miércoles, 17 de agosto de 2016

MAYDAY, MAYDAY...

Las palabras que hoy utilizo como título para esta entrada, como todos ustedes saben, hacen referencia a la llamada de socorro internacional utilizada en la navegación aérea y marítima. Pero “Mayday”, es también el título de una serie de televisión que emite el canal National Geographic y que descubrí casualmente hace tan sólo unos meses. 

Fuente: desmotivaciones.es

La mencionada serie la he visto y la veo siempre que tengo oportunidad -me ha gustado mucho- y, por supuesto, la recomiendo a quien no la conozca, pero con una reserva: quien tenga miedo a volar quizá es mejor que se abstenga, pues, por más que el transporte aéreo sea muy seguro, ver algunos episodios puede causar la sensación contraria si uno está predispuesto a ello. Por esta razón, no dejaré aquí ningún enlace directo al mencionado programa, quien quiera llegar a él podrá hacerlo con facilidad y quien no lo desee, en lo que a mí respecta, no podrá verlo ni por error.

“Mayday”, hace una exposición dramatizada de la investigación de diversos accidentes aéreos y desde el primer episodio que vi me asaltó el envidiable deseo de que se hiciese lo mismo con los accidentes de tráfico. En realidad, hace muchos años que me resulta incomprensible que en España y otros muchos países no se investiguen las causas de los accidentes de automóviles, o se haga sólo de forma puramente anecdótica y, que incluso en estos casos, nunca se publique ni un resumen de dichos estudios en los medios de comunicación generales.

Lo dicho, debería estar haciéndose por lo menos desde la década de los sesenta de forma sistemática. De acuerdo que hay muchos más accidentes de automóviles que de aviones, y quizá sea imposible investigar todos aquellos en profundidad, pero qué menos que estudiar un cierto porcentaje de los mismos: los más aparatosos, los más graves, aquellos en los que resultan heridas de gravedad personas, o con lesiones irreversibles, con muertes de por medio... Si no, ¿cómo establecer medidas preventivas verdaderamente eficaces? Miles y miles de veces nos han dicho que “los siniestros viales” -como se da en denominarlos ahora- son una plaga, pero cuando surge una epidemia a nadie se le ocurre aplicar un tratamiento sin antes investigar para hallar el diagnóstico y seguir después estudiando para saber cómo curar el mal y evitarlo. Es elemental. 

¿Cómo se atreven nuestros políticos a legislar “por nuestra seguridad” si ni siquiera saben en qué consiste? ¿Por qué se gastan tanto dinero en campañas de “sensibilización” y “concienciación” -constantemente, cientos de miles de euros cada año- si ni ellos mismos se aplican el cuento ni se lo creen? No comulgo con esa milonga de concienciar, ¿quién no conoce de cerca a personas que han sufrido accidentes? Pues si con eso no basta... Y, efectivamente, a la mayoría no les sirve de nada porque creen que sólo es una cuestión de suerte, por lo tanto se ponen al volante con una consciente mordaza para silenciar su razón, su criterio y buen juicio, no vaya a ser que escuchen sus demandas de invertir más esfuerzo y trabajo en conducir mejor, rindiendo su voluntad en el asfalto con una fatalista actitud. ¿Cómo no van a manejar tantos conductores con miedo?

Generalmente, esta labor tiene por objeto delimitar la responsabilidad civil 
y penal (si procede) de las personas implicadas en un accidente; saber a quién
le toca pagar, vaya. Para conocer las verdaderas causas que provocaron el accidente, 
normalmente, hay que ir más allá. Bastante más allá.
Fuente: www.que.es
Entre tanto, ellos, los políticos, legislan cual rayo que no cesa (que diría Miguel Hernández), lenta pero incansablemente, escribiendo en el BOE como en un vano intento de acallar la responsabilidad de sus conciencias justificándose ante sus votantes con la complicidad de los medios sin más logro que hacer cada vez más farragosa e innecesariamente amplia la Ley de Tráfico y Seguridad Vial y los distintos reglamentos que la complementan. Justo todo lo contrario de lo que debería ser una buena ley de tráfico: sencilla, concisa, clara, breve, estable en el tiempo y respetada por todos los partidos políticos, independientemente de cuál gobierne u ocupe la oposición. Un marco legal que pudiera ser fácilmente entendible por un niño de diez años, o un adolescente de quince, si me apuran mucho. 

Cuánto mejor sería que se gastaran el dinero de todos, primero en educar y en formar desde la infancia, después en financiar programas realizados por personas verdaderamente independientes que muestren las raíces de por qué los automóviles chocan o se salen de la vía, que expliquen cómo se puede evitar y divulgarlo. Sería mucho más barato y mucho más eficaz. 

Estos programas deberían emitirlos permanentemente por televisión de forma regular y tenerlos también disponibles en Internet, haciéndolos formativos y amenos, elegantes y ausentes de todo morbo, sin inducir al miedo, sin juzgar, asépticos como un quirófano, buscando las raíces causantes de cada accidente estudiado con seriedad y rigor en base a preguntarse reiteradamente “por qué” hasta llegar a ellas. No basta con descubrir que uno de los conductores implicados, por ejemplo, manejaba con una tasa de alcohol en sangre superior a la permitida, por más que sea una infracción (o incluso un delito) no necesariamente ha de ser la causa del accidente; y por supuesto, también puede ocurrir lo contrario. 
Hace muchos años que debería existir una entidad semejante a esta (CIAIAC
para investigar los accidentes de tráfico.
Fuente: www.fomento.gob.es
Como resultado de muchas de estas investigaciones, lógicamente, se deduciría la incorporación de nuevas medidas, anulación de algunas de las existentes o cambios en las mismas en cualquiera de las áreas implicadas: formativa, médica, psicológica, técnica (tanto en lo relativo a vehículos como a carreteras), policial, resto de servicios de emergencia, etcétera. Y legislativa, desde luego, siempre que proceda, pero al menos se acabaría con la perversión de dictar normas por razones tan difusas y abstractas como “la alarma social”, la influencia en la intención de voto de los electores o la sumisión del poder ejecutivo a la presión de numerosos grupos (auténticos lobbies) con intereses en la seguridad vial, casi nunca inocentes y casi siempre culpables de declarar un falso “sin ánimo de lucro”

Hasta ahora, cuantos conducimos en España y a pesar de tantas décadas con el automóvil formando parte de nuestras vidas, hemos tenido que aprender las posibles causas de los accidentes de tráfico y las distintas medidas que podemos adoptar para evitarlos de la experiencia ajena, en primer lugar, y de la propia (y ambas) después. Un servidor tuvo la buena suerte de poder ser testigo de muchas conversaciones entre camioneros y viajantes mucho antes de que pudiese empezar a conducir, y aunque era muy niño había detalles que hice míos, que me acompañaron siempre, que sin duda me salvaron la vida en varias ocasiones, que aún siguen siendo perfectamente válidos y que si Dios me da salud suficiente no olvidaré jamás. Nunca agradeceré lo bastante lo que me enseñaron aquellos hombres, sin intención alguna -curiosamente- ni por su parte ni por la mía; y aunque ninguno de ellos pueda leer esto ya, tampoco puedo acabar este párrafo sin dedicarles una palabra con aquel mismo corazón que todavía late por aquí (creo): ¡Gracies! 

Tengo entendido que el guepardo es el animal más rápido en tierra 
y que tiene marcas de velocidad registradas de hasta 115 km/h.
Fuente: www.planetacurioso.com
La historia de aviones y automóviles tiene su cuna en un par de sueños acariciado durante miles y miles de años. No puedo saberlo, claro, pero me siento completamente convencido de que nuestros más remotos antepasados, en cualquier lugar de este planeta, se quedaban fascinados viendo correr a algunos animales mucho más rápido que ellos y observando el vuelo de las aves. No puedo saberlo, pero después de todo, aún llevamos una ingente cantidad de información genética de nuestros viejos padres, y, mal que nos pese, después de todo, aún estamos muy cerca de la caverna de la que hemos salido. 

La historia de automóviles y aviones se entrelaza en numerosos puntos a lo largo de poco más de cien años, uno y otro invento se han beneficiado mutuamente de algunos de sus distintos avances; ambos han recibido los mismos fuertes impulsos, justo cuando la humanidad ha sufrido sus peores tragedias, a saber: las dos guerras mundiales. Pero esta funcional correlación, hasta ahora y que yo sepa, siempre ha sido lógica. Sin embargo, de pocos años acá, se porfía en aplicar al automóvil dos aspectos muy propios y lógicos de la aviación, perfectamente naturales en ese ámbito pero, en mi opinión, ajenos a las circunstancias de la carretera. Me refiero al piloto automático (conducción autónoma) y a la caja negra. 

El piloto automático en un avión, básicamente, controla tres parámetros fundamentales: velocidad, rumbo y altura. Hace el vuelo más cómodo y seguro porque descarga notablemente de fatiga la permanente atención que tendrían que llevar los pilotos si navegasen en visual, no obstante, al menos van dos pilotos al mando y asumen la responsabilidad del vuelo. El avión se mueve en un espacio enorme y en tres dimensiones, y, aunque hay aerovías trazadas, en cualquier momento, si fuese necesario se puede “construir” otra, por así decirlo. Por si fuera poco, los vuelos comerciales están todos previstos de antemano y supervisados por controladores aéreos en comunicación permanente con los pilotos. En estas condiciones, creo que es evidente deducir que el piloto automático es algo lógico y perfectamente natural en la aviación comercial. Pero en las carreteras no se dan estas circunstancias, ni hay tres dimensiones, ni los coches son conducidos en su mayoría por profesionales, etcétera. Además, no basta con controlar velocidad y rumbo, y pueden darse muchos factores difícilmente previsibles que interfieran en la marcha del automóvil. En fin, comparar el piloto automático de aviones y coches es mucho más heterogéneo que hacerlo entre las churras y las merinas.

Cóndor de los Andes
Considero imposible que esta imagen y la anterior dejen indiferente a 
nadie por mucho que nos remontemos siglos y siglos atrás. 
Fuente: www.panamericanworld.com
La caja negra. Dado el carácter catastrófico de tantos accidentes aéreos (por más que el porcentaje de los mismos sea muy pequeño) en los que no hay un sólo superviviente me parece lógico que exista este dispositivo, de lo contrario los únicos testigos serían los controladores aéreos pero estos pueden ignorar detalles como la potencia que se está utilizando de los motores o la posición de los distintos timones, por ejemplo, datos importantes que (entre otros) sí quedan registrados en la famosa caja y pueden aportar una muy valiosa información para esclarecer las causas del accidente, ardua tarea de por sí en los accidentes de aviación. Sin embargo, en la carretera es mucho más fácil determinar la causa de un accidente sin necesidad de llevar un espía electrónico en nuestro coche, cuya labor principal, mucho me temo que nada tenga que ver con nuestra seguridad sino con establecer un férreo control sobre el individuo, una vuelta más de tuerca (o varias) en pro de lograr una sociedad sumisa dispuesta a soportar cuantos ataques consideren precisos a su libertad lanzados por quienes de verdad detentan el poder y cuya ambición por incrementarlo carece de todo límite. Así pues, ¿conducción autónoma y caja negra en automóviles? No, gracias. 

13 comentarios:

  1. Excelentes reflexiones, que comparto. Aprovechando la reseña cinematográfica permítame recomendarle ver, si no lo ha hecho ya "Los pasos del destino".

    No voy a reventarla contando aquí su argumento pero digamos que hubo un accidente aéreo y que lo fácil era culpar a quién ninguna culpa tenía. Imagino que le suena.

    Efectivamente, nos falta una investigación seria y rigurosa de las causas de accidente pues, muchas veces, las cosas no son como parecen.

    Lo más rápido y lo más popular también es achacarlo al exceso de velocidad. Cosa que es cierto, pues los coches y motos correctamente estacionados (0 km/h) jamás se ven implicados en accidentes.

    En cuanto a lo de la caja negra no tengo una opinión completamente definida. Veo ventajas e inconvenientes.
    Como de costumbre, correctamente usada podría ser una buena herramienta pues determinar ciertos parámetros momentos antes y, a ser posible, después de un accidente ayudaría a hacer una investigación seria.

    Por el otro, la caja negra no registra otras variables abslutamente imprescindibles con lo cual no sé si más que de ayuda serviría de testigo de cargo contra los conductores.

    Me quedará con la duda, por ahora.

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    1. Muchas gracias, he visto la película, pero agradezco el recordatorio porque la tenía injustamente olvidada, así tomo nota para disfrutarla de nuevo en cuanto pueda.

      Qué obvio resulta que a 0 km/h no hay accidentes de automóviles, y sin embargo, con cuánto entusiasmo se aferran tantos a esta simpleza. Es increíble.

      Es indudable que la caja negra bien utilizada facilitaría la investigación de los accidentes. Pero no me fío. Sospecho que se usaría mucho más como elemento represivo y recaudatorio que como útil herramienta para saber qué ocurrió verdaderamente en caso de accidente; incluso en estos, podría resultar muy tentador extraer conclusiones definitivas con unos pocos datos. Algo similar a lo que viene ocurriendo en la mayoría de los siniestros, en los que si se detecta que uno de los conductores implicados cometió una infracción clara como superar límites de velocidad o alcohol (aunque sea por poco y en absoluto determinante) ya no se mira más.

      Por otra parte, tengo entendido que la mayoría de los coches modernos ya vienen de serie con algo muy similar a una caja negra, con el fin, en un principio, de curarse en salud los fabricantes ante posibles reclamaciones por si el airbag se activó o no cuando debería hacerlo y cosas similares. Recientemente, las policías autonómicas catalana y vasca parece que han accedido a esta información para determinar a quién correspondía la responsabilidad de algunos accidentes. Así mismo, los fabricantes también se reservan la posibilidad de utilizar datos de nuestro GPS cuando viene instalado por ellos, cosa que aceptamos al utilizarlo sin leer el extenso texto en el que nos advierten de ello. En fin, hace años que sospeché que la telemetría utilizada en las carreras no se iba a quedar en los circuitos. El Gran Hermano teje laborioso y tenaz su red, Dios nos pille confesados.

      Saludos.


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  2. Bueno al menos en mi pais (Puerto Rico) han puesto camaras en casi todos los semaforoso para ayudar en la investigacion de los accidentes. Pero estoy totalmente de acuerdo con usted, hace falta mas seguridad en las carreteras. Yo personalmente conduzco con miedo ... porque yo se para donde voy, pero nunca se sabe si viene un loco de la nada a estrellarse contra uno. Peor aun, hay miles de personas conduciendo con licencias vencidas y le pagan a los policias para que haga un informe a su favor. (Yo conozco un caso) Magnifica entrada! Gracias por compartirla.. Abrazos

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    1. Hola Jackie:

      Lamento lo que me cuentas de tu precioso país, y más aún que tu manejes con miedo. Aquí también hay miles de personas que conducen cada día con su licencia vencida, retirada temporalmente por sanción administrativa o penal, sin puntos, etcétera; probablemente en un porcentaje más pequeño que en Puerto Rico, pero miles. Lo que es más raro acá es lo del soborno, he conocido muy pocos casos a lo largo de mi vida y la mayoría se dan con extranjeros, pues deben pagar la multa en el acto cuando son denunciados (nosotros no), y claro, resulta muy tentador para algunos funcionarios y también poco probable que el visitante les denuncie, están de vacaciones y no quieren líos.

      Siempre oí que tanto sociedades como individuos conducen como viven, y creo que es muy cierto, de tal modo, que en todos los lugares hay una serie de normas no escritas que conviene conocer y entender, y creo que asumir con naturalidad, generalmente, para evitarse problemas. Es lo que tantas veces le oí a mi madre: “allá donde fueres haz lo que vieres” (si mal no recuerdo es una cita de El Quijote). Así que hay diferencias de unos países a otros, incluso en un mismo país; en España, lo que mejor conozco, no es lo mismo conducir en Madrid que en Bilbao, ni en zonas de montaña del norte que en las llanuras de Castilla, por ejemplo.

      Pese a todo, te ayudará mucho tener muy presente tres cosas:

      1.- Llevas tus pies en los pedales y tus manos en el volante, el coche es muy noble y reacciona de inmediato a tus órdenes; puedes ver lo que hay delante, a los lados y detrás de ti constantemente, puedes observar, mantener distancias y anticiparte, y cuando no tengas visibilidad pensar en qué puede ocurrir en ese espacio próximo que aún no ves e ir preparada para ello.

      2.- Lo que hagan los demás no importa, sólo importa cómo actúes tú con respecto a ello.

      3.- Los demás conductores, incluso cuando se comporten de forma incívica, claramente peligrosa y agresiva, NO quieren hacerse daño, ni hacérnoslo a nosotros, ni siquiera nos conocen. A nadie le interesa ni tener tan siquiera un roce, es una perdida de tiempo y nos desbarata el día.

      Puedes pensar en estas cosas, hacerlas tuyas y aplicarlas a las circunstancias del tráfico en el que te mueves, verás como se va retirando el miedo. El tráfico es como una danza, baila y disfruta. Te dejo dos enlaces que te pueden ser útiles:
      http://conducirsinmiedo.blogspot.com.es/2011/07/las-raices-del-miedo-conducir-uno-mismo.html
      http://conducirsinmiedo.blogspot.com.es/2011/07/las-raices-del-miedo-conducir-los-otros_17.html

      También puedes escribirme aquí cuando quieras: esteban@conducirsinmiedo.es

      Por último, conducir es una tarea cuyo riesgo podemos neutralizar hasta un porcentaje muy alto, pero nunca al 100%. Pero así es la vida, amiga Jackie, ni en el mejor refugio nuclear del mundo podríamos sobrevivir. Vive y disfruta, sin dejar de cuidarte, sin bajar nunca la guardia, ¡pero bailando, qué demonios! Hay unos versos del gran poeta Miguel Hernández que me encantan: “...hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas”.
      Un abrazo y mucho ánimo.

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  3. Muy interesante.
    Es verdad que falta educación, solo basta con mirar la forma en la que se comportan los conductores y los malos modales que utiliza el respetable al volante.
    Me quedo con una de las ideas aportadas:
    "Más vale prevenir que curar"

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    1. Tienes razón, Manuel. Se están extendiendo demasiadas actitudes egoístas que más tarde que pronto repercutirán en quienes las practican; lo malo es que en el tráfico todo pasa muy rápido y en muchas ocasiones pagan justos por pecadores.
      Un abrazo.



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  4. Pilotos automáticos, cajas negras,... creo que hay que preocuparse más por la ergonomía, la estabilidad, el motor, etc.
    Tanto chisme electrónico es como una invasión, en todos los campos de la vida.
    Saludos!

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    1. Efectivamente, una verdadera invasión que amenaza hasta colonizar el alma. Y encima cada vez son más los que jalean y adoran a las tropas invasoras, lo más rebelde que se oye (salvo excepciones) son cosas tales como: “es lo que hay”, “habrá que acostumbrarse”... Nos están metiendo a todos en una red y hasta se ve mal que alguien quiera escapar o romperla aun reconociendo la trampa y el engaño. Es inaudito. Si los clásicos dictadores levantasen la cabeza no darían crédito.
      ¡Saludos!

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  5. Siempre pienso que ojalá las medidas de seguridad aéreas, fuesen en muchos aspectos espejadas por las autoridades del movimiento terrestre.

    Saludos tocayo.

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    1. Desde luego hay aspectos que se podrían copiar perfectamente y sólo aportarían ventajas. Nunca he entendido porqué no se hace, se diría que no interesa y hasta da miedo pensar las razones; hay mucha hipocresía y cinismo con este asunto, estimado amigo.
      Un abrazo.


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  6. Fascinante
    Cuando llego a tu blog
    aprendo siempre
    Nunca sé nada de lo que escribes
    Abres mi mente
    hacia nuevos espacios de la vida un abrazo querido compañero de letras

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    1. ¡Gracias, Mucha!
      Te aseguro que estos descubrimientos son mutuos y recíprocos, yo suelo quedarme un rato largo pensativo con tus artículos y comentarios pues, o bien muestras facetas que no he visto o me haces descubrir algunas propias que ignoraba.
      Un abrazo.

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  7. ¡Hola Esteban!!!

    Por aquí paso muy de prisa, aunque al leer este completísimo pogs o texto, no me queda otra que leer lo todo lo plasmado con tu mano y tu mente sabia.
    Y, que voy a decirte que yo no te hayan dicho o que tú no sepas, solo decirte que estoy totalmente de acuerdo con tu lógica y tus fantásticas reflexiones. Maestro. Me ha encantado pasar ha sido un placer. Te dejo mi felicitación mi inmensa estima y gratitud.

    Un abrazo y hasta pronto.

    Feliz fin de semana

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