viernes, 24 de junio de 2016

GERARDO. Y LA IMPORTANCIA DE LA EXPERIENCIA (y 2)

Carecía de la experiencia de mi compañero, pero no estaba nada mal la que ya había acumulado para mi edad y sabía que tenía razón. Es lógico, a nada que se piense un poco: a más velocidad menos tiempo para todo. Se puede comprobar hasta en bicicleta. Además, ya había probado velocidades bastante respetables y pude darme cuenta de inmediato (porque se nota y lo nota cualquiera) que a poco instinto de supervivencia que uno tenga, conducir verdaderamente rápido exige mucha atención, saber muy bien lo que se hace, una máquina adecuada y en buen estado, una buena carretera y todo un cúmulo de circunstancias muy propicias. Aun así, cansa mucho. Y, claro, una cosa es que con todas esas bendiciones alguien llegue a 250 km/h (por dar una cifra claramente alta) durante unos segundos, incluso unos pocos minutos, y porque quiere y ha hecho una valoración precisa del riesgo poniendo todo de su parte para lograr neutralizarlo, y otra muy distinta tener que conducir así, siempre que sea posible, obligatoriamente. 

"Tú" motor, Elisa. Moltes gràcies!
Una verdadera joya de la mecánica y de la ingeniería.
La foto es cortesía de Elisa Alòs.

La velocidad, no obstante, es un concepto sumamente escurridizo y una cifra, por sí sola, nada nos puede decir sobre si es segura o no. De ahí que resulte tan perverso el mensaje que tantos gobiernos nos transmiten desde hace décadas afirmando que vamos seguros hasta la velocidad “X”. Esto es falso. Nadie puede garantizar hasta qué velocidad alguien va seguro, salvo el propio conductor

Sólo la persona que maneja puede y debe saber a qué velocidad ha de moverse en cada momento. Y esto está al alcance de cualquiera, basta con aprender a conducir bien y entrenar lo suficiente afinando el instinto de conservación. Quien no quiera hacerlo, muy bien, está en su derecho, faltaría más, pero que no conduzca por favor, por su propio bien. Observen a los niños, incluso con sus pequeñas bicicletas o triciclos enseguida aprenden por sí solos cuándo tienen que frenar. En la autoescuela también es raro ver a alguien que no se dé cuenta de cuándo está circulando por encima de sus posibilidades, otra cosa es que se deje llevar por el pánico e incluso acelere más, pero esto se corrige, siempre que uno se dé el tiempo necesario para ello, si no... Los pocos alumnos que he conocido que no percibían cuando iban demasiado rápido de verdad, era porque tenían otro tipo de problemas por cuya solución nada se podía hacer en ninguna autoescuela. 

Cuando conocí a Gerardo hacía dos años que, entre otras, había tenido la experiencia de conducir camiones muy viejos que habían pasado por innumerables manos, muy maltratados en su manejo, y a 80 km/h (no daban más) siempre que fuera posible; eran del ejército, pueden hacerse a la idea. En ese tiempo, en claro contraste, también llevé bastantes veces un Mini Cooper 1300 de un amigo y compañero, nuevo, en perfecto estado y siempre en buenas manos. Con aquel Mini de tan grato recuerdo llegué a ver velocidades indicadas de 160 y 170 km/h en unas cuantas ocasiones; bien, pues podría jurar (no me gusta pero podría hacerlo) que era mucho más seguro ir con aquel precioso coche a esas velocidades (seguramente unos 150 km/h reales) que con aquellos camiones a 80 que, para más inri, iban bastantes veces cargados con botellas de oxígeno o bidones de combustible. Muy emocionante. Y eternamente agradecido a mi ángel de la guarda. 

Hablando de coches excepcionales, este Rolls Royce Silver Ghost de 1923
perteneció al Maharajá de Jodhpur. Nació en el Reino Unido, vivió en la India
y ahora está en uno de los cielos de los coches, en un pequeño pueblo cerca de Blbao (Galdames)
en el museo de automóviles Colección Miguel de la Vía en la Torre de Loizaga.
Es tiempo de vacaciones, si tienen oportunidad no se pierdan hacerle una visita.
La otra lección de Gerardo que también aprendí en el Parque Infantil de Tráfico fue referente a que siempre había que saber exactamente en qué punto te ibas a cruzar con el vehículo que venía en sentido contrario. En esa ocasión no dije nada, simplemente me quedé pensando que, evidentemente, era una información muy útil (sobre todo si se está pensando en adelantar) y en la que yo no había reparado. La verdad es que nunca había tenido problemas en este sentido a la hora de adelantar, pero a medida que empecé a poner en práctica esos cálculos mejoré en seguridad y eficacia al hacer esa maniobra. 

Parece que en los últimos años está ganando fuerza y adeptos entre mis colegas de oficio la idea de que es necesario ampliar los contenidos en los cursos de profesor, que nuestro título sea reconocido por el Ministerio de Educación, que el curso se amplíe hasta equipararlo a la Formación Profesional e incluso a una diplomatura, que tales cosas “dignificarían la profesión” y nos haría acreedores del respeto de las administraciones públicas y de la sociedad en general, que si deberíamos reciclarnos obligatoriamente y con cargo al Estado, claro; mal asunto este de que a un docente le tengan que obligar a ponerse al día, digo yo. Cuando oigo o leo estas cosas y miro los vivos recuerdos que tengo de hombres (y alguna mujer) que sólo con estudios primarios o sabiendo a duras penas leer y escribir, sabían tanto de mecánica, automóviles, carretera y tráfico, y además enseñaban tan bien, no puedo evitar preguntarme ¿para qué? ¿Qué necesidad hay de tanta alforja para este viaje en el que, curiosamente, casi nunca se añade la de la propia experiencia como conductor? 

Por más que sin exceder ningún límite de velocidad, sienta que esta es excesiva
para usted en un momento dado, recuerde siempre que puede reducirla de inmediato.
Mire atrás, y con suavidad y determinación: ¡frene!
Fuente: nevseoboi.com.ua
De acuerdo que el saber no ocupa lugar, mas poco parece que les cunda a tantos licenciados y algún que otro doctor que afirmando ser “expertos” en seguridad vial publican sin pudor ni vergüenza tantas sandeces al respecto, hasta el punto de hacer lógico deducir que, o no conducen o ni siquiera tienen carnet. Así pues, qué quieren que les diga, me quedo de todas todas y sin ninguna duda con mis veteranos y expertos conductores de la vieja escuela, aunque algunos sean justo alfabetos, porque sé, que un consejo suyo me puede salvar la vida ya que él mismo lo ha probado, ¡y ahí está! Por el contrario, la mayoría de los actuales “expertos” en seguridad vial sólo transmiten lo que la entidad pública de turno les indicó que dijesen para que esta y sus decisiones ganen credibilidad amparada en sus títulos y pagándoles por ello sus buenos honorarios, claro. 

Tuve la suerte de acompañar a Gerardo conduciendo en varias ocasiones, tanto con el coche de la escuela como con el suyo (un Simca 1200 francés) y lo hacía perfecto, siempre, sin cometer un solo error, rápido, ágil y con extremada suavidad, manteniendo todas la fuerzas en un equilibrio tan logrado que hacía difícil sentirlas, sin que nada le sorprendiese nunca, sabiendo lo que iba a hacer (o podía hacer) todo el mundo con tiempo. Era un placer acompañarle mientras conducía. Y verle enseñar también. En las clases de maniobras coincidíamos todos en los mismos lugares y nos podíamos observar bien; ponía entusiasmo, ganas, ilusión, sintetizaba las explicaciones de maravilla y sabía extraer la quintaesencia de los alumnos, que aprendían bien, rápido y contentos. 

Elisa Alòs, en uno de sus habituales comentarios en este blog (gràcies, Elisa!) nos recordaba algo tan evidente como olvidado: para enseñar algo, lo primero de todo es saber mucho sobre ese algo. Luego para enseñar a conducir, un profesor que se precie debe experimentar al volante tanto como pueda

Conozco y tengo constancia de profesores muy jóvenes que acumulan una considerable y buena experiencia en la carretera, y lo contrario: profesores con más de 40 años en la antigüedad de su permiso de conducir que sólo han hecho uno o dos viajes largos en su vida. Por supuesto, si tuviese que elegir entre un instructor joven y otro mayor -ambos con poca experiencia- me quedo con el primero sin ninguna duda, quizá no haya tenido oportunidad, pero el mayor es seguro que la tuvo y persistió en dejarla pasar. 

"Aprendiendo a conducir" Una película de Isabel Coixet muy recomendable.
Y el señor de la India un colega con el que seguramente me llevaría bien.
Fuente: https://es.wuaki.tv/movies/aprendiendo-a-conducir  
Sé que algunos compañeros de fatigas me regalan generosamente su atención y su tiempo leyendo lo que escribo, lo que me hace sentir honrado y muy agradecido, desde luego. Por ello, y con todo mi respeto, me tomo la libertad de sugerirles: a los más jóvenes, que se esfuercen en conducir tanto como les sea posible por todo tipo de carreteras y en todo tipo de condiciones, que imaginen que Gerardo es su compañero y que tomen buena nota de lo bien que supo dar una aplicación pedagógica a su excepcional y dilatada experiencia al volante; y a todos, independientemente de la edad, que imaginen que la persona que llevan sentada a su izquierda es su hijo, hermano, cónyuge, sobrino... obviando el exceso de confianza que nos pueden dar estas relaciones, claro. 

Termino con una cita de un compañero de Vizcaya, Antonio, natural de Córdoba, que decía con fina ironía, falso cinismo y toda franqueza: “ Al alumno hay que enseñarle bien siempre, aunque sólo sea porque cualquier día puedes encontrarte con él en la carretera.” Naturalmente, Antonio también es experto en la carretera y le gusta conducir, si no, ni se le ocurre ese acertado pensamiento. 
Esteban 

INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

P. S.: Olvidé hacerles una sugerencia que a mí siempre me ha resultado y me resulta muy útil porque se puede aprender bastante más de lo que parece de ella: siempre que tengan ocasión escuchen atentamente a personas que por afición u oficio conozcan bien la carretera y cuenten cosas sobre su experiencia en ella. Normalmente hay que tener un poco de paciencia, pues en un primer momento es fácil que se expresen de un modo, como se da en llamar ahora, “políticamente correcto”; pero si les dan un poco de tiempo y se ganan su confianza se acabarán sincerando. Que lo disfruten.

Entradas relacionadas: GERARDO. Y LA IMPORTANCIA DE LA EXPERIENCIA. "APRENDIENDO A CONDUCIR". TORRE DE LOIZAGA O VIVIR UN CUENTO EN 3D. ASÍ APRENDÍA A CONDUCIR (7)

10 comentarios:

  1. Interesante entrada con una buena reflexión final.
    "Al alumno hay que enseñarle bien siempre. . . "
    Buen fin de semana.

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    1. Cierto, amigo. Es una interesada razón de peso, por si no fuera suficiente con tener siempre en cuenta que debemos ser honestos con nuestro trabajo mostrando un profundo respeto por el esfuerzo del alumno, su tiempo y su dinero.
      Un abrazo.

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  2. Hola tanto tiempo
    Nos vemos por otros lugares
    Mi admiración hacia vos por ser como sos

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    1. La admiración es mutua, amiga; y creo, de verdad, que mucho más justificada en sentido hacia vos.
      El mundo de Internet no deja de ser un calco del “real”, y como tal... un pañuelo, ¿verdad? Por eso nos encontramos también en otros lugares, como bien dices; pero tengo ganas de visitar tu espacio y disfrutar tu arte. No es olvido, ni falta de interés, es que... “no me llega la vida”, como se dice ahora por acá.
      Un abrazo.

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  3. ¿Cuál es la definición de 'experto' en seguridad vial? Porque uno puede ser experto en carreteras, en conducción, en atención a las víctimas, en diseño de materiales para automoción, etc. Pero 'seguridad vial' es algo muy general y abstracto, lo cual da pie a que cualquiera se otorgue el título de 'experto' en ello por motivos muy flojos. Casi provocan sonrojo muchas publicaciones en 'seguridad vial', donde se evidencia una clara falta de experiencia, seguridad y sentido común, amén de una irresponsabilidad aterradora.
    Saludos!

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    1. Has dado en el clavo, Elisa. No puede haber definición para un concepto que es tan irreal como inexistente; sé que lo sabes, y también que el fenómeno del tráfico es multidisciplinar e intervienen muy diversos agentes en él.
      Sobre esas muchas publicaciones que mencionas... otro fenómeno, paranormal, por tan increíbles. Es el mundo al revés, uno de los signos de nuestro tiempo, a lo que parece. Y la calificación que les das es perfecta: irresponsablemente aterradoras.
      ¡Saludos!

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  4. Me parece muy razonable, estimado tocayo, que hayas puntualizado que el concepto de velocidad es fluctuante y dependiente de varios factores.

    Saludos australes.

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    1. Así es, amigo mío. La velocidad es utilizada por casi todos los gobiernos (por no decir todos) para lograr conductores temerosos y torpes haciéndonos vulnerables a sanciones y culpas. Son como la Inquisición con el demonio y la fe.
      Un abrazo.


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    1. Muchas gracias, Minerva. Has pasado el umbral, estás en tu casa. ¡Bienvenida!
      Un saludo muy cordial.

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