Iglesia de San Cristóbal en Repélega, Portugalete. |
Pasaban de las 11:30, había comenzado la misa y aún había muy poca gente y muy pocos vehículos. El día estuvo muy desapacible y mucho más propio del otoño que del verano.
Seat 600, ¡44 años y funciona! |
Nunca falta algún ejemplar de este popular y veterano modelo en eventos de este tipo. El aquí presente, según me dijeron -y es totalmente verosímil-, ya ha cumplido 44 años. Estaba el primero de la fila, muy pequeña este año.
Parte posterior del mismo coche. Conocí muy de cerca a finales de los 60 y durante unos cuantos años más de la década siguiente, familias enteras (matrimonio, dos niños y la madre de la esposa) que viajaban todos juntos de Gijón a Benidorm en verano en un coche como este. Parece mentira.
Bonito detalle. Pero, ¿cómo podíamos entrar?
El segundo de la fila era este camión. David y Goliat.
Renault R-12 Familiar |
No tanto como el 600 pero sin duda también veterano, y gozaba de una envidiable salud, bastaba con oír el armonioso sonido de su motor y ver cómo salía el humo por el tubo de escape. Su satisfecho propietario me dijo que había viajado por toda Europa con él, Inglaterra y Escocia incluidas, y una buena parte de esos viajes con una caravana a remolque. Hasta no hace tantos años, en España, a este tipo de carrocerías se las denominaba “rancheras” y lo que me resulta aún más extraño: “rubias”.
La Arboleda |
Detrás de la iglesia, al fondo, montes de La Arboleda. El pueblo del mismo nombre -casi en la cresta- no se aprecia. Los dos accesos principales a esta pequeña población son muy peculiares; uno es por carretera, pero... No sé qué tiene. Parece difícil y no engaña, hace que uno se ponga en guardia, pero aún así te sorprende y por más que la conozcas siempre te desconcierta algo, siempre hace que me sienta extraño en ella, y es muy raro, sólo he tenido esa sensación en otro tramo de carretera, casi 1.000 km al sur. El otro acceso, éste muy claramente peculiar, es en funicular o tren de cremallera.
Lluvia calmada y fina (txirimiri, orbayu en Asturias), niebla, sin horizonte, viento suave y fresco, un punto de bochorno y cielo cubierto en 8/8. Nada raro en un día de verano por estos lares; no todos son así, ni todos los años, ¡pero qué poco nos sorprenden! A propósito, resulta especialmente molesto conducir con este tipo de lluvia pues sus gotas diminutas se adhieren al vidrio y toda la superficie del mismo que no barren los limpiaparabrisas se vuelve casi opaca y si es de noche, o casi, favorecen muchísimos pequeños reflejos que dificultan mucho la visibilidad y perturban bastante la visión generando una sensación de angustioso peligro nada fácil de lidiar. En fin, esto es el norte y su fresco verdor tiene un precio.
Dividido en tres partes de unos tres minutos cada una, dejo aquí la ceremonia completa de las bendiciones, bueno, se me escapó el 600. Menos mal que le había hecho alguna foto antes, por eso lo coloco al principio y al final de modo estático.
Esteban
Tras no tener coche en los últimos años había olvidado esta bonita tradición! A ver si el año que viene participo con mi coche.
ResponderEliminar¡Gracias por la visita, Elisa!
ResponderEliminarLa verdad es que siento que debo disculparme por no haber avisado antes, además me consta que a muchas personas les pasa desapercibida. Tomaré buena nota para el próximo año. ¡Y es bonita, sí!
¡Saludos!