miércoles, 25 de enero de 2012

H I E L O ❶

Suave. En la primera clase de coche decía siempre a mis alumnos que la palabra que más veces me iban a oír era esa: suave.
Desde la primera clase de coche y siempre que se conduce, salvo justificadas excepciones, conviene hacerlo con suavidad de forma sistemática. En esa primera clase mostraba a los alumnos, mediante dos ejercicios, las ventajas de actuar suavemente y las graves e inmediatas consecuencias que podía tener hacerlo con brusquedad. 

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Algo se mueve, luego hay vida.
Aún en situaciones muy difíciles.
Es muy importante tener presente que se puede conducir muy suave y rápido, y lo contrario, brusco y lento. Ejemplos de esto último se ven a diario en las vías urbanas en cuanto damos un paseo y abrimos los ojos, y los oídos.
La clave para conducir seguro sobre superficies deslizantes, muy deslizantes y de adherencia casi nula radica en transmitir los movimientos de manos y pies a volante, palanca y pedales con una suavidad exquisita. Tanto más exquisita cuanto más deslizante esté la calzada.
Hay quien puede cambiar de sitio un vaso de agua lleno hasta el borde sin que pierda una sola gota, y quien a poca agua que tenga, al moverlo, hará que se vierta. Pero todos podemos hacerlo como en el primer caso si nos lo proponemos y entrenamos lo suficiente.
¿Cómo saber que se conduce suave? Hay dos casos que todos hemos vivido alguna vez viajando como pasajeros: 
1.- A los pocos minutos de estar a bordo de un coche nos encontramos incómodos, el cuerpo se nos pone rígido, vamos en tensión, nos asimos al agarredero de puerta o techo, es imposible dormir por mucho sueño que tengamos y estamos deseando llegar a destino lo antes posible a la vez que nos juramos no volver a montar jamás con quien está conduciendo. 
2.- Nos sentimos a gusto y tranquilos enseguida, vamos relajados y sabemos que si nos diese el sueño nos podríamos dormir con toda tranquilidad. 
Evidentemente, quien conduce en el segundo caso lo hace con suavidad. Cuando nosotros conducimos y aunque vayamos solos, sabremos que lo estamos haciendo realmente suave cuando al pasar las curvas nuestro cuerpo apenas (o nada) insinúa moverse hacia dentro ni hacia afuera por efecto de las fuerzas centrípeta y centrífuga, cuando tampoco hay movimientos longitudinales hacia adelante o hacia atrás al acelerar, desacelerar y frenar, ni tirones cuando cambiamos de marcha, ni en retención. Si conducimos de este modo o aprendemos a hacerlo practicando sistemáticamente desarrollaremos un hábito que nos permitirá afrontar una calzada helada sin más problema -por lo que a nosotros respecta- que invertir más esfuerzo y trabajo en la tarea. 

Ligera capa de nieve en el norte de la provincia de Burgos.
Hay quien piensa, que es muy raro que se encuentre con hielo y si puede prever que eso ocurrirá se abstendrá de conducir y listo. Pero de todos los fenómenos meteorológicos, el hielo, es el que puede resultar más sorprendente porque podemos encontrarlo en un tramo de calzada corto estando el resto de la misma limpia y seca. Actuar con suavidad sobre los mandos al manejar un automóvil, generalmente, sólo aporta ventajas: se aprende a sentir mejor el coche, se somete a menos esfuerzo a todo el conjunto de la máquina, es más cómodo... ¿No se han preguntado alguna vez por qué, en condiciones similares, una persona según quien conduzca se marea o no? Si es que no lo sabían, lo menos probable, seguro que ya se han dado cuenta, sí, la clave es la suavidad.
La sorpresa que nos puede deparar el hielo se puede atenuar considerablemente si uno se molesta un poco en aplicar o adquirir un cierto conocimiento del clima del lugar y época en la que circula. De tener en cuenta la previsión meteorológica para días y zonas geográficas concretas desterrando de nuestra mente el típico “el hombre del tiempo no acierta ni una”, porque es falso, generalmente aciertan siempre. La meteorología no es una ciencia exacta pero de unos cuantos años acá se le aproxima bastante. También es muy útil -y preciso- el termómetro que llevan todos los coches desde hace bastante tiempo para mostrarnos la temperatura exterior -en los que no lo tienen se puede instalar por poco dinero-, cuando la temperatura indicada está en 3º C o menos, la cifra parpadea para llamarnos la atención sobre lo que puede significar ese dato: ¡Cuidado, igual hay hielo! 
Imagen tomada del sitio www.cronosgea.es
Además, y como para casi todo, lo más fácil, lo que más a mano tenemos, es lo que más nos cuesta hacer o encontrar: llevar la cabeza fuera. Intentaré explicarme, siempre había momentos en los que decía y repetía a los alumnos: Fíjate, vamos aquí dentro sentados, cómodos, a gusto, no pasamos ni frío ni calor, no nos mojamos, podemos dejar que entre el aire si queremos, vemos el paisaje, podemos -echaba un vistazo al indicador de combustible- llegar sin repostar hasta Finisterre, París, Almería, Barcelona.. Según el rumbo mencionaba una ciudad lejana -y si el depósito estaba bajo, bueno, de aquí a unos cien kilómeros llenamos y... siempre poniendo como meta una ciudad lejana. 

Charla sobre conducir con hielo en la calzada.

Vamos muy a gusto aquí dentro, sí. El cuerpo está en el coche y debe sentirlo como el jinete al caballo, pero la cabeza fuera. La mente anticipándose al camino, pensando qué nos depara la ruta, qué podemos encontrar, cómo actuar si... con la respuesta siempre preparada; al tiempo, le hacía hincapié en que considerase siempre que no estamos solos en el mundo, afirmaba tajante y porque así lo veo: nunca estamos solos en la carretera por más que a veces así nos parezca o lo sintamos, tarde o temprano aparecerá alguien, incluso la policía. La situación entonces se tornaba de plácidamente contemplativa a plenamente activa y laboriosa. Entender y adoptar esta actitud es un factor básico de seguridad para conducir, conviene no olvidarlo nunca. Ah, y cuando se hace el entrenamiento necesario y suficiente (que en realidad no es tan largo) y sin que podamos dejarlo nunca, pero ya nos da como... un cierto tono muscular, se empieza a disfrutar de verdad.
Conocedores de la posibilidad de encontrar hielo en alguna parte de la calzada por la que circulamos, podemos extremar el cuidado al aproximarnos a curvas o cambios de rasante con poca visibilidad, zonas sombrías, túneles... si es de día y vamos atentos la placa de hielo se ve, entonces, y si no hay riesgo de alcance por parte del vehículo que nos siga se debe frenar muy fuerte hasta aproximarnos a la placa, situar el coche un poco hacia el centro de la calzada sin salirnos del carril y asegurarnos de que las ruedas queden lo menos giradas posible y sin nada de freno antes de que aquellas pisen sobre el hielo. 

Hacía frío pero no me encontré con hielo en ese viaje.
Dependiendo de cuánto se haya disminuido la velocidad quizá sea necesario reducir una o dos marchas, siempre antes de pisar la placa, para asegurarnos de que la marcha engranada es adecuada para esa velocidad y de que no va a dar tirones el coche, lo que aumentaría la inestabilidad del automóvil sobre el hielo y la posibilidad de perder el control. Hecho esto, básicamente, lo mejor es dejarlo ir, ni acelerar, ni frenar, ni tocar pedal de embrague ni palanca. Seguir con las manos en el volante y no forzarlo nada para recuperar la posición si esta se pierde un poco. En esta caso yo no pongo el pie derecho sobre el pedal del freno, lo dejo encima del acelerador sin tocarlo. En cuanto las ruedas salen de la placa de hielo, se puede actuar tranquilamente como mejor convenga. Entre tanto, se pasa un poco de angustia porque se siente y sabemos que muy poco más se puede hacer. Mas sí sería posible, de ser imperativo, tocar acelerador, e incluso freno y volante acariciando los mandos. Evidentemente, las distancias de seguridad deben ser lo más amplias posibles, se puede utilizar el freno y llegar a parar sobre hielo pero recorriendo mucho más espacio, quizá esta sea la parte más difícil.
En la mayoría de los casos, actuando del modo descrito saldremos airosos del asunto. De ocurrir algún percance, lo más probable, es que se salde con daños materiales leves. 

3 comentarios:

  1. Excelente entrada!! Muy clara y precisa!!! Cariños desde mi querida Argentina!!!

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    1. ¡Gracias, Mariela!
      Aprovecho para desearte muy buena suerte en los Premios 20Blogs, la mereces con creces.
      Un abrazo.

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    2. ¡Gracias, Mariela!
      Aprovecho para desearte muy buena suerte en los Premios 20Blogs, la mereces con creces.
      Un abrazo.

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