Circular en grupo es bastante más peligroso que hacerlo en fila india y separados.
Muchas personas consideran que si los ciclistas circulan agrupados (tipo pelotón) son mucho más fáciles de ver y que por tanto van más seguros. Pero se olvidan dos hechos:
- Los camiones también son muy voluminosos y bien visibles, sin embargo con relativa frecuencia algunos conductores de turismos se meten debajo de ellos; y eso que la diferencia de velocidad entre camión y coche es mucho menor que la de este con las bicicletas.
- Pedalear en bici codo con codo con otros ciclistas hace que sea muy tentador ir charlando, de conversación y distraídos sobre vehículos que por definición tienen un equilibrio inestable y provocando que entre ellos mismos se den tropiezos, incidentes y caídas dando lugar a un efecto dominó con bastante facilidad. También hace que el espacio que ocupa el grupo a lo ancho resulte aleatoriamente variable, lo que convierte muchas veces el adelantamiento en una maniobra harto difícil.
Si circulan en fila de a uno y ampliamente separados entre sí alejándose tanto como sea posible del centro de la calzada, se logran dos ventajas inmediatas:
- Se concentrarán con mucha más facilidad y atención en su propio rodar.
- Siempre serán mucho más fáciles de adelantar incluso en los tramos de carretera más retorcidos.
Esta última forma de andar en bici es la que vengo observando desde 1980 acá a los peregrinos extranjeros que van rumbo a Santiago de Compostela por el Camino del Norte (N-634), de forma sistemática, nunca he visto excepciones, ni situaciones de peligro, ni críticas, ni mucho menos accidentes. Ni siquiera cuando entre Bilbao y Gijón no había autopista y el tráfico de camiones y turismos era muy intenso.
La otra forma, circular en grupo, la conozco desde mucho antes, y es rara la vez que cuando tengo a la vista a un grupo de ciclistas no observe situaciones difíciles, críticas y peligrosas, de las de ¡ay, ay, que...! Y accidentes. En varias ocasiones, la última hará poco más de un año, entre ellos mismos, sin intervención de ningún otro vehículo; se fueron varios al suelo y uno se dio un fuerte golpe en la cabeza contra el asfalto, a pesar del casco; afortunadamente estaba vivo y más o menos consciente, vino una ambulancia, lo atendió y lo llevó al hospital. Del accidente no se hizo eco ningún medio local así que supongo que se recuperaría bien y sin secuelas, tal como espero.
He andado mucho en bici, pero en grupo muy pocas veces, creo que me sobrarían los dedos de una mano para contarlas, y las pocas veces que lo hice siempre me acababa prometiendo que sería la última. No me gusta, no me siento seguro. La mayoría de las veces he ido solo, y cuando lo hice con algún amigo establecíamos puntos de reunión o metas donde nos esperaríamos indistintamente uno a otro, igual que hacen los extranjeros de los que les hablé antes.
La circulación de ciclistas en grupo exige muy buena coordinación entre ellos, lo que no es fácil, pues la tendencia a distraerse es fuerte. También surgen con facilidad pensamientos del tipo “nos ven a la legua, que adelanten si pueden o si no que esperen... si fuésemos un camión harían lo mismo y todo el mundo se aguanta...”. Pero la diferencia de velocidad entre un turismo y ese grupo puede ser muy alta y el tiempo que media entre decidir frenar -y bastante- o adelantar muy corto. Demasiado corto para conductores con poca experiencia, independientemente de su edad.
También conviene tener muy en cuenta las emociones y sentimientos que brotan con facilidad entre los conductores de turismos en el sentido de considerar un estorbo gratuito al grupo de ciclistas. Y sí, a veces conducimos los coches sin un importante motivo que lo justifique, pero nunca por hacer deporte con él en vía pública; los ciclistas sí. Y sentados tranquilamente en casa o en la terraza de un bar tomando una cerveza todos somos muy majos, tolerantes y comprensivos; pero cuando una persona está metida en faena, conduce por imperativas razones de trabajo, está sometida a un horario muy exigente y cobra un sueldo de miseria, si se encuentra con un grupo de personas en bici hablando entre ellas, gesticulando, sujetando el manillar con una mano o ninguna y adelantarles supone calcular la maniobra un puñado de minutos, entonces, es fácil que se cabree, que le vengan a la cabeza cosas del tipo “¿pero es que estos no tienen otro sitio mejor por donde ir? ¿No podrían dar pedales en un gimnasio en una bici estática?...” En esos casos, nos guste o no, es muy fácil que la bestia que todos llevamos dentro se retuerza entre las cadenas con que la sujetamos y brame airada.
Mostrarse violento ni es patrimonio de hombres ni conoce edad. ¡Ojo! Fuente: www.caradvice.com.au |
Por supuesto, lo dicho no justifica reacciones violentas, ni acciones peligrosas, ni asumir riesgos como haciéndose el tonto y “oye... que se asusten un poco qué demonios”. No, no debemos dejar que nos pase esto, y cuidado, nos puede hacer daño o causarlo horas después de este encuentro por lo que nos distrae el ir rumiándolo si nos lo permitimos.
Es muy importante que desde la autoescuela templemos el carácter y la ira, que capeemos bien el toro de nuestras emociones, que no seamos nosotros quienes entremos al trapo.
Es muy importante que el profesor ayude con un ejemplo impecable, manteniéndose aséptico como un cirujano, centrado sólo en las posibles soluciones y transmitirlo así a sus alumnos, y si le añade un par de ricas especias como alegría y humor, mucho mejor. La ira contenida también se percibe y puede sumar o multiplicar con la del alumno.
Es necesario entrenar la actitud adecuada, tranquila, paciente, tolerante; pero viva, despierta y ágil a un tiempo, profundamente sentida y vivida, de verdad, que domine nuestro instinto animal de forma natural. Una actitud que permita centrarse en la solución del problema, no en su enunciado ni en su génesis, huyendo de los juicios de valor como de la peste. Sin duda, la raíz de muchos accidentes está en la falta de control de nuestras emociones. Somos uno con el vehículo, nunca lo olviden.
En un primer momento me ha movido a escribir esta entrada el accidente del pasado sábado en Galicia donde el conductor de un turismo grande atropelló a un grupo de ciclistas, lo que causó la muerte de uno de ellos y heridas a siete -cuatro muy graves-, aquí la noticia.
Por si acaso también dejo aquí enlace para el vídeo.
Y otro vídeo aquí sobre un detalle importante y vital para
con los ciclistas cuando cruzamos un arcén.
Se da la circunstancia de que el conductor del coche tiene 87 años, y de inmediato se comenzó a especular sobre su capacidad para conducir y por extensión la de las personas mayores en general. También se repite mucho que si los centros de reconocimiento médico-psicotécnico donde nos hacen las pruebas para obtener y renovar los permisos de conducir cumplen o no con su labor y si esta sirve para algo.
Se habla mucho menos de dos datos importantes: había un carril bici que los ciclistas no estaban utilizando e iban en grupo. Si hay carril bici se debe de ir por él y en grupo está prohibido circular, salvo que se haga en fila de a dos, nada recomendable -como ya expliqué antes- pero legal.
Hoy sólo quiero mencionar estas circunstancias, pero sobre la edad del conductor sí quiero decir que, por sí misma, no invalida a nadie para manejar un automóvil.
Dicen los medios de comunicación que la fiscalía examinará y comprobará si el centro médico-psicotécnico donde el conductor del turismo pasó su último reconocimiento hizo bien su trabajo. Esta diligencia me parece mal, porque no busca justicia ni saber la verdad, es una caza de brujas, es buscar como sea y cuanto antes a un culpable para exponerlo ante la opinión pública y que le dilapide ejecutando la condena a la que le sentencian antes siquiera de empezar el juicio, se prejuzga literalmente, y esta perversión de la justicia nace en su propio seno.
Circular así en bici es legal, pero más peligroso y nada aconsejable. Fuente: www.forocompeticion.com |
Nos escandaliza mucho lo que nos cuentan que hace el llamado Estado Islámico (entidad que surge como por arte de magia, por cierto) pero en el denominado occidente o primer mundo en el que dicen que vivimos, tan democrático, avanzado, tecnológico, solidario, tolerante, etcétera (todo mentira en gran parte), y soberbio; en este nuestro mundo, tan encantado de haberse conocido, se hace lo mismo, con similar actitud y distintas formas, eso sí -gracias a Dios-, pero, repito: la misma actitud en juzgar de antemano.
¿Por qué no se investigan las causas de los accidentes antes de señalar a nadie con el dedo índice? Y no me refiero, desde luego, a determinar la responsabilidad civil o penal de los implicados sino a buscar pruebas empíricas que expliquen los hechos, y si aquellas conducen a un centro médico, o donde sea, pues se va.
Obsérvese, que sin investigar las causas de los accidentes, nuestros representantes políticos se permiten la temeraria osadía de legislar sobre tráfico. Así van, dando palos de ciego, alimentado desconfianza en las normas y haciendo que si se cumplen sólo sea por miedo y nunca por convencimiento de las ventajas que nos aportan. Luego dicen que debemos “concienciarnos”... ¿Nosotros? Sus señorías primero, por favor.
Los centros de reconocimiento médico-psicotécnico, no sólo hacen pruebas para conductores, también para permisos de armas y para estar al cargo de perros considerados de razas peligrosas, entre otras tareas. Sobre estos centros me molesta mucho que siempre se les critique y se afirme alegremente que ni hacen ni sirven para nada. Pues que conste que sí hacen y sí sirven. Sin ninguna duda.
Es obvio que de todo hay en todas partes y que en ocasiones cometerán errores, como todos. Bien, cuando se detecten, que se responsabilicen de sus actos o errores y en paz, como todo y como todos. Lo que me molesta, y mucho (me dan hasta náuseas), es la hipocresía y cinismo que hay hacia ellos. Y pienso que, básicamente, es porque a una gran mayoría de personas les parece inaceptable que se cuestione su capacidad para conducir. Pero hombre, que esto lo piense un niño me parece lógico; un adulto no.
A modo de ejemplo: una prueba mucho más significativa de lo que parece en un centro de reconocimiento médico-psicotécnico. Fuente: www.elpais.com |
Por otra parte, cuando tantos dicen que las pruebas son insuficientes y que deberían ser más numerosas y exhaustivas... ¿de verdad estarían dispuestos a pagar su precio en dinero y tiempo? ¿Asumirían los resultados? No y no. Seguro que las respuestas son negativas. Seguro que aquí entra de lleno “la ley del embudo”, la que mejor funciona en España gobierne quien gobierne: lo ancho para mí, lo estrecho para ti.
También se suele olvidar un hecho: se puede hacer un reconocimiento médico bastante completo en un centro de salud con electrocardiograma incluido y atenta auscultación con un resultado perfecto y al día siguiente la persona en cuestión sufrir un infarto súbito y morir. He conocido un caso muy de cerca así.
Si esto nos puede pasar con el corazón que, por más cualidades que le atribuyamos, no deja de ser una bomba hidráulica impelente-aspirante, con un funcionamiento semejante a las fuentes que se ven en las películas del oeste para extraer el agua de un pozo... qué no nos podrá pasar con el cerebro (la torre de mando del cuerpo, como decía mi padre) o con el sistema neurológico, o el endocrino, por poner sólo tres ejemplos de anatomía fisiológica mucho más complejos en su funcionamiento.
Está bien, claro, que queramos saber lo más posible sobre nosotros mismos y prevenirnos al máximo, pero todo lo humano tiene su medida y sus limitaciones. Siempre. Salud y vida penden de un fino hilo, las de todos, lo que hace que cada segundo que pase sin que se rompa sea un auténtico milagro.
Llega la Semana Santa y algunos de ustedes comenzarán a disfrutarla mañana o pasado, la mayoría el próximo miércoles o jueves. Como haga buen tiempo no sentiremos aires de primavera, oleremos el verano, y dan ganas de desempolvar la bici y disfrutar de la sencillez de ese magnífico vehículo. Bien, háganlo si les apetece y pueden, pero por favor, cuídense, sean plenamente conscientes de lo vulnerables que somos y de que los peatones lo son aún mucho más respecto a nosotros. Piensen que en muchos lugares es mejor meter la bici en el coche hasta llegar a un sitio más seguro donde utilizarla. Dense cuenta de que andando en bici es fácil ir... como drogados por el efecto que las endorfinas pueden hacer en nuestro cuerpo, percepción y ánimo. Además, y por si les sirve de algo, les confieso que personalmente hay lugares por los que nunca iría en bici por lo peligrosos que los veo. Que tengamos derecho a hacer algo no implica obligación de hacerlo. Lo dicho: disfruten sin dejar de cuidarse.
Esteban
INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ y AQUÍ.
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P. D.: Consejos muy buenos para andar en bici aquí. Enlace enviado por Elisa Alòs.
Entradas relacionadas: ADELANTAMIENTO A CICLISTAS. UN GRAVE ACCIDENTE PLENO DE INOCENCIA. EXTRAÑA SENTENCIA. ¿EN BICI Y POR CIUDAD CON EL CASCO? ¿LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO? BUENO... PERO POR LA ACERA NUNCA. DOS PARÉNTESIS MUY IMPORTANTES. PASO A NIVEL (1). SEMANA SANTA 2013 (1). SEMANA SANTA 2013 (y 2).
Aprender a dominar nuestro instinto animal de forma natural. Sin duda, la raíz de muchos accidentes está en la falta de control de nuestras emociones. Excelente articulo. Gracias por compartir. Buen dia!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Jackie.
EliminarEspero que te vaya bonito.
Un abrazo.
Estupenda entrada.
ResponderEliminarUna vez más, dada la vulnerabilidad del ciclista, vuelvo a mencionar aquel dicho que dejé en alguna ocasión:
Más vale prevenir que curar.
Gracias, Manuel. Efectivamente, ese dicho que tan bien refleja la sabiduría popular es un principio básico de seguridad que siempre debemos tener presente.
EliminarUn abrazo.
Estimado Esteban: Pues tienes razón, yo también creo firmemente que la sangre fría al volante es imprescindible.
ResponderEliminarRespecto las bicis, hay muchos puntos a tener en cuenta. Efectivamente, en una carretera de curvas, te los puedes encontrar cuando estás 'muy encima' de ellos, lo cual lleva a tomar dichas curvas a velocidad moderada.
Y completamente de acuerdo con lo de la continua búsqueda de culpables más que de soluciones. Por aquí he pasado dos día de lluvia, que equivalen a dos días sin ver las líneas divisorias en las autopistas. ¿Tanto cuesta poner una pintura más adecuada, al estilo de como hacen en el norte de Europa? Por no hablar del 'shock' cultural que tuve el lunes después de estar una semana fuera, y comprobar que aquí en los cruces no hay visibilidad, por mil y un motivos totalmente evitables. En fin, no me alargo más. Saludos!
Estimada Elisa:
EliminarTienes razón y comparto lo que dices, quizá lo más triste es comprobar que si todos fuésemos algo más allá de nuestros propios egos y nos pusiéramos en el lugar del prójimo con más frecuencia, seguramente muchos de los riesgos que asumimos dejarían de existir automáticamente y compartir las vías sería algo mucho más natural, fácil y seguro.
Agradezco la observación que haces sobre las marcas viales que se tornan invisibles en cuanto las cubre una pequeña película de agua, y lo resbaladizas que son. Me parece inadmisible que en estos tiempos en que tanto se presume de avances tecnológicos haya cosas tan sencillas de solucionar y que nunca se haga nada al respecto, cuando, como bien apuntas, bastaría con viajar un poco y copiar. Me temo que nuestros responsables políticos aprovechan muy mal sus viajes, o los hacen por inconfesables razones personales aunque a cargo de todos, o quizá tengan fobia a padecer el “shock” que tú has sufrido. Una lástima.
¡Saludos!
Aquí en Chile, estimado Esteban, la necesaria colaboración entre ciclistas, peatones y conductores de vehículos motorizados es muy baja. Lamentablemente existe una especie de cooperativismo ciclista que considera a los demás como enemigos y eso acarrea los estados de ánimo violentos que tan bien enfocas en este artículo.
ResponderEliminarEstimado amigo, aquí tenemos los mismos problemas que tan bien describes. No sé si en mayor o menor medida, pero básicamente igual. En España hay bastantes asociaciones de ciclistas en las que algunos de sus portavoces dan hasta miedo cuando se les escuchan las intervenciones que hacen en los medios por los argumentos tan peregrinos y extremistas que emplean, siendo algunas auténticos lobbies que logran un destacado eco en las distintas administraciones, siempre tan cuidadosas en evitar perder votos a cualquier precio. Así nos va.
EliminarUn abrazo.
Las rutas para bicicletas estan marcadas de manera que no es dificil andar por las calles
ResponderEliminarEl problema son las autopistas.
Pero por ahi andan motos pero no bicicletas
un abrazo inmenso
Por aquí también está prohibido andar en bici por las autopistas, Mucha, lo que me parece una decisión buena y lógica pues la diferencia de velocidad entre las bicicletas y los automóviles en estas carreteras sería brutal y una fuente constante de riesgo muy elevado de accidente.
EliminarUn abrazo.
Yo siempre manejo solo la bicicleta, aqui en Boston hay mucho accidente por culpa de ambos auto y ciclista.
ResponderEliminarHola Juan Carlos:
EliminarPues me hacía a la idea de que en Boston la convivencia entre ciclistas y resto de conductores era mucho más segura que en España. Qué pena. Y, si además tu andas en bici... cuídate mucho, amigo.
Un abrazo.
Buenas, humildemente y con deseo constructivo, me voy a permitir hacer las siguientes consideraciones sobre la primera parte de su entrada:
ResponderEliminar- Reconoce que la circulación en grupo por parte de los ciclistas los hace más visibles, a pesar de ello, recomienda hacerlo individualmente. El 90% de la información que necesitamos para conducir la recibimos a través de nuestra vista, de ahí los fundamentos preconizados de “ver y ser visto”; por lo tanto, si me ven, la circulación es más segura.
- Argumenta que es el escalón de velocidad entre este tipo de usuarios y el resto de vehículos lo que incrementan la posibilidad de alcance –parece obvio y aplicable con el mismo criterio a vehículos pesados- Pero… ¿cuál cree que son las causas, porque no le he visto, o porque va muy despacio? No parece tan determinante este factor, máxime cuando en este tipo de accidentes influye, y de qué modo, la velocidad inadecuada, precisamente del más veloz.
- Recomienda circular en fila separados suficientemente entre sí, tanto como que la maniobra de adelantamiento a los cicloturistas que pone de ejemplo, la tengamos que repetir tantas veces como ciclistas compongan “la fila” (dejan de ser grupo) salvo en tramos de largas rectas y excelente visibilidad que se pueda hacer de una “tacada”. Imagínense cuando sean más de un vehículo los que estén dispuestos a realizar el adelantamiento de una vez, y cuando franqueen intersecciones ¿tendrán la consideración de unidad todo el grupo, o mejor dicho “la fila infinita”?
- No quiere ir en grupo, a pesar de significar que ha montado mucho en bici. Normalmente, es esta la decisión que inicialmente optan los iniciados en la bici de carretera, por todos los motivos que argumenta usted, pero al contrario, los presentan como hándicaps personales achacables a su inexperiencia, no a la de los demás.
- Realiza un chascarrillo, condescendiente con los sufridos conductores, pues bien… y qué ¡si tienen que esperar tras los ciclistas hasta poder realizar el adelantamiento con seguridad, no es así!
Dice que le ha motivado la entrada el trágico accidente ocurrido en Galicia. Piensen qué hubiera pasado, cuál hubiera sido el resultado, si hubieran sido únicamente los imprudentes e irrespetuosos con las normas los ciclistas.
Reconociendo que la red vial está proyectada casi exclusivamente para los vehículos de motor, es fácil que piensen sus conductores que es de su exclusividad y que el resto de usuarios, son un incordio. Y más recordando aquella premonitoria observación fraternalista que les hizo su Profesor tal que: […pero cuando una persona está metida en faena, conduce por imperativas razones de trabajo, está sometida a un horario muy exigente y cobra un sueldo de miseria, si se encuentra con un grupo de personas en bici hablando entre ellas, gesticulando, sujetando el manillar con una mano o ninguna y adelantarles supone calcular la maniobra un puñado de minutos, entonces, es fácil que se cabree, que le vengan a la cabeza cosas del tipo “¿pero es que estos no tienen otro sitio mejor por donde ir? ¿No podrían dar pedales en un gimnasio en una bici estática?...” En esos casos, nos guste o no, es muy fácil que la bestia que todos llevamos dentro se retuerza entre las cadenas con que la sujetamos y brame airada…].
De verdad, usted cree que está haciendo lo que preconiza para ser un “buen” Profesor de Autoescuela, eso de “huir de los juicios de valor” cuando unos párrafos más abajo acaba diciendo: “Dense cuenta de que andando en bici es fácil ir... como drogados por el efecto que las endorfinas pueden hacer en nuestro cuerpo, percepción y ánimo” .
Conociendo de su actitud tolerante y su intención didáctica, por esta lectura, no me cabe duda que debe estar muy agradecido con el tiempo y atención prestada por mi parte; espero que me lo agradezca mantenido controlada “la bestia que lleva dentro” cuando coincida con el grupo de ciclistas de la primera foto.
Saludos.
En respuesta a juanjo motta (1)
ResponderEliminarGracias por su comentario que paso a contestar sin más dilación.
A la primera de sus consideraciones, cuando afirma: “por lo tanto, si me ven, la circulación es más segura.” Mi respuesta es no. No necesariamente y no siempre. Es verdad que la vista es nuestro sentido dominante y conduciendo casi al 100 %, pero de nada me sirve ver muy bien un camión cruzado cuando salgo de coronar un cambio de rasante si de todas todas acabaré chocando con él porque no tengo espacio para pasar ni para detenerme.
En su segunda consideración, cuando afirma “parece obvio y aplicable con el mismo criterio a vehículos pesados“, mi respuesta también es negativa por el hecho de que si se refiere (como imagino) a camiones y autobuses, la velocidad media y mínima de estos supera con creces a las de un ciclista, y, desde luego, están mucho más próximas a las de un turismo. Esto, como decía antes, es un hecho. Cuando plantea “¿cuál cree que son las causas, porque no le he visto, o porque va muy despacio?“ Mi respuesta es: porque va muy despacio. Verlo o no, en principio es indiferente porque si las trayectorias no se cruzan la colisión es imposible. Dice usted que influye mucho la velocidad inadecuada, pues perdone que insista, pero daría igual lo inadecuada que sea si no hay cruce de trayectorias. Con esto también sucede una cosa, y es que en España no se hace investigación de accidentes o es anecdótica; yo no sé en cuántos accidentes entre ciclistas y otros conductores la velocidad inadecuada fue un factor determinante, ¿puede serlo? Desde luego. Y si tiene conocimiento de casos concretos le agradecería mucho que me indicase cómo puedo acceder a ellos. Generalmente, lo que nos cuentan como explicación sobre un accidente no va más allá de lo que transmiten periódicos y otros medios y de la causa jurídica para determinar las responsabilidades civiles o penales; ambas insuficientes, en la mayoría de los casos, para conocer en profundidad las verdaderas causas de un accidente. Por otra parte, ¿qué es velocidad inadecuada? El concepto en sí se las trae pues es un tanto abstracto e impreciso en muchos casos, pero muy interesante y, al menos, debe servir para que todo conductor sea perfectamente consciente de que ante situaciones muy concretas una velocidad inferior a la máxima permitida puede ser claramente temeraria, suicida y homicida; lo que nos lleva también a lo contrario: que una velocidad “X” puede ser perfectamente adecuada por encima de los límites permitidos, lo que deja en entredicho los límites genéricos.
En respuesta a juanjo motta (y 2).
ResponderEliminarA su tercera consideración, he de decirle que, efectivamente, es más seguro circular en bici en fila de a uno y bien separados que en grupo (además está prohibido). Esta afirmación la baso en mi propia experiencia tanto como conductor de bicicletas como de automóviles, y también me remito a lo que cuento en la entrada respecto a los peregrinos que van en bici a Santiago por la N-634. No obstante pondré otro ejemplo: imagine que conduzco un coche por una carretera con arcén grande, un carril por sentido y límite genérico en 100 km/h, firme seco, de día, buena visibilidad, coche en buen estado y yo también. Circulo a 100, o a 90, incluso a 80; llego a un cambio de rasante en recta pero con poca visibilidad, y justo cuando lo supero me encuentro con un grupo de ciclistas que ocupan buena parte del carril derecho, pues, una de dos: o les puedo adelantar de inmediato, o hago una frenada de emergencia, con riesgo de que quien me siga me alcance y me lance contra los ciclistas; suponiendo que nadie me sigue y logro frenar bien, el susto es de órdago, ¿verdad? Pero bueno, no pasa nada, respiro hondo, doy gracias a Dios, espero tranquilamente a poder adelantar y sigo mi camino. Pero también pudo ocurrir una tragedia. En cambio, en idéntica situación, si me encuentro con los ciclistas en fila de a uno y por el arcén y, aunque no los hubiese visto el riesgo de accidente es inexistente.
Le dije que imaginase que llevo un turismo, ahora le pido que imagine que llevo un trailer (40.000 kg a 80 km/h y articulado), si no puedo ocupar el carril contrario de inmediato el accidente es prácticamente seguro y las consecuencias... Aunque no sea desde mi punto de vista lo más importante, si los ciclistas van en grupo circulan antirreglamentariamente, lo que tendrá consecuencias jurídicas.
Si los ciclistas circulan de uno en uno y convenientemente separados entre sí, en el peor de los casos, si sucede un accidente sólo un ciclista será víctima del mismo. Si lo hacen en grupo, el efecto dominó es inevitable.
Respecto al accidente de Galicia entiendo que da por supuesto (corríjame si me equivoco) que el responsable es el conductor del turismo, pero el hecho es que está “sub iúdice” y en tanto, hay que aplicar la presunción de inocencia a todos los implicados.
Sobre las endorfinas, bien se puede expresar de forma coloquial que bajo sus efectos estamos como un poco o algo drogados. Estas sustancias generadas de forma endógena por nuestro cuerpo cuando, entre otros casos, realizamos un esfuerzo intenso, prolongado y duro tan propio de la práctica del ciclismo, son también un hecho científicamente probado. Le adjunto enlace al respecto:
https://es.wikipedia.org/wiki/Endorfina
En cuanto al resto de su comentario, naturalmente usted es muy libre de pensar y opinar lo que desee, faltaría más. Pero como le vengo diciendo, los hechos hablan por sí solos y mi labor está a la vista de quien quiera verla.
Un saludo.
Buenas nuevamente, subrayo la intención que tenía de ser constructiva mi intervención, y reitero ahora aquella humilde intención para, si me permite, trasladarle literalmente el siguiente precepto que cuestiona su aseveración respecto a la ilegalidad de la circulación en grupo:
EliminarReal Decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial.
Artículo 22.Distancias y velocidad exigible.
3. […], excepto si se trata de ciclistas que circulan en grupo. […].
Art. 25.
4º, […] apartado C: “Cuando los conductores de bicicleta circulen en grupo, serán considerados como una única unidad móvil a los efectos de la preferencia de paso, […].”
Artículo 34. Precauciones previas.
4. “No se considera adelantamiento, a efectos de estas normas, los realizados entre ciclistas que circulen en grupo”
No ha sido ni es mi intención molestarle en modo alguno; deseo que he visto frustrado tras leer su último párrafo. No suelo entrar en controversia desde el anonimato con personas que tienen el arrojo de exponerse abierta y públicamente. Pero como sabe: “el aprendizaje es el cambio duradero de la conducta” y como bien dice : “Es muy importante que el profesor ayude con un ejemplo impecable […]. Es necesario entrenar la actitud adecuada […]”. Usted tiene la posibilidad de generar ese cambio.
Sea crítico, analice cómo puede ser que intuya beligerante mi opinión personal con solo realizar un corta-pega y enfrentar los argumentos que usted presenta como ideales; sin son coherentes no debieran generar conflicto. No quiero tener razón, pretendo tener la libertad de hacer con seguridad aquello que usted desaconseja: “Piensen que en muchos lugares es mejor meter la bici en el coche hasta llegar a un sitio más seguro donde utilizarla”.
Ha referido, que es observador del comportamiento de los ciclistas, estará de acuerdo conmigo que por lo general, cuando nos cruzamos en ruta siempre nos saludamos.
Saludos.
Buenas tardes. Efectivamente, la Ley de Tráfico regula la posibilidad de que los ciclistas circulen en grupo; y, naturalmente, cuando hablo de que está prohibido circular de este modo no lo hago en alusión al significado jurídico que la palabra “grupo” tiene en este contexto sino al que se puede entender en el lenguaje común, coloquial si quiere, y en el que entiendo que bien se puede considerar sinónimo de “pelotón”, palabra que sin duda hubiese sido más precisa, a la que he querido referirme y cuyo concepto queda expresado en la primera foto, como usted mismo menciona.
EliminarYa puestos, muy brevemente y más que nada con el fin de evitar que alguna posible tercera persona se confunda, sólo decir que en algunos casos es perfectamente legal que un determinado número de ciclistas circulen juntos, muy próximos unos a otros, en fila de a dos y lo más cerca posible del borde derecho de la vía, utilizando para ello el arcén si existe y es practicable. Otra cosa es que sea más o menos aconsejable y segura; que por cuanto ya dije en la entrada y los comentarios anteriores no lo es, salvo excepcionalmente con muy buena visibilidad y muy poco tráfico.
En cuanto al resto de su comentario, señor mío, francamente creo que es mejor dejarlo estar. Lo contrario nos llevaría a un enredo que a nada nos conduce, y menos aún a quien nos pueda leer. La palabra escrita tiene sus limitaciones (creo yo), seguro que si nos metemos en discusión de palabra y en persona, en el peor de los casos acabamos cambiando de tema, tomando una cerveza juntos (o lo que se tercie) y tan amigos. Bien, pues yo le invito a que hagamos esto. No obstante, sí quiero hacerle mención a una frase que ha escrito y me ha dado que pensar “pretendo tener la libertad de hacer con seguridad aquello que usted desaconseja”. Por supuesto tiene esa libertad; ni puedo, ni quiero, ni se me pasa por la cabeza sustraerle un ápice de su libertad, Dios me libre. Ahora bien, el ejercicio de la libertad, en sí mismo, siempre conlleva algún riesgo y responsabilidad. Andar en bici, por bien que se maneje y más solos que estemos, supone asumir que nos podemos caer porque el equilibrio de ese vehículo es inestable por definición; andar en grupo (legal) y en vía pública un cierto riesgo de atropello y de que se produzca el efecto dominó incluso entre miembros del grupo, un pequeño error de uno puede hacer que otros vayan al suelo. Si yo voy por una carretera circulando legalmente en grupo con otros ciclistas pero bien distanciado de ellos (lo que ya no sería un grupo sino dos y yo, o uno y yo de farolillo rojo), de producirse un atropello, una de dos: o soy la única víctima o soy seguro uno de los que se salvan.
Un saludo.