En las fechas previas a la semana en que estamos, vacaciones de verano y puentes importantes, siempre, y prácticamente todos los medios de comunicación, emiten consejos para conducir con el fin de que hagamos el viaje de ida y de vuelta al lugar que elegimos para pasar esos días de descanso sanos, salvos y sin novedad.
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Antes de ayer, Domingo de Ramos. ¡Gracias, Lucía! |
Hace muchos años que se viene repitiendo la mencionada rutina con una perseverancia tan digna de admiración como falta de fe en el resultado y que personalmente me cansa, me aburre y hasta me asusta; pues, si realmente es necesario dar esas recomendaciones tan obvias a una mayoría de conductores es evidente que son muchos los que no deberían conducir y mejor harían -si quieren hacerlo- en dedicar sus días de vacaciones a aprender, en fin. Lo que sin duda siempre resulta útil, es dar información precisa sobre incidencias concretas en determinados tramos de carreteras (porque se encuentren en obras, porque disponen de carril adicional o del sentido contrario al habitual...) y la meteorológica.
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"Operación salida" Foto tomada del sitio: www.elpais.com |
En realidad, los problemas que se generan en el tráfico porque una gran parte de la población disponga de 4, 5, 15 ó 30 días de vacaciones son los mismos que se pueden dar en un fin de semana cualquiera pero notablemente multiplicados. En los días festivos nos encontramos en las carreteras, básicamente, con dos grandes grupos de conductores: Los que conducen todos los días por razones directa o indirectamente relacionadas con su trabajo -aquí estarían todos los conductores profesionales-; y quienes conducen esporádicamente, generalmente en días festivos -y no todos-, muy excepcionalmente en días laborables -es muy típico, que si llueve, usen el coche a modo de paraguas- y, aquí, sin que lo sean todos, sí que se encuentran todos los domingueros.
Cuando los días festivos son más de dos, el asunto no sólo se complica porque la heterogeneidad del grupo de conductores se multiplica de forma notable, sino también porque el porcentaje de viajes largos aumenta considerablemente. Es decir: somos más, más cada uno de una madre, estamos más tiempo en la carretera y con velocidades medias y máximas más altas de lo habitual para una buena parte de esos conductores; además, casi todos con varios ocupantes y su correspondiente equipaje (bastante más peso del acostumbrado). Vamos, que la emoción está garantizada, y todavía hay quien al llegar a destino hace puenting...
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Aquí se han cumplido miles de sueños. Provincia de Huesca, Aragón. |
Bromas a parte, no es mi intención pintar un panorama sombrío para estos días de vacaciones, no. Pero es necesario ser conscientes de con qué nos vamos a encontrar y mentalizarse muy bien para ello. Es necesario e imprescindible armarse de paciencia (para con nosotros mismos, nuestros pasajeros y con los demás) y tolerancia. Educación, respeto y buen hacer; concentración, trabajo y esfuerzo. Estas son las claves.
En días festivos, los conductores habituales y profesionales que, generalmente, tienen un nivel de conducción superior a la media, ven disminuir este por la presencia de pasajeros. No es lo mismo viajar solo, que con tus hijos y cónyuge. Y para quien no tenga familia, lo mismo ocurre si va con amigos. No es lo mismo que el conductor tenga que preocuparse solo de sí mismo, a que también tenga que preocuparse de sus pasajeros, y lo que es peor, a que éstos puedan influir negativamente -aún sin mala intención, e incluso con buena- en la toma de decisiones inherente a su tarea. ¡Cuidado! Porque estamos ante la raíz de no pocos accidentes. Una simple llamada de atención de pasajero a conductor expresada de forma súbita y con un elevado tono de voz del tipo: “¡Mira, miraaaa...!” Porque hay una preciosa puesta de sol y para verla, quien conduce, debe girar 90º su cabeza a la derecha, puede ser suficiente para que nunca más vean nada los dos. Ejemplos hay muchos, todos hemos sido testigos de ellos.
El pasajero puede facilitar la tarea de quien conduce siempre que sea necesario y ayudar en lo que pueda y para lo que le requiera la persona que conduce, siempre que ambos lo deseen, claro. Al menos, que no estorbe. Ponerse a leer un periódico cuando se ocupa el asiento delantero derecho, por ejemplo, puede impedir al conductor la utilización del espejo exterior de ese lado. También es conveniente que los pasajeros vayan correctamente sentados, más o menos de forma similar a como debe ir el conductor, al menos, la mayor parte del tiempo y siempre que las condiciones sean difíciles, así tendrán la máxima protección en caso de accidente. Tampoco debe el conductor provocar al pasaje y tener presente siempre que debe velar por su seguridad y comodidad, impidiendo siempre que éste le rebaje su nivel de atención lo más mínimo. Esto se consigue con abstracción y llegaremos a ella por una adecuada concentración en la tarea de conducir. Ya en la primera clase de coche, cuando un alumno me decía o le decía algo, sistemáticamente, giraba la cabeza para hablar mirándome a los ojos, y siempre les decía, sin dejar de mirar a la carretera y sin corresponderles en el gesto, que agradecía el suyo porque es sincero, franco, noble y valiente, pero que si estaban conduciendo no lo hiciesen nunca, que se acostumbrasen a evitarlo siempre y mantuviesen la vista en la carretera en todo momento.
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¡Un Haiga! Foto tomada del sitio: enlaplayadeneil.blogspot.com |
En días festivos, el otro grupo de conductores, los que conducen esporádicamente y los domingueros, suelen conducir algo (por lo menos) y notablemente peor, respectivamente, pues a su nivel de conducción por debajo de la media se suma, lo dicho de los pasajeros, y la ansiedad que genera enfrentarse a una tarea para la que uno se sabe y se siente poco preparado, que además, generalmente, ni le gusta ni le atrae.
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Circuito de Cheste, Valencia. |
Tanto en un grupo como en otro sucede, no pocas veces, que el accidente empieza a tejerse antes de tan siquiera arrancar el motor debido a discusiones que surgen antes de iniciar el viaje entre las personas que comparten vehículo. Es necesario eliminar esos malos humores antes de girar la llave de contacto, ¡es imprescindible! Es un factor de seguridad básico y no tiene precio porque nada cuesta; bueno, sí, pero generalmente basta con una palabra, de este tipo: perdón, disculpa, gracias... Además, ¿Por qué esperar a llegar al destino para disfrutar de las vacaciones? Hágalo desde el primer minuto. Todos los paisajes tienen su belleza, y todas las luces. No sólo es hermoso el lugar donde nacimos o vivimos. Plantéese el recorrido como una carrera de coches, y no, no hablo de velocidad, sino de asegurarse una buena salida y de cumplir el objetivo Nº 1 de cualquier piloto: acabar la carrera. Sin tropezar con ningún otro participante, ni romper la máquina por causarle una avería o tener una salida.
Esteban