viernes, 31 de agosto de 2012

PASO A NIVEL (1)

Fue la primera vez que casi pierdo la vida en la carretera y cuando más cerca estuve de ello hasta ahora. Sin duda, la primera siendo conductor. Era un día de verano espléndido, de los pocos que por aquellos años podíamos disfrutar en Asturias durante el estío. Tendría 15 ó 16 años y, sí, conducía, pero una bicicleta pues hasta los 18 –y ya con permiso- nunca manejé un automóvil.


Bicicleta de mujer estilo antiguo.
Fuente: biciclasica.files.wordpress.com
Era mi segunda bicicleta, me había llegado como regalo de Reyes unos 2 ó 3 años antes. Una Orbea muy guapa, sí, de colores blanco perla y verde, pero de paseo y, para más inri: plegable. ¡Yo quería una "de corredor" -así se decía antes- y BH! Además, ni siquiera la había pedido porque me parecía excesivo. Mas era el único medio totalmente autónomo de que podía disponer para moverme más rápido que andando, así que la utilicé para desplazarme por Gijón (la ciudad en que vivía) y explorar sus alrededores: Cabo Torres, La Providencia, Alto del Infanzón, Cabueñes, Deva... Hasta la cuidaba: la engrasaba, ajustaba y cambiaba zapatas, la limpiaba, arreglaba pinchazos, etcétera. ¡Pero era tan femenina! Mi primera bici había sido una BH roja e inequívocamente masculina. Una bici de hombre. Porque en aquellos años había bicis para hombres y bicis para mujeres. En las primeras, el cuadro formaba un triángulo y en las segundas un ángulo, una especie de “V” cuyo vértice hacía una “graciosa” curva y permitía a una mujer subir y bajar de la bici con perfecto decoro. Vamos, una bici ideal para mi madre pero no para mí, menos mal que de vez en cuando un amigo me dejaba usar la bici "de corredor" que él tenía. 


Bicicleta de hombre clásica.
Fuente: www.taringa.net
Me consta que muchos jóvenes que incluso pasan de los treinta hoy día, no saben que en los años cincuenta y buena parte de los sesenta, además de bicis para ellas y para ellos, también había que coger el cigarrillo con la mano izquierda (los hombres) y marcar la raya del pelo hacia ese lado al peinarse; hacerlo en el centro era “indefinido” y a la derecha, “de mujeres”. Ellas tenían dos opciones, nosotros sólo una. Respecto al obligado pundonor femenino, hay un detalle que muy pocas personas saben, y es que, durante muchos años y hasta entrada la última década del pasado siglo, estuvo en vigor un artículo en el Código de Circulación que obligaba a la mujer que viajase como pasajera en moto a ir sentada de costado, y, especificaba: con las dos piernas hacia un lado. Que dicha postura fuese netamente más peligrosa que ir sentada a horcajadas (como en buena lógica se debe hacer actualmente) no importaba, ante todo había que ser consecuente con la famosa afirmación de Franco de que España era “la reserva espiritual de occidente”, lo curioso es que el dictador murió en 1975 y el mencionado artículo continuó en vigor durante casi dos décadas más. Curioso, ¿verdad?

A pesar de todo, llegué a sacar buen partido de aquella bici, tenía una catalina muy grande y un piñón bastante pequeño; era muy joven, estaba sano (a Dios gracias) y pude disfrutar bien de la velocidad muchas veces hasta el punto de que dentro de Gijón (no en los alrededores) llegaba a cualquier sitio antes que cualquier coche. También hacía trampa, todo sea dicho, y no me detenía en los semáforos en rojo salvo que hubiese un peligro inminente o un guardia a la vista.



No es el paso a nivel de la historia pero parece de aquella época.
Fuente: wavetrain,no/es/ 
Con estas premisas, aquel día, mediado el mes de julio decidí llevar a cabo el plan que tenía para realizar mi primer viaje… un poco largo: Gijón-Salinas-Gijón (unos 65 km en total). Recuerdo que, aproximadamente, a mitad del camino había una suave subida a la que seguía una bajada bastante larga, en recta y que acababa en un paso a nivel. Por supuesto, me esforcé cuanto pude en alcanzar la máxima velocidad posible e iba ensimismado en su disfrute, de tal modo, que ni me di cuenta del paso a nivel hasta que ya muy cerca vi las barreras bajadas  (entonces eran de metal, en forma cilíndrica y huecas, creo), el cuerpo ya lo llevaba bastante inclinado hacia adelante en toda la bajada pero agaché la cabeza aún más y pasé por debajo. Sin acabar de pasar la segunda barrera, algunos peatones que estaban esperando a que cruzara el tren (clarísimo síntoma de su inminente llegada que no había percibido) gritaron: “¡Ayyyyy, que se mata!” 


Cuadro de Carlos Roces
Fuente: lavagoneta.blogspot.com.es
Justo pasando esta barrera sentí el tren a mis espaldas y su pitido constante (antes ni eso), me incorporé un poco mirando atrás a la vez y todavía vi sus últimos vagones y a aquellas personas dando voces y haciendo gestos airados, ahí sentí mucho miedo y me dieron ganas de parar, pero también me dio miedo  que aquella gente me linchase, así que seguí pedaleando fuerte y no paré hasta sentirme bien a salvo. Entonces volví a vivir lo ocurrido, como a cámara lenta y desde otra perspectiva sintiendo pánico y temblor. Entonces fui plenamente consciente de que estuve entre unos 2 y 5 (a lo sumo) segundos de la muerte y por partida doble: el tren, y antes la barrera, contra la que no me rompí la cabeza de milagro, pues me di perfecta cuenta de que en realidad no había hecho ningún cálculo, tan solo la vi y me agaché cuanto pude, puro instinto. ¿Cómo pude ser tan absolutamente inconsciente y estúpido? Ni lo supe entonces ni lo sé ahora, ni lo descubrí tampoco en tantas veces como conté esto a mis alumnos. Ni siquiera me sirve el atenuante de que estaba en el límite de mis fuerzas (ni mucho menos), ni de que la bajada había sido tan intensamente emocionante y liberé tanta adrenalina que… ¡No! Creo que fue un acto de pura inconsciencia que estuvo a un suspiro de costarme la vida. No tardé mucho en recuperarme del susto y seguí con mi plan, en Salinas disfruté de la mar y luego regresé a Gijón sin más novedad y dando gracias a Dios.


Es lo que parece: Al lado del paso a nivel el cementerio. Cerca de Llanes, Asturias.
Fuente: www.elcomercio.es
De vez en cuando, se ven en las carreteras acciones tan extremadamente peligrosas como la que acabo de contar y protagonizadas por todo tipo de conductores -incluso profesionales- y con todo tipo de vehículos. Algunas acaban en accidentes con fatales consecuencias, algunas, estoy convencido, se deberán a “vacios de consciencia” como el que yo mismo tuve (o me permití) en aquella ocasión. Decía Leibniz que “la inteligencia es un proceso evolutivo de consciencia”. Conviene utilizar la inteligencia, una potencia del alma, como decía el Catecismo.


Playa de Salinas, Asturias.
Fuente: www.asturiasenimagenes.com
Aquel día, mi voluntad (otra potencia del alma) adoptó como firme e irrevocable decisión extremar el cuidado al conducir para que jamás me volviese a suceder nada semejante y a cuestionarme durante y después de cada recorrido si lo estaba o había hecho bien, no solo en ellos, pero especialmente en los pasos a nivel, con o sin barreras, funcionen bien o no; considero que quien conduce el tren nunca puede tener la culpa de lo que suceda en ellos. A pesar de esto, sin embargo, unos años después…



Esteban

domingo, 26 de agosto de 2012

MUJERES, HOMBRES Y EXHIBICIONISMO

Cuando escribí: “Ellas o nosotros, ¿quiénes conducen mejor?” Hay un aspecto del que no hablé y ya es hora de que lo haga: el exhibicionismo. La necesidad de mostrar, mostrarse, presumir, hacer ostentación... No es ajena al mundo femenino, desde luego. Pero el afán tan competitivo, pueril, burdo y peligroso con que aparece en los hombres desde nuestra más tierna infancia es una característica inequívocamente masculina.

Las manzanas. Dibujo de Jesús Gabán
Fuente: biblioabrazo.files.wordpress.com
Será un rasgo atávico, estará en los genes y no hemos evolucionado ni mutado lo suficiente para eliminarlo, pero ahí está. Cuando en un grupo de niños o chavales a uno se le ocurre: “ a ver quién se atreve a...” Pues eso, a ver quién se atreve a no intentarlo y quedarse atrás, porque, salvo que la propuesta sea tan descabellada que quien la formule parezca tonto, aún a riesgo de romperse uno la crisma, se intenta y todos recogemos el guante del desafío. Faltaría más. No queremos ser discriminados por el grupo.

Normalmente, a medida que uno va cumpliendo años, a raíz de haber superado muy dolorosamente alguna de esas pruebas, porque también vamos descubriendo que no nos interesa estar en determinados grupos, porque el instinto de supervivencia se pone más a punto, etcétera. Es más probable y fácil mantenernos vivos y sanos. Pero llegan los 18 años, o poco más, se logra el permiso de conducir y en algunos vuelve a aflorar aquel instinto gregario justamente cuando conducen. Lo cual es muy raro que les ocurra a las mujeres (no he conocido ningún caso) y, desde luego, marca una notable diferencia a su favor. 

Fuente: andresfornells.com/blog
Realizar un acto de exhibicionismo requiere público. Por ello, es relativamente frecuente ver a ciertos conductores en cierto tipo de coches actuando de este modo en vías urbanas y muy raro (casi nunca lo he visto) en carretera abierta y en viaje largo. De igual modo es muy significativo y en su momento me sorprendió, que la mayoría de los accidentes que se dan en la aviación deportiva o no profesional, para ser más preciso, ocurren en el mismo aeródromo o muy cerca del mismo. Donde hay público. Y cuando suceden más lejos, normalmente, el piloto se encuentra acompañado por parientes y/o amigos ante los que se siente "obligado" a hacer alguna demostración de sus habilidades como si mantenerse en el aire, per se, no fuese suficiente. En este ámbito, por lo general y para más inri, la edad media de los pilotos supera ampliamente los 18-20 años. Como todos sabemos, estas actitudes provocan demasiadas veces gravísimos accidentes con víctimas inocentes. Pero, a pesar de todo, lo que más triste me resulta es que en el caso de los coches, demasiadas veces, estos jóvenes tienen como patrón de conducta la de su padre. He conocido casos muy de cerca y algunos con trágico resultado.

¡Cuidado con los prejuicios! No siempre este tipo de coches es mal conducido.
Fuente: web1.taringa.net
Cuando se empieza a conducir es muy importante hacerlo solo un tiempo. Cuánto, es muy variable, depende mucho de la persona, podría bastar con tres semanas o necesitar cuatro meses, o más. Siempre lo aconsejé a alumnos y padres: conduce solo, lo más que puedas, hasta que te foguees. Tú mismo vas a ver y darte cuenta de cuándo estarás preparado para llevar pasajeros, cuando, reconocidas tus limitaciones, te sientas tan seguro de lo que haces que tengas suficiente independencia de criterio para no asumir “retos” que te propongan ni malos consejos. Y ojo, porque a veces, hasta una madre, con la mejor de las intenciones, puede influir negativamente en una decisión tomada al volante. Lo dicho en este párrafo es válido para ambos sexos.

Hay una buena práctica en aviación que debería tenerse muy en cuenta en el manejo de coches y es que, por mucho que uno tenga el título y licencia correspondiente, si la persona que ejerce de jefe de pista en un campo de vuelo hace bien su labor, no permitirá que alguien vuele con pasajero hasta que esta lo determine. Tenga avión propio o no.

En lo que yo puedo observar, son hombres jóvenes quienes más respetan
la preferencia de paso de los peatones.
Fuente: www.elmundo.es
En los últimos años he constatado en algunas mujeres jóvenes dos comportamientos radicalmente distintos y que me resultan muy sorprendentes. Uno, es la actitud que algunas chicas adoptan de, en una aparente reivindicación de su incuestionable derecho a la igualdad, hacer suyas y propias actitudes masculinas que nosotros mismos consideramos como defectos y procuramos (creo que la mayoría) controlar y eliminar. Vamos, imitar lo peor de los hombres. El otro, en lo que yo he podido observar, es mucho más frecuente y consiste en adoptar una actitud sumisa ante gestos y comportamientos inaceptablemente machistas y dominantes por parte de “novios” y “amigos”. Dos ejemplos que varias chicas me confirmaron: pleno acceso de su novio al teléfono móvil y ordenador de ella. En mis tiempos mozos no existían estos aparatos, claro, pero entre los amigos y compañeros que conocí y conozco jamás se nos hubiese ocurrido hacer algo equivalente con una chica y tampoco recuerdo haber conocido chicas que lo permitiesen. Por supuesto, les expliqué lo que pienso, muy resumidamente que, si fuesen mis hermanas, no me gustaría que las tratasen así y menos aún que ellas lo permitiesen y lo viesen, aparentemente, como algo “normal”. Naturalmente, lo que cuento es una apreciación subjetiva y acientífica, pero muy real. Y me asusta, porque es un paso atrás que salta dos generaciones.

Fuente: labaranda.yuku.com
Conducir exige tomar decisiones en pequeñas fracciones de segundo. Hacerlo bien es el principal factor de seguridad y para ello es necesario desarrollar fuertes sentimientos de independencia y libertad, de respeto y de solidaridad.

Esteban

viernes, 17 de agosto de 2012

TERRIBLE ACCIDENTE

La noticia da cuenta de una auténtica tragedia absolutamente indeseable para cualquiera. Daría algo bueno por aliviar, un poco siquiera, el terrible dolor de cuantos amaban a esas seis personas; entre otras razones porque lo conozco. Así pues, percibir algo de ese horrible dolor que tiende a infinito y sentirme solidario con él, nada me cuesta. Obviamente, a partir de aquí, mis palabras no irán dirigidas a quienes sufren por tan terrible suceso sino a quienes buscan soluciones donde no las hay, con el ánimo de que no corran la misma suerte si alguna vez se encuentran en parecidas circunstancias. También van dirigidas al pensamiento tan habitual y típico que muchas personas mantienen respecto a los accidentes de tráfico y que es, al menos, una de las raíces de los mismos. Quizá la más importante.

Fuente:www.20minutos.es
Me refiero a derivar la responsabilidad individual hacia la sociedad, es decir, a gobiernos, ayuntamientos, DGT, responsables de carreteras, leyes, normas, señales; a si llovía o no, etcétera. Por supuesto, que cada palo aguante su vela y cada cual asuma la responsabilidad que le competa, claro. Pero, ¿por qué se olvida tanto que una persona conduce, decide y actúa y que a pesar de todo lo demás, tiene en sus pies y manos preciosas herramientas que transmiten al instante sus órdenes a una máquina muy noble que las cumple de inmediato? Un ejemplo muy claro: si mueren seis personas escalando una montaña, ¿Acaso pedimos, que pongan un ascensor o que prohiban subirla? Da igual cómo esté una carretera, es responsabilidad de quien conduce adaptar la trayectoria y velocidad del vehículo a la misma y NO al revés. Si se eliminasen todos los puntos negros, se inventarán otros; es imposible garantizar seguridad al 100% en ningún punto de ninguna carretera. La seguridad absoluta es una falacia que parece que nos han vendido con mucho éxito con el único fin de hacernos cada vez más dependientes e idiotas. Por favor, no nos engañemos.

En la causa de muchos accidentes terribles (la mayoría) está una mala práctica continuada que viene de lejos, repetida durante años, que sólo el azar (la mayor parte de las veces) y las maniobras defensivas de otros conductores han evitado que se produjesen antes. Todos los días podemos ver ejemplos de mala conducción, incívica, insolidaria, egoísta, ignorante y soberbia. ¡Todos! Y cuando ocurre el accidente se mira hacia otro lado, se tira la piedra y se esconde la mano como dice la popular canción. Todos conocemos a personas que dicen: “llevo muchos años conduciendo”, “nunca he tenido un accidente”, “nunca me han puesto una multa”... pero con las que no queremos ir de pasajeros o vamos a disgusto y lo menos posible.

Lugar del accidente.
Fuente: www.abc.es
No estoy de acuerdo con lo que dice el Subdelegado del Gobierno: "Si se va a la velocidad a la que se tiene que ir no tiene por qué pasar nada". Podría ocurrir lo mismo aún respetando el límite de velocidad. Incluso cuando está probado un exceso de velocidad previo a cualquier accidente, para saber las causas reales del mismo habría que responder a esta pregunta: ¿Por qué quien conducía iba más rápido de lo que debía? ¿Acaso, no vio lo que tenía por delante? ¿Acaso no sabe que justo al lado de su pie derecho está el pedal del freno? ¿Sufrió el conductor algún malestar físico súbito y grave? Respetar los límites de velocidad, por sí solo, no garantiza la seguridad de nadie. Hay más cosas a tener en cuenta, observar y controlar; es más, generalmente, el exceso de velocidad (per se) no tiene mayor trascendencia porque es muy fácil darse cuenta y corregirlo de inmediato. Que nadie se engañe.

Teniendo en cuenta solamente el aspecto, digamos puramente técnico de este accidente y suponiendo que hubiese habido un exceso de velocidad (que me parece poco probable) con seguir recto se hubiese evitado, ¡hay espacio libre! Se frena en él hasta parar, se toma aire, se recapacita (nos “reseteamos”) se da la vuelta y asunto arreglado. Pero más probable me parece que la persona que conducía, cuando vio que se pasaba el puente, giró tarde y poco, y sintiendo que perdía el control, sometida por un súbito pánico, con la idea de frenar aceleró a fondo. Para una curva a izquierda a 90º con final en un tramo recto, muy corto y muy estrecho, un límite de 30 km/h es muy alto. Si tienen ocasión y quieren, pruébenlo en un circuito. 

Una exclusa del Canal de Castilla
Fuente: www.panageos.co
Estoy convencido de que a muchas personas les parecerá sumamente improbable que un conductor cometa el error descrito en el párrafo anterior, pero todos los que nos dedicamos a enseñar a conducir lo hemos visto miles de veces durante las clases prácticas, no todo el mundo comete ese error, pero sí es muy habitual. Por supuesto nadie es declarado “apto” en un examen práctico si durante el desarrollo del mismo sigue la tangente de la curva en lugar de tomar esta, sin embargo, no es nada raro que salga de la autoescuela con garantía suficiente de que nunca lo haga. Que nuestro permiso de conducir vaya sumando años, por sí solo, no significa que uno conduzca bien. He visto a ex alumnos conduciendo claramente mejor que sus padres; ha habido madres y padres (aunque pocos) que me han confesado sorprendidos que su hija o hijo conducía mejor que ellos nada más salir de la autoescuela. Pero he constatado en bastantes más ocasiones cómo los padres influyen en pervertir a sus hijos; unas, con sus “consejos” y “enseñanzas”; otras, con sus malos ejemplos, cuando no de ambas formas. Me indigna profundamente y siempre advertía a mis alumnos sobre la imperiosa necesidad de que condujesen con independencia de criterio, que analizasen bien los consejos que pudiesen recibir, que fuesen perfectamente conscientes de que tenían mayoría de edad (también penal, se olvida e ignora mucho), de que si tú conduces, tú respondes y que ni  policías, jueces, ni víctimas admitirían nunca como atenuante: “es que mi padre me dijo...”

Cómo anima la sociedad (familia y amigos inclusive) a incumplir las normas de circulación a las personas que empiezan a conducir, es una prueba irrefutable de que aquella no se toma en serio los accidentes de tráfico y es de una inconsciencia tan infantil como patológica la fe ciega que pone en que el gobierno haga algo por evitarlo y la fuerza con que lo demanda. Damas y caballeros, ni el BOE ni ningún gobierno conducen sus coches. ¡Conducen ustedes!

Trigo en Tierra de Campos
Fuente: www.gstatic.com/images
La mayoría de los alumnos de una autoescuela suelen decir alguna que otra vez: “Bueno, cuando tenga el carné puedo hacer lo que quiera” Naturalmente, contestaba, pero te pedirán cuentas por lo que hagas y por sus consecuencias, y lo que es mucho más importante, te puedes hacer daño, y a esa persona que te acompaña y quieres, y a otros. Comprendo esa expresión como válvula de escape para liberar la tensión de la clase práctica, nada más. Me parece razonable una cierta relajación en el rigor que se emplea en las clases de circulación cuando uno ya conduce solo, mas es necesario ser muy cuidadoso para que la excepción no se convierta en hábito, ni que aquella se aplique nunca cuando tiene una incidencia potencial y directa en la posibilidad de que ocurra un accidente (adelantar sin visibilidad suficiente y no respetar la preferencia de paso son dos buenos ejemplos). Es necesario y conlleva un importante esfuerzo mantener una firme autodisciplina para crear hábitos seguros y bien arraigados. ¡Es vital! Lo cual no impide desarrollar un estilo propio. Siempre he contado estas cosas a todos mis alumnos y les ponía un ejemplo muy claro a través de una pregunta: “¿Cuántas veces habéis visto que un coche de autoescuela haya tenido un accidente?” La respuesta siempre era la misma: “Nunca”. Y los hay, desde luego, pero en un porcentaje ínfimo, tanto en términos absolutos como relativos, tanto si estamos trabajando como si no. ¿Por qué? Porque normalmente nos esforzamos en conducir bien, porque sabemos que esa es la clave para conducir seguros. Por supuesto, también cometemos errores y la ley del mínimo esfuerzo también nos afecta.

Es imprescindible evaluar constantemente cómo conducimos. ¿Les suena lo de la evaluación continua? Pues eso. Es necesario regresar frecuentemente a las fuentes. Conducir sin miedo es una de ellas.

Tú conduces
Fuente: www.portafolio.co
Por su seguridad y la de sus pasajeros, porque ustedes aún pueden, les invito a pensar en lo que aquí escribo. Como dice una conocida canción: “Quedan días de verano”, por favor, eviten actuar de modo que les impida su disfrute. Gracias.

Esteban


domingo, 12 de agosto de 2012

TRES AVISOS Y UNA BUENA NOTICIA

PRIMER AVISO (FIDMA 2012)

Fuente:
zumoaloevera.files.
wordpress.com
Feria Internacional de Muestras de Asturias, o “la feria”, como normalmente se dice por aquellos pagos. Ayer hizo una semana que se inauguró y este aviso va con retraso (perdón), pero más vale tarde que nunca. Bien, este año no estaré como expositor. Quizá el próximo. Ni siquiera he podido ir aún como visitante, pero espero poder hacerlo. La feria de Gijón es como un faro en el verano de esa villa abierta a un mar con vocación de océano, siempre me resultó curiosa y agradable (excepto dos días, el que se dedica a La Caja de Ahorros de Asturias y al Banco Herrero, demasiada gente). Nunca me arrepentí de pasar por ella, si usted tiene ocasión de visitarla seguro que tampoco.


SEGUNDO AVISO (DÍAS DE RADIO)

Aquí seré breve, copiar y pegar. Por si acaso, pues ya avisé en el mes de junio, pero quizá alguna persona no lo vea porque tampoco sé cómo suelen mirar este blog las personas que acostumbran a hacerlo con un derroche de amabilidad, atención y paciencia que nunca agradeceré lo bastante y que me honra profundamente, por cierto. Las entradas se suceden unas a otras, se van quedando “atrás” o “abajo” en poco tiempo y, tal vez, puedan pasar pronto desapercibidas. Quizá alguien se extrañe de no ver “DÍAS DE RADIO” dos meses consecutivos, aquí tienen el enlace en que lo explico. 


TERCER AVISO (ORDENADOR AVERIADO)

Hace poco más de una semana, de madrugada, casi a punto de terminar la entrada a la que esta sustituye, pero bastante más elaborada, el ordenador con el que trabajo empezó a hacer cosas raras y poco después emitía un sonido regular parecido al que hacía el segundero de un despertador antiguo. Y dejó de funcionar, dejándome sorprendido y perplejo, seguramente con cara de idiota y con la firme sensación de que algún elemento mecánico había fallado en esta máquina. 

En la mañana que ya estaba próxima, comencé a hacer mis pesquisas para reparar el ordenador cuanto antes, pero ya era agosto, o casi, y este mes es prácticamente inhábil en España (creo que eso no lo cambia -y quiera Dios que nunca ocurra- ni una guerra nuclear), así que tardé un poco en encontrar un sitio en el que se comprometieran a arreglármelo en un tiempo razonable y me inspirase la confianza suficiente. No lo logré ese día, pero en la tarde del mismo tenía un diagnóstico muy fiable: disco duro roto. ¿Copias de seguridad? Sí, pero insuficientes, mira que... ¡Si lo sé!

Fuente: www.vivaleliana.com
El pasado viernes, por fin, recogía mi portátil del taller; como nuevo, con el software más reciente posible que alberga novedades con respecto a las que dudo mucho poder hacer algo en esta vida. Ni que decir tiene que preciso de un periodo de adaptación, pero bueno, para lo que habitualmente hago ya me arreglo. 

Moraleja: Los discos duros se rompen siempre y las copias de seguridad son imprescindibles. ¿Se puede recuperar el contenido de un disco duro? Casi siempre, la cuestión es a qué precio: puede ser razonable y asequible o puede costar 1.000 euros.
Esto, entre otras cosas, me lo han afirmado varios técnicos de ordenadores en estos días. Todavía no sé con cuanto empeño guarda mi accidentado disco mis cosas, ¡espero tener suerte!

LA BUENA NOTICIA

No sé ustedes, pero al abajo firmante, en ocasiones, le asalta el deseo de que volviese a recrearse la historia de Sodoma y Gomorra, pero para todo el planeta Tierra. Cuando entre amigos sale a relucir alguna de esas noticias que nos cuentan cómo un ser humano (como nosotros) crea un autentico infierno para otro ser humano (como nosotros), suelo decir “que alguien apriete el botón rojo, por favor”, haciendo referencia al inicio de una guerra nuclear que destruya la maldad para siempre, pues va en nosotros. Y, a veces, sólo a veces, parece que no hay salvación posible para nadie. Ni siquiera para quien vemos en el espejo.

Fuente: ibytes.es/images
“Un gesto muy humano” es una de esas noticias que nos lleva a pensar y a sentir que todavía es posible todo lo bueno, y para todos. A desear con fuerza que desaparezcan teléfonos rojos y armas, a arrimar el hombro, a coger la pala; el grano de arena para quien no pueda más.

Al verla recordé que, aproximadamente, en 1980 fui testigo de un hecho parecido muy cerca de la iglesia de San Nicolás en Bilbao. Iba andando y vi que se paró un coche, me extrañó porque no se veía motivo para ello, pensé que igual se le había calado o averiado, hasta que vi que había un pájaro andando por la calzada que no podía volar. Paró también el conductor del sentido contrario y durante unos segundos estuvo el tráfico detenido sin que, contra todo pronóstico, nadie tocase la bocina y hasta que el pájaro llegó a salvo a los jardines de El Arenal. Unos cuántos años después, conduciendo por la carretera de Artxanda (Bilbao) tuve ocasión de hacer yo lo mismo con otro pájaro y tampoco nadie tocó la bocina. Son gestos que nos salvan, los franceses tienen dos palabras para definirlos que me encantan “beau geste”. Agradezco al diario EL CORREO que haya publicado esa buena noticia y le ruego, a quien corresponda, que publique más de ese tipo. Porque las hay y nos hacen falta.

Esteban