Ya hablé de la necesidad de conducir solo lo antes posible y de lograr una buena base para manejar de un modo más que razonablemente seguro, lo que se consigue teniendo un buen y permanente dominio de trayectoria y velocidad, buen manejo del automóvil que se utilice, una atención permanente, un trabajo constante, buena capacidad de anticipación e ir bien coordinados con el resto de vehículos con los que se comparte espacio en calles y carreteras. Básicamente, con esto es suficiente.
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Tesla. Un coche muy interesante. Fuente: www.motorafondo.net |
En cuanto a la velocidad, no basta con evitar superar los límites indicados por normas y señales ni ser “prudentes”, lo que generalmente se asocia con ir lentos sin más motivo que lo justifique que una pereza encubierta a trabajar duro a costa de ir generando peligro de forma constante, pues se acabará siendo un factor de distorsión para el movimiento de los demás vehículos. En autopistas y autovías hay que ser capaces de circular a 100 km/h en condiciones normales, en el resto de las carreteras, casi a la velocidad máxima permitida (hoy por hoy, 90 o 100) y en vías de poblado, despacio, por supuesto, pero ágil; es decir, si tenemos a la vista un tramo en el que la velocidad adecuada es de 25 km/h, pues bien, pero hay que llegar a esos 25 lo antes posible, mejor en 10 metros que en 20 y, por supuesto, teniendo bajo control todo lo que puede pasar en el espacio que vemos. Con este factor, la velocidad, se suele olvidar un aspecto muy importante: ser capaz de bajarla cuanto sea necesario con suma agilidad en cualquier circunstancia y lugar.
El coche. Es el elemento del que me quedaba hablar y, obviamente, imprescindible para poder crecer como conductores. En la mayoría de las familias ya hay uno o más cuando alguno de sus miembros empieza a ir a la autoescuela. En principio, lo más barato es empezar a practicar con uno de ellos. En una situación ideal, si se puede elegir, el mejor y el más nuevo. No obstante, cuidado si hay un todo terreno entre los coches a elegir porque, salvo excepciones, será la peor opción por más que casi todo el mundo piense lo contrario.
Aunque la persona que nos preste su coche sea de nuestra propia sangre y nos una con ella una madeja de fuertes lazos afectivos, es bastante habitual que nos cobre un precio por su favor. Este aspecto hay que valorarlo muy bien, puede ser un precio razonable y lógico, por ejemplo, madres y padres que nos dejan su coche para practicar pero limitando su utilización a cuando ellos no lo necesitan y nunca para ir de fiesta con los amigos. Me parece bien. Permite practicar, hacer kilómetros, adquirir experiencia... En definitiva, seguir aprendiendo y tomando soltura que es lo fundamental. Pero en muchos casos el “precio” es otro: nos acompañan siempre, y salvo raras excepciones (como ya dije aquí), esa compañía suele ser nefasta, son de esas cosas en la vida en las que pagaremos un alto precio y sin que nos cueste un céntimo. Cuidado, porque siempre es lo más caro. Nada es gratis en este mundo.
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Un tamaño intermedio me parece ideal. Fuente: www.autopista.es |
También es posible que el conductor novel pueda comprar un coche. ¿Nuevo o usado? Si se puede, nuevo; al menos tendrá cinturones con pretensores, cuatro airbags (como poco), ABS, suspensión y neumáticos en perfecto estado, muy probablemente control de estabilidad, dos años de garantía como mínimo, posibilidad de asegurarlo a todo riesgo (muy aconsejable) con o sin franquicia. Conviene que no sea del grupo de los más pequeños, sino del siguiente: tipo Ford Fiesta, Opel Corsa, VW Polo... Salvo excepciones, porque sea muy probable que se hagan muchos kilómetros, con motor de gasolina y que no sea el más básico sino con una potencia de entorno a los 90 cv. Los motores pequeños de este tipo de coches no dejan notar su escaso rendimiento en ciudad, pero cuando se sale a carretera puede ser un peligro y sorprender su poca capacidad de respuesta en muchas condiciones. Otra cuestión muy importante es probar el coche antes de comprarlo.
Si tiene que ser un coche usado, o se prefiere así, la elección será más laboriosa pero hay buenas oportunidades. El precio también abre más el abanico del coche a elegir hasta los compactos tipo Focus, Astra, Golf... Ir más allá, normalmente no es aconsejable, más que nada por tamaño. En todo caso, conviene que no sean modelos demasiado viejos, hasta unos 5, 7, 8 años... más, conviene estar bien asesorado (esto siempre viene bien) o que sea de toda confianza por cuanto conocemos al propietario anterior; en todo caso, que estén en buen estado, sin haber sufrido daños importantes y que tengan al menos cinturones con pretensores y cuatro airbags; el ABS también es muy importante, y aunque no lo parezca tanto, la dirección asistida y el aire acondicionado, este último elemento, ya sólo por la facilidad con la que permite desempañar los cristales se hace muy recomendable, también se agradece mucho que los espejos tengan regulación eléctrica. En un coche de segunda mano, siempre hay que prever que puede surgir algún gasto al poco tiempo de tenerlo como consecuencia de una posible avería o de alguna operación de mantenimiento necesaria, por muy buen aspecto que tenga.
Otra cuestión importante a considerar: ¿transmisión automática o manual? Pensando en coche nuevo, si se puede, automática sin ninguna duda. En coches usados... son más difíciles de encontrar salvo en ciudades grandes, pero si se busca con tiempo es probable que se dé con alguno y, seguramente, tendrá un precio considerablemente inferior a su versión con cambio manual pues son más difíciles de vender. Ya saben que me inclino claramente por los beneficios de los coches automáticos a los que aprovecho a añadir una ventaja importante en cuanto a seguridad. En una entrada anterior -pueden verla aquí- enumeré cinco miedos muy comunes que nos afectan cuando empezamos a conducir, ¿se han dado cuenta de que tres de los cinco están directamente relacionados con el cambio de marchas manual? ¿Y que en más ocasiones de las que parece los errores relacionados con su manejo pueden causar accidentes? Con un cambio automático se eliminan esos riesgos de raíz. Y un dato más: sistemáticamente, en los exámenes prácticos casi siempre se advierte algún error del tipo mencionado, es muy raro que en un expediente no conste uno o varios fallos (aunque sean leves) por mala utilización del cambio de marchas. Me sobran los motivos para recomendar cambio automático.
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Fuente: new-lancer.com |
Los pretensores de los cinturones son un elemento de seguridad pasiva que considero muy importante pues, a partir de una determinada cantidad de energía que se libere en un eventual accidente, tiran de la cinta hacia atrás y sujetan muy bien el cuerpo al asiento, disminuyendo así la posibilidad de lesiones y haciendo que estas, si se producen, sean menos graves.
Tanto en un coche nuevo como usado, hay dos gastos ineludibles: El seguro y el impuesto de circulación que cobra el ayuntamiento donde se reside. El importe del impuesto varía según municipios y coches; el seguro no tanto, y depende de cada compañía. Otro gasto, no siempre imperativo, es el del garaje; varía mucho en función de poblaciones y zonas. Aproximadamente, un coche nuevo tipo Fiesta, Corsa, Ibiza... con motor de gasolina de alrededor de 80 cv puede costar unos 12.000 €, menos, si hay alguna oferta, lo que es bastante posible. Uno usado tipo Focus, Astra, León... Unos 2.000 € si el coche se acerca a los 10 años de antigüedad. El impuesto de circulación oscilará entre 50 y 100 euros; una plaza de garaje en alquiler entre unos 50 a 120 euros; y el seguro, para el nuevo y para un hombre de 18 años a “todo riesgo” 1.600 €; a “terceros”, tanto para el nuevo como para el viejo 900 €.
El precio del seguro irá bajando poco a poco cada año en función de que no se tengan accidentes y del aumento de la edad del conductor hasta estabilizarse en unos 600 € el “todo riesgo” y en unos 300 el de “terceros”. Es importante tener en cuenta, que si se utiliza un coche ya existente conviene consultar en la compañía de seguros que se tiene y advertir de que el coche será también utilizado por una persona joven para que conste así mismo como conductora habitual por lo que, seguramente, habrá que pagar un suplemento; este detalle, puede marcar la diferencia entre que el seguro se haga cargo o no de los daños producidos por un posible accidente, y es un extremo en el que nos debemos asegurar completamente, pues caso de que el seguro no tenga obligación de pagar los daños, podría suponer hasta la ruina del titular del vehículo, literalmente. Quien causa un daño, por muy accidental que sea, debe repararlo y responde ante el mismo con sus bienes presentes y futuros, así lo recoge el Código Civil. ¡Ojo!
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Fuente: professionalautomotive.wordpress.com |
Si todo esto es caro o barato, es muy relativo, desde luego, pero son cantidades importantes muy a tener en cuenta y la situación económica actual hace muy difícil realizar previsiones incluso a corto plazo. No obstante, hay coches usados en razonable buen estado hasta por 1.000 €, añadiendo el seguro y algún dinero de reserva nos ponemos en unos 2.500. Sé, que desgraciadamente, demasiadas personas no se pueden permitir este gasto, y muchas hasta han tenido que vender a muy bajo precio el coche o coches que tenían, pero, quien pueda hacerlo, aun sacrificando otras cosas, creo que haría una buena inversión porque sus hijos aprendan a conducir solos y bien cuanto antes, lo contrario significa hacerles dependientes de compañeros y amigos que muchas veces ni conocemos, y tampoco es imposible que conducir bien les lleve a lograr un trabajo. Hay muchas cosas en juego, cosas para las que no hay dinero en el mundo que las pague.
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Sin comentarios. Fuente: wikimujer.com |
No quiero terminar sin hacer alusión a una actitud que me parece más que escandalosamente irresponsable, y es la del típico caso en el que en una familia el padre conduce un Audi A-6 y a su esposa le deja el Ford Fiesta viejo porque, total, para llevar a los niños al colegio... Pues es justo al revés, señor mío, que su esposa lleve el Audi y quédese usted con el coche pequeño y viejo, mucho menos seguro, que le quiere dejar a ella porque da por hecho que tendrá accidentes. ¿Acaso no sabe que en muchos siniestros (como dicen los seguros) los daños producidos no se quedan en golpes de chapa y también llegan a las personas? ¡Se trata de su mujer y de sus hijos! ¿No es usted el conductor experto? Pues sabrá compensar más que de sobra las carencias del utilitario con su nivel. Digo yo.