La noticia da cuenta de una auténtica tragedia absolutamente indeseable para cualquiera. Daría algo bueno por aliviar, un poco siquiera, el terrible dolor de cuantos amaban a esas seis personas; entre otras razones porque lo conozco. Así pues, percibir algo de ese horrible dolor que tiende a infinito y sentirme solidario con él, nada me cuesta. Obviamente, a partir de aquí, mis palabras no irán dirigidas a quienes sufren por tan terrible suceso sino a quienes buscan soluciones donde no las hay, con el ánimo de que no corran la misma suerte si alguna vez se encuentran en parecidas circunstancias. También van dirigidas al pensamiento tan habitual y típico que muchas personas mantienen respecto a los accidentes de tráfico y que es, al menos, una de las raíces de los mismos. Quizá la más importante.
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Fuente:www.20minutos.es |
Me refiero a derivar la responsabilidad individual hacia la sociedad, es decir, a gobiernos, ayuntamientos, DGT, responsables de carreteras, leyes, normas, señales; a si llovía o no, etcétera. Por supuesto, que cada palo aguante su vela y cada cual asuma la responsabilidad que le competa, claro. Pero, ¿por qué se olvida tanto que una persona conduce, decide y actúa y que a pesar de todo lo demás, tiene en sus pies y manos preciosas herramientas que transmiten al instante sus órdenes a una máquina muy noble que las cumple de inmediato? Un ejemplo muy claro: si mueren seis personas escalando una montaña, ¿Acaso pedimos, que pongan un ascensor o que prohiban subirla? Da igual cómo esté una carretera, es responsabilidad de quien conduce adaptar la trayectoria y velocidad del vehículo a la misma y NO al revés. Si se eliminasen todos los puntos negros, se inventarán otros; es imposible garantizar seguridad al 100% en ningún punto de ninguna carretera. La seguridad absoluta es una falacia que parece que nos han vendido con mucho éxito con el único fin de hacernos cada vez más dependientes e idiotas. Por favor, no nos engañemos.
En la causa de muchos accidentes terribles (la mayoría) está una mala práctica continuada que viene de lejos, repetida durante años, que sólo el azar (la mayor parte de las veces) y las maniobras defensivas de otros conductores han evitado que se produjesen antes. Todos los días podemos ver ejemplos de mala conducción, incívica, insolidaria, egoísta, ignorante y soberbia. ¡Todos! Y cuando ocurre el accidente se mira hacia otro lado, se tira la piedra y se esconde la mano como dice la popular canción. Todos conocemos a personas que dicen: “llevo muchos años conduciendo”, “nunca he tenido un accidente”, “nunca me han puesto una multa”... pero con las que no queremos ir de pasajeros o vamos a disgusto y lo menos posible.
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Lugar del accidente. Fuente: www.abc.es |
No estoy de acuerdo con lo que dice el Subdelegado del Gobierno: "Si se va a la velocidad a la que se tiene que ir no tiene por qué pasar nada". Podría ocurrir lo mismo aún respetando el límite de velocidad. Incluso cuando está probado un exceso de velocidad previo a cualquier accidente, para saber las causas reales del mismo habría que responder a esta pregunta: ¿Por qué quien conducía iba más rápido de lo que debía? ¿Acaso, no vio lo que tenía por delante? ¿Acaso no sabe que justo al lado de su pie derecho está el pedal del freno? ¿Sufrió el conductor algún malestar físico súbito y grave? Respetar los límites de velocidad, por sí solo, no garantiza la seguridad de nadie. Hay más cosas a tener en cuenta, observar y controlar; es más, generalmente, el exceso de velocidad (per se) no tiene mayor trascendencia porque es muy fácil darse cuenta y corregirlo de inmediato. Que nadie se engañe.
Teniendo en cuenta solamente el aspecto, digamos puramente técnico de este accidente y suponiendo que hubiese habido un exceso de velocidad (que me parece poco probable) con seguir recto se hubiese evitado, ¡hay espacio libre! Se frena en él hasta parar, se toma aire, se recapacita (nos “reseteamos”) se da la vuelta y asunto arreglado. Pero más probable me parece que la persona que conducía, cuando vio que se pasaba el puente, giró tarde y poco, y sintiendo que perdía el control, sometida por un súbito pánico, con la idea de frenar aceleró a fondo. Para una curva a izquierda a 90º con final en un tramo recto, muy corto y muy estrecho, un límite de 30 km/h es muy alto. Si tienen ocasión y quieren, pruébenlo en un circuito.
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Una exclusa del Canal de Castilla Fuente: www.panageos.co |
Estoy convencido de que a muchas personas les parecerá sumamente improbable que un conductor cometa el error descrito en el párrafo anterior, pero todos los que nos dedicamos a enseñar a conducir lo hemos visto miles de veces durante las clases prácticas, no todo el mundo comete ese error, pero sí es muy habitual. Por supuesto nadie es declarado “apto” en un examen práctico si durante el desarrollo del mismo sigue la tangente de la curva en lugar de tomar esta, sin embargo, no es nada raro que salga de la autoescuela con garantía suficiente de que nunca lo haga. Que nuestro permiso de conducir vaya sumando años, por sí solo, no significa que uno conduzca bien. He visto a ex alumnos conduciendo claramente mejor que sus padres; ha habido madres y padres (aunque pocos) que me han confesado sorprendidos que su hija o hijo conducía mejor que ellos nada más salir de la autoescuela. Pero he constatado en bastantes más ocasiones cómo los padres influyen en pervertir a sus hijos; unas, con sus “consejos” y “enseñanzas”; otras, con sus malos ejemplos, cuando no de ambas formas. Me indigna profundamente y siempre advertía a mis alumnos sobre la imperiosa necesidad de que condujesen con independencia de criterio, que analizasen bien los consejos que pudiesen recibir, que fuesen perfectamente conscientes de que tenían mayoría de edad (también penal, se olvida e ignora mucho), de que si tú conduces, tú respondes y que ni policías, jueces, ni víctimas admitirían nunca como atenuante: “es que mi padre me dijo...”
Cómo anima la sociedad (familia y amigos inclusive) a incumplir las normas de circulación a las personas que empiezan a conducir, es una prueba irrefutable de que aquella no se toma en serio los accidentes de tráfico y es de una inconsciencia tan infantil como patológica la fe ciega que pone en que el gobierno haga algo por evitarlo y la fuerza con que lo demanda. Damas y caballeros, ni el BOE ni ningún gobierno conducen sus coches. ¡Conducen ustedes!
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Trigo en Tierra de Campos Fuente: www.gstatic.com/images |
La mayoría de los alumnos de una autoescuela suelen decir alguna que otra vez: “Bueno, cuando tenga el carné puedo hacer lo que quiera” Naturalmente, contestaba, pero te pedirán cuentas por lo que hagas y por sus consecuencias, y lo que es mucho más importante, te puedes hacer daño, y a esa persona que te acompaña y quieres, y a otros. Comprendo esa expresión como válvula de escape para liberar la tensión de la clase práctica, nada más. Me parece razonable una cierta relajación en el rigor que se emplea en las clases de circulación cuando uno ya conduce solo, mas es necesario ser muy cuidadoso para que la excepción no se convierta en hábito, ni que aquella se aplique nunca cuando tiene una incidencia potencial y directa en la posibilidad de que ocurra un accidente (adelantar sin visibilidad suficiente y no respetar la preferencia de paso son dos buenos ejemplos). Es necesario y conlleva un importante esfuerzo mantener una firme autodisciplina para crear hábitos seguros y bien arraigados. ¡Es vital! Lo cual no impide desarrollar un estilo propio. Siempre he contado estas cosas a todos mis alumnos y les ponía un ejemplo muy claro a través de una pregunta: “¿Cuántas veces habéis visto que un coche de autoescuela haya tenido un accidente?” La respuesta siempre era la misma: “Nunca”. Y los hay, desde luego, pero en un porcentaje ínfimo, tanto en términos absolutos como relativos, tanto si estamos trabajando como si no. ¿Por qué? Porque normalmente nos esforzamos en conducir bien, porque sabemos que esa es la clave para conducir seguros. Por supuesto, también cometemos errores y la ley del mínimo esfuerzo también nos afecta.
Es imprescindible evaluar constantemente cómo conducimos. ¿Les suena lo de la evaluación continua? Pues eso. Es necesario regresar frecuentemente a las fuentes. Conducir sin miedo es una de ellas.
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Tú conduces Fuente: www.portafolio.co |
Por su seguridad y la de sus pasajeros, porque ustedes aún pueden, les invito a pensar en lo que aquí escribo. Como dice una conocida canción: “Quedan días de verano”, por favor, eviten actuar de modo que les impida su disfrute. Gracias.
Esteban