lunes, 30 de septiembre de 2013

CONDUCCIÓN NOCTURNA EN POBLADO. CÓMO ACTUAR.

¿Qué hacer para evitar un accidente en vías urbanas siendo de noche?

Llevar los cristales (sobre todo por dentro) y espejos limpios, y estos bien colocados. Y ya puestos, también luces, delanteras, traseras y placa de matrícula trasera. Nunca se debe  desempañar con la mano, por limpias que las tengamos, quedan restos de grasa corporal que generan pequeños pero molestos reflejos cuando en ellos inciden otras luces.

Es vital tener siempre presente que los ciclistas
pueden moverse mucho más rápido que los peatones.
Fuente: bicicletasciudadesviajes.blogspot.com.es
Conviene conocer perfectamente cómo funciona el sistema para desempañar los cristales y utilizarlo generosamente, entrenando para ello cuanto sea necesario con el coche estacionado; también se pueden hacer unas fotos al interior del coche y estudiarlas tranquilamente en casa. Los espejos exteriores con regulación eléctrica tienen siempre una resistencia que hace que el agua que se acumule en ellos se seque, se activa con la luneta térmica y se desconecta sola pasados unos quince minutos. Ni es necesario preocuparse de desconectarla.

Desterrar de nuestra mente pensamientos del tipo: “total, para ir ahí al lado”, “si hago ese recorrido todos los días”, etcétera. Pues mejor nos mentalizamos de que es la primera vez o ponemos el mismo interés que si tuviésemos que andar por una ciudad más grande que la nuestra y totalmente desconocida. En este sentido, ayuda mucho más de lo que parece cambiar de vez en cuando nuestro recorrido habitual, aunque se rodee un poco, nos mantendrá más vivos y despiertos.

Por supuesto, siempre debemos de ir muy atentos, aunque sólo demos una vuelta a la manzana de nuestra casa. Podríamos pasarnos horas dando esas vueltas, y comprobaríamos que, en cada una, se dan circunstancias diferentes.

Cuanto más nos sintamos en “nuestro territorio”, mayor ha de ser el esfuerzo por mantener una atención elevada y la guardia en alto. Es muy tentador dejar que nuestra mente se ocupe en pensar mil cosas para las que no hemos tenido tiempo antes. Para ello es muy importante crear el hábito de que cuando nos ponemos a conducir, nos centraremos sólo en esa tarea, en hacerla lo mejor posible; comprobaremos en poco tiempo que la mejoramos notablemente y conducimos más seguros. Piense, por ejemplo, cómo le gustaría que trabajase la mente del conductor del autobús que le llevase de pasajero. Pues eso. Ahora se lleva a usted, cuídese tan bien como le gustaría que le cuidasen. ¿A qué es fácil?

Respecto a lo anterior, se puede pensar, no sin razón, que el conductor del autobús lleva a 50 personas y yo voy solo. Cierto, pero es posible, que conduciendo solo en un coche, cometa un error que provoque el accidente de un autobús, a cuyo conductor no le dejé ninguna opción de evitarlo. Esto se nos suele olvidar mucho. Sin que sirva de precedente, como dice la DGT: “Estamos todos conectados”. Me ha gustado este vídeo.



En terreno conocido, también nuestros pasajeros tienen una tendencia innata a interferir en nuestra atención con palabras o gestos. Es imprescindible pedirles que, por favor, eviten hacerlo y que si les pedimos ayuda nos la presten diligentemente; por ejemplo, cambiando la posición de su cabeza para poder ver mejor en una intersección. Personalmente, cuando llevo a más de una persona conmigo, me resulta muy fácil abstraerme de la conversación que puedan mantener entre ellas, y de la radio; excepto en circunstancias que me resulten muy difíciles, en las que desconecto la radio y exijo silencio absoluto. Como, con nuestros pasajeros suele haber confianza, es fácil que se resistan, se rían, nos increpen... y hasta que se burlen; cuando esto ocurre, hasta ahora siempre me ha dado un excelente resultado preguntar muy serio con voz alta y clara “¿Quieres que te mate?” Santo remedio. Ya habrá tiempo luego de disculparnos por el tono o el imperativo manu militari, si hace falta.

La ropa de abrigo y los guantes también son un estorbo que conviene dejar en el maletero o en los asientos traseros, si hace frío, usemos la calefacción. “¿De aquí ahí?” Pues sí, da igual que vayamos a andar 100 m o 1.000 km. Además, si está tan cerca, ¿para qué ir en coche?

Si está lloviendo, antes de tocar los pedales conviene secar las suelas de los zapatos en la alfombrilla del coche; si nuestros pies se han ido muy rápido hacia los pedales merece la pena secarlos con un pañuelo de papel o un trapo.

Al menos, todo lo importante hay que saber manejarlo sin quitar la vista de la carretera.
Con unas fotos y el manual del coche podemos estudiar su salpicadero en casa.
Hagamos como los niños: curiosidad y entusiasmo.
Fuente: espaciocoches.com
Es imprescindible ir muy atentos cuando es inevitable circular cerca de coches estacionados, especialmente vigilantes cuando alguno de estos vehículos sea un furgón o un contenedor de los que tan estratégicamente mal colocan muchos ayuntamientos al lado de los pasos de peatones. Aun habiendo sólo turismos estacionados, siempre puede haber algún niño que cruce entre ellos y por su baja estatura no le veamos a través de sus cristales. Es importante acostumbrase a hacer bailar el pie derecho hacia el pedal del freno muchas veces, aunque no se toque, e incluso llevarlo encima de ese pedal en prevención en los lugares más difíciles, lograremos detener el vehículo bastante antes, si fuese necesario. Y si tenemos ABS, freno y embrague a fondo y fuerte, sin contemplaciones, casi a la vez, o al mismo tiempo, que resultará más fácil.

Cambios de dirección. Debido a la estrechez  de tantas calzadas en la mayoría de las poblaciones, esta maniobra tan común y reiterada en vías urbanas (que, en sí misma, no ofrece mayor dificultad) apenas permite margen de error y obliga a prepararla bien prestándole mucha atención, especialmente cuando es de noche; más aún cuando nos encontramos con algún automóvil estacionado con demasiada separación respecto a la acera, parado muy próximo a la esquina o incluso en doble fila; también, cuando encontramos pasos para peatones elevados antes y después de doblar la esquina y semáforos con una sola luz (generalmente bastante alta y fuera del campo visual del conductor) que puede estar apagada o ámbar intermitente, cuando los peatones tienen su muñeco verde. Semáforos que, por cierto, son una auténtica trampa tanto para conductores como para peatones. Además, los pasos pare estos últimos suelen estar situados muy próximos a las esquinas de forma que, en muchos casos, el primer coche que inicia el giro, si ha de detenerse, impide o dificulta continuar de frente a quien le sigue.

Fuente: www.tucumanhoy.com
La velocidad en el inicio del giro ha de ser muy baja -es sumamente probable que tengamos que detenernos-, siendo conveniente empezar a frenar antes de girar las ruedas y tener muy presente la también muy probable presencia de peatones a los que habrá que buscar con la vista cerca de los límites de la acera con la calzada por ambos lados de la calle. Hay otro inconveniente que se suele ver bastante: un carril bici antes y al lado del paso de cebra. Y recordar una norma que muchos olvidan y pocos saben: que en estos casos, aunque no exista paso de peatones, si los encontramos cruzando la calzada -ya en ella- tienen preferencia, lo mismo sucede con los animales. Con todas estas dificultades en tan poquísimo espacio, la marcha ideal a llevar engranada es la segunda (y no pocas veces la primera), el pie izquierdo encima del pedal del embrague (sin tocarlo) y el derecho sobre el freno pisando y modulando, salvo cuando no sea posible porque la calle en la que entramos está en pendiente ascendente, por ejemplo, en este caso, si nuestro pie derecho ha de estar en el acelerador, al menos debe estar muy en alerta para “volar” al freno.

Girando a la derecha o, en calzadas de sentido único a la izquierda y por la izquierda, es cuando más difícil resulta ver a peatones y en general cualquier señal, por lo que resulta imprescindible estar dispuestos a moverse en el asiento del conductor inclinando el tronco, girando la cabeza, agachándola y subiendo la vista, estirando el cuello... Buscando ampliar nuestro campo visual y no perdernos nada importante, es imprescindible hacer movimientos rápidos, ágiles y precisos sin limitarse a ir cómodamente sentados. Cuando se conduce se trabaja.

A las pequeñas gotas de lluvia no les gusta moverse.
Fuente: www.clubseis.com.ar
Una cosa que suele ocurrir fácilmente en los cambios de dirección, con los motores de muchos coches, especialmente turbo-diésel, si vamos en segunda velocidad, es que iniciemos el giro con freno y cuando vemos que podemos ir quitando presión en el pedal (sin soltarlo del todo), el coche nos sorprende con un fuerte tirón hacia adelante. Esto sucede porque los sensores que pasan información al sistema de gestión electrónica del motor hacen que aquel interprete que este está a punto de calarse y entonces el programa durante unos instantes ordena inyectar más cantidad de combustible con el fin de evitarlo.

Cuando esto no se conoce, nos ha pasado pocas veces, se tiene poca experiencia... Lo normal es que uno se asuste y tienda a soltar completamente el freno y abrir el giro, tiene fácil solución: si estamos seguros de que ya no es necesario frenar se suelta y listo; de lo contrario pisamos el embrague a fondo (se desconecta motor y ruedas), continuamos frenando lo que sea preciso y en cuanto podamos cambiamos a primera aun sin habernos detenido del todo. Este efecto puede ocurrir con cualquier marcha, pero la forma de actuar es siempre igual. En mi opinión, esta “ayuda” sobra totalmente, es una fuente de problemas. Pero tiene fácil solución, y lo más importante es evitar dejarnos llevar por el susto.
Un fenómeno muy frecuente en otoño es la lluvia, en el norte de España hay una muy típica que consiste en una fina cortina de agua que se precipita suave y constantemente (a veces durante días enteros) formada por gotas de agua muy pequeñas que cuando llegan a los cristales del coche se quedan ahí, deslizándose muy lentamente por ellos y dificultando notablemente la visibilidad por todas las superficies de vidrio que no barren las escobillas del limpiaparabrisas. En estos casos, utilizando los elevalunas eléctricos, suelo aprovechar la detención en un semáforo o un atasco para bajar y subir las ventanillas y mantenerlas libres de esas molestas gotas unos minutos.

Reflejos
Fuente: www.photoree.com
Con los cristales mojados y durante la noche, en ciudad, siempre se producen molestos reflejos de las luces de otros coches, semáforos, farolas, escaparates, anuncios... Conducir así exige mucho más esfuerzo, cansa notablemente, produce fatiga visual y no es nada raro que hasta aparezca dolor de cabeza. El máximo nivel de dificultad nos llega con la iluminación navideña. También es necesario prestar una atención extra a maniobras tan sencillas como estacionar, especialmente en los aparcamientos de centros comerciales.

Podemos habituarnos a todo esto, pero lleva un tiempo sobrellevarlo bien. Lo más importante es que seamos generosos con nuestro nivel de atención y capacidad de trabajo, el sabernos en terreno tan conocido hace muy fácil que seamos tacaños. Este es el mayor peligro, pero podemos evitarlo. ¡Ánimo y a la faena!

Esteban

sábado, 28 de septiembre de 2013

UN PARÉNTESIS PARA DOS NOTICIAS

Efectivamente, como ya habrán imaginado, una es buena y la otra mala. Pero eso sí, la buena es excelente, y ha generado en mí una gran alegría y una profunda gratitud. Tan es así, que no me resisto a dejar constancia de ella aquí, aunque supiese de antemano que todos ustedes la conocen, ¿cómo no rendir un mínimo y modestísimo homenaje a un hombre que me salvó la vida? Y la suya, prácticamente la de todos.

Gracias, señor Petrov. ¡Muchísimas gracias!
Fuente: leyendasyfabulas.com
Reconforta saber que hay personas que no idolatran la tecnología (algo tan frecuente), que tienen espíritu crítico (tan escaso), que piensan por sí mismas, que tienen el valor de tomar decisiones por las que les pueden cobrar un altísimo precio, que arriesgan, que se olvidan de sí mismas en beneficio de los demás. Reconforta saber que este no será el único caso, que ha habido, hay y habrá muchos más; personas anónimas que a diferentes escalas y en distintos ambientes actúan movidas por los mismos principios. Toda  mi gratitud y admiración para ellas, que hoy personifico en el señor Stanislav Yevgráfovich Petrov.

Pueden ver aquí la noticia por la que tuve conocimiento de esta espléndida historia.
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La siguiente historia es mala, pero ocupa una escala casi infinitamente menor y aunque no ha terminado -por el momento- parece que el principal capítulo está escrito y, sin que se pueda afirmar que tiene un final feliz, por fortuna, tampoco es desgraciado.

Fuente: www.andalucianoticias.es
Tuve conocimiento de este suceso a través del blog de Asextra (Asociación de Examinadores de Tráfico), el mismo día en que publicaron el artículo, el pasado miércoles, y unas horas después (recién comenzado el jueves) les envié un comentario. No es la primera vez que escribo a ese blog, pero han pasado dos días y el mencionado comentario no aparece, ni ningún otro. Sin embargo, sí se ha publicado posteriormente la misma noticia recogida en otros medios, por lo que entiendo que mi comentario alguien lo habrá visto. Pero bueno, pudo haberse dado un error o cualquier circunstancia por la que no se publicó, o yo mismo me equivoqué, o creí haberlo enviado y no lo hice... De modo, que por si acaso, y encabezándolo con una breve nota aclaratoria, lo volví a remitir ayer por la noche alrededor de las 22:30, al tiempo que procuré poner mucha atención en evitar equivocarme. Hasta ahora, a las 04:22 del 28 de septiembre, en la referida entrada del blog de Asextra sigue sin aparecer ningún comentario. Pueden ver la entrada de la que hablo aquí y a continuación lo que escribí respecto a ella.

En primer lugar, pongo todo mi deseo en que ese examinador cure perfectamente de sus heridas y quede libre de secuelas.

En segundo lugar, me avergüenza totalmente y me causa una profunda tristeza que un compañero de oficio haya sido protagonista de esa agresión.

Para mí, la violencia solamente está justificada en dos casos: Legítima defensa propia o de terceros, y en ambos casos, siempre que sea la única alternativa y huir sea imposible.

Ahora bien, y dejando constancia de que cuanto escribo en adelante en absoluto pretende justificar tan detestable suceso, tal como se dice en el relato, parece que hubiese sido suficiente con que el examinador aplazara la prueba a los alumnos (ellos no tenían ninguna responsabilidad), ¿Para qué dar parte a la Jefatura? ¿Por los “malos modos”...? Es difícil valorar esto, desde luego, pero es razonable pensar que no es, necesariamente, un motivo suficiente. Claro, que tampoco hay ninguna garantía -visto lo visto- de que el profesor no hiciese lo mismo aunque el examinador hubiese dicho algo así como... Pues lo siento, pero si no funcionan los chivatos... o los arreglas pronto o no examino. Y sin que los alumnos sufriesen más perjuicio (pudiendo reclamar por él a la autoescuela) que ver aplazada su convocatoria.

Entiendo que toda asociación proteja a cualquiera de sus miembros siempre que sea necesario, por supuesto, pero discrepo de algunas expresiones formuladas en la última parte del artículo, por ejemplo: “que a este individuo le caiga todo el peso de la ley”. Hombre, se da por hecho, además ya se ha formulado denuncia; pero también entiendo que ahí, nada puede hacer ninguna asociación porque sólo un juez puede aplicar la ley. Y la ley también dice que todo acusado es inocente en tanto no se demuestre lo contrario, cosa que no se dará hasta que haya una sentencia firme y condenatoria,  lo cual no impide tomar medidas preventivas siempre que proceda. Y todo esto es así, por más que los hechos nos hagan ver el delito unánimemente obvio.

Seguramente, y con independencia de en qué derive el proceso penal, cabe una sanción administrativa contra este profesor por parte de la Jefatura Provincial de Granada, pero también tendrá que ser ajustada a derecho y, aunque no soy experto en leyes, dudo mucho que se pueda impedir ejercer su oficio a ese profesor de por vida, tal como se afirma en el artículo: “y por supuesto, no vuelva a ejercer de profesor de autoescuela”. Hasta al autor del más abyecto crimen se le reconoce su derecho y posibilidad de reinserción, además, en España, la condena perpetua y a muerte, afortunadamente no existen.

Personalmente, y me consta que no soy el único lector de este blog que lo piensa, agradecería ver la firma de una persona física en sus artículos, independientemente, de que aclare o no si lo hace representando a la asociación.

Un cordial saludo.

Ay, ese colgante, camarada.
Fuente: Internet
Hay algo que también me resulta raro en el blog de Asextra, ayer por la mañana publicaron una entrada recogiendo esta noticia, también envié un breve comentario, pocas horas después desaparecieron ambos; bueno, lo que yo escribí no lo vi publicado. Lo pongo a continuación.

Se me ocurre una pregunta, señor Valero: ¿Cómo puede estar convencido de que esas cosas no volverán a ocurrir cuando es obvio que, desgraciadamente, sucesos semejantes pueden repetirse en cualquier momento? Un saludo.

Hasta esta noche no había visto más noticias del suceso, pero encontré esta que me parece muy significativa pues en ella hay un vídeo y habla el examinador afectado; parece evidente que no hay ninguna trampa y lo que dice confirma lo que apuntaba en mi primera respuesta ese: “tendría que informar a mi superior”, a mi juicio es totalmente desproporcionado. 

Fuente: www.viviredimburgo.com
Los chivatos del doble mando de los coches de autoescuela han dado problemas frecuentemente toda la vida, salvo que el examinador sea muy novato tiene que saberlo de sobra y, aun así, supongo que en el curso de examinador le advirtieron de ello. Todos los de mi oficio hemos tenido problemas en los exámenes a cuenta de los chivatos, pero desde luego en este asunto los examinadores deben ser flexibles, saben que los contactos de esos testigos van en los pedales y están machacados, es inevitable; pero no debería suponer ningún problema porque si la persona que examina va atenta percibe perfectamente si el profesor actuó o no sobre el doble mando sin necesidad de que funcione ningún chivato.

Hace muchos años que vengo diciendo que, para mí, los exámenes prácticos deberían hacerse como en el Reino Unido, donde en el coche solamente van alumno y examinador; de este modo los profesores ganaríamos mucho en salud y en calidad  de vida, pero mucho. Y si además el coche lo pusiera Tráfico, ¡perfecto! Aunque tuviese que pagar las tasas la autoescuela y costasen el doble. Vamos, es que hasta rejuvenecemos. 

Esteban

martes, 24 de septiembre de 2013

CONDUCCIÓN NOCTURNA EN POBLADO. PANORAMA GENERAL

Está recién comenzado el otoño con unos espléndidos días de verano por estos lares, lo cual celebro. Pero es inevitable que progresivamente, cada día, nos traiga un poco menos de luz y algo más de oscuridad con lo que tendremos que conducir de noche a primeras horas de la mañana y casi de media tarde en adelante también.

¡París! La Ville lumière
Fuente: www.2ominutos.es
Muchas de las personas que habitualmente utilizan sus automóviles en días de labor, lo hacen en la población en que residen, sus alrededores u otras poblaciones próximas y, difícilmente, sus trayectos de ida o de vuelta superen los 50 km pero, seguramente, harán ambos de noche.

En principio, este tipo de recorridos nocturnos no parece que ofrezcan demasiada dificultad, son conocidos (ojo, con los excesos de confianza), estarán iluminados con farolas suficientes, pero, en muchas poblaciones, casi nada más abandonarlas y pretendiendo un importante ahorro amparándose en la dichosa crisis, esas farolas están apagadas.

En la autopista A-8, sentido Santander, en cuanto se deja la provincia de Vizcaya las farolas están apagadas -ya hace unos años-, y ese tramo de autopista, al menos hasta Laredo, exige bastante más atención de la que su nombre indica, pues hay muchos tramos en considerable pendiente, cambios de rasante en curvas demasiado cerradas, frecuentes cambios de 2 a 3 carriles y viceversa, pasa muy próxima a la mar y enseguida es barrida por lluvia y viento con todos los frentes que vienen del oeste, noroeste y norte. 

Estos elementos deberían prodigarse muchísimo más en nuestras carreteras.
Fuente: balizamiento.com
Y todo el mundo sabe, imagino que la pertinente autoridad también, que esta carretera es altamente transitada por muchos vizcaínos que trabajan en su provincia pero viven en la vecina Santander, en poblaciones como Castro Urdiales -principalmente- y otras aún más al oeste como Laredo, Noja, Ajo... Para más inri, de noche y lloviendo parece que la pintura de las rayas que delimitan los carriles y bordes de la calzada se diluye con el agua. Tampoco se prodigan esos trozos de plástico reflectante encastrados en los guardarraíles, hay pocos hitos, casi ningún “ojo de gato”... Señales todas, que generosamente empleadas son muy útiles, baratas y efectivas. Hace más de treinta años que he visto “ojos de gato” en carreteras inglesas, muy locales, en el centro de la calzada, muy seguidos y con luz. Pero estamos donde estamos, qué se va a hacer, y los responsables de las carreteras en este país deben pensar que el sol nos ilumina las veinticuatro horas y que la noche llega cuando uno cierra los ojos. En fin.

Y estos, pero en otro tipo de barreras, claro.
No me extraña que los motoristas insistan en que se sustituyan,
he visto con mis ojos en dos ocasiones coches cortados, literalmente.
En uno de ellos, los dos ocupantes resultaron milagrosamente ilesos, el guardarraíl
atravesó el coche longitudinalmente por el centro; en el otro, su único ocupante murió en el acto.
Fuente: balizamiento.com
Estos casos, similares y peores, los he visto en otros muchos lugares de España, sin embargo, lo peor de conducir de noche, en general, para mí, está dentro de las vías urbanas, vamos, totalmente en poblado o ciudad, como prefieran. Hace años que llevo diciendo que, si pudiera, pasado el Pilar, o como mucho, el día de Todos los Santos, y hasta mediado el mes de enero, no daría clases de coche y, puestos a pedir, emigraría durante ese tiempo a un lugar más luminoso y cálido. Y volando, ¿no son tres deseos? Pues ya están.

Las vías urbanas suelen estar suficientemente iluminadas, pero hay un periodo de tiempo de entre unas dos a cuatro horas, aproximadamente, en que están llenas de peatones y a muchos de ellos es difícil verlos, pocos hacen por ser vistos, suelen llevar ropa oscura, no se aprecia si nos miran o no, suelen andar de un modo bastante anárquico; y, más si el tiempo está claramente desapacible con frío, lluvia y viento, por ejemplo, lo que les lleva a moverse con prisa para estar lo menos posible a descubierto. A los que llevan el paraguas abierto se les ve mucho mejor, pero algunos, con tal de no mojarse no lo levantan ni para ver el semáforo. A este panorama, se une que los días de lluvia el tráfico se incrementa de modo notable, diríase que muchos utilizan el coche a modo de paraguas. 

También está muy presente la posibilidad de resbalar y caer; y esa pintura perversamente deslizante de los pasos de cebra... ¡No me puedo creer que eso no se pueda evitar! O, si no, que se cambien los pasos de cebra por una rayas transversales anchas que sólo los delimiten a la vez que sirven de líneas de detención para los vehículos y se deje el espacio para los peatones con el asfalto normal de la calle, mucho más adherente que las malditas rayas blancas. 

Aquí no se resbala y se ahorra pintura. ¿Qué más quieren?
Fuente: elduendedelaradio.com
Título: Peatones por Madrid
Solamente vi una vez, en Madrid, en el Paseo de la Castellana unos pasos para peatones que me parecieron perfectos, eran como de plástico blando, gomoso; además llovía y pude comprobar que no se resbalaba nada. No sé si seguirán o si se habrán extendido, me temo que no, esto fue hacia finales de los ochenta.

De unos quince años acá, aproximadamente, en muchas vías urbanas de muchas poblaciones, conducir se ha convertido en una difícil tarea porque se han estrechado las calzadas, se han ensanchado las aceras (muchas veces sin ninguna necesidad) y se las llena de obstáculos, se han convertido muchas calles en peatonales o semipeatonales y en no pocas ciudades ha vuelto a aparecer el tranvía, una fuente constante de problemas y accidentes, un anacronismo que sólo puedo entender como tantas infraestructuras y obras que, con dinero público, sólo  sirven para enriquecerse cuatro amigos y financiar partidos políticos. Tantos años de protestas e inversiones en eliminar pasos a nivel y ahora los ponen en las ciudades sin solución de continuidad, sin apenas señales, no pocas veces bien y decorosamente disimulados, donde más peatones puede haber, etcétera. Este es un tema que bien merece ser tratado a parte, quizá lo haga más adelante.

En Bilbao y alrededores, hace once años que se inauguró la línea 2 del metro (esta sí me parece una buena idea y necesaria), la que da servicio a más población, la utiliza mucha gente, muchas personas han dejado el coche gracias a ella, pero en el tráfico no se nota, Bilbao se atasca igual o más que antes, debido a cuanto he comentado en el párrafo anterior; es más, hay bastantes calles, que quedan cortadas en cuanto un camión de la basura se pone a hacer su trabajo, ni una ambulancia puede escapar como caiga en esa trampa, ni por la acera, están llenas de “mobiliario urbano” y balizas de hierro a modo de línea defensiva en su frontera con la calzada.

"Ojos de gato" en el centro de la calzada y próximos,
otra ayuda muy eficaz y económica.
Fuente: www.densl.com
Cuando una persona comienza a conducir, es muy habitual que exprese abiertamente su temor a ir por la autopista, pero es muchísimo más fácil y seguro. Siempre digo a los alumnos: “No, no, lo difícil es aquí, en tu pueblo; ya lo verás”. En la autopista se va más rápido, 80 - 100 km/h son los límites habituales en las que hacen las veces de vías de circunvalación, a esas velocidades, las consecuencias de un accidente son más graves, de acuerdo; en poblado la velocidad es muy inferior;  aparentemente, en el peor de los casos sólo será un golpe de chapa. Pues no; no, si chocamos con un peatón, cosa altamente probable, y por el contrario, casi imposible en la autopista. Un atropello, incluso a 20, 10 km/h, puede tener consecuencias muy graves. Y conviene tener presente que cada vez hay más personas de avanzada edad. Y luego, últimamente, no hacen más que pregonar que un límite genérico de 30 km/h en ciudad es la panacea para que ningún peatón muera atropellado. Pues no, yo no quiero ser atropellado ni a 0’5 km/h, nadie me puede garantizar que quedaré bien y sin secuelas. Y otra ventaja de la autopista: si vamos atentos, en el peor de los casos, se puede frenar y bajar muy notablemente la velocidad de impacto. En población, a veces, ni da tiempo a frenar.

A-8 sentido Santander, unos pocos kilómetros más ni una farola encendida.
Cualquiera de mis compañeros de oficio que se precie, dando clase en vías urbanas, especialmente de noche y lloviendo, llevará la mayor parte del tiempo su pie derecho encima del pedal del freno (a 1 cm, como mucho, de distancia) y el pie izquierdo en alerta. Si algo se interpone de súbito en nuestra trayectoria, lo más probable, es que el alumno acelere a fondo. Quienes sólo ven en la autoescuela el medio para lograr un documento, es muy probable que actúen así cuando ya han logrado su carnet y conduzcan solos. Pueden creerme, no exagero. Lo he visto mil veces.

Esteban

domingo, 22 de septiembre de 2013

DÍAS DE RADIO (SEPTIEMBRE 2013).


CHARLAS CON JOSÉ ÁNGEL EN OYE RADIO BASAURI

CHARLA (4-9-2013). Un total de 35.479 conductores han sido denunciados por exceso de velocidad durante una semana del pasado mes de agosto. Las retenciones varían constantemente, ¿constantemente?. Este verano, en Euskadi, menos accidentes pero con más víctimas. Declaraciones de la directora de Tráfico del Gobierno Vasco. Reventones de neumáticos.

 
Es muy simplón, pero no me resisto, esa semana del mes pasado sí que es "hacer el agosto", señores de la DGT. Si al menos se empleasen bien esos dineros...


Ayer encontré casualmente esta curiosa foto y no me resisto a mostrarla.
Si no me equivoco, está tomada en Polonia y no es ningún montaje.
Fuente: Internet 
CHARLA (11-9-2013). Tres personas resultaron heridas de carácter leve en una colisión múltiple en Leioa, y llama un oyente que fue testigo de la misma aclarando el suceso (gracias). Se sale de la calzada y vuelca, resultando herido, en Amorebieta. Otro conductor choca contra un chalet y acaba con su coche en el jardín del mismo. Calzado para conducir.


CHARLA (18-9-2013). Casi 30.000 conductores multados por errores en los datos del seguro. Leo Messi en coche y con su hijo en brazos. Nueva campaña de la DGT sobre el uso del casco en bici. Semana Europea de la Movilidad. La Asociación de Talleres de Automoción de Bizkaia propone revisiones gratuitas de la emisión de CO2 en los automóviles. Detenido en Bilbao por conducir ebrio y saltarse tres semáforos en rojo con seis personas a bordo.

Esas denuncias buscando errores en las pólizas del seguro es algo que nunca había visto, cuando además no causan ningún peligro propio ni ajeno y carecen de toda malicia. Eso, es pura avaricia y un auténtico atraco. ¡Por favor!

También huele a atraco lo que hace unos meses le hizo Hacienda al señor Leo Messi, y estará justificada la exigencia pero a mí me sentó muy mal, porque es un gesto feísimo, porque todos sabemos que hay muchas más personas que han defraudado mucho más y permanecen impunes, porque es inadmisible e injusto aplicar las normas de forma arbitraria, cobarde, fácil y envidiosa. Y luego que si lleva a su niño en brazos... Sí, está mal, es incorrecto, puede ser peligroso... sólo si ocurre un accidente, claro, conviene no olvidarlo, y tampoco que el coche sería manejado por un conductor profesional... En fin, no me parece tan grave, ni mucho menos. Esa normativa sobre el transporte de los niños debería ser algo más flexible, hay bastantes situaciones en la vida diaria en las que no se puede cumplir, además, hacer eso mismo en un autobús es perfectamente legal y mucho más peligroso, ¿en qué quedamos?

No sé a ustedes, pero a mí esta foto me trae un fresco aire
de alegría y libertad que nunca sobra.
Fuente: www.wikimedia.org
Otra campaña de la DGT sobre el uso del casco en la bici, si de mi dependiese no sería obligatorio en ninguna vía ni para ningún vehículo, allá cada cual con su cabeza. Estoy muy cansado de tanta campaña repitiendo obviedades, metiéndonos miedo, tratándonos como a idiotas; ¿porqué no dejan un año de hacer campañas? Por probar, seguro que nada iría peor. Además, me irrita muchísimo este debate y tantos más, que si en el Senado, que si en el Congreso, que si en la DGT, en los medios, comisiones de "expertos"... Cuánto tiempo y recursos empleados para tomar una decisión, innecesaria, realmente. ¿Qué harán con lo que no sabemos ni vemos? Eso sí que me da miedo.

CHARLA (25-9-2013). Interesante pregunta de un oyente. Intolerable agresión del conductor de un turismo a un autobús en Sevilla. Otro oyente hace otra interesante pregunta, la primera que recibo por WhatsApp. Detenido un hombre acusado de conducir sin permiso en Muskiz. Un conductor intenta paga una multa en Australia en calderilla. Hablamos un poco sobre conducción nocturna.

  
Respecto a las agresiones que tienen como raíz discusiones de tráfico quiero decir que debemos evitarlas a toda costa, no es nada raro que acaben en tragedia con consecuencias irreversibles, ya ha sucedido demasiadas veces y los tiempos que vivimos son un caldo de cultivo para ello. Este riesgo es un motivo más -por si hubiese pocos- para que nos esforcemos al máximo en conducir bien, muy atentos y diligentemente.

Todos cometemos errores y quien nos increpa puede estar cargado de razón, otra cosa es que exagere demasiado, pero aun así, un gesto de disculpa a tiempo, normalmente, diluye su enfado muy rápido. A veces, cuando fui yo el que increpaba, hasta me hizo arrepentirme y pensar para mis adentros: para qué habré dicho nada, con lo majo que es, ¡ay...!

Por supuesto, pedir perdón no es un gesto de debilidad, todo lo contrario.

Conviene tener muy presente que sólo el hecho de molestar el normal movimiento de otro vehículo es un riesgo potencial que le hacemos correr a sus ocupantes e incluso a terceras personas. Los pequeños detalles son importantes y cuentan, evitemos minimizar las posibles consecuencias de nuestros errores.

En la autoescuela, es muy habitual que los alumnos nos pregunten cómo podemos aguantar tanto; tengo varias respuestas, pero normalmente basta y sobra con esta: Si no lo hacemos, no podríamos trabajar ni vivir; estaríamos frecuentemente visitando comisarías, juzgados, prisiones, hospitales... ¡No se puede vivir así!

En ocasiones, viene muy bien soltar algunos exabruptos a pleno pulmón cuando nadie pueda oírnos. Es una válvula de escape, un respiro que damos a la bestia para que no rompa los barrotes de la celda en que la guardamos.

Es muy importante, centrarnos nuevamente en la tarea de conducir de forma inmediata después de vivir un episodio de este tipo. Si lo vamos rumiando, podemos tener un accidente por la enorme atención que nos sustrae 200 km después, por ejemplo. Lo pasado pasado está, a otra cosa.

También es importante ser conscientes de que, casi siempre, responder a una provocación supone entrar en el terreno del otro y difícilmente saldremos bien parados. Por otro lado, hacer eso significa concederle un poder sobre nosotros que realmente no tiene; nosotros se lo damos. El famoso "es que me saca de mis casillas", es falso; nosotros, nos salimos de nuestras casillas.

Les aseguro que es altamente improbable, que si tenemos en cuenta todas estas consideraciones nos veamos inmersos en una violenta discusión de tráfico. Pero no es imposible, de modo que si un día nos topamos con alguna persona que busca pelea o desprecia nuestras disculpas conviene pensar rápido para intentar eludirla al máximo. Podemos evitar quedarnos sin espacio, que al menos, sea posible hacer un movimiento de esquiva sin maniobra e inmediato; por supuesto, mantener todas las puertas cerradas, y si llevábamos alguna ventanilla abierta, cerrarla en algún momento en el que el otro no pueda vernos; mantenernos muy vigilantes en las detenciones con la primera velocidad puesta y el embrague pisado; hacernos los tontos o que no nos enteramos de nada (a mí me sale "de natural"), me da miedo pensar por qué, pero funciona muy bien; girar de pronto en una calle sin que el perseguidor se lo espere y cuando él ya no pueda hacerlo, sin utilizar freno de pie (para que no se enciendan las luces de frenado), se puede utilizar freno motor con un buen doble embrague y pasar a primera, incluso utilizar el freno de mano, pero ¡CUIDADO"! Esto exige entrenamiento, de lo contrario seguramente tendremos un accidente. Quizá también podamos cambiar la ruta, ponernos al lado del primer coche de policía que veamos, dirigirnos directamente a una comisaría... Hay posibilidades. Y el teléfono móvil es una herramienta que puede resultar de gran utilidad en estos casos, bien sea para pedir ayuda (112, ya saben) o hacer alguna foto o grabación, pero hay que ser astutos porque puede ser un arma de dos filos: basta que el agresor se dé cuenta para que aumente su ira.


Duelo a garrotazos. Francisco de Goya
Fuente:www.museodelprado.es
Cuando tengamos serias ansias de convertirnos nosotros en agresores, suele dar muy buen resultado pensar que hay muchas cámaras, personas a las que ni vemos pero llevan una, que no sabemos quién es el otro (podría ser un policía); que hay bastantes personas que circulan con armas en el coche: palos, barras de hierro, cuchillos, navajas... y armas de fuego, ojo, más de las que parece y normalmente nos imaginamos. Además, todos llevamos una bestia dentro, el mal no nos es ajeno, convive con nosotros desde el principio de los tiempos, no somos santos, precisamente. Pero la persona objeto de nuestra ira también tiene su bestia y aunque parezca débil, pequeña, casi indefensa... si la suelta para defenderse nos puede sorprender con un inesperada energía dirigida sólo hacia nosotros que nos puede hacer muchísimo daño, aunque seamos más fuertes, altos, jóvenes... Esto deberían tenerlo muy en cuenta quienes utilizan la violencia como forma de comunicarse. Hay dos refranes que me han sido muy útiles: "No hay enemigo pequeño" y "a enemigo que huye, puente de plata".

En discusiones enérgicas pero civilizadas, demostrar que tenemos un profundo conocimiento de normas y señales suele venir muy bien haciendo que nuestro interlocutor se desarme él solo. Hablando de estas cosas, me han contestando muchas veces: es muy fácil decirlo. ¡Y hacerlo! Doy fe; y la mayoría de los conductores, profesionales o no, que están cada día en calles y carreteras. Basta con proponérselo con determinación, mentalizándonos y entrenando nuestra acttitud; el intento conduce al logro, un primer paso lleva a otro... y al final andamos el camino, escalamos la montaña. Conducir bien ayuda a vivir mejor, en todos los ámbitos. Así lo hice constar en el libro, en Conducir sin miedo, anímense a leerlo, no se arrepentirán. Permítanme esta licencia de publicidad. Después de todo, en este blog, de momento, no hay ningún anuncio y, no sé por qué, hoy no he podido aguantarme. ¡Muchas gracias!


Esteban


domingo, 8 de septiembre de 2013

QUEDAN DÍAS DE VERANO

Trece, cuando empiezo a escribir estas líneas, y también es bastante probable, que las primeras semanas de otoño el estío se tome prórroga, a semejanza de como hizo el pasado invierno invadiendo todo el tiempo de la primavera. Así que, en buena parte de España, todavía se podrá ir a la playa unos cuantos días más y muchas personas calzarán chanclas por tal motivo.

Fuente: BIZKAIRED
(Asociación de empresas de Bizkaia)
Muy pocas veces y durante poco tiempo he utilizado chanclas, solamente en playas, campings y en casa, aunque en este último caso, para eso, prefiero andar descalzo pues esos peculiares zapatos me resultan francamente incómodos y molestos. Es evidente que  el uso de chanclas resulta totalmente inadecuado para conducir cualquier vehículo, hasta una bicicleta. Sin embargo, son bastantes las personas a las que se ve entrar o salir del puesto de conducción de su coche con ellas, e incluso llevando motos y bicis; a pesar de ser tan obvio lo poco acertado de esa decisión, a pesar de que, en según qué circunstancias, hasta puede resultar claramente peligroso y causa última de un accidente. 

Seguramente convendrán conmigo en que este asunto, por tan claro, tampoco precisa de más desarrollo, sin embargo, no puedo evitar pensar en que si una persona se cuida tan poco como para hacer eso, si en tan poca estima tienen a sus propios pies, ya sea por ignorancia, inconsciencia, dejadez... un cóctel de estas cosas y algunas más,  ¿Qué cuidado les va a merecer su prójimo? ¿Usted y yo, por ejemplo?

Tampoco me puedo resistir a contarles mi propia experiencia conduciendo con chanclas, para una vez que lo hago... Ocurrió hace bastantes años un día de verano en la playa, al llegar, sólo había sitios libres al sol para aparcar, pasado un tiempo, pensé que igual había algún hueco libre a la sombra. Aprovechando a dar un corto paseo me acerqué a comprobarlo, y hubo suerte, de modo que aunque había dejado los zapatos en el coche, me dije que, total, para moverlo unos pocos metros... qué más da, y seguí con las chanclas que excepcionalmente llevaba. El recorrido ni llegaba a veinte metros, pero tenía que hacer maniobra de salida y entrada, poner y quitar varias veces primera y marcha atrás, en una de estas, me quedó el pedal del embrague entre la chancleta y el pie, me hizo un poco de daño y calé el coche. No tuvo más trascendencia, pero fue la primera y última vez que me puse al volante con chanclas.

Estos zapatos suelen tener la puntera excesiva e innecesariamente alargada.
No me gustan para conducir.
Fuente: Cortesía de Calzados Luzar Basauri-Ana
Por cierto, calar el coche, en principio y normalmente, carece de importancia, ni durante el examen práctico de conducir. Basta con pisar el embrague (desembragar) o poner punto muerto y arrancar de nuevo el motor, pensando antes de volver a mover el coche, eso sí, en qué nos equivocamos para corregir el error y evitar que vuelva a pasar lo mismo. Sin embargo, hay circunstancias en que puede resultar peligroso pues cuando el motor se para de repente suele producirse un tirón brusco que mueve el coche uno o dos metros hacia adelante o hacia atrás con mucha fuerza y, si en ese espacio hay una persona podemos tirarla al suelo; o, si esto nos ocurre reanudando la marcha desde un stop, porque queremos salir ágiles, en ese: si salgo ahora mismo y rápido me da tiempo antes de que llegue el camión que tiene preferencia... y levantamos el pie del embrague (embragamos) un poco descuidadamente empujados por la prisa... El coche nos quedará ya dentro de la trayectoria del camión y dependiendo totalmente de que su conductor pueda o no esquivarnos para que no nos lleve por delante. Así pues, cuidado: que calemos el motor, generalmente carece de importancia, pero a veces puede ser vital. Ciertamente todos somos humanos y todos nos equivocamos, pero, hay momentos y circunstancias en los que eso es un lujo que no nos podemos permitir, no.

Ya que hablamos de pies y calzado, conviene recordar que nuestro dominio sobre el movimiento del vehículo, tanto en situaciones normales como críticas; la suavidad y precisión con la que debemos manejarlo o lo fuerte y rápido que una situación de emergencia nos pueda exigir, puede verse seriamente comprometido en función de los zapatos que llevemos puestos. Todos sabemos que hay zapatos prácticamente incompatibles con la tarea de conducir: los de tacón, los de plataforma, los zuecos tipo hospital, muchos modelos de zapatillas deportivas, los zapatos que de unos años acá tantos hombres llevan a las bodas con punteras (ya sean cuadradas o picudas) excesivamente alargadas, las botas vaqueras, las botas de monte, esas sandalias que son poco más que una fina suela y un par de tiras de cuero... Todo esto son ejemplos muy claros, pero seguro que hay más.

Totalmente inadecuado para todos.
Fuente: Cortesía de Calzados Luzar Basauri-Ana
Para conducir, el zapato debe estar bien sujeto al pie, no hipertrofiado en su exterior ni en longitud ni en anchura, tener una suela intermedia, en cuanto a grosor y flexibilidad (debemos poder sentir a través de ella) y que no se deslice fácilmente; esto es lo más importante y necesario. Luego, tampoco está de más darse cuenta de que quizá algunos adornos que llevan ciertos zapatos sin más fin que el puramente ornamental, pueden ser un estorbo para conducir porque hagan ruidos o se puedan enganchar sin mucha dificultad en alguna parte. 

Personalmente, y desde que empecé a conducir, cuando compro un par de zapatos siempre tengo muy en cuenta si me manejaré bien con ellos a la hora de pisar, soltar y cambiar el pie de los pedales. Tampoco he conducido nunca con botas de montaña, aunque lo he probado alguna vez en un aparcamiento por pura curiosidad y es incomodísimo. Bueno, y les puedo asegurar, que ya cuando estuve por primera vez en la autoescuela y a pesar de lo poco que tenía para elegir, sí pensaba con qué zapatos sería mejor que fuese. Y recomiendo vivamente que haga lo mismo a quien esté en esa circunstancia.

Aun sin cordones ni Velcro, hay zapatos que sujetan bien el pie.
Estos sí me gustan para conducir.
Fuente: Cortesía de Calzados Luzar Basauri-Ana
Todos conocemos a mujeres que afirman estar tan acostumbradas al uso de tacones que sin ellos se sienten muy raras. No sé ustedes, pero yo conozco a algunas que en el coche siempre tienen unos zapatos adecuados para conducir y quitan y ponen, a veces también veo a otras por la calle haciendo lo mismo; por supuesto, también se puede hacer esto estando en la autoescuela y dejando en el maletero del coche el calzado para conducir. Son buenas soluciones, me gustan. 

Lo que no me gusta nada son los zapatos de tacón y ya que viene tan a cuento... diré lo que pienso al respecto desde hace unos cuantos años: La liberación de la mujer (entre otras muchas cosas) pasa por erradicar los zapatos de tacón, calzado, que no debería considerarse como tal pues además de las lesiones que su uso prolongado genera en los pies y todo el esqueleto a partir de los mismos, dificulta mantenerse en pie (característica tan humana), andar, hace imposible correr... y posible, ser fácilmente cazada por el primer macho depredador cavernícola, primitivo, bestia y salvaje con que se encuentre. ¿Creen que exagero, que me equivoco? ¡Ojalá! Pero me temo que no, que el verdadero doble mensaje subliminal que encierra la imperativa y vieja moda de los tacones es ese.

Este lo tiene todo: pésima sujeción, algo de plataforma y mucho tacón.
Fuente: Cortesía de Calzados Luzar Basauri-Ana
Termino con una simpática anécdota que también viene al caso. Tuve una buena alumna hace pocos años (en este siglo), una mujer joven que estudiaba y trabajaba a la vez, que durante una clase, cuando después de algún movimiento un poco raro miro a sus pies a ver cómo y dónde están con respecto a los pedales, descubro con asombro que está descalza; le pondré como nombre ficticio Olga, y el diálogo fue más o menos así:

- ¡Estás descalza! ¿Cómo no me di cuenta? Olga, ¿has venido descalza? (no veía zapatos por ningún lado).
- No, he traído sandalias, como hace calor... Pero me estorban y me las he quitado.
- No las veo...
- Las eché hacia atrás, estarán debajo del asiento.
- Olga, por favor, busca un sitio por ahí y paramos un momento, ¿Cómo vas a conducir descalza? Te vas a hacer daño. Es más, como yo pise el embrague y tengas el pie debajo, acabamos en el hospital.
- Jo, Esteban, voy mejor así, además ya falta poco, ¿no? Total...
- Olga, por Dios, que no se puede conducir descalzos, demonios... Que te puedo hacer daño, te puedes hacer daño...
- Yo no pongo el pie debajo del embrague, me dijiste que “hay que tenerlo a la izquierda del pedal”. Además, si lo hago bien, ¿no? Si no llegas a mirar ni te hubieses dado cuenta.
- Sí, lo haces increíblemente bien. Bueno, pues vale, sigue hacia la escuela. 

Terminada la clase vi las sandalias y, desde luego, Olga tenía razón, le debía de resultar más fácil conducir descalza que sin ellas. Claro, que lo suyo es que hubiese venido con las adecuadas zapatillas deportivas que solía traer. Siempre me he fijado en los zapatos de los alumnos pero, aquel día... Hablamos un poco sobre el asunto, nos reímos más, y también acordamos que nunca más volvería a suceder algo parecido. Fue la primera y última vez que vi conducir así en mi vida, de momento.

Este parece adecuado para conducir. Seguro que hay muchos más.
Fuente: Cortesía de Calzados Luzar Basauri-Ana
¡Muchas gracias, Ana!
Una última cosa, muy breve, cuando el suelo está mojado, conviene secar las suelas de los zapatos en la alfombrilla del coche, incluso pasar un trapo o pañuelo de papel por ellas, especialmente, si después de repostar hemos pisado algún resto de gasoil en la gasolinera; es muy deslizante y podemos perder control si nuestro calzado patina sobre los pedales.

Esteban