Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
Nunca está de más deleitarse y aprender con la obra del gran poeta Antonio Machado. Seguramente, imagino, se preguntarán qué tienen que ver estos versos con ese título. Verán.
Hace ya unas semanas, todos los medios de comunicación se hicieron eco del propósito de la DGT (Dirección General de Tráfico) de imponer la obligación del uso del casco para circular en bicicleta por las vías urbanas. Actualmente, y en tanto no se apruebe la medida -lo que dudo bastante-, solamente es obligatorio el uso del casco en esos vehículos por las vías interurbanas.
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Les presento mi bicicleta. |
Hasta ahora, desde que la DGT anunció su intención han aparecido regularmente en prensa, radio y televisión referencias a este asunto, y va para largo, pues la discusión está servida y el enfrentamiento, como es habitual por estos pagos, también. De la mano de las mencionadas noticias han llegado, para mi sorpresa, un buen número de estudios procedentes de diversos lugares del mundo que, convenientemente manipulados y tergiversados, hacen que cada uno de ellos tanto sirva a tirios como a troyanos; esto sí que no me sorprende. Desgraciadamente. Porque me parece una verdadera desgracia que la sociedad española utilice cualquier excusa para polarizarse y enfrentarse, levantar barricadas y empezar la pelea; cómo nos gusta, Dios mío. Casco sí o casco no, es lo de menos. Parece que sufrimos un estigma, una condena que nos empuja a la lucha fratricida, pues creo que la principal raíz de esta discusión está en ella. De ahí los versos de mi admirado Machado.
Todos los vehículos de dos ruedas, por definición, tienen un equilibrio inestable. Esto no admite discusión, es física. Luego, todos los usuarios de estos vehículos -obviamente- deberían llevar casco, en todas las vías y siempre; esto tampoco admite discusión. Otra cosa, es si resulta conveniente hacer obligatorio su uso para todos y siempre. Pienso que no, dado el hecho de que omitir el uso del casco cuando se circula en bicicleta, hace imposible causar daño a terceros. Claro, que este razonamiento es igualmente válido para las vías interurbanas y los usuarios de ciclomotores y motos. Incluso con respecto al uso del cinturón de seguridad cuando sólo va el conductor en el coche (vieja discusión).
Aún cuando, efectivamente, si viajo solo en coche y por no utilizar el cinturón me hago daño; o en un vehículo de dos ruedas, y por no llevar casco sufro lesiones, se me puede argumentar, y con razón, que sí causo un perjuicio a la sociedad: utilizo recursos de la misma para que me atiendan y curen, y en términos económicos pueden suponer muy poco o muchísimo dinero. También sucede, que en el caso de bicis, ciclomotores y algunas motos sus conductores pueden ser menores de edad, lo que sin duda añade problemas jurídicos. Pero no es mi intención entrar en ninguno de estos dos aspectos, solamente los apunto porque son ciertos y están ahí.
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Lo del casco para las bicicletas no es nada nuevo. Este datará, aproximadamente, de 1960. Fuente: www.forocoches.com |
Lo que llama poderosamente mi atención son las falacias que “argumentan” la aparente mayoría que se muestra contraria a la utilización del casco en bici y en poblado, negando las evidentes ventajas de su utilización. Es perfectamente admisible, por ejemplo: No estoy de acuerdo con que me obliguen. Bien. Pero, por favor, que no me digan que si te atropella un coche el casco no te sirve para nada. Tal afirmación, en sí misma, es falsa. Habrá accidentes en los que sea igual ir con o sin casco, pero sin duda alguna, habrá otros en los que el casco será determinante para evitar una lesión grave o la muerte.
También se ha dicho reiteradamente, que obligar a utilizar el casco supondría que mucha personas dejen de utilizar la bicicleta; que quienes aún no la usan no se animarán a hacerlo, que las ventas de bicicletas bajarán más que significativamente, que así no llegaremos nunca a una “movilidad sostenible”... Estas dos palabras parecen un mantra, mira que lo he intentado, pero a mí no me dan esa aparente y visible satisfacción que a tantos les genera sólo el hecho de pronunciarlas. Lo de que se vendan menos bicicletas por esto del casco, me parece poco verosímil, y desde luego, no deseo ningún mal a sus fabricantes, pero la DGT no tiene entre sus competencias y obligaciones cuidarles; además, los supuestos perjuicios, muy probablemente los eviten modificando su estrategia de marketing. Y si alguien no se anima a andar en bici (o deja de hacerlo) porque sea obligatorio ponerse el casco, sin duda, es que está muy justo de ánimo para esa tarea.
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Este sí es mi casco. |
Otra cosa que no me sorprende, pero que me resulta de una irresponsabilidad escandalosa, es la oposición ostentosa y pública de muchos ediles y alcaldes en contra del propósito de la DGT, a la que se suman partidos políticos, asociaciones de ciclistas, etcétera. ¿No se dan cuenta estos concejales, de que si en su municipio se produjese un accidente en el que un ciclista resultase gravemente herido o muerto (en última instancia por no llevar casco) incurrirían en una grave responsabilidad moral, sin duda, cuando no también civil y penal? Otra pregunta: ¿Tantos como parecen estar en contra del uso del casco para andar por poblado en bici, permitirían que sus hijos no lo utilizasen?
En los últimos años, muchos ayuntamientos de España, han dispuesto de un servicio de alquiler de bicicletas y de distintos lugares de aparcamiento para las mismas por un precio muy asequible e incluso gratis, con el fin de que cualquier persona pueda tomar una aquí y dejarla allá, para fomentar su uso. Personalmente no me gusta la medida, es una de tantas cosas, en la que me viene muy rápido a la cabeza esa famosa frase que tantas veces hemos oído en las películas estadounidenses: “No con mi dinero.” Pero bueno, qué se va hacer, tampoco será tanto ni tan grave. Lo cierto es que pocas personas son usuarias de ese servicio (al menos en Bilbao y Gijón, que es donde más lo conozco), no he buscado datos al respecto en ninguno de estos ayuntamientos, pero salgo y ando por la calle y pasan días enteros sin ver una sola bicicleta municipal circulando. Yo no las he utilizado nunca (si quiero andar en bici uso la mía, sé cómo está), tampoco veo en absoluto que esa idea sea una pieza clave para “la movilidad sostenible”; por más que algunos se empeñen, la mayoría de los habitantes de una población no utilizará la bicicleta como medio de transporte nunca, ni aunque se la regalen (muchos la venderían, seguramente); y, en general, salvo excepciones, claro, no veo en la bicicleta una alternativa real de transporte -eso que la utilicé mucho con este fin siendo chaval-; ni aunque prohiban el uso del automóvil privado, siempre que se mantenga un transporte público suficientemente eficaz, claro está.
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Carril bici en Durango, Vizcaya. Me gusta. Bien delimitado, dentro de una acera muy grande, arbolado y con hierba. Claro, que no hay muchos sitios donde se puedan hacer carriles así. |
Pensando en esta entrada, me he dado cuenta, de que el casco se utiliza en muchas otras actividades de forma muy generalizada y, sin que yo sepa, nada ni nadie obligue a ello; por ejemplo: bici de montaña en montaña (no es vía urbana ni interurbana), cuando se monta a caballo, escalando, esquiando, haciendo snowboard, en espeleología, parapente, ala delta, paracaidismo (en estos tres últimos casos hasta puede parecer ridículo), rugby americano, hockey, frontón... Y seguro que hay más.
Personalmente, yo no obligaría a utilizar el casco a los ciclistas en vías urbanas, pero sí haría una campaña permanente de las ventajas de su utilización, sobre todo en las escuelas, a los niños. Y no creo que fuese muy difícil convencerles, todos los ciclistas profesionales los llevan; además, ¿acaso no usan rodilleras y protectores para las espinillas cuando juegan al fútbol? Pues lo mismo.
Ya en clases de teórica comentaba a mis alumnos que utilizar la bici de forma regular ayudaba a aprender mejor y más fácilmente a conducir un coche (a mí me ayudó, y mucho), y solía preguntar si había alguno que la utilizase bastante. Pocas veces contestaba alguno de modo afirmativo, siempre hombres -excepto en dos ocasiones-, y siempre (y a todos), su experiencia previa con la bicicleta les resultó positiva en la autoescuela. Pero también siempre, les decía a quienes carecían de esa práctica, que no era plan de ponerse a andar en bici sólo con el fin de conseguir aprender a conducir en algo menos de tiempo y, por tanto, de un modo algo más económico. Demasiado riesgo y demasiado tarde, pues ya estaban en la autoescuela.
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Avda. de la Constitución (Gijón) Otro carril bici bien protegido. También me gusta. |
Parece olvidarse con frecuencia que el uso de la bici, per se, implica riesgo: el equilibrio es inestable y se puede circular en ellas muchas veces con relativa facilidad entre unos 20 y 50 km/h; que incluso con la bici parada uno puede caerse. También se olvida, que andar en bici en vía pública conlleva obligaciones que generalmente se omiten demasiado. Naturalmente, que alguien incumpla sus obligaciones no le priva de sus derechos ni del escrupuloso respeto que siempre debe merecernos su integridad física. Una obligación que tenemos todos, siempre, es cuidarnos. Salta a la vista en cuanto se sale a la calle y se llevan los ojos abiertos, que no pocos ciclistas y peatones actúan como si fuesen inmortales e inmunes a cualquier daño.
Tampoco dicen nada, quienes protestan contra el uso del casco en ciudad para andar en bici, de que eximan de esa obligación a quienes utilizan ciclomotores y motos, después de todo, la velocidad máxima permitida para todos ellos es casi igual: 45 km/h para ciclos y ciclomotores, 50 km/h para motos. Por otra parte, se está hablando de vías urbanas, ¿Alguien sabe de algún caso en que un policía municipal denuncie a un ciclista por: circular por la acera, pasar un semáforo en rojo, no ceder a peatones, no detenerse en un STOP... por ejemplo? Yo no he conocido ninguno, jamás, y dudo muchísimo que se pongan a denunciar ahora por ir sin casco, si se diese algún caso sería puramente anecdótico. Existe una norma, verdaderamente escandalosa, que permite a los ciclistas, a partir de los 14 años, circular por autovía si (como siempre) no hay señal expresa que lo prohiba. Nunca supe que ninguna asociación de ciclistas, municipios, partidos políticos... protestasen contra esa manifiesta invitación a morir en la carretera.
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Un aparcamiento de bicicletas del Ayuntamiento de Bilbao.
Fuente: www.deia.com |
Creo que conozco más o menos bien paisaje y paisanaje de esta España nuestra “a veces madre y siempre madrastra” como dijo Blas de Otero, otro querido poeta. Y, en base a eso, creo que detrás de esa postura de renegar del uso del casco y otras (de las que seguramente hablaré otro día), en el fondo, está la idea de que a alguien se le ocurre un día que mejor va en bicicleta a... dónde sea, seguramente cuatro días de verano; y enseguida cae en la cuenta de que... ¿por dónde? Por la acera mal, por la calzada le da miedo... Entonces llega a la conclusión de que le hagan caminos para él; cuando ve que no es suficiente, que los coches vayan más despacio (cuanto más juntos y lentos, más riesgo de accidente); así que cualquier día, o el próximo verano, querrá que le quiten los coches.
Vivimos en una sociedad, que infantiliza y protege (aparentemente), que tiende a anular hasta el instinto de supervivencia (lo logra no pocas veces), y si hay alguien más bajo que el resto, como leí una vez en un libro de Jorge Bucay, se le cortan las piernas a los demás hasta que estemos todos a la misma altura. Si no lo han hecho ya y se animan a pensar un poco en esto se darán cuenta de que ésta es la raíz de muchas normas y la razón central de muchos discursos de protesta.
Esteban
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