Todos tenemos un corazón por motor.
Todos tenemos una manivela.
Todos podemos hacer girar esta
y que aquel bombee lo mejor de nosotros
más allá de la frontera de nuestra piel.
¡Hagámoslo!
Celebraremos la Navidad con recogimiento y modestia,
lejos de las perversiones de los mercaderes,
en cada día,
y el mundo será un mejor lugar para todos.
¡Feliz Navidad!
Las fotos las hice el pasado 16 de noviembre en Retro Clásica Bilbao, donde me encontré con la agradable sorpresa de una magnífica representación de la Colección Miguel de la Vía, un museo privado de coches clásicos con características únicas en el mundo que destaca por su completa muestra de Rolls Royce.
El mencionado museo (también conocido como Torre Loizaga) está en un pequeño pueblo llamado Galdames, muy cerca de Bilbao, y por supuesto, su visita es más que recomendable. Es más, diría que imperativa para cualquier persona amante del automóvil.
Posiblemente, algunas personas piensen que las fotos de esta entrada no casan con lo que escribí al comienzo de la misma, mas pienso que todo es cuestión del cristal con que se mire, de perspectiva, de dónde se sitúe uno para mirar según qué cosas. Yo veo en estos y otros automóviles la materialización de una búsqueda de la perfección, lograda -al menos en términos relativos- gracias al perseverante afán de muchas personas que durante décadas supieron destilar la esencia de sus talentos, verdadero combustible que nos brindan a modo de ejemplo, y que sin pagar un céntimo podemos aplicar a cualquier aspecto de nuestras vidas. Y ya que estamos en este blog, ¿qué tal si nos empeñamos en conducir un poco mejor cada día?
Esteban