lunes, 28 de noviembre de 2011

OYE RADIO BASAURI, 95.1 FM

¡Otra bendición! Conozco a Txema Castro desde hace unos cuantos años y casualmente llegó a sus oídos el pasado verano que había escrito Conducir sin miedo por lo que me hizo llegar el recado de que en septiembre le llamase. Así lo hice, y sin propósito concreto alguno, después de hablar por teléfono en varias ocasiones sin poder fijar cita para poder hacerlo personalmente, pero dándole en una de esas llamadas el nombre de mi sitio Web y de este blog, por fin, quedamos en vernos el día 21 del pasado mes de octubre en la emisora OYE RADIO de Basauri a las 10 de la mañana.



Llegué al lugar indicado con un libro debajo del brazo y la única intención, por mi parte, de charlar con Txema, darle el libro, esperar a que se lo leyera y citarnos nuevamente después, cuando él me avisara. Si en ese encuentro me decía que le había gustado, entonces, ya hablaríamos de las posibles acciones a llevar a cabo con él, si no, conversaríamos igual, con Txema siempre es agradable hacerlo. Siendo mi intención la dicha, mi sorpresa fue mayúscula cuando al poco de charlar ese viernes me dice Txema que ya puedo empezar. ¿Empezar qué? Repliqué yo. Pues a dar algunos consejos, indicaciones... cosas de coches y tráfico, un ratillo... ¿Por la radio?, ¿en directo? Sí, claro, bueno, si no quieres... Pero yo tenía pensado que empezaras hoy.

Ni que decir tiene, que yo albergaba, más bien me atenazaban serias y más que razonables dudas de que pudiera decir una sola frase audible, y no digamos ya mínimamente inteligente e interesante para alguien. Ese día, ni había tomado un café, tan siquiera y aunque las 10 de la mañana es una hora más que razonable para que cualquiera esté a pleno rendimiento, no suele ser mi caso -excepción hecha de conducir-, soy mucho más búho que alondra, biorritmos mandan. El caso es que pensé, que ya puestos... después de todo solo tenía que hablar algo de lo que llevo haciendo muchos años, además, como antes de la mencionada charla, Txema me había mostrado la emisora y presentado a sus (y ya, en parte, mis) compañeros Ainhoa y José Ángel, viendo también que éste último estaba echando un vistazo al libro y que por allí había a la vista fotocopias de mi Web y blog, le dije a José Ángel, que por favor, me ayudase, que él me preguntase lo que quisiera y yo le respondía. Y este fue el prolegómeno de mi primer día de radio.


Terminé nervioso, emocionado, contento y, pareciéndome increíble, José Ángel me dio un implícito apto y me propuso continuar los miércoles a las 12 del mediodía, hora del Ángelus, una hora hermosa, frontera, ni AM ni PM. Me gusta, y mucho más, esto de hablar por la radio, lo paso bien, me divierto, me río... ¡Engancha! José Ángel, con quien estoy en el estudio, es un espléndido actor que me presta una inestimable ayuda, un locutor cuya vocación se manifestó en su más tierna infancia, tan claramente, que, más que vocación es una marcada e inequívoca línea principal de su destino.
La frecuencia modulada tiene un alcance limitado y muy condicionado por accidentes geográficos que, en Vizcaya, afortunadamente, son muchos y preciosos, mas, a donde no llegan las ondas puede llegar -este también bendito- Internet, aunque, eso sí, en directo a eso de las 12:00 del mediodía de los miércoles, también ecuador de la semana.
Ainhoa, José Ángel, Txema... Eskerrik asko!
Esteban

domingo, 20 de noviembre de 2011

A V I L É S

Es curioso que la tercera ciudad más poblada de Asturias, cuyo nombre tomo para dar título a esta entrada, sea la que menos conozco del Principado a pesar de que, paradójicamente, acuda a ella con bastante frecuencia en los últimos años. Y tuvo que ser allí, precisamente, donde más se ha dado a conocer, hasta ahora, mi trabajo.

II Salón del automóvil de Asturias
El II Salón del automóvil de Asturias, que anuncié en la penúltima entrada, me gustó mucho. Fue modesto, pero en absoluto falto de interés, lo sentí acogedor, cálido... y sobre todo lleno de entusiasmo, sencillez, entrega y vida; tiene ganas y capacidad para crecer, espero y deseo que así sea. Laura, Heriberto y Eduardo realizaron un espléndido trabajo infatigables y alegres por el que les felicito y admiro, en lo que a mí respecta, no lo olvidaré nunca y se lo agradeceré siempre. Seguramente, ha habido más personas responsables de la organización y puesta en marcha de este Salón, no tuve el gusto de conocerlas, pero también deseo hacerles llegar mi felicitación y gratitud.

Aquí estuve de cuerpo presente, no todo el tiempo, pero casi.
Hace hoy dos semanas, di mi primera conferencia en solitario y también quiero agradecer desde aquí la cortesía y paciencia que tuvieron todas las personas que acudieron a ella. Pude hacerlo mejor pero, francamente, para ser la primera no estuvo mal, hasta pude hablar de pie, delante de la mesa y sin leer. Sin red. Tampoco me enredé con el cable del micrófono (por poco) ni me di con él en los dientes; vamos, que si alguien quiere invitarme a dar alguna charla solo tiene que decírmelo, acudiré encantado y prometo hacerlo mejor. Además, como he dicho muchas veces a mis alumnos, yo no importo, desde luego, pero lo que puedo transmitir puede ser útil a muchas personas. 
La conferencia estaba prevista, las tres entrevistas que me hicieron en ese primer fin de semana de este noviembre, no. Fueron tres maravillosas sorpresas que cerraron un círculo perfecto, una en cada día.

Hermoso coche que, curiosamente, no conocía.
Foto tomada de la Web de Cámara Avilés.
El viernes, ya pasado el mediodía, Eduardo me presentó a la señora Alcaldesa de Avilés, a quien le explicó -muy bien, por cierto- el contenido y objeto de mi libro, pudiendo intercambiar también, yo mismo, unas palabras con ella. Muchas gracias por su atención y su tiempo, señora. Por la tarde, el señor Juan Flórez reparó en mi stand; como periodista, a mi parecer, iba de incógnito y casi como un atraco me hizo una entrevista en directo para la emisora en la que trabaja, ONDA PEÑES. Munches gracies, Xuan, puedes seguir atracándome cuando quieras, me causaste muy buena impresión, en serio.
El sábado por la tarde entrevista, con foto incluida, para el diario La Nueva España en su edición de Avilés. La Nueva España es el periódico de mayor difusión en Asturias y he de agradecer, y mucho, la perseverante paciencia que tuvieron las dos periodistas que me hicieron la entrevista pues fueron en varias ocasiones al stand durante un tiempo en el que yo estuve ausente; al final, coincidí con la fotógrafa y su compañera me hizo la entrevista algo más tarde por teléfono desde la redacción. Os pido perdón por no recordar vuestros nombres, pero os estoy muy agradecido, habéis demostrado tener una paciencia, amabilidad y perseverancia fuera de lo común.

El mismo coche, por dentro. Aún más hermoso.
Foto tomada de la Web de Jaguar.
Y el domingo la guinda del pastel, por ser el medio de comunicación estrella: la televisión. Tampoco estaba en el stand en ese momento, mas una providencial llamada de Laura permitió que llegase al stand sin hacer esperar demasiado a Nacho y al cámara (disculpa que no recuerde tu nombre), ambos, periodistas de RTPA (Radio Televisión del Principado de Asturias). Me hicieron la entrevista -muchísimas gracias- y se emitió el lunes 7, dentro del programa CONEXIÓN ASTURIAS en el contexto de un reportaje sobre la amaxofobia en el que también intervinieron otros colegas y algunas alumnas. Uno de esos colegas, Tino, estuvo presente en la charla del viernes y le agradezco su amabilidad y las palabras que me dedicó al final, lo mismo puedo decir de la mujer que le acompañaba y del otro compañero que acudió a escucharme: Muchas gracias a los tres. Al final, pongo los enlaces para poder ver quien lo desee la entrevista del periódico y la de la televisión, el de ONDA PEÑES no lo encontré, pero si doy con él, también lo pondré aquí. Creo que fue muy simpático.

Pero este me gusta más.
Foto tomada de la Web de Jaguar.
Sebastian Vettel,  actual campeón del mundo de Fórmula Uno, no es santo de mi devoción, lo que en absoluto me impide reconocer ni una sola de las virtudes que le adornan, pero es que, además, me dejó muy gratamente impresionado cuando este año, en la rueda de prensa posterior al Gran Premio de Italia, comenzó diciendo: “Me siento bendecido por haber ganado en Monza”. Un hombre tan joven, número uno en su especialidad a nivel mundial, indiscutiblemente laureado, nos ha dado una lección magistral de gratitud y humildad como muy pocas veces se ve en quienes parecen tenerlo todo. ¡Gracias, Sr. Vettel! No sé lo que se siente en un fórmula uno -quizá en otra vida-, pero creo que he sentido en Avilés, lo mismo que usted en Monza. Me siento bendecido.

No es un brindis al sol, sino al cielo.
Acabo con un deseo: Ojalá todo el mundo pueda sentirse bendecido siempre. Levanto mi copa, literalmente, por ello.
Esteban
ENLACES
El primero es el de La Nueva España en su edición digital, la foto está en la edición impresa, les aseguro que no se pierden nada. El segundo el de la televisión, de amaxofobia comienzan a hablar en el minuto 04:55, mi intervención empieza en el minuto 09:01, no llega a dos minutos por poco, pero es toda seguida.




viernes, 18 de noviembre de 2011

Y EL COCHE ANDA SOLO


Antes de ayer recibí un comentario de Ane a la entrada “NADA DIFÍCIL” con la siguiente pregunta: “¿Si el coche va en marcha, no debe ir siempre el pedal pisado, aunque sea para mantener constante la velocidad?” La pregunta es muy acertada, oportuna y de interés general por lo que bien se merece una entrada para su respuesta. Por supuesto, Ane, te agradezco mucho que me la hayas hecho llegar porque no me di cuenta, cuando escribí “NADA DIFÍCIL”, de explicar lo que tu demandas a pesar de saber, desde mis comienzos en el oficio que, prácticamente todos los alumnos se cuestionan lo mismo.
Los motores térmicos, gasolina y diesel, crean un movimiento de giro con la energía que extraen de la explosión o combustión de estos derivados del petróleo, este movimiento, a través del embrague, caja de cambios y demás elementos del sistema de transmisión (que no menciono porque los ya citados son sobre los únicos que puede actuar el conductor) llega a las ruedas motrices -las delanteras en la mayoría de los turismos, aunque para la cuestión es irrelevante qué ruedas sean motrices-, que a su vez, intentan trasmitir el movimiento y fuerza que reciben al suelo, y como este no se mueve -a Dios gracias-, lo hace el automóvil sobre él.
El número de vueltas a las que gira un motor se denomina régimen de giro y se mide en miles de vueltas por minuto (RPM). Todos los motores tienen un giro mínimo y máximo, el número de vueltas mínimo en el que el funcionamiento del motor es estable se denomina régimen de ralentí. En la mayoría de los motores, este régimen de giro suele ser un poco inferior a las 1.000 revoluciones, pero en él, el motor está funcionando y tiene movimiento y fuerza para ser transmitida al suelo a través de las ruedas. 

Foto tomada de la Web de Porsche

Si arrancamos el motor, no aceleramos (estamos a ralentí), pisamos el embrague, ponemos la 1ª velocidad, comenzamos a soltar el embrague (embragamos, conectamos este con la caja de cambios) y cuando llegamos al punto de fricción del mismo (comienza la unión entre el disco del embrague que gira solidario con el motor con el que pasará el movimiento a la caja de cambios, más o menos a mitad de recorrido del pedal), mantenemos y modulamos muy suavemente ahí el pedal con nuestro pie izquierdo, el coche comienza a moverse, le dejamos un poco así, muy poco, acabamos de soltar el embrague totalmente (conexión completa) y ¡voilá! El coche se mueve sin acelerar, muy despacio, pero se mueve, nos lleva, en una imaginaria carretera horizontal, recta e infinita (qué aburrido) hasta que se acabe el combustible. Con todos los coches se puede hacer esto, con todos. Con unos habrá que afinar un poco más o menos en el punto de fricción, otros se moverán con más o menos fuerza o velocidad, pero todos andarían solos.
Además de la fuerza y movimiento que proporciona el motor tenemos otras dos que, en según qué situaciones también empujan: Una es la que proviene de la energía cinética que adquiere cualquier masa en movimiento y otra la fuerza de la gravedad, esta nos empuja en pendientes descendentes (cuesta abajo) y es una fuerza maravillosa que a mí me encanta, absolutamente democrática, para todos, y gratis, sobre la que nadie tiene poder ni gobierno, político me refiero. Claro, que cuando subimos también empuja gratis a todos, pero hacia atrás, y tenemos que compensar utilizando más fuerza del motor, es decir, pisando el acelerador cuanto sea necesario. 
Teniendo en cuanta todo este fundamento, que todos hemos podido comprobar ya en la autoescuela, pero que a veces, no sé porqué se nos olvida (a mí también me pasó) podemos entender y utilizar el coche en muchos momentos sin pisar el acelerador y sin que se pare aquel ni se cale el motor. Seguramente, Ane, hayas andado o andes en bicicleta, ¿cuántas veces, sin pensarlo siquiera, dejas de dar pedales y la bici sigue en movimiento? En este vehículo, el motor es tu cuerpo, los pies en los pedales el embrague conectado (en el coche, suelto) y el resto, sistema de transmisión.

Si hay que frenar, inevitablemente, llegará un momento en el que el coche nos avisará de que se va a calar (siempre avisa, se nota que va mal, a “disgusto” antes de que empiece a dar tirones bruscos); es decir, el motor se para porque la fuerza que está dando es vencida por otra mayor y contraria que en este caso es la resistencia que ofrece el freno al avance. En este momento tenemos dos opciones: dejar de frenar, la situación que obligaba a ello ha desaparecido; o pisar el embrague a fondo (desconectamos motor y ruedas) y seguir frenando cuanto sea necesario hasta detenerse si hace falta; también es posible, que antes de la detención y con freno y embrague pisado, se pueda reanudar la marcha, entonces soltamos freno entero, conectamos embrague (soltamos) y aceleramos, salvo que comprobemos o sepamos que la velocidad es tan baja que el motor no pueda tirar del coche en ella, en cuyo caso, basta con poner una marcha inferior, generalmente 1ª, sin detenerlo del todo.
Es muy recomendable entrenar estas acciones en un lugar amplio y tranquilo, más o menos horizontal, tipo a un estacionamiento en superficie (en los subterráneos hay demasiadas columnas) de centro comercial, playa... en horas y días en los que apenas haya gente ni vehículos. No es necesario que tenga cuesta arriba porque se puede simular ésta utilizando el freno con una presión suave y constante; la cuesta abajo también se puede simular lanzando un poco el coche en 2ª o incluso 3ª velocidad. Estas prácticas nos darán mucha confianza y seguridad cuando en situaciones más complejas y muy habituales, que mencionaré a continuación, debamos utilizarlas. Pero antes, y volviendo a la bici, cuando vamos en ella y frenamos hasta detenernos, un poco antes de hacerlo ¿no soltamos al menos un pie de los pedales para apoyarlo en el suelo y no caernos al pararnos? Pues esa acción es equivalente a pisar el embrague a fondo antes de detenernos con un automóvil evitando que el motor se cale.

Conste que no es cuestión de conducir así, claro.
Pero la sensación de alegría y libertad que emana, me encanta.
La foto la tomé de la Web MOTOR EN ASTURAS, gracias Eduardo. 

Lo que yo digo, mejor dicho, transmito, es que siempre que no sea necesario acelerar, colocar el pie derecho encima del pedal del freno es un factor de seguridad impagable que, por sí solo, evita muchos accidentes, por ejemplo, el que comento en “NADA DIFÍCIL”. Es cierto, sin embargo, que si circulo por autopista con tráfico fluido y decido soltar el acelerador con el fin de dejar que baje algo la velocidad por sí sola para no exceder el límite establecido, no cambio el pie de lugar porque es una situación clarísima en que no tendré que frenar y no hay ningún riesgo. Pero salvo situaciones semejantes así de fáciles, cuando dejo de acelerar paso el pie derecho encima del freno. No cuesta nada, y aunque a veces pueda ser un gesto inútil, en un instante podemos volver a acelerar. Lo hago muchísimo en vías urbanas, y frenando, por ejemplo: Cambios de dirección con calzadas o carriles estrechos, en giros cerrados de 2ª velocidad e incluso de 1ª en los que no veo con qué me voy a encontrar hasta que el morro del coche comienza a entrar en la otra calle; aproximación a pasos de peatones de los que no veo los extremos con antelación suficiente porque al lado de los mismos hay vehículos estacionados o, lo que es peor, contenedores de basura que muchos ayuntamientos colocan en esos lugares haciendo un auténtico atentado a la integridad física de los peatones, y luego nuestros ediles dicen velar por nosotros... Y cualquier otra situación en la que, a nada que pensemos, podemos darnos perfectamente cuenta de que alguna persona, animal, vehículo... puede ocupar repentinamente el espacio que tenemos por delante.
Dos últimos detalles para acabar, solía hacerles ver a mis alumnos, que cuando es necesario circular muy o bastante despacio por tener muy próximos a otros vehículos, sucede muchísimo en vías de poblado por mil razones, se puede ir incluso un poco más rápido y más seguro en 2ª con el pie derecho encima del pedal del freno que si se circula en 1ª a una velocidad algo inferior pero con el pie derecho en el acelerador. En el primer caso, si algo entra súbitamente en nuestra trayectoria, muy pocos metros por delante de nuestro coche, un niño, por ejemplo, que nos cause auténtico pánico, pisamos el freno a fondo, prácticamente, hasta sin querer y, muy probablemente, no pasará nada. En el segundo caso, ante la misma situación, salvo que tengamos bastante experiencia, pisaremos el acelerador a fondo... Entonces, el accidente es seguro; las consecuencias, pura cuestión de azar.
El otro detalle es, que en los coches modernos y desde hace ya unos cuantos años (unos diez o más), cuando mantenemos el freno con una marcha engranada y sin tocar el embrague, puede coincidir que la gestión electrónica del motor entienda que está a punto de calarse y en ese momento, sin quitar el pie del freno, la centralita ordena a la bomba de inyección que haga llegar más combustible al motor para evitar que se pare y como consecuencia notamos una aceleración y empuje que dura poco tiempo pero sorprende bastante, la situación es desagradable, pero basta con pisar a fondo el embrague para eliminarla y continuar con el freno lo que se precise. En los motores Diesel el empuje es notablemente mayor que en los de gasolina.
Ánimo, Ane, (y cuantos tengan la amabilidad y paciencia de leer estas líneas) tienes el fin de semana por delante, comienza a practicar, experimentar, ensayar... No te pesará, te lo aseguro.
Esteban