Ocurrió el último martes del pasado mes a las 15:50 h en la autopista A-8 a la altura de Colindres, sentido Bilbao.
Ese 28 de febrero había salido de Gijón muy temprano, aún era completamente de noche, con rumbo a Bilbao, pero esta vez, con escala en Santander donde debía de estar toda la mañana. Llegué a esa ciudad a eso de las 8 y estuve hasta pasadas las dos de la tarde. El día era espléndido, con un cielo y una luz más propia del sur de España que de estas latitudes y disfruté del paisaje que ofrecía la bahía de Santander paseando al lado del mar desde casi Puerto Chico hasta el centro contemplando el abrazo que se dan aquí las montañas -nevadas las de más al sur- y el mar. Apetecía quedarse a vivir.
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Creo que salí hacia Bilbao pasadas las dos y media de la tarde, el día seguía perfecto, con muy buena visibilidad porque un viento suave y frío del norte mantenía la atmósfera limpia y nítida. Circulo por la A-8 con tráfico muy fluido a poco de alejarme de Santander. Paro en un área de servicio donde tomo una Coca Cola y un bocadillo, continúo la tercera etapa del viaje como hice en la segunda, circulando muy tranquilo a la velocidad máxima permitida (120 km/h) y muy excepcionalmente un poco por encima, adelanto a un camión poco antes de comenzar la suave bajada que lleva al viaducto de Colindres y salva la Ría del Asón, saliendo del puente hay una suave curva a derecha que lleva a una recta que acaba en otra amplia curva a izquierda.
El viejo y nuevo puente de la Ría del Asón, Cantabria. Foto tomada del sitio: commons.wikimedia.org |
En el último cuarto de la recta me parece ver un reflejo del sol en algún objeto que imagino en la mediana (estoy en el carril derecho de los dos que hay), uno o dos segundos después, me doy cuenta de que no es un reflejo si no una luz, me extraña poder ver en un día tan luminoso la luz de algún vehículo en la otra calzada, ¡claro, cómo no me va a extrañar! La luz está en el carril izquierdo de mi calzada, es de una moto circulando en sentido contrario en plena autopista. Me cuesta creer lo que veo, no va muy rápido, sobre 100, aproximadamente, y yo por ahí o algo menos, levanté el pie en cuanto vi que se trataba de una moto. Le doy destellos de luz larga y toco la bocina intermitentemente, veo que el camión que circula detrás de mí y tengo a vista en el espejo aunque a buena distancia, hace lo mismo. Pierdo de vista en el retrovisor a la moto, recupero velocidad, sigo, y sigo -casi un mes después- enormemente sorprendido de lo que he visto. ¡Me parece increíble! ¿Cómo se puede cometer un error tan grave conduciendo una moto?
Donde está el cursor, aproximadamente, me crucé con la moto. Foto tomada de Google Maps. |
“Nunca vi cosa igual” es una frase muy empleada en Asturias cuando uno quiere expresar su asombro, y también se usa mucho esta otra, más... autóctona: “Más gorda nun va al prau”. Pues eso. Nunca había tenido conocimiento de un suceso semejante, hasta el otro día, ni leído ni oído. Ha habido tres ocasiones (a parte de esta) a lo largo de mi vida en las que me he cruzado con otro vehículo que circulaba en sentido contrario en autopista; los tres eran turismos y los tres en los alrededores de Bilbao, de día, entre semana, yo iba dando clase de coche, sólo el conductor a bordo, en dos de los casos un hombre y en el otro una mujer, y en los tres -salvo por el nada despreciable detalle de que circulaban “a la inglesa” fuera del Reino Unido- parecía que conducían e iban bien. Ah, y ninguno de los tres era joven ni viejo, que conste; y los coches que conducían perfectamente normales, nada de tuning ni deportivos, pasaban totalmente desapercibidos.
Puente Nuevo de Colindres, Cantabria. Foto tomada del sitio: commons.wikimedia.org |
Volviendo a la moto, en la que por cierto no sé si era conducida por una mujer o un hombre (lo más probable) pues la persona que lo hacía llevaba puesto un casco integral, tan integral como el vacío de su cerebro, supongo. Bueno, a lo que iba, siendo muy grave el hecho de circular por sentido contrario en una autopista, creo que lo es bastante más si se hace en moto, y también, bastante más fácil rectificar el rumbo pues basta con arrimarse todo lo posible a la mediana para poder quedar completamente fuera de la calzada, esperar a no tener ningún vehículo a la vista, dar la vuelta y ya estaría circulando correctamente sin correr tan elevado riesgo de perder su vida y/o hacérsela perder a inocentes.
A veces, viajo con el teléfono móvil colocado en un soporte y éste sujeto con una ventosa al parabrisas para ir grabando en vídeo. Esta vez no iba así, en realidad lo hago pocas veces, pero me dio mucha rabia no haberlo hecho ese día; es más, el teléfono lo llevaba en un bolsillo de la chamarra y esta en el maletero. De haberlo llevado a mano lo hubiese puesto en “manos libres” y hubiese llamado a los servicios de emergencia (112) y, por supuesto, no con el ánimo de denunciar, sino de evitar, primero, la altísima probabilidad de que algún inocente resultase gravemente herido o muerto; segundo, de evitar lo mismo para el conductor de la moto. Pude parar en el arcén (muy peligroso) o tomar una salida (mejor opción), detenerme y llamar, mas no lo hice, y eso que siempre que veo alguna incidencia importante (animales sueltos, algo que cae de un camión...) en la carretera llamo al 112, pero, me pareció que pasaría demasiado tiempo, que el motorista corregiría rápido su error, que quizá el conductor del camión que me seguía hubiese llamado... en todo caso, al menos por él y por mí estaba bien avisado desde luego.
Salvo auténtica emergencia está prohibido detenerse en el arcén porque es muy peligroso. Foto tomada del sitio: sapiens.ya.com |
El fin de este relato es ampliar el campo de nuestra atención, estar más en guardia ante sucesos insólitos pero posibles, sin miedo y sin obsesionarse, recreándonos en ellos algunas veces con nuestra imaginación para tener preparada la respuesta correcta si nos toca vivirlos y reducir al máximo la posibilidad de accidente en ese caso.
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He pensado bastante en este suceso en estos días y seguiré haciéndolo, intentando -en vano hasta ahora- saber algo sobre qué demonios le pasa a una persona por la cabeza para que circule en moto por una autopista en sentido contrario. Sin embargo, estoy convencido de que este tipo de cosas son cada vez más probables porque en lo que veo del mundo, en esta parte donde nací y vivo hasta ahora llamada España, la crisis no solo ha hecho estragos económicos en un alto porcentaje de la población, también los hace en mentes, almas y conductas. “Cuidado”, en lengua vasca tiene su equivalente en una palabra que me gusta más para las situaciones de alto riesgo y que suena bastante más contundente: KONTUZ!
Esteban