguir creciendo como conductores. Naturalmente, esto también requiere una profunda revisión de la normativa existente haciéndola verosímil, posible de cumplir, sencilla, lógica y abreviada al máximo. Mejor pocas normas y que se cumplan que lo contrario. Otro tema pendiente es el de la coordinación entre la DGT y los distintos ayuntamientos, más de 8.000 en toda España y cada cual haciendo la guerra por su cuenta, lo que genera unas diferencias enormes entre la peligrosa, caótica y perniciosa circulación urbana y la interurbana. Nuestras ciudades son al tráfico lo que Sodoma y Gomorra a la virtud; en ellas se adquieren fatales hábitos con los que luego (cuatro veces al año, como quien dice) se sale a la carretera, sin tener en cuenta que en esta las velocidades máximas, y sobre todo medias, son mucho más altas.
En fin, aún hay un largo camino para andar que, me temo, sólo nos importa a cuatro gatos.
Muchas gracias, saludos cordiales.