martes, 30 de septiembre de 2014

DÍAS DE RADIO, SEPTIEMBRE 2014 (y 2)

CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI

CHARLA DEL DÍA 17-9-2014.
Un hombre es detenido dos veces por conducir sin carnet en el plazo de una hora. Espectacular incremento en las ventas de coches de lujo. Por fin, llega el coche que vuela. La bicicleta eléctrica gana una carrera en Bilbao entre todos los medios de transporte posibles. Accidentes en horario laboral. Un coche de la Policía Local pasa un semáforo en rojo y arrolla a un motorista. Una línea continua se convierte en discontinua tres horas más tarde.


El coche que vuela. Me encanta la idea, pero también creo que tiene insalvables inconvenientes. Por si fuera poco, la UE ha tomado una decisión al respecto que me parece totalmente escandalosa. Me gustaría extenderme sobre este asunto, así que con su permiso, lo haré en la próxima entrada. Lo prometo.

Un juguete precioso y una maravillosa idea.
Fuente: geoffstoys.blogspot.com
Accidentes en horario laboral. ¿Aumentan o destacan más? Tal vez las dos cosas. Lo que es seguro es lo segundo, porque al menos en términos relativos han tenido que aumentar dado que el coche, para usos que no sean muy imperativos, se ha dejado de utilizar muchísimo y esta tendencia persiste a pesar de todas las milongas que nos cuenta el Gobierno sobre “reactivación de la actividad económica”, ¿ustedes lo notan? Pues eso.

Destaco un dato de la propia DGT cuyo enlace pueden ver aquí: De los accidentes ocurridos en horario laboral en 2012, un 72’5% lo fueron in itinere (en la ida o vuelta del trabajo a casa); el 23’2% en misión (durante la jornada laboral), los conductores de este último grupo, en general y de hecho, bien se pueden considerar conductores profesionales que, generalmente, harán muchos más kilómetros que los del primer grupo, y sin embargo, sufren muchos menos accidentes a pesar de su mayor exposición, lo que me parece muy significativo y algo sobre lo que pienso que vale la pena reflexionar y tomar nota.

Me gusta la frase empleada en la campaña: “No es necesario estar en la carretera para provocar un accidente.” Es cierto. Procuremos tenerla en cuenta. Nos puede evitar sufrir un profundo dolor de por vida.

Hace años que lo vengo observando, cuando aumentan de forma
notable las ventas de este tipo de coches, mala señal para la mayoría.
Fuente: www.diseno-art.com
Un coche de la Policía Local pasa un semáforo en rojo y arrolla a un motorista. Es imposible formarse un criterio cierto sobre estos sucesos porque, claro, siempre es todo “supuestamente”, pero parece que la policía no iba en servicio urgente, y si leen la noticia cuyo enlace vuelvo a repetir aquí, seguramente sentirán que huele bastante mal, al menos a mí me pasa. 

Siempre es difícil esto de los semáforos porque cambian de color cada “x” segundos y al final es la palabra de una parte contra la otra, salvo que haya cámaras que hayan grabado la infracción de alguna de ellas, testigos... Por otra parte todos podemos observar con demasiada frecuencia las infracciones que comete la policía con sus vehículos. Me llama la atención que en la noticia no se mencione si se le practicó prueba de alcohol y otras drogas al conductor del coche, deberían habérselas hecho; ni que dada, precisamente, su condición de policía no se hubiese aplicado ninguna medida cautelar. También es muy curioso que los policías hubiesen sufrido “lesiones muy leves”, ¿acaso iban sin cinturón? Parece que sí.

Las noticas sobre accidentes de tráfico no me gustan nada por muchas razones, aunque siempre les he prestado atención porque siempre se puede aprender algo de ellas. Una de las cosas que detesto de estas informaciones es constatar la gran cantidad de injusticias que se dan a la hora de aplicar la Ley de Tráfico y el Código Penal. Algunas personas responsables de accidentes acaban en prisión (y sin accidentes de por medio también) y otras muchas en circunstancias y consecuencias similares, no. ¿En qué quedamos?

CHARLA DEL DÍA 24-9-2014.
Un oyente deja un interesante mensaje en Facebook sobre límites de velocidad y carnet por puntos. Otro paso más (muy desafortunado) sobre la inducción del miedo a conducir por parte de la administración, nos llega desde Cataluña remitido en primicia por Elisa Alòs (gràcies). Tráfico detecta en una semana a 377 menores que viajaban sin la silla de protección. Se presenta un prototipo de turismo que consume 1 litro de combustible por cada 100 km recorridos. Un oyente me pide opinión sobre los límites de velocidad bajos en ciudad. Tratamientos de quimioterapia y otros supuestos que impiden prorrogar el permiso de conducir. Se trabaja en un nuevo radar que detecte si un conductor utiliza el móvil. Utilización de las cáscaras de arroz en la fabricación de neumáticos.


Interesante mensaje sobre límites de velocidad y carnet por puntos. Cuenta un oyente, conductor profesional de hecho, habitual comentarista en Oye Radio Basauri y en la página de Facebook de la emisora, que hay un tramo recto en la carretera entre Durango y Berriz con límite en 50 km/h en el que se puede ir perfectamente a 70 y donde se esconde un coche de policía camuflado dotado de radar con cierta frecuencia. Lo cuenta indignado y comparto su malestar; ciertamente, los salteadores de caminos modernos son la propia Policía.

Esta no es forma de prevenir accidentes, ni conductas peligrosas... ¡Esto es un robo!
Fuente: golinons.com
También otro comentario interesante que hace el mencionado oyente, este relativo al permiso por puntos, opinando que, al menos, los conductores profesionales deberían tener un saldo mayor. Es cierto. Y recuerdo que sobre esto se habló en su momento, pero se dejó igual para todos. Ya dije por aquí alguna vez que el permiso por puntos no me gusta nada, no me gustó cuando se impuso en otros países de Europa y aquí menos. En España tan solo sirve para justificar un excelente negocio para unos pocos amigos de conveniencia que jamás se han sentado en el asiento derecho de un coche de autoescuela (o hace muchos años, muy poco, y muy pocos), ni en asiento trasero haciendo un examen, ni han conducido un camión, autobuses, taxis, etcétera. Otro dato, ¿saben que en muchos municipios no se aplica lo del permiso por puntos? Sólo por esta manifiesta injusticia debería abolirse.

Una primicia que nos llega desde Cataluña. La envía Elisa Alós, habitual comentarista de este blog (moltes gràcies!) y pueden verla aquí. Nos cuenta Elisa que este verano en los paneles que abundan por las autopistas comenzaron a aparecer mensajes de este tipo: “'vehículo detectado a 136 km/h”... Y añade “es horrible porque además todo el mundo frena/para según estas “amenazas”... No tenía ni idea de este tipo de mensajes, es la primera noticia que tengo, pero desde luego, estoy totalmente de acuerdo con Elisa, esas amenazas sólo procuran miedo, distracciones y riesgo que tarde o temprano acabarán generando algún accidente. Sólo es cuestión de tiempo. Y no hay derecho.

No hay derecho a que sean las propias instituciones de la administración las que nos induzcan al miedo. Y vienen haciéndolo desde hace muchos años, salvo contadas excepciones. Imagínense que me pongo a fregar los cacharros, por ejemplo, y entre tanto, antes y después, casi constantemente, no oigo más que amenazas. Pues difícilmente lograré acabar la faena sin romper un plato, ¿no creen?

Hay una idea que hace tiempo me ronda en la cabeza, es una sensación, y por supuesto no estoy seguro de la misma, pero me da, que el miedo que nos inducen los gobiernos -generalmente- es más difícil de controlar y erradicar que los temores personales. 

¿Qué opino sobre los límites de velocidad bajos en ciudad? Otro oyente de la emisora me hace esta pregunta. Se refiere a la imposición que se pretende -y se logrará- sobre instaurar límites de 30 km/h en buena parte de casi todas las poblaciones. Pues, básicamente, me parece un brindis al sol, aunque se lleve a cabo (me temo que sí) porque en una nada despreciable parte de muchas de nuestras ciudades ya se hace puesto que las características de muchas vías urbanas y sus circunstancias no dan para más. 

Aquí, este máximo de 30 resulta elevado.
Esta calle es para pasar en 1ª, embrague completamente suelto, pie derecho sobre
el pedal del freno y sólo a punta de gas si el coche se quede demasiado.
Según coches, puede ser mejor ir en 2ª, embrague completamente suelto y
pie derecho sobre el freno todo el tiempo.
Fuente: ciudadpedestre.wordpress.com
También pienso que, muy probablemente, tendrá negativas consecuencias, porque quienes conduzcan habitualmente por vías urbanas seguirán haciéndolo como hasta ahora, tampoco se puede mirar apenas al velocímetro y es muy fácil, por otra parte, exceder esa velocidad, aunque sea momentáneamente, en cuanto vía y circunstancias lo permitan. Además, no van a poner radares, o muy excepcionalmente y sólo en poblaciones relativamente grandes. Curiosamente, en ciudad es donde más útiles podrían resultar y donde menos se utilizan. Sería muy impopular, y más, cuanto más pequeña sea la población.

Pero habrá sin duda conductores poco entrenados y temerosos que pocas veces usan el coche en poblado que se lo creerán a pies juntillas e irán mucho más pendientes del velocímetro que de otra cosa y generando riesgo constantemente. Otros, aprovecharán a utilizar más el teléfono móvil, o a distraerse con cualquier otra cosa, confiados siempre en que, como van tan despacio... ¿Qué mal puede suceder? Cuando, evidentemente, en esas condiciones un atropello sería muy factible, a lo que pondrán su parte no pocos peatones y ciclistas relajándose más en su atención y cuidado porque estén convencidos de que gracias a la buena gestión del alcalde de su pueblo, ahora, como todos van más despacio, ellos estarán mucho más seguros. ¡Error!

Este accidente ocurrió una tarde de este verano, en el centro de Basauri.
Afortunadamente, y de milagro, sin provocar ninguna desgracia.
Y aunque casi nadie lo crea, esto es posible a muy baja velocidad.
Fuente: www.blogseitb.com
Con bastante frecuencia, se sabe de accidentes muy aparatosos -en ocasiones también con fatales consecuencias- sucedidos en vías urbanas. Y son tan sólo la punta del iceberg. La secuencia de los mismos suele ser la siguiente:
  • Voy muy despacio, me siento seguro. Como en el famoso anuncio: falsamente.
  • Velocidad mínima, distracción máxima. No suele fallar.
  • Algo sucede que me asusta mucho. Lógico. Lo raro sería lo contrario.
  • Acelero a fondo, sin querer, pero acelero a fondo. Normal, no procesé nada, no he previsto nada... 
  • Luego piso inconscientemente el pedal que tengo bajo el pie derecho, que suele ser el acelerador. 
  • Llevo una marcha corta (2ª o incluso 1ª), luego la aceleración es brutal (con cualquier coche), y la pérdida de control total (con cualquier coche).
  • A partir de ahí las consecuencias son puro azar. 
Esto, lo sabe perfectamente cualquier profesor de autoescuela que se precie. Y algunos examinadores, no sé si muchos o pocos, porque sólo ven conducir a los alumnos en examen. Imagino, que algún buen policía de tráfico también lo sabrá; y muy pocas personas más. Cuídense conduciendo y andando, pero sin miedo.

Esteban

DÍAS DE RADIO, SEPTIEMBRE 2014 (1)

CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI

CHARLA DEL DÍA 10-9-2014.
Baja un 52% el número de fallecidos en las carreteras vascas. El pasajero de un turismo pierde el brazo que llevaba por fuera de la ventanilla. La carretera española donde más muertes ocurren está en Valencia. Interesante comentario de un oyente. Este verano han fallecido menos conductores y pasajeros de motocicletas y ciclomotores. Una mujer atraviesa la pared de un parking y cae desde la segunda planta a la calle resultando ilesa. ¿Se debe limitar la utilización del automóvil por razón de edad?

  
Sacar el brazo por fuera de la ventanilla. Desde luego, es una mala práctica que en el caso de la mencionada noticia ha tenido unas consecuencias tan lamentables como irreparables. A pesar del terrible suceso, y sin ánimo alguno de faltar al respeto a nadie, por supuesto, me resulta inevitable que tome protagonismo en mi memoria el famoso anuncio de BMW en el que se lanzaba la pregunta. “¿Te gusta conducir?” A la que siempre respondí de forma inmediata, y a veces hasta en voz alta: “¡Sí, pero no de ese modo!”. Creo que este es un ejemplo perfecto de cómo una buena y exitosa idea publicitaria puede llevar en sí misma una raíz perversa, negativa, falsa y peligrosa. A otro nivel mucho menos dramático, hubo otro famoso slogan (muy recordado todavía) en el que la DGT afirmaba que “no podemos conducir por ti”, a lo que siempre respondía de forma espontánea e inmediata: “¡gracias a Dios!”.
Lo ideal es que las ventanillas vayan siempre cerradas, o casi.
Si queremos hacer alguna excepción, al menos,
conviene pensárselo seriamente y estar muy atentos.
Entiendo que también es responsabilidad del conductor convencer a sus
pasajeros de que no hagan cosas raras a bordo.

Fuente: www.flickriver.com
Atraviesa la pared de un parking y cae a la calle con su coche desde una segunda planta. Afortunadamente, este accidente no causó daño a ninguna persona (sólo generó daños materiales), pero es el típico suceso respecto al cual se tiende a pensar que es algo sumamente improbable, y no. La verdad es que si no ocurren a diario hechos semejantes es porque Dios no quiere, y estas cosas, tienen mucho que ver con la nefasta decisión que tomó la DGT, hace ya unos cuantos años, de suprimir el examen de maniobras en pista para sacar el carnet de coche, lo que hace que sean muchas las personas que no tienen dominio del vehículo a baja velocidad, ni a ninguna, realmente. Pueden comprobarlo -si es que no lo han hecho ya- cada vez que salgan a la calle, basta con observar cómo aparcan y salen de los garajes muchos conductores. Sobre este tema pueden ver una interesante conversación en el apartado de comentarios de la entrada cuyo enlace les dejo aquí.

En México condujo durante 60 años con cambio automático.
Ahora aprende a hacerlo aquí con 84 años y con cambio manual.
Fuente: www.diariodenavarra.es
¿Se debe limitar la conducción de automóviles a los viejos? En mi opinión, no. La edad, en sí misma, no me parece un factor determinante para impedir conducir a nadie. Sin embargo, sí lo es no saber conducir (o muy precariamente) y no querer aprender; o saber, pero hacerlo mal a propósito. Se tenga la edad que se tenga. Además, si tantas condiciones se pierden a partir de los 55 años como afirma la DGT, ¿cómo es que no se jubila a los conductores profesionales a dicha edad?

Esteban

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL SUCESO DE MÁLAGA

Es sábado, 20 de septiembre, cuando empiezo a escribir esta entrada. Me hubiese gustado haberla escrito el día anterior, pero no pudo ser. Y quise escribirla porque fue en la mañana de ayer cuando me levanté con la idea de hacerlo, después de que me acostase sin poder quitarme de la cabeza el suceso que este pasado mes de agosto ocurrió en la feria de Málaga, luego de haber leído en la versión digital de “20Minutos” el siguiente titular y correspondiente noticia: “Abierto un procedimiento por denuncia falsa contra la joven supuestamente violada en Málaga”. Escribí un breve comentario al respecto, el número 66 por si quieren verlo al abrir el enlace, aunque la esencia de su contenido la repetiré un poco más adelante.


Recinto ferial de Málaga donde tuvo lugar el suceso.
Fuente: www.elpais.com
He dudado seriamente si escribir o no sobre la noticia mencionada. En principio, pensé que mejor no, después de todo y por más que me apeteciese hacerlo, ese contenido no es propio de este blog, además ya había escrito algunos comentarios al respecto en otros foros mucho más idóneos, tampoco me gusta -generalmente- escribir sobre noticias concretas pues me distrae de mi programación y obligan a andar a salto de mata. Pero, por otra parte, el dramático suceso de Málaga me parece extremadamente grave, me recuerda al que se narra en una película que vi hace ya unos años y que me impactó mucho (“Acusados”, protagonizada por Jodie Foster); por otro lado, como a todo el mundo -supongo- nada humano me es ajeno, incluso no humano, y por si fuera poco, antes de ayer me desperté con una sensación muy nítida de que debía de hacerlo; y esto sí que me cuesta: resistirme a llevar a cabo una idea clara con la que amanezco. Probablemente me equivoque, ustedes me dirán, pero tampoco veo que pueda causar perjuicio ni daño a nadie, y, ¿quién sabe? Quizá algo pueda ser de utilidad para alguien, después de todo, este es el principal objeto de este blog. Así pues, voy a la faena.

Evitaré entrar en el aspecto jurídico, además de no ser experto, esa puerta, bien o mal, ya está completamente cerrada. Pero me ha llamado muchísimo la atención que antes de dar el portazo la juez, muchas personas (no pocas, socialmente relevantes) hiciesen declaraciones verbales y escritas con una indignación absoluta hacia lo que parecía una violación múltiple y salvaje; pero archivada la causa definitivamente por su Señoría con el argumento de que las relaciones sexuales fueron consentidas, les faltó tiempo para corregir el “error”, y hasta para pedir perdón. También me resulta muy destacable que en el diario “El País” se afirmase que los médicos que atendieron a la chica certificaran la violación y que los hombres reconocieron su ataque en cuanto fueron detenidos por la policía.

Confieso que no he leído todo lo publicado sobre este suceso pero hay tres cosas en él muy relevantes: Consentimiento, declaraciones políticas y declaraciones de asociaciones de mujeres.

Consentimiento. He aquí el quid de la cuestión, el principal argumento jurídico para dar carpetazo al asunto. He pensado sobre esto, he imaginado -con sumo desagrado pero sin poder evitarlo-, le he dado muchas vueltas... Y, francamente: No me lo creo. No me puedo creer que una chica acepte de buen grado consentir en tener relaciones sexuales con cinco individuos a los que acaba de conocer, al principio se habló de cinco, luego de dos y los otros tres actuando como espectadores... al caso es igual (relativamente). Después de acabar de trabajar, por mucho que sea en la feria de Málaga en una calurosa noche de verano, en un espacio público, así, de cualquier forma, como si fuésemos animales en celo, al menos, estos tienen una excusa, se les supone que no están civilizados y que sus impulsos se deben a un imperativo mandato genético, ¿pero nosotros? Desde luego yo no estaba allí, no vi nada, sé, claro, que hay cosas raras, extraños gustos, también que los funcionarios judiciales y policiales sabrán mucho más que yo, pero... Perdonen que me repita, no me lo creo. No sé qué haría si tuviese una hija que consintiese en algo así, lo que es seguro es que me sumiría en una profunda tristeza; y lo mismo me ocurriría si uno de mis hijos participase en un acto semejante aunque “sólo” fuese como espectador. En todo caso es un acto de barbarie.

Teléfono europeo para emergencias. Nada cuesta llamar.
Fuente: www.fenixdirecto.com
También se me ha ocurrido pensar que si yo mismo voy andando por la calle y me abordan cinco individuos para “pedirme” que les dé todo el dinero que pueda llevar encima, naturalmente se lo daría. ¿Eso es consentimiento?, ¿acaso estoy haciendo una donación? No, ¿verdad? Es un robo, pondría una denuncia y seguro que ningún funcionario me diría que he consentido libremente en aceptar una propuesta. ¿Entonces? Hay muchas formas de forzar la voluntad de una persona sin tan siquiera tocarla. Otra cosa de la que no he oído nada es de las posibles amenazas con proyección de futuro que pudo haber sufrido esa joven, en su persona o en la de su familia; amenazas que también podrían darse por iniciativa de familiares de los supuestos agresores. Tampoco leí nada sobre la posibilidad de que la chica hubiese sido drogada sin darse cuenta, cosa que parece ser relativamente frecuente en casos de este tipo.

Se afirma que hubo testigos, varios, y todos coinciden en que no apreciaron violencia, que de haberse dado esta circunstancia hubiesen ayudado a la joven. Quizá sea cierto, pero... A pesar de que no me gusta nada pensar mal, me fío tan poco de los testimonios de otros... Aparte de que también pudieron ser amenazados, ¿cuántas veces alguien nos cuenta algo que ha leído en un periódico y cuando nosotros leemos la noticia descubrimos notables diferencias entre lo que hemos escuchado y lo que estamos leyendo? Por no hablar de que todos sabemos que, en general y por desgracia, muchas personas deciden pasar de largo ante ciertos hechos, “no meterse en líos”, todavía hay muchas personas a las que les cuesta Dios y ayuda llamar al 112, y no son pocos los que prefieren ver los toros desde la barrera antes de hacer una simple llamada de teléfono. Creo que los testigos deben ser escuchados, desde luego, pero poniendo en cuarentena sus declaraciones y tomándolas como hilos de los que puedan tirar los policías en su investigación en busca de pruebas. Esta sí es la clave: Pruebas, y entiendo que en este caso, como en otros muchos, será una ardua tarea, y que policía y juzgado estarán desbordados de trabajo, y que seguramente tendrán que soportar fuertes presiones políticas, pero es su trabajo. Voluntariamente aceptado, como se dice en misa.

Carátula de la película "Acusados", un film imprescindible.
Fuente: www.reparamosconecta2.com
Declaraciones políticas. Sólo comentaré, que según dice la prensa, los máximos responsables políticos de la ciudad de Málaga tuvieron pocos reflejos (por decirlo suavemente) a la hora de pronunciarse sobre el suceso que nos ocupa; y que lo que dijo el alcalde no fue muy afortunado, precisamente. Parece que ante todo, ha prevalecido la idea de que la imagen de la ciudad no saliese perjudicada en plenas fiestas como si se tratase de un lugar poco seguro y peligroso para los muchos turistas que en esos días la visitaban. La verdad no interesa. Ponen tanto empeño en echar tierra encima, barrer y guardar debajo de la alfombra que hasta parece (y no, no me gusta pensar mal, de verdad) que dándole la vuelta al asunto pretenden lanzar al mundo un mensaje subliminal de lo “modernos” y “liberales” que son, tanto, que hasta se puede disfrutar de una orgía en plena feria, eso sí, “consentida”, por supuesto.

Declaraciones de asociaciones de mujeres. No las he leído todas, pero, pueden comprobarlo por sí mismos, si no lo han hecho ya. La idea más destacada en los medios ha sido la crítica a las recomendaciones que sobre este suceso ha hecho el Ministerio del Interior (pueden verlas aquí). La idea predominante -y que me ha sentado muy mal, por cierto- que han transmitido algunas de estas asociaciones ha sido que el Gobierno en lugar de decirles cómo pueden protegerse debería dirigir sus esfuerzos a educar a los hombres en la no violación. Pues bien, resulta que la inmensa mayoría de los hombres, gracias a Dios, esto ya lo sabemos. Sabemos que la violación es un crimen, como lo es agredir o matar, por ejemplo; detestamos las violaciones y no tenemos ningún deseo de realizarlas. Y también detestamos la violencia, que tan sólo admitimos en caso de defensa propia o de terceros, si es que no hay otra opción. Utilizar el pene como un arma es una idea que, a la mayoría, nos resulta tan aberrante que ni se nos pasa por la cabeza. ¿Las mujeres que afirman estas cosas es que no tienen padres, hermanos, amigos, compañeros, novios, esposos, hijos?... ¿De verdad creen que ellos “necesitan ser educados en la no violación”?

Teléfono de ayuda para mujeres víctimas de violencia.
Se preserva la identidad de quien lo utilice
 y no queda rastro de la llamada, ni en la factura. Una buena idea.

Fuente: policialocalwakinaki.files.wordpress.com
Las recomendaciones de protección dadas por el Gobierno no me parecen nada descabelladas, la verdad. Con mayor o menor acierto, todos adoptamos ciertas cautelas con el fin de evitar o hacer muy improbable una posible agresión del tipo que sea. Y esto se ha hecho desde siempre en cualquier lugar del mundo, es puro instinto de supervivencia, que siempre llevamos más en alerta cuando estamos en un lugar que no conocemos. Aunque también pienso que este instinto está cada vez más anestesiado, que vivimos en una sociedad que cada vez delega más en el Estado, ya sea en el uso de la fuerza que este detenta o en el sistema educativo, o en cualquier cosa. Por otra parte, en cualquier pelea y en cualquier tipo de lucha, la primera máxima no es atacar sino protegerse.

A pesar de todo lo dicho, sí estoy convencido de que es necesario impartir una educación sexual mucho más amplia en la familia y en la escuela, siempre de la mano de una verdadera educación sentimental y del desarrollo de la denominada “inteligencia emocional”. Después de todo ya se ha descubierto hace siglos que los seres humanos nos debatimos entre dos grandes fuerzas: Eros y Tánatos. Los dos grandes impulsos que soportamos: sexo y muerte. Habría que profundizar mucho más en estos conceptos sin olvidar ir desterrando las relaciones de poder, tan dominantes y presentes en todos los aspectos de la vida, Creo que si algún día esto se lograse, la humanidad sí daría un paso adelante absolutamente importante.

Jodie Foster en un fotograma de "Acusados". Una excelente película.
Fuente: www.cine365static.com
Podría extenderme mucho más respecto a este espeluznante tema, pero creo que es suficiente y tan sólo apuntaré un par de cosas porque observo que hay ideas falsas muy extendidas que se asumen como inalterables verdades. Por ejemplo, sobre el alarmante aumento de la violencia ejercida contra las mujeres, he oído mil veces, a mujeres, afirmar muy convencidas (e intuyendo cierta resignación) que “esto ha pasado siempre sólo que antes no se sabía”. Bueno, puede ser que de muchas agresiones no se tuviese noticia, pero es innegable que había muchos menos asesinatos; de estos sí que se tendría noticia porque es muy difícil hacer desaparecer un cadáver o ejecutar el crimen perfecto; tal vez se hayan dado y se den algunos casos, pero han de ser muy minoritarios necesariamente.  Desde los años sesenta hasta principios de los noventa, había muchas menos mujeres asesinadas que desde entonces acá. Esto es un hecho.

Otro ejemplo: Esa idea, que yo creía en franca recesión desde los años setenta de que los hombres tenemos ciertas “necesidades” de imperativa y casi inmediata satisfacción; vamos, que ser célibe es imposible y que ni los curas lo son, es absolutamente falsa. Pero he comprobado con gran sorpresa que ha vuelto a instalarse y extenderse en la mente de muchas mujeres jóvenes desde finales de los noventa hasta ahora. Sobre esto escribí un par de comentarios no hace mucho en un blog muy recomendable denominado: “Tenemos Tetas”. Los copio a continuación:

Hola Ileana:


Me ha gustado mucho esta entrada, me parece sencillamente perfecta. 
Afirmas que tú no sabías estas cosas cuando tenías 20 años, pero supongo que coincidimos en pensar que con esa edad, y menos, sería ideal que las conociésemos todos. Creo que la educación sexual es la gran asignatura pendiente de nuestra sociedad, y desde mi primera juventud (allá por finales de los setenta) hasta ahora, noto un cambio a peor bastante notable.



Verás, yo enseño a conducir, llevo muchos años en esto y, quieras que no, estás con una persona durante muchas horas en un espacio muy reducido y sometidos ambos a situaciones de estrés muy elevadas en las que afloran con fuerza muchas veces sentimientos y emociones; y hasta cierta complicidad y amistad no pocas veces también. Así que no es muy raro que en ocasiones el coche se convierte en una especie de confesionario (también debe ayudar que tengo un poco pinta de cura) en el que a veces escuche cosas que surgen espontáneamente y que me sorprenden y escandalizan a partes iguales; bien, pues una de estas se refiere a la idea (que creía enterrada hace décadas) que sostienen muchas chicas referente a que si un hombre siente deseo y no lo satisface le duelen mucho los testículos. -¡Es falso! No duele nada, en serio-. Les respondo. Si eso fuese cierto nos pasaríamos más de media vida tomando analgésicos, añado; y también les digo que cuando un chico les vaya con esa milonga, una de dos: o está enfermo (probabilidad ínfima) o miente. ¡Huye! Si es un chico el que lo comenta basta con mirarle a los ojos y recordarle que soy un “tío” para que enseguida cambie de tema.



Hace tiempo que tengo ganas de contar esto en público y tu estupendo post me ha parecido una buena ocasión. Me he encontrado con bastantes mujeres (de todas las edades) que se lo creen, y me parece importante que sepan la verdad porque si no están expuestas a chantaje emocional con un argumento que comparte raíz con el mismo que utilizan quienes no condenan la violación.

 
Perdona que me haya extendido tanto. Muchas gracias y felicidades por este artículo.

¡Saludos!

Este es el fragmento más importante del segundo comentario:

Hay una cosa que olvidé anoche: De unos años acá, muchas alumnas me confiesan que sus amigos, novios, chicos o como quieran llamarlos, consideran un derecho tener acceso a sus móviles, emails, contraseñas, etc. Y ellas lo consienten resignadas. Me sorprendió mucho y, desde luego, me parece de una arrogancia y una falta de respeto absolutamente inaceptables. A parte de que nunca lo hice ni con mis hijos, no imagino a las amigas y compañeras que conocí a finales de los setenta permitir que nadie les abriese una carta. 

Fotograma de "Acusados".
Si no la han visto, aprovechen la primera oportunidad que tengan.
Algunas películas deberían ser como asignaturas en la educación secundaria y universitaria.
Fuente: db2.stb.s-msn.com
Y termino. Lo bueno de tener “una cierta edad”, entre otras cosas, es que se dispone de una perspectiva algo más amplia, de modo que si la contemplamos y pensamos desde ella, creo que no es muy difícil apreciar diferencias y atisbar posibles causas sobre múltiples aspectos de la vida. Del que me ocupo hoy, creo que la televisión y el cine tienen bastante que ver, y es sólo un ejemplo porque hay muchos más. En mis años de niño y juventud, la mayoría de las películas transmitían valores nobles que se reforzaban y coincidían con los que nos inculcaban en casa, en la escuela y en la iglesia; ahora no, o mucho menos. Las películas que más publicidad tienen, más gozan de los favores del público y más tiempo son expuestas suelen ser un muestrario de frenética violencia explícita y morbosa donde esta resulta imprescindible para lograr los fines (cuando no es el fin en sí mismo) y donde las mujeres son tratadas como un mero objeto y no como damas dignas de todo respeto. 

En casa, apenas se habla con los niños y jóvenes, muchos de los primeros son los “niños con llaves” que llegan a sus casas solos y se encuentran solos. Hace unos días pude ver en el metro entrar a un niño con su maleta con ruedas donde llevan ahora esa absurda e inhumana cantidad de libros y cuadernos, le calculé unos 8 o 9 años como mucho, iba completamente solo, parecía temeroso, se subió en una estación y se bajó cuatro más adelante. Comprendo que muchas familias lo están pasando muy mal, que sus padres tendrán que trabajar como mulos para simplemente poder sobrevivir, desde luego no me atrevo a juzgarles, pero partía el corazón comprobar lo indefenso y expuesto que estaba. ¿Tan difícil sería que, aunque fuese turnándose los maestros, en las escuelas pudiesen estar mínimamente atendidos hasta que sus padres puedan recogerlos?




Por si no puede verse en todos los dispositivos dejo enlace aquí.
El vídeo es de KAMIKAZE PRODUCCIONES,
pero lo encontré en este blog: Vox populi, que no conocía,
pero que me resultó tan interesante como recomendable.
El vídeo que pueden ver aquí es el mismo que se encuentra abriendo
el enlace del blog, pero tienen finales diferentes. 
Recomiendo ver los dos porque se complementan.

¿Y qué decir de la Iglesia, de la educación religiosa? Tan denostada, tan retrógrada, tan hasta sinónimo de fascismo para algunos. Pues cada cual es muy libre de decir y pensar lo que desee, pero, qué quieren que les diga, el Evangelio creo que sigue siendo un libro imprescindible para una buena formación “en valores”, como se dice ahora. Yo era sólo un niño más cuando conocí en clase la historia de María Magdalena. No la entendí, claro, aún me preguntaba cómo era posible que habiendo venido de París no recordase nada del vuelo y no supiese francés... Pero me impactó, nos quedó clarísimo que nadie debe ejercer violencia contra una mujer ni contra nadie, y pobre del compañero que se le ocurriese molestar a una niña, se enfrentaba al resto de la clase. Aprendimos que antes de que se nos ocurra coger una piedra mejor nos lo pensamos, no vaya a ser que encontremos motivos para abrirnos la cabeza nosotros mismos.

Esteban


P. D.: Más información sobre la noticia aquí y aquí.

viernes, 12 de septiembre de 2014

ASÍ APRENDÍ A CONDUCIR (y 10)

TERCERA ETAPA, 18 AÑOS (y 2)
EL EXAMEN Y UN CUENTO CHINO

¡Por fin! Llegó el día tan ansiadamente esperado desde hacía tantos años. En Asturias, lo más probable es que la primavera sea como una prórroga del invierno, luego, como era de esperar, aquel jueves amaneció y siguió con lluvia intermitente toda la jornada. Nada nuevo, casi todas las clases me coincidieron con lluvia.


Parque Infantil de Tráfico de Gijón
Misma ubicación de antaño con calles diseñadas de otro modo. Antes, se utilizaba como
pista la zona situada a la izquierda de la glorieta y había una doble rampa.
El aula para la teórica estaba a la izquierda del edificio que se ve a ese lado.
Hace ya unos cuantos años que aula y pista cambiaron de lugar.
Fuente: Google Maps
INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

Teórica. 
El aula donde se hacía la teórica estaba casi enfrente de la pista y sólo había que cruzar la calle para llegar a ella. Antes de la hora convenida, que no recuerdo con exactitud pero sería a las 8 o a las 9 de la mañana, estaba allí. Lo que sí recuerdo es que había mucha gente, que estaba moderadamente nervioso por si no me enteraba bien de en qué momento debía de entrar en el aula, mas una vez en ella y en mi sitio me encontraba a gusto y sólo sentía la tensión propia del esfuerzo en concentrarme, nada más. Me sentí bastante seguro de haber realizado bien el test, pero... También sabía que a veces se cometen errores muy estúpidos sin que uno se dé cuenta. Había que esperar a que corrigiesen, esa fue la peor parte de toda la mañana, entre tanto tomé un café y oía sin prestar atención lo que decían compañeros y profesores sobre los exámenes; en ese momento no me interesaban esas conversaciones, ya estaba hecho y acababa de pasar mi modesto Rubicón. Por fin llegó el momento de conocer el resultado: Apto. ¡Bien!

Maniobras.
Fui hacia la pista. Había muchos coches, iríamos todos en fila y solos haciendo las cinco maniobras. Pensaba que lo mejor sería esperar a ver un poco como iba comenzando aquella función, y en ello estaba, hasta que sentí dos manos en mis hombros, giré la cabeza y vi a mi profesor, que sin darme tiempo empujaba suavemente para que me moviese hasta el coche a la vez que me decía con voz tranquila:

-Venga, sube al coche, sigue a esos y haz lo mismo que ayer
-¿Yo el primero? 
-Sí, hombre, ánimo, cuanto antes mejor. 

Desde entonces, en ese tipo de circunstancias, si puedo, siempre voy el primero. Otra buena lección para toda la vida.


Atardecer en Gijón desde el mirador de La Providencia. Al fondo el Cabo Torres.
Fuente: Julia Rubiera.
Una vez dentro del coche y en aquella caravana, según comprobaba que iniciaba la marcha y me detenía sin problemas, me pasó lo mismo que con la teórica: no recuerdo haber estado nervioso, sí tenso por mantener la concentración, nada más. Así que tan sólo tuve que hacer lo mismo que ya había entrenado y aprendido, y lo hice, excepto en la rampa: calé el coche una vez, pero no se me fue nada hacia atrás; el profesor me había enseñado a hacerla con y sin freno de mano y habíamos hablado que yo elegía, decidí salir con el freno de pie, y cuando lo calé me sentí tranquilo porque sabía que aún tenía dos oportunidades. Repasé todo con agilidad y sosiego a la vez, sobre todo muy consciente de ese presente, volví a intentarlo, coroné la cuesta, me detuve en su sitio y el examinador me dijo que había aprobado, pero como soy... tipo Santo Tomás y llevaba la ventanilla completamente abierta, le pregunté al funcionario si había aprobado a pesar de haber calado el coche, me confirmó que sí, le di las gracias y me fui. Abajo aguardaba el profesor, me indicó que orillase el coche, bajé del mismo, me dio la enhorabuena, me indicó dónde esperar y él lo colocó para que empezase otro compañero. ¡Bien!

Carretera.
La prueba de circulación en vía pública era la más temida, en ella intervienen múltiples factores y no es fácil sentirse seguro de que uno actuará correctamente con cada uno de ellos. A esto se suma un elemento notablemente perturbador, y en sentido literal, ya que su presencia se nota físicamente mucho, es casi invasiva, más en un 600, imagínense la omnipresente figura del examinador ocupando su asiento trasero. Pero también sabía que eran personas como usted, como cualquier otra, como yo mismo, sin ir más lejos, y no alcanzaba a vislumbrar ninguna razón por la que tuviesen que ser malvados. Por otra parte, estaba muy claro que, llegado el momento, conduciría yo. ¿Qué culpa podría tener nadie de mis errores y aciertos?


Desde un poco más abajo del punto A y hasta la parte izquierda (Rinconín),
transcurrió mi examen; por la carretera que se ve más ancha.
Aproximadamente, en el último tercio de ese recorrido se ha cambiado el trazado,
 pero continua siendo muy semejante a como era. Fuente: Google Maps
Para superar esta prueba utilicé tres puntos de apoyo:

  1. Imaginación. Me había “visto” realizando este examen cientos de veces, utilizando muy diversos escenarios que llenaba de múltiples circunstancias diferentes. O, dicho si quieren de una forma más acorde con los tiempos que corren, había introducido en mi disco duro un software bastante elaborado, francamente. Sólo tenía que ejecutarlo.
  2. Confianza. Tenía fe en mi profesor, y me había asegurado que me veía preparado y capaz de hacer bien el examen. Y yo también, la verdad sea dicha, porque por muy capaz que él me viese, si yo miro en otra dirección no veremos lo mismo. En realidad, sobre esto ya hablé en entradas anteriores, y sin saber por qué, lo cierto es que desde muy niño siempre he dado por hecho que conduciría bien; lo digo sin ninguna presunción, pueden creerme, simplemente era algo que me resultaba perfectamente natural, tanto como sentir el frío o el calor, además daba por supuesto que todos los demás niños pensaban lo mismo, luego, poco a poco y para mi sorpresa me fui dando cuenta de que una niña no se paraba a contemplar un coche, no le importaba cuánto corría, ni marca ni modelo... Creo que fue una de las primeras “rarezas” que observé en las niñas, y más tarde también en algunos niños.
  3. Conocimiento del medio. Conocía muy bien Gijón y todos sus alrededores, los había recorrido en bici hasta la saciedad, y no pocas veces andando, porque me encantaba y encanta explorar cuanto podía, descubrir lugares por mí mismo o con unos pocos amigos, orientarme con mapa y brújula... Bueno, el caso es que era prácticamente imposible que el recorrido del examen que me pudiese tocar no lo conociese bien y por completo. Esto reforzaba mucho mi confianza. Ahora existe una herramienta tan útil como recomendable: Google Maps, que se puede utilizar, no solo para preparar clases y exámenes sino también determinadas rutas que se quieran hacer cuando ya se tiene el carnet.

La carretera por la que me examiné en la actualidad; la mayor parte de su recorrido está
prácticamente como antes, la acera de la izquierda no existía.
Fuente: Google Maps
Estos tres factores los he colocado por orden de importancia y quiero destacar que el primero y el segundo me parecen básicos pero el tercero se distancia bastante de ellos. Para mí, fue más una coincidencia que otra cosa y de una importancia más que nada psicológica, que no es poco; pero conviene evitar darle demasiado relieve y ser conscientes de que mucho más que el trazado de una determinada ruta, su grado de dificultad está en las circunstancias que podamos encontrar en la misma, y estas sólo pueden ser previsibles (y tampoco siempre) sobre la marcha y para un momento dado. Siempre digo a todos los alumnos que aunque se pasen horas dando vueltas a la manzana de su casa, en cada una de ellas se encontrarán circunstancias diferentes.

Vuelvo al examen de carretera que comenzó en la misma pista de examen con todos los alumnos que debíamos de hacer esa prueba a bordo de varios coches que seguían al primero que comenzaba el examen y donde iban alumno, profesor y examinador. Cuando acababa un alumno, pasaba el siguiente que se examinaba con ese coche y profesor, y así sucesivamente hasta que acabásemos todos. La prueba duraba unos 10 minutos para cada alumno y esta vez me tocó en el grupo de los últimos. No recuerdo haberme puesto nervioso; mientras seguíamos al coche en examen procuré observar cuanto podía, repasar lo que tenía que hacer, ver qué hacía el profesor que conducía, atender a sus explicaciones... Intentaba concentrarme y no dejar cabos sueltos, constataba una vez más que era factible hacerlo bien y aprobar sin olvidar que también podía cometer un error muy tonto que me costase el suspenso, reducir esta posibilidad al mínimo supone mantener una cierta tensión para poder actuar, los nervios han de trabajar, es necesario estar ágil, vivo y despierto, la atención debe estar al máximo pero sin ninguna rigidez.

Olas en El Rinconín con el Cabo Torres y el puerto grande (El Musel) al fondo.
Fuente: www.playas.es
Llega mi turno, me toca bajar desde La Providencia hasta el Rinconín, buena ruta y fácil. Inicio bien la marcha, y esto hace que me sienta muy a gusto. Una buena salida es tan importante o más en un examen que en una carrera, aporta un fundado optimismo que es sumamente útil para seguir trabajando sin bajar la guardia ni perder concentración. No tengo intersecciones, ni pasos de peatones, ni un semáforo... Sólo tengo que seguir la carretera y asegurarme de parar bien donde me diga el examinador. Lo hago y consigo el tercer y último “apto” del día. ¡Bien!

Estoy contento, naturalmente, pero tampoco pecaré de falsa modestia si afirmo que no veía ningún mérito a lo que acababa de hacer, faltaría más, pues como ya dije, siempre me he sentido capaz de conducir. Jamás tuve ninguna duda de que lo haría, pero sí de que lograse el carnet en el primer intento. ¿Y ahora qué? No tenía la más remota posibilidad de conducir un coche en sabe Dios cuánto tiempo. Pero eso lo sabía de antemano y no me importaba, el caso es que ya era legalmente conductor. ¡Por fin!

Nunca sabemos en qué esquina de la vida nos aguarda una sorpresa, y pocos meses después de aquel 4 de mayo comencé a trabajar como repartidor con una furgoneta. Desde entonces no dejé de conducir y pienso hacerlo mientras Dios me dé salud.

Tengo ganas de conducir un camión moderno y este Scania me gusta.
Fuente: Göran Wink
Preguntas. Hay cinco preguntas que siempre me han hecho los alumnos, quizá alguno de ustedes también se las plantee, así que, independientemente de que, por supuesto, pueden preguntarme lo que sea cuando lo deseen, y les contestaré con muchos gusto en cuanto me sea posible, les adelanto estas tan, para mí, típicas preguntas con sus correspondientes respuestas.

1. ¿Sacaste el carnet a la primera? El de coche, sí.

2. ¿Cuánto te costó? Entre 4.300 y 4.600 pts, no lo recuerdo exactamente pero estoy seguro de que el precio total estuvo en ese intervalo, su equivalencia puramente aritmética (que no en poder adquisitivo) sería ahora de 25’84 y 27’64 euros respectivamente. La equivalencia real andaría actualmente alrededor de los 600 €. En 1972 y en Gijón, un sueldo “normal” (excluyendo minería, siderurgia e industria naval) a jornada completa estaba entre 4.000 y 5.000 pts que vendría a ser ahora como unos 550-650 €. Aproximadamente, el precio total de un permiso de conducir con un número de clases tirando a bajo (alrededor de unas 10 a finales de los 70 y cerca de 20 actualmente, pensando siempre en que sean de 60 minutos de duración), sin tener que renovar expediente, se ha mantenido en una constante que lo hace igualar el salario de un mes, también tirando abajo que, hoy por hoy, desafortunadamente, oscila entre unos 600-800 euros.

3. ¿Cuántas clases diste? Para el carnet de coche, 18 clases de 30 minutos. Me reservé dos por si suspendía algún examen. Esas dos, la autoescuela en la que estuve no las impartía después, pero estaba advertido de ello desde el principio. De haber podido, hubiese seguido dando más clases prácticas, pero como ya dije mi presupuesto era ajustadísimo y no pude hacerlo.

4. ¿Tienes todos los carnés? Sí.

5 ¿También los sacaste a la primera? No. Mi segundo carnet fue el de camión, con 21 años casi recién cumplidos, la edad mínima para poder hacerlo. Este sí lo aprobé todo en la primera convocatoria (como el de coche), recuerdo que di 5 clases de una hora y me costó poco más que el primero.

Concentración de Harley Davidson en Bilbao.
Al fondo el Palacio de Euskalduna y puente del mismo nombre.
Muy cerca, pero fuera de marco por la derecha está el Museo Marítimo.
El tercer carnet fue el de autobús, tenía 23 años y ya trabajaba en una autoescuela como profesor aunque no tenía título, lo tuve en aquel año pero algo más tarde. Me costó menos que el permiso de coche porque mi jefe me recomendó a una autoescuela en la que me hacían descuento, pero como mi presupuesto aún era inferior al de las veces anteriores y, recientemente, había estado un año conduciendo camiones y autobuses (sí, estos sin carnet; en la mili y siempre fuera de la base haciendo línea regular entre Morón y Sevilla) pues no di ninguna clase, así que en carretera aprobé a la tercera, pero sin renovar expediente. Pagué mi exceso de confianza, tuve que ir a Oviedo para hacer las pruebas y los examinadores con los que coincidí -con el autobús y en carretera- no permitían ningún error, lo que me parece perfecto, además de haber sido una cura de humildad que me vino muy bien; empezaba a sentir que lo sabía todo sobre automóviles y carreteras, lo cual, obviamente no era cierto, ni lo es ahora ni lo será nunca, pero sigo en el empeño.

El cuarto carnet fue el de moto y lo saqué en Bilbao a principios de los ochenta. Siempre había querido hacerlo, pero salvo excepciones, la moto es un vehículo que veía y veo más como un capricho que otra cosa y en tanto pudiese permitírmelo dilataba hacerlo. Pero el jefe de la autoescuela en la que trabajaba nos dijo a mi compañero y a mí que le convenía que tuviésemos el permiso de moto para presentar alumnos a examen en lugar de hacerlo él, cosa que ciertamente le venía muy mal; él correría con todos los gastos, no indujo ninguna prisa y sólo nos pedía que cuando tuviésemos algún rato libre practicásemos con la moto. Lo hice encantado y le estoy agradecido. Como las cosas se presentaron de esta manera, no sé las clases que di, bastantes, sin duda, y de forma casi siempre autodidacta. En aquellos años el examen de moto, si se tenía cualquier otro permiso de conducir, sólo consistía en hacer una prueba de maniobras en pista. Y aprobé a la segunda, la primera vez suspendí en la última maniobra a causa de un mal entendido del que fui el único responsable, pues di por supuesto que no había que tirar un palo horizontal que había en el lugar donde se terminaba la frenada de precisión. Los palos eran dos, separados unos 50 cm, y, sí, el primero había que tirarlo para que la rueda quedase entre dos rayas y sin tocar el segundo; muy cauto, yo no toqué ninguno. 


Esto es muy semejante al error que describí, no hay más que imaginar esos conos
un poco despegados y dos barras metálicas de sección cuadrada encima.
Fuente: www.custom125.com
Suspendí delante de mis alumnos que se habían examinado de teórica y maniobras y esperaban dándome ánimos para luego volver a la autoescuela, así que nos reímos bastante (ya no pensaba como cuando el examen de autobús); el examinador me conocía y le hice pasar un mal rato pues le sabía muy mal suspenderme, me echó la bronca, con razón, mientras yo intentaba tranquilizarle y dejarle muy claro que en nada iba a cambiar mi opinión porque él tuviese que hacer bien su trabajo, al contrario. Después de todo, cuantos alumnos estaban aquel día presentes de varias autoescuelas pudieron comprobar por sí mismos que entre examinadores y profesores no existía ningún tipo de acuerdo. Aquel examinador era un hombre muy agradable y respetado por todos, unos años después se fue de la Jefatura de Bilbao, pero entre tanto, cada vez que me veía compartíamos algunas carcajadas a cuenta de mi error: Que sepas que sigues siendo el único profesor al que he tenido que suspender, me decía. ¿Y la imagen tan buena que aquel día tuvo gracias a mí la Jefatura de Bilbao, qué? Le solía contestar. 

Tenía muchas ganas de contar aquí mis historias con los permisos de conducir, no es el fin de mi aprendizaje, desde luego; seguramente me quedan cosas en el tintero (algunas las he dejado adrede porque son episodios aislados de buenas lecciones que recibí); los tiempos son diferentes, han cambiado muchas cosas y pocas a mejor, pero la esencia creo que permanece y que alguna utilidad podrán extraer de mi relato. Espero. 

Fotograma de la película argentina "Un cuento chino". Me gustó.
Fuente: jjmunoz-mashumanos.blogspot.com
Me parece muy importante “meterse en ambiente”; evitar tener como único objetivo “sacar el carnet”, es necesario aprender y beber de todas las fuentes asegurándonos de que el agua es potable, eso sí; Internet es un río de información muy caudaloso y constante, pero no todos sus afluentes traen agua limpia, tengan cuidado. Aprender, cualquier cosa, yo lo veo más o menos como hacer una cumbre cuando se va al monte, si nos obsesionamos con mirar sólo a la cima perdemos el camino que a ella nos conduce, muchas personas parece que sólo quieren que un helicóptero las deje sobre la cumbre, ¿pero de qué les sirve en realidad?

¿Saben ese cuento -yo leí que era chino- en el que el tonto de un pueblo se pasa el día tirando piedras al cielo, la gente le pregunta y él contesta que lanza piedras a la Luna; aquellos se ríen, pero llegan las fiestas del pueblo, se organiza un concurso de lanzamiento de piedras, el tonto participa y gana de largo dejando entonces sus vecinos de burlarse de él? Pues eso. Igual que el protagonista del cuento, eso intento, conduciendo, enseñando a conducir y con otros asuntos; y como él, tampoco pienso en ningún concurso, simplemente, ambos aspiramos a ampliar nuestras propias limitaciones.
Si por el camino algo aprendemos y enseñamos, bienvenido sea y que todos lo disfrutemos.

Esteban

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