martes, 30 de junio de 2015

¡CUATRO AÑOS!

Cuatros años hace que comencé a escribir para este blog en la breve noche de un día de San Pedro orilla al mar Cantábrico, un buen puñado de millas al este de donde ahora estoy, sin la mar a vista aquí, pero sintiéndola en su brisa -muy sutilmente fresca para el inusual calor que hoy tenemos por estos lares- que llega hasta mi ventana. Tan cerca está. 


Por estos días estoy en Gijón, para más señas, ciudad en la que viví desde los cinco hasta los veinticinco años; con el único paréntesis de los 15 meses que viví en Sevilla en tanto hacía mi papel como soldado de reemplazo durante el servicio militar obligatorio. “La mili”, ya saben, que me permitió conocer una ciudad magnífica y que me gustó mucho desde el primer momento a pesar de que hubiese jurado, de no ser por el idioma, que estaba en el extranjero. Y nunca hubiese imaginado que aquel tiempo resultase una excepcional escuela en mi desarrollo como conductor, ya que tuve ocasión de practicar cosas y técnicas imposibles de realizar en la vida civil. 

Pero hoy no quiero hablar de carretera y coches, porque al comenzar con las primeras líneas, esos duendes que a veces toman el gobierno de la pluma o caprichosas y aleatorias conexiones neuronales, supongo, han pujado por traer a primer plano una historia que me voy a tomar la libertad de contarles -aunque tengo serias dudas de hasta qué punto soy libre- y que siempre que la recuerdo me hace reír. Espero que al menos provoque su sonrisa y les valga la pena su atención y su tiempo. Voy con ella.

En la cocina de la casa en que vivíamos, estancia en la que “se hacía la vida”, valga la redundancia, había colgados de una pared una pequeña pizarra, un abecedario y un mapa de España. Las películas “del oeste” (westerns) ejercieron una importante influencia  durante mi infancia y soñaba con recorrer a caballo aquellas inmensas praderas, desiertos  e impresionantes montañas. Así que miraba el mapa, y daba por hecho que indios y vaqueros estaban en Galicia. Muy cerca. Y, claro, le pregunté a mi madre, sabe Dios cuántas veces, porqué no íbamos a vivir “al oeste”, que yo no quería llamar Galicia porque en el cine no decían nunca ese nombre. Mi madre toreó bastante bien mi deseo pero este seguía igual de vivo, aunque gracias a su paciencia y tras muchas discusiones, llegué a entender que el mundo era mucho más que aquel mapa de España y Portugal, Baleares, Canarias el Sáhara y un trocito de Francia en el que ni siquiera estaba París.

Llegué a entender, ¡por fin! Que después de Galicia y por el océano Atlántico se llegaba a un continente inmenso llamado América, que iba de polo a polo, y que allí había un país muy grande donde sí estaban los vaqueros y los indios. Pero es que además, si se viajaba hacia el norte o hacia el sur, uno se encontraría con más praderas, bosques, valles, ríos, desiertos, ciudades inmensas hasta con pirámides, una incluso de oro que llamaban “El Dorado”, una selva virgen gigantesca, más montañas y más grandes... Vamos, un lugar lleno de maravillas que cada vez tenía más ganas de conocer.


Mirando aquel mapa, me di cuenta de que con ir a la playa, meterme recto en la mar y luego girar a la izquierda, seguro, seguro, llegaba a América. Un poco más al norte o al sur, daba igual, ¡llegaba a América! Así que más o menos alrededor de mis 10 años vi en la playa de San Lorenzo una lancha neumática tipo Zodiac, pequeña, con un par de remos y perfecta para mí y unos pocos víveres, después de todo, tampoco habría tanta mar desde donde acababa el mapa. Además, estaba convencido de que aquella lancha inchable siempre flotaría, que era imposible que se hundiese y que mi madre podría comprarla perfectamente. Así pues, se la pedí, sin ocultar mis intenciones -la edad de la inocencia por aquellos años se dilataba mucho-, e insistí por lo menos durante tres veranos consecutivos, pero incomprensiblemente mi madre no me la compró ni tampoco se me ocurrió modo alguno de conseguirla. 

Afortunadamente para todos, en aquellos veranos no di trabajo extra a los socorristas, pero tenía un plan para burlar su vigilancia: comenzar mi singladura cuando ellos no estuviesen en la playa. Años después tuve por compañero de clase a un socorrista y le conté esta historia, recuerdo que me dijo que nunca se le hubiese pasado por la cabeza que un crío quisiese ir hasta América desde la playa y que los vigilaría mucho más.

Es curioso, pero no ha habido una sola vez desde entonces, que pasando por la playa me quede unos minutos mirando a la mar hasta el horizonte y se me venga a la cabeza “unas 3 millas Norte, 90º a babor y... ¡América!”


No, no he ido todavía. Pero lo haré, si Dios quiere. Y, sí lo digo con una cierta rabia, pero falsa, no auténtica, dramatizando un poco, sin más, y con buen humor. No sé, quizá en otra vida he tenido raíces en algún lugar de ese continente y por eso me atrae tanto. Hace pocos años conocí a una encantadora mujer de 90 años con la que estuve hablando y me contó que vivían en Portugalete, en una zona alta desde la que se ve el puerto de Santurce; una de sus hermanas veía entrar y salir los barcos fascinada, y desde niña decía siempre que ella se iría en uno de esos barcos, un día. Y se fue, sola, con 17 años y un valor fuera de lo común, prácticamente recién acabada la guerra; llegó a Venezuela y allí se quedó, hasta que ya jubilada regresó a España con su marido. Me dijo que nunca se había arrepentido y que su hermana afirmaba haber tenido mucha suerte. Será el destino, una de tantas cosas de las que tan poco sabemos. 

Se han quedado mirando a la mar y...
No, no ha sido por eso, tenía que asegurarme de que estaban bien , ¿no?
Lo están y hay muchas más, pasen y sírvanse. ¡Bon apetit!
Espero no haberles hecho perder su tiempo, me inspiran un profundo respeto y tendrán siempre toda mi gratitud por la increíble atención que me prestan. Tal vez, esta historia, en esta cálida y mágica noche de verano les conduzca -ahora sí, cómo no- a una agradable y simpática velada con la niña o el niño que alberga en todos.

¡MUCHAS, MUCHAS... GRACIAS!

Antes de que acabe el día, brindaré por todos ustedes. Por su salud, por sus legítimos anhelos y por sus sueños. ¡Sean!


sábado, 27 de junio de 2015

ABS, ESP y MENTIRAS EN TELEVISIÓN (y 2)

Informativos Telecinco, hora 15 del jueves 18 de junio. Se expone un vídeo grabado desde un helicóptero de la Guardia Civil de Tráfico en el que se ve a un Audi Q7 circulando por una autopista o autovía a 227 km/h. La voz en off de una locutora, además de transmitir asombro y escándalo, hace varios juicios de valor sin fundamento alguno como: “a esa velocidad hasta el helicóptero pierde por unos segundos la estabilidad de la cámara”. ¿Y qué tendrá que ver la velocidad del coche, digo yo? Será por un error de encuadre o porque el piloto tuvo que cambiar su trayectoria momentáneamente por algún motivo.

La foto de la infracción.
Fuente: www.telecinco.es
La misma voz afirma, que como el conductor va tan rápido “se le va” el coche, lo que es rigurosamente falso y a la vista está. Ese coche y otros muchos pueden llevar esa velocidad, y más, manteniéndose perfectamente estables y como si fuesen sobre raíles. Se puede ver que el conductor del vehículo mantiene el control en todo momento y que sale parcialmente del carril para trazar, intencionadamente, claro. Y sin que se aprecie que importune a nadie ni que genere ningún peligro. Además, ese coche tiene control de estabilidad y, aunque ignoro cómo funciona ese sistema a esa velocidad, o si está desconectado (no lo creo) o averiado, lo que sí sé, es que si el coche “se va”, a esa velocidad el accidente está garantizado. 

Para subir el nivel de escándalo y dramatismo a su discurso, la locutora nos presenta el famoso dibujo de un coche que cae desde el tejado de un edificio muy alto. Estoy harto de estas comparaciones, francamente, porque también son falsas, a no ser que en plena carretera nos encontremos con la pared de un frontón. Aun en este supuesto, tendría que ser en un tramo recto o ligeramente curvo para poder ir a más de 200 km/h, vamos, con buena visibilidad y por tanto con espacio suficiente para poder detenerse sin riesgo alguno de tocar con la piedra blindada de esa pared. 

Sin ánimo de ofender, porque es muy obvio, pero, por favor,
nunca intenten localizar al helicóptero. 
Aunque... 

a veces es muy fácil, como pueden ver aquí
dicho sea con cierta malicia, la verdad.
Fuente: www.diariomotor.com
Para rematar la faena, recurre a otra manida comparación: “pero además, ante cualquier obstáculo, si quisiera frenar, a 227 km/h recorrería antes 250 m, como mínimo. Como dos campos de fútbol”. La verdad es que no sé ni encontré datos sobre el espacio que recorre el mencionado automóvil para pasar de 227 a 0 km/h, supongo que será menos, que exageran, pero no lo sé, claro que ninguna de las muchas veces que he leído u oído este tipo de afirmaciones he visto que se presentase una sola prueba de las mismas.

Bien, hasta aquí los hechos y el burdo intento de manipular el juicio y criterio de los espectadores. Pueden ver el telediario completo aquí, esta noticia aparece cuando faltan 5‘ 49’’. Hace años que los medios de comunicación nos traen noticias de esta índole regularmente, echándose siempre las manos a la cabeza por este tipo de infracciones que, curiosamente y a Dios gracias, nunca tienen por final que el infractor hubiese tenido un accidente como consecuencia de la misma. 
                               
Nunca he conocido en toda mi vida (literalmente), hasta ahora, a ninguna persona que respete siempre todos los límites de velocidad, y en lo que he podido vivir en la carretera nunca me he sentido en peligro cuando algún conductor se encontró conmigo a velocidades en el entorno de los 200 km/h, cosa que me ha sucedido pocas veces, a pesar de superar los tres millones de kilómetros recorridos. Y en la mayor parte de esos casos, quienes me adelantaron aproximadamente a esas velocidades, eran coches oficiales. Mire usted por dónde.

Torre Picasso, Madrid.
Cuántos años llevan mostrándonos este falso ejemplo...
¿Acaso la carretera se va a poner vertical y nosotros ciegos de repente?
Fuente: www.telecinco.es
Cuando hablo de coches oficiales me refiero a los que se utilizan para trasladar a políticos o a ciertos funcionarios de la administración. Estos coches carecen totalmente de amparo legal para incumplir normas o señales; los únicos que lo pueden hacer, sólo en servicio urgente, si es necesario y bajo la responsabilidad de sus conductores son los denominados vehículos prioritarios: policía, ambulancias, bomberos, protección civil y salvamento. Y utilizando luces giratorias y sirena, pudiendo desconectar esta si no hay peligro. Digo todo esto porque me consta que algunas personas creen a buena fe que los coches oficiales se pueden saltar los límites de velocidad; y no, tienen las mismas obligaciones que todos los demás. 

Desde hace muchos años intentan convencernos de que los excesos de velocidad son la causa principal de todos los males de la carretera, y es falso. El exceso de velocidad (superar el límite permitido) pocas veces es causa de accidente, muy pocas. Sí lo es en cambio la velocidad inadecuada, muchas veces inferior al límite establecido, cosa por la que no denuncian por más que podamos morir o matar. Ya ven. Pero claro, ¿cómo van a justificar nuestros gobernantes si no, la forma tan fácil, cómoda y rentable de obtener ingresos que supone llenar las carreteras de radares? Ellos, que ordenan a sus chóferes que hagan un viaje de 400 km en dos horas (verídico, doy fe); ellos, que ni van a ser denunciados ni a pagar ninguna multa. Además, cuando alguien tiene un accidente por exceso de velocidad... ¿por qué lo hace? ¿Cómo es que no percibe el peligro y frena con lo fácil que es hacerlo? ¿Acaso se quiere suicidar? Lo importante es determinar por qué se produce el exceso de velocidad, y eso nunca nos lo explican. 

¿De verdad saben la distancia de frenado de ese coche a esa velocidad?
Francamente, no me lo creo.
Fuente: www.telecinco.es
Hacer un viaje al ritmo de marcha que acabo de indicar (media de 200 km/h) es algo muy raro por parte de un conductor “normal”, entre otras cosas porque exige muchísima concentración y esfuerzo. Conducir verdaderamente rápido cansa mucho. Los excesos de velocidad notables, normalmente, duran poco tiempo: unos segundos, algunos minutos... Quizá en viajes largos alguien los repita en varias ocasiones, pero rara vez pasa de ahí.

Muchas personas dicen que, bueno, por más que el Gobierno ponga radares, si uno no rebasa la velocidad máxima permitida, no se ganará ninguna multa. Y es verdad. Pero también lo es, que el Gobierno sabe perfectamente que tarde o temprano todos sobrepasaremos algún límite, porque siempre, siempre, hay algún momento en el que uno no ha visto una determinada señal, sobre todo, cuando la ausencia de peligro es total y perfectamente visible en muchos cientos de metros por delante, cosa que ocurre muchas veces. Luego cuantos más radares dispongan más denuncias conseguirán, aunque avisen de su situación, tampoco siempre, y nunca con los helicópteros.

Limitadores/reguladores. Muchos conductores utilizan estas sistemas graduándolos a 120 km/h para hacer un viaje por autopista y esperando evitar así, unos días después de su regreso, la notificación de una denuncia por exceso de velocidad. Pero no es nada raro, que en algún tramo de la ruta que hicieron hubiese un límite inferior (110, 100, 90...) que se les pasó desapercibido porque nada lo justificaba, sin embargo, curiosamente, en él había un radar móvil escondido y al final sí reciben la desagradable noticia de que los detectó. 

Mando para limitar y regular la velocidad o control de crucero.
Personalmente, no me gusta el limitador/regulador de velocidad y sólo lo uso muy excepcionalmente. Percibo la sensación de que tiendo a relajarme demasiado aumentando mi tiempo de reacción y que surge (al menos a mí me pasa) una especie de resistencia absurda a desconectarlo cuando me encuentro algún vehículo que circula a una velocidad muy ligeramente inferior a la mía, lo que me lleva a quedarme sin distancia de seguridad. En el momento de adelantar, la maniobra es mucho más lenta y con unas diferencias de velocidad ridículas que obligan a utilizar los espejos mucho más de lo que sería razonable y lógico para evitar el riesgo de un choque por alcance si aparece otro automóvil circulando claramente más rápido que yo. 

Cómo evitar un accidente con quien circula muy rápido. Partimos de la base de que estamos circulando por autopista, que no hay más límite que el genérico (120 km/h), que vamos por el carril de la derecha (tal como indica la norma con toda lógica) y que sólo lo dejaremos durante el menor tiempo posible y cuando tengamos una buena razón para ello:  una bifurcación que nos obliga a dejar el carril para seguir nuestra ruta o un vehículo que circula más lento delante de nosotros (lo más habitual); pongamos que es un autobús (irá a 100 km/h) y comenzamos a pensar en adelantarle. 

Cualquier maniobra debe ser planteada con suficiente antelación, más un adelantamiento y más aún cuanto más rápido se circule. Incluso en calzadas de sentido único. Esto es muy importante. Yo siempre comienzo a pensar en adelantar en cuanto veo a alguien circulando más lento, aunque luego decida no hacerlo porque vea o sepa que delante del autobús, por ejemplo, está próximo un túnel con límite en 90, que yo respeto, pero el autobús seguramente no; luego para no llevarlo pegado detrás de mí o que tenga que adelantarme, mejor igualo mi velocidad con la suya poco a poco, mantengo distancia y espero. 

El coche oscuro que va en cabeza, si quisiera cambiar de carril, debe estar
completamente seguro de que no obliga a nadie
a levantar el pie del acelerador ni un milímetro.
Fuente: www.lcoches.es
En cuanto comienzo a pensar en adelantar observo el carril izquierdo con mucha más frecuencia. Si hay buena visibilidad en un espacio claramente grande con ese carril vacío, empiezo a determinar con la mayor precisión posible en qué punto haré el cambio de carril al tiempo que voy aumentando la velocidad en el que estoy. Reitero las observaciones del carril izquierdo, si sigue igual (sin nadie) señalizo la maniobra, vuelvo a mirar, lo ocupo progresivamente, aumento más la velocidad, rebaso, observo, señalizo, observo, vuelvo a la derecha, compruebo que tengo buena distancia con el vehículo adelantado, ajusto mi velocidad recuperando mi ritmo de marcha (superior al del vehículo adelantado, si no la maniobra carece de sentido, pero inferior a la velocidad del adelantamiento) y listo. 

Si en tanto estoy observando el carril izquierdo, y sin ocuparlo, veo que alguien que circula detrás de mí inicia el adelantamiento (lo señalice o no) espero, y en el mejor de los casos salgo detrás de él. 

Si en el carril izquierdo veo un vehículo, incluso muy lejos, espero a comprobar la diferencia de velocidad que lleva conmigo. Puede ser superior, igual o inferior. Pero tengo que saberlo. Se teme mucho a un choque frontal y apenas se da importancia a una colisión por alcance, cuando en realidad, ambas pueden ser igual de letales.

En un momento concreto, al vehículo que estoy viendo a lo lejos en el carril izquierdo mi perspectiva le da un determinado tamaño. Si este aumenta, es que va más rápido que yo; si aumenta muy rápido, es que va mucho más rápido que yo; si se mantiene el tamaño, vamos a la misma velocidad; y si se reduce es que va más lento con respecto a mí, en cuyo caso no tendré ningún problema por desplazarme al carril que él ocupa; tampoco si vamos a igual velocidad -salvo que esté próximo-, porque en este caso es mejor esperar para no asustarle. Todas estas observaciones suelen parecer muy complicadas, pero de hecho no lo son si nos entrenamos; y este entrenamiento podemos hacerlo de forma sistemática cada vez que nos ponemos al volante, queramos adelantar o no.

Con las motos debemos tener muchísimo cuidado, las podemos tumbar sin tocarlas.
Cruzarse en su trayectoria, en mi opinión, es un acto criminal.
Fuente: www.motofichas.com
Punto de no retorno o cuando abortar la maniobra ya es imposible. Es muy importante determinarlo con mucha precisión antes de realizar ningún adelantamiento, porque evidentemente, podemos errar en alguno de los cálculos de distancias y velocidades, cosa que bien puede suceder por distraernos inoportunamente alguna de las personas que nos acompañan, o el sonido que nos avisa de un mensaje o llamada en el teléfono que debíamos de haber dejado en el maletero y en modo “avión” o en “silencio”, o por mil razones más. 

Lo que es seguro es que nos vamos a dar cuenta del error a nada que miremos por el retrovisor interior, o por los destellos o toques de bocina que el otro conductor nos dedique; y con razón, por más que esa persona circule muy por encima da la velocidad máxima permitida y nosotros vayamos justo en el límite, ¿acaso queremos dejar que nos rompa el cuello y nos quedemos tetrapléjicos de por vida? 

Ni por un instante debemos pensar: “yo voy bien, allá él, que frene...” ni cosas por el estilo. Sólo hay que centrarse en volver a ocupar el espacio que dejamos a la derecha (si aún está libre, lo más probable, pero hay que verlo) sin bajar velocidad (para evitar el alcance) y frenando en cuanto estemos en la derecha para no chocar con el vehículo al que íbamos a adelantar; no hará falta mucho, basta con igualar su velocidad. Bien, pues hay un punto -para cada circunstancia concreta- a partir del cual es imposible hacer esto. 

Cuando andamos por la acera, ¿se nos ocurre estorbar a quienes van corriendo?
¿Y se han fijado que van más atentos que nadie y que nunca tropiezan con nada?
Pues con los coches y en la carretera igual.
Fuente: www.werunbarcelona.com
Si hemos rebasado ese punto, sólo queda acelerar a fondo hasta poder recogernos en la derecha para que el conductor cuya trayectoria hemos interceptado pueda igualar su velocidad con la nuestra y evite el alcance. ¿Les suena aquello de que a la hora de adelantar es necesario tener engranada la marcha adecuada con antelación y asegurarse así una reserva de potencia? Pues con sentido único también puede ser vital.

Ahora, rebasar el punto de no retorno y tener problemas supone haber cometido un error de apreciación de grueso calibre; o una cadena de errores, o no haber mirado siquiera, o, lo que desgraciadamente es mucho más habitual: empecinarnos en hacer una maniobra con alto riesgo de accidente convirtiéndonos en casi absolutamente dependientes de las decisiones que tome una persona a la que ni tan siquiera conocemos y además estamos importunando, cuando no poniendo en peligro, arriesgando nuestra salud y vida en tan absurdo y gratuito empeño, y lo que es peor, la de los familiares y amigos que llevamos, sin olvidar a los ocupantes del vehículo delante del cual nos cruzamos.

Aunque la carretera tenga más de dos carriles en el mismo sentido no debemos obligar a nadie a desplazarse.
  1. Porque no tenemos ningún derecho a hacerlo.
  2. Porque igual el otro conductor no puede hacerlo.
  3. Porque, aunque pueda, quizá le hemos asustado tanto, que verse obligado a frenar fuerte, girar a la izquierda, a la derecha, y recto, le lleva a perder el control y acaba provocando un accidente en el que seguramente nos veremos implicados.
Otra cosa es que, cuando todavía estamos en el carril derecho, el otro conductor decida irse al tercer carril. Bien, sin problema si es porque él lo decide, nunca porque nosotros le obliguemos

La actitud del coche oscuro es intolerable y
un vicio muy extendido en nuestras carreteras.
Fuente: www.antena3.com
Hacer todo esto es más fácil de lo que parece, sin salir de la autoescuela hay alumnos que logran hacerlo muy bien, y los que no lo consiguen es porque no se dan tiempo. Por otro lado, la forma correcta de actuar en esta y otras maniobras parte de sentir un profundo respeto por los derechos, salud y vida de los demás. Y por sentir lo mismo por el deber, salud y vida propios.

miércoles, 24 de junio de 2015

ABS, ESP y MENTIRAS EN TELEVISIÓN (1)

ABS. 
Es un sistema de seguridad activa que evita el bloqueo de las ruedas cuando hacemos una frenada intensa o de emergencia. 

Bloquear las ruedas significa que estas dejan de girar y su velocidad es igual a cero, pero el vehículo sigue en movimiento en tanto las ruedas son arrastradas por él sobre el pavimento. De ahí las trazadas negras que a veces vemos sobre el asfalto: goma quemada por el rozamiento y pegada a él. En tanto las ruedas son arrastradas, el coche seguirá “recto” por más que la dirección se gire a un lado u otro. Sí, parece mentira, pero es cierto.

Las ruedas se bloquean con más facilidad cuanto más deslizante
esté la calzada o más desgastados los neumáticos, principalmente.
Fuente: www.autobild.es
Más preciso que decir “recto” es decir que el coche mantendrá la trayectoria que llevaba, aunque se suele torcer algo debido a irregularidades del asfalto, a que la calzada siempre está algo abombada para canalizar el agua a las cunetas, a peraltes y a distintos coeficientes de rozamiento con los que se puede encontrar una rueda con respecto a otra.  Sobre estos factores no podemos tener ningún control, pero lo importante es saber que es imposible dirigir la trayectoria del automóvil mientras las ruedas arrastren y cómo evitarlo.

¿Solución? Quitar presión en el pedal del freno al primer síntoma de bloqueo; volver a frenar muy fuerte, volver a quitar presión... cuantas veces sea necesario, teniendo en cuenta que, si fuese imperativo y posible, aprovechando los momentos en los que las ruedas dejan de estar bloqueadas podemos dirigir el coche hacia donde queramos. 

Lo dicho no es fácil ni surge por instinto, además, una frenada fuerte va asociada a un peligro -imaginario o real- que percibimos inmediato, creado por una falta de atención o por lo que sea, al caso da lo mismo. Pero hacerlo está al alcance de cualquier conductor que se lo proponga. Bastan tres cosas:
  1. Aguantar el susto postergando dejarse llevar por el miedo (por eso a veces temblamos como una hoja nada más pasar un peligro). 
  2. Entrenar, no es necesario mucho, pero algo sí. Y en circuito cerrado, claro.
  3. Hacerlo muchas, muchas veces con el simulador que construyamos con nuestra imaginación
Ojo con la última condición, porque no puede ser sustituida por el entrenamiento en circuito.

Por muy bien que lleguemos a actuar ante un bloqueo de ruedas, existe un sistema que, proveniente de la aviación, modula la presión en el circuito hidráulico de frenos con mucha más precisión y, sobre todo, mucho más rápido que el conductor más experto: el ABS. Y su funcionamiento es más eficaz cuanto más fuerte pisemos el pedal del freno.

¿Cómo utilizar el ABS? Pisando los pedales de freno y de embrague a la vez. El pedal del freno debe pisarse muy, muy fuerte; el del embrague basta con mantenerlo completamente a fondo, pero si se hace con una fuerza similar tampoco pasa nada. Al hacerlo así, notaremos en el pedal del freno vibraciones por los continuos cambios de presión que genera en el circuito de frenos para que las pastillas abran y cierren sobre los discos (el pisar y aflojar que decía antes) y también se suelen oír unos ruidos. Todo perfectamente normal -es la naturaleza del sistema-, y en todo momento podemos dirigir el coche hacia donde queramos al tiempo que se baja la velocidad. 

Testigo de ABS
Fuente: memolira.com
El pedal del embrague es necesario mantenerlo completamente pisado a fondo para evitar que el motor se cale (se pare), lo que dejaría a la electrónica sin vida al no recibir energía eléctrica y al ABS sin poder funcionar. Lo dicho antes sobre prácticas y, sobre todo: trabajo con el simulador de nuestra imaginación, es igual de válido y necesario para trabajar con el ABS.

Es muy importante ser perfectamente conscientes de que el ABS no reduce las distancias de frenado, propiamente dichas; sí se puede afirmar en cambio, que el ABS logra una frenada lo más eficaz posible. Milagros, como decía un compañero con el que tuve la suerte de coincidir y algún día hablaré de él, “pocos y a Lourdes”. Así pues, por más que conduzcamos un coche cuyos sistemas de ayuda al conductor pudiesen llenar un folio de siglas, eso no nos relevará del trabajo y esfuerzo de conducir con nuestra máxima atención, mantener distancias de seguridad adecuadas, anticiparnos cuanto podamos a lo que pueda pasar en la vía y sus cambiantes circunstancias eligiendo una velocidad proporcional a las mismas, etcétera. Recuerden siempre, que por más entusiasmo que pongan publicidad y fabricantes en las bondades de sus inventos, vendedores de coches, amigos, familiares, “expertos” de mil tipos y demás; ningún software es capaz de abolir una sola ley de la física. Ni la más elemental.

Testigos más habituales del control de estabilidad.
Fuente: www.maskilometros.cl
Estoy convencido -quizá erróneamente, ojalá- que “las nuevas tecnologías” se han convertido en las vacas sagradas de nuestra sociedad, en auténticos ídolos -de purpurina dorada y pies de barro- que han tomando el espacio de la religión. Y, ya saben, no hay fe más peligrosa que la del nuevo converso. 

ESP
Es otro sistema de seguridad activa que evita, en la medida en que la física lo permita, que el coche derrape del eje delantero, trasero, o ambos. Es un control de estabilidad que, según fabricantes, se denomina con las mencionadas siglas, u otras: VDC, DSC, ESC... Pero todos funcionan de un modo similar; me quedo con ESP, creo que es la más extendida.

Cuando los múltiples sensores -algunos compartidos con el ABS- detectan que el coche comienza a derrapar, el sistema hace que actúe el freno de cualquiera de las ruedas tantas veces como sea necesario, de forma independiente o combinada, para devolver al vehículo otra vez a su trayectoria; al mismo tiempo y si es necesario, también puede restar fuerza del motor independientemente de lo que acelere el conductor. Creo que pueden verlo muy claramente aquí.

Cuando el sistema está en funcionamiento se enciende de modo intermitente un testigo en el salpicadero. Este testigo permanecerá encendido de continuo si el conductor decide desconectar el sistema, lo que no es posible hacer en todos los coches pero sí en algunos, y en ciertos modelos hasta de forma parcial. Generalmente, lo ideal es llevarlo siempre conectado, salvo en algunas situaciones con nieve o hielo, si queremos conducir al límite en un circuito... En todo caso, conviene tener una buena razón para hacerlo y saber perfectamente lo que hacemos. El ABS, en cambio, nunca se puede desconectar.
Subviraje: derrape del eje delantero.
Sobreviraje: derrape del eje trasero.
Fuente: nosoloingenieria.com
En los coches que llevan distintos programas de conducción: sport, económico o invierno son los más habituales, cuando se elige uno de ellos, el sistema ajusta los parámetros de los sensores y el software que lo gobierna de forma específica. 

La entrada en acción del ESP siempre conlleva una disminución de velocidad que, salvada la situación, se puede recuperar acelerando con suavidad.

¿Cómo utilizar el ESP? Cuando el sistema de control de estabilidad está en funcionamiento sólo hay dos cosas que podemos hacer: 
  1. Como siempre, evitar dejarnos llevar por el pánico. 
  2. Dirigir el volante hacia donde queremos ir. 
Si se nos viene a la mente la idea de hacer contravolante -puede ocurrir, aunque nunca lo hayamos hecho, por lo que hemos visto u oído- desecharla por completo. Manotear con el volante sólo dificultaría el trabajo del ESP, retrasaría su labor, e incluso puede hacerla completamente ineficaz al verse el sistema desbordado por una sucesión de órdenes contradictorias. Recuerden: Solamente hay que dirigir el volante hacia donde queremos ir, el control de estabilidad hará el resto.

Ahora bien, ese último punto tiene su miga: ¿Sabemos realmente hacia dónde queremos ir? ¿Estamos mirando bien? Todos lo hemos visto y podemos ver, en muchas ocasiones, con todo tipo de vehículos e incluso andando, algo similar a esto: un peatón entra inoportunamente en la calzada y se pone en la trayectoria que lleva un automóvil, el conductor del mismo se queda mirando para la persona que cruza y dirige el coche hacia ella, sin quererlo, pero hacia ella. Normalmente no pasa nada, a Dios gracias, pero ese es el paso de un peligro potencial a real en menos de un segundo. 

Suele olvidarse bastante que un derrape puede convertirse en un vuelco.
Fuente: www.mascoche.net
Ante esa situación, bastante habitual, lo primero es frenar manteniendo la trayectoria; y si no fuese suficiente, fijar la vista en el espacio libre y dirigirse a él. Hay que enfocar la atención en la solución, espacio vacío, hueco libre, agujero sin nada. 

Esto requiere entrenamiento, pero es muy fácil: 
  • Utilizar el simulador que hemos construido con nuestra imaginación. 
  • Ponerlo en práctica cada vez que conducimos.
Por cierto, ¿ya han construido su simulador? ¿Lo utilizan y renuevan sus programas? ¡Espero que sí!

miércoles, 17 de junio de 2015

"SEGURIDAD VITAL". ¡CUIDADO!

Detesto perder tiempo en discusiones, batallas y críticas estériles, pero a veces, creo que es obligado hacerlo. Principalmente, y sobre todo en esta ocasión, para advertir a los pacientes y amables lectores de este blog de que tengan cuidado, pongan en cuarentena y no duden en preguntarme, si lo desean, sobre el nuevo programa de seguridad vial que el pasado sábado hizo su estreno en RTV 1 a las 13 h. Y que amenaza continuar -ignoro cuánto tiempo- los mismos días y a la misma hora.

No será su intención, supongo, pero bien parece que nos torea.
¿Y entrevistar al conductor conduciendo? No, por favor.
Fuente: rtve.es
Dijo el señor Paco Díaz Ujados, director de contenidos de TVE en la rueda de prensa que tuvo lugar el pasado viernes, que “Seguridad Vital es una ventana que abrimos con la intención de salvar vidas”. Y la señora María seguí, directora de la DGT, manifestó que: “La seguridad vial forma parte de nuestras vidas. Este programa es una apuesta valiente e innovadora de educar”. 

Al señor Díaz le aplaudo la intención, pero me permito recordarle el famoso principio de que “el fin no justifica los medios”. Ni para salvar vidas, entre otras cosas, porque si se utilizan medios y modos inadecuados, no sólo se malogrará la finalidad buscada, si no que puede encontrar el efecto contrario. 

A la señora Seguí le diría que, por favor, antes de elogiar el programa, véalo; ya que quiero pensar que no ha visto la primera entrega, pues de haberlo hecho, en mi modesta opinión, después de hacer la declaración citada debería dimitir. Por otra parte, el programa mucho más que valiente parece temerario, y carece totalmente de innovación pues ya en 1974 el señor Paco Costas comenzó realizando programas sobre seguridad al volante en TVE, muy dignamente, por cierto, y que muchos conductores veteranos recordamos con cariño y gratitud; él, sí fue un pionero. Y una pregunta, estimada señora: ¿Por qué no hace la DGT el programa? 

Este nuevo espacio, en una cadena pública (me parece importante tener esto muy presente), está disponible e íntegro en la web de RTVE en su sección “A la Carta”; ahí lo he visto, dura treinta minutos y pueden verlo aquí. Pero insisto, por favor, tengan cuidado. A continuación les explico porqué.

Y este señor afirma, sin ningún rubor, que es muy prudente.
Fuente: rtve.es
Este primer programa me ha resultado decepcionante, irritante y escandaloso. Quizá los siguientes... Pero me temo que no, que la tónica será la misma: superficial, y tratando al público como si fuera idiota. Quizá parezca duro el segundo punto que acabo de mencionar, pero así lo veo, sintiéndolo mucho, ¿dónde se ha quedado aquella expresión tan habitual en los toros de “el respetable”? Ah, ya, que “hay que ser dinámicos”, “que si no la gente se aburre”... dicen. Pues dirán lo que quieran pero en treinta minutos no se pueden tratar tantos temas más que así, claro, por alto, muy por alto; tanto, que casi ni se ven, casi ni se perciben. ¿Qué se enseña y qué se puede aprender, entonces? 

Explicar la diferencia entre un “ceda el paso” y un “stop”, me ha llevado y me lleva media hora, por lo menos, de clase teórica, y nunca se marchó un alumno; conllevaba ejemplos, dibujos, utilización de la maqueta, riesgos, consecuencias, cómo, qué hacer en el coche y por qué, relatos de vivencias propias y ajenas, preguntas, respuestas... Lo dicho, media hora como nada. Pero los alumnos lo aprendían, y aunque luego en el coche les tirase el “instinto” (por así decirlo) a veces, bastaba una palabra, un gesto, o una frase muy corta para que ellos mismos reconocieran lo que sabían y decidiesen aplicarlo.

Lo repite y sentencia: "...muy, muy prudente".
Y todo en vía pública. Sin comentarios.
Fuente: rtve.es
(televisión pública y haciendo de madrina en la presentación la directora de la DGT)
Hoy, y de lo emitido el pasado sábado en la cadena pública con más audiencia en España, destacaré principalmente dos puntos: 

1.- En algo tan importante como el adelantamiento a ciclistas, se menciona de pasada la posibilidad de adelantarles con línea continua (nada de cuando esté prohibido adelantar), sin recordar siquiera que la línea se debe rebasar además de dejar el metro y medio de separación mínima, siempre. Y, siempre (tampoco lo dicen), que no exista peligro alguno, lo que conlleva tener visibilidad suficiente. 

También se les ve circular en paralelo con las bicis (en fila de a dos), lo que por muy legal que sea en algunos casos (no siempre), es más peligroso.

2.- Ver conducir al actor, con todo mi respeto hacia su persona, va más allá de ser un pésimo ejemplo: es una burla. Y eso que el tal señor repite varias veces que es prudente, ¡menos mal! 

Afirma este hombre que ya en sus tiempos mozos regresando de fiesta con los amigos, en sus vacaciones de verano, siempre conducía él (porque no bebía, bien) y añade que no pasaba de 50 km/h, error, asociar velocidad baja (relativamente, habría que ver el camino) con seguridad es una premisa falsa.

Sigue hablando con el presentador, girando la cabeza constantemente hacia este, con su ventanilla completamente bajada y apoyando el codo en ella, soltando con frecuencia una mano del volante y en algunos momentos las dos, con una cámara situada en el interior del parabrisas y dentro de su campo visual, y llega a extender el brazo izquierdo por fuera de la ventanilla sin mirar si tiene al lado algún vehículo de dos ruedas. Entre tanto, el presentador ni le critica ni le afea la conducta, aunque sólo fuese por su propio bien... qué menos. Desde luego, yo no voy de pasajero con alguien que conduzca así, e imagino que ustedes tampoco. 

No veo la finalidad de esta pregunta, ¿ustedes?
A mí son de esas que me tientan a contestar: ni lo sé ni me importa.
Fuente: rtve.es
Podría seguir, pero creo que para ponerles sobre aviso es suficiente. Tan sólo añadiré que me llama la atención que en un programa de este tipo no esté presente, permanentemente, un profesor de formación vial o de autoescuela, como prefieran; ni un funcionario examinador, ni un veterano guardia civil de tráfico, ni un conductor de camión o autobús experto... Y más personas que, profesionales o no, directamente o no, viven en y de la carretera. Pero de todas ellas, y no es por “barrer para casa”, ustedes lo saben, quienes más conocimiento podemos tener del binomio carretera-conductores somos quienes nos dedicamos a enseñar a conducir. Lamentablemente, ni todos, ni menos aún por el hecho de tener un título, pero hay que pasar muchas horas al cargo de un doble mando sentados a la derecha para entender el verdadero significado de esas dos famosas palabras tan en boca de todos: seguridad vial.

Esteban

viernes, 12 de junio de 2015

DÍAS DE RADIO, FEBRERO 2015

CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI

CHARLA DEL DÍA 4-2-2015.  




Un soplo de aire fresco a las puertas del verano.
Paisaje desde el estudio 1 de Oye Radio Basauri. Al otro lado de las naves
pasa la N-634, Irún-Tuy, uniendo Portugal y Francia por el Cantábrico.
Me gusta mucho esta ruta. Al fondo, ladera del monte Artxanda;
que viene a ser lo que el Naranco a Oviedo o el Tibidabo a Barcelona.
  • Ha nevado y nieva en Basauri, así que hablamos de cómo conducir en estas circunstancias. 
  • La Ertzaintza pone una multa cada dos minutos, parece una huelga a la japonesa. 
  • La DGT ultima un operativo que discrimina radares por tipo de vehículo. 
Pues ya iba siendo hora, porque no es que desee mal a nadie, pero la norma que sólo se hace cumplir a algunos siempre es injusta.
  • María Seguí asiste a una jornada sobre seguridad vial en el transporte por carretera organizada por Volvo. 
  • El Ministerio de Fomento ha vetado 1.350 km de carreteras nacionales a los camiones. 
¿Y esto no es anticonstitucional? ¿No atenta también contra la norma europea de la libre circulación de personas y bienes? Expliquen lo que expliquen, no deja de parecer un claro favor del Gobierno a las empresas concesionarias de las autopistas de peaje y por lo tanto una decisión arbitraria y corrupta. Sin olvidar que los peajes son un sinsentido que no debería existir.
  • Diez peatones han muerto atropellados en Euskadi en 2014, la cifra más baja que se recuerda. 
  • Uno de cada tres conductores menores de 34 años utiliza el smartphone cuando conduce. Pues me parece muy poco, y no sólo en ese grupo de edad.
  • El 60% de los conductores no sabe poner las cadenas para nieve. También me parece pequeño este porcentaje.

CHARLA DEL DÍA 11-2-2015.




  • Algo más sobre la nieve. 
  • Atascos en la carretera de La Arboleda por ir a disfrutar de la nieve. Lógico, si todos vamos a la vez a un mismo lugar. 
  • Más restricciones de velocidad y estacionamiento en Madrid para reducir la contaminación. Bueno, eso dicen; no me explico que los responsables municipales afirmen preocuparse tanto por la contaminación y no utilicen autobuses eléctricos desde hace años.
  • La Cátedra Española de Seguridad Vial y Movilidad pide que los ciclistas lleven casco, seguro y matrícula. 
  • Hormigas contra los atascos. 
  • Sancionado un guardia civil por burlarse de los conductores a los que multaba. Sin comentarios, salvo que me parece muy bien; es una falta de respeto inaceptable.
Bilbao, un policía municipal llama la atención a la peatona que cruza en rojo.
Fuente: El Correo.
Ay, la cátedra mencionada... algún día me gustaría escribir ampliamente sobre ella, documentándome bien primero, desde luego, porque daría mucho juego para un profundo y serio trabajo de investigación periodística; y por ver conducir a sus responsables, parafraseando a Bécquer, yo no sé lo que diera. El caso es que nos regalan una más de sus perlas y piden ahora que los ciclistas lleven casco, seguro y matrícula en sus bicicletas. Y, claro, como no podía ser menos en este país, donde dicen “piden”, en realidad, piden que sea obligatorio, cómo no.

El casco ya es obligatorio en vía interurbana, en urbana sólo para los menores de 16 años, como si luego no hubiese riesgo de romperse la cabeza; y la matrícula no, no es obligatoria y espero que no lo sea nunca, porque no le encuentro más sentido que justificar tasas e impuestos ya que sería ilegible prácticamente siempre. 

El seguro es muy recomendable, suele estar incluido en los seguros de hogar, pero conviene asegurarse de las condiciones del mismo y de los límites de cobertura que tiene. A veces leemos en las pólizas unas cantidades de dinero para reparar los daños que nos parecen altísimas y más que suficientes, pero no se confíen demasiado, un choque con otra bicicleta o con un peatón puede generar una reparación económica muy elevada e imposible de afrontar para la mayoría de las personas con sus ingresos y patrimonio, en cuyo caso también se respondería con los bienes futuros. Es un aspecto muy importante a tener siempre en cuenta. ¿Pero obligatorio? No acabo de ver esta necesidad. 

Zaragoza, Plaza de la Independencia.
Por la acera no, por favor. Nunca.
Los peatones necesitan un espacio exclusivo para ellos. y lo somos todos.
Fuente: 20 Minutos.
Lo que sí me parece imprescindible es educar desde niños, en casa y en la escuela, sobre la finitud de la vida y nuestra vulnerabilidad. No deja de asombrarme que nuestra sociedad actual viva tan de espaldas al dolor, la enfermedad y la muerte; tres aspectos consustanciales a la vida y por los que todos pasamos tarde o temprano. Me parece muy bien que el Estado sea laico, pero un cierto sentido religioso de la existencia, al menos, creo que ayudaría mucho a ser más responsables y a agradecer el bienestar propio y ajeno además de afinar el instinto de supervivencia. 

El miedo al dolor y a la muerte, por más que se quiera ignorar y evitemos enfrentarnos a él, no impide que lo sintamos igualmente a través del subconsciente, lo que nos lleva, a mi entender, a un falso carpe diem (tan de moda) que nos conduce por un camino de hedonismo y soledad, nada solidario y lleno de tentaciones para consumir drogas de mil tipos, legales e ilegales disolviendo almas y cerebros, haciéndonos literalmente desalmados. Es un suicidio cobarde, muy lento y en masa. 

Cuídense mucho concentrando sus luces, y pensando. 


Esteban 

P. D.: Lo siento, procuro ser muy cuidadoso, pero he perdido dos días de radio de este mes.

Etiquetas: conducir con nieve, conducir con hielo, consejos para el hielo, conducir con lluvia, casco, accidente con bici, susto en bicicleta, adelantando a ciclistas.

lunes, 8 de junio de 2015

IDEAS, TORRE DE LOIZAGA Y SORTEO.

Ayer domingo, participé como invitado en un taller de ideas en Torre de Loizaga con el fin de que algunas de las que brotasen puedan servir para la promoción del museo de automóviles que alberga ese lugar. 

Ayer, de pura casualidad y por primera vez, conocí "en persona" un McLaren.
Fuente: Facebook de Torre de Loizaga
Visitar esta magnífica colección de arte, técnica e historia tejida de sueños, esfuerzo constante y paciente trabajo urdido con amor y respeto hacia la labor ajena y propia, es un verdadero placer del que gozan todos los sentidos y que va más allá de la admiración por las propias máquinas, extendiéndose al conjunto de edificios restaurados con mimo que tienen por hogar. Un pequeño valle modesto y hermoso recoge sus raíces como un seno protector, discretamente próximo a la mar cantábrica y con su misma vocación universal y atlántica. Y el aire, tan etéreo, tiene esencia de magia serena, renacentista y romántica.

La Colección Miguel de la Vía es digna merecedora de ser mucho más conocida y disfrutada. Como de todos modos, escribiría sobre esta visita y su objeto, se me ha ocurrido que también participen ustedes, si lo desean, dejando en los comentarios las propuestas que consideren convenientes para atraer público a esta colección privada de automóviles ubicada en una comarca muy poco conocida de Vizcaya; muy tranquila, y yo diría, que sin ninguna estridencia, plena de belleza. 

A punto de comenzar "la tormenta de ideas".
De las tres personas que están al fondo y de pie, el señor de la derecha que tiene el
brazo extendido es
D. José Ángel Durán (El hombre que susurra a los Rolls Royce), 
responsable, entre otras cosas, del mantenimiento y cuidado de los automóviles. 
Aprovecho para agradecerle su amabilidad y excelente disposición. 
Fuente: Facebook de coneklab, organizador del taller.
Para motivar un poco más su colaboración, haré un sorteo con unas sencillas bases: 
  1. Desde la publicación de esta entrada y hasta las 24 h (hora peninsular de España) del próximo domingo 14 de junio, pueden dejar en la sección de comentarios de esta entrada sus ideas con el fin ya señalado.
  2. Cada persona puede hacer cuantas propuestas desee en un solo comentario o en varios. 
  3. Si al menos se llega a que 25 personas diferentes dejen un comentario con al menos una idea, sortearé un libro (Conducir sin miedo) entre ellas con gastos de envío incluidos para cualquier lugar del mundo. 
  4. Comenzando por asignar el número uno al primer comentario, y así sucesivamente, enumeraré a las diferentes personas que los hagan. Con este fin y por esta vez desactivaré la moderación de comentarios, de este modo aparecerán en el blog automáticamente y siempre los tendremos todos a la vista.
  5. Si una misma persona escribe, por ejemplo, tres comentarios, sólo tendrá un número para participar en el sorteo: el que le corresponda por orden de llegada del primero.
  6. Como, para celebrar el sorteo, deberá haber al menos 25 personas diferentes, tomando como referencia el orden en que han llegado aquí, el premio será para la persona cuyo número esté más próximo al que formen las dos última cifras del sorteo ordinario del cupón de la ONCE del próximo lunes 15 de junio. O la cifra formada por los tres últimos números, caso de que llegasen a participar 100 o más personas diferentes.
  7. En la noche del próximo lunes publicaré el resultado del sorteo, a partir de ahí, la persona afortunada sólo tendrá que enviarme una dirección postal por correo electrónico para remitirle el libro, indicándome si lo quiere dedicado y firmado; de ser así y para regalar, también necesitaría el nombre de la persona a la quiere dárselo. Por supuesto, en ningún momento publicaré su correo; tan solo el nombre con la que esa persona firme aquí su comentario.
  8. No me importa que alguien firme como anónimo, pero en este caso y para esta entrada, es mejor evitar coincidencias de nombres reales o ficticios, añadiendo (si es necesario) apellidos o alias que también pueden ser reales o no. Para evitar confusiones.
  9. Por esta vez, no participaré en los comentarios ni contestaré a ninguno, salvo pasado el sorteo o que sea necesario para resolver alguna duda, o porque cometa algún error por acción u omisión.

Isotta Fraschini Tipo 8 1925
Tienen toda mi gratitud por adelantado y les animo vivamente a que expongan cuanto se les ocurra; además, nunca se sabe qué puede pasar después. Les sugiero que abran los enlaces que dejo en “etiquetas” para que hagan un viaje virtual a Torre de Loizaga, o real, el próximo domingo también estará abierto. ¿Me harán el favor de difundir esta entrada? ¡Gracias, y que lo disfruten!

Esteban