jueves, 27 de noviembre de 2014

ESTA VA POR USTED, DOÑA TERESA.

Me recuerda un amigo, que tiene la suerte de vivir en la ciudad natal de Cervantes (Alcalá de Henares), que hoy se celebra por estos pagos el día del maestro.

Conocí escuelas similares y esas estufas.
Fuente: www.saposyprincesas.com
Manuel Díaz hace alusión a lo dicho en su blog “El entrenador soñador”, que por supuesto recomiendo porque es sencillo, alegre y noble; además, intuyo en él una buena mezcla del espíritu de D. Quijote y Sancho Panza, y sin duda, vocación y entrega.

Mis comienzos en la escritura fueron con pizarra y pizarrín.
Fuente: www.todocoleccion.net
Agradezco el recordatorio muy especialmente, entre otras cosas, porque guardo profunda admiración y respeto al noble oficio de enseñar, creo, que desde que supe, siendo muy niño, que la madre de mi abuela materna a la que tanto amé y amo había sido maestra. Maestra de escuela, como se decía antes, en un pequeño pueblo del corazón de Asturias llamado Hevia. Y ejerció como tal desde finales del siglo XIX hasta que llegó la guerra del 36 encarnándose Caín en tantos y sembrando el horror entre hermanos. Cuántas veces escuché de niño en tardes lluviosas, oscuras y frías al calor de la cocina de carbón “las guerras civiles son las peores, porque se matan entre hermanos”; y yo miraba incrédulo a mi hermana pensando: no puede ser, jamás le haría daño, y libre Dios a quien se lo haga.

Siempre me gustó esta canción, espero que la disfruten.
Por si acaso, también puede verse aquí.

Por aquí he dicho algunas veces cosas que nos decían los maestros y que nunca olvidé. Sirva esta entrada, que escribo rápido y en corto, a impulsos del corazón que hoy espoleó Manuel, como modesto grano de arena a modo de homenaje a cuantos buenos maestros en el mundo han sido, y son, y serán, pues forman un pilar básico de la sociedad, a pesar de que desde ya hace demasiados años en esta España nuestra que tanto nos duele a muchos, creo, no sé muy bien ya ni qué pensar, a pesar de haberles atado de pies y manos, desautorizándoles y desprestigiándoles, persisten en su noble labor.

¡Y cómo no, también va por ustedes!

Esteban

5 comentarios:

  1. ¡Hola Esteban!!!

    Me encanta esta entrada: Será por ser más corta... Decirte que yo también he aprendido a escribir en la pizarra y, en el encerado que colgaba de la pared de colegio. Uffff!!! que carrozaaaaa!!"!. Pero no importa porque lo estoy contando.

    Un beso en vuelo.

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  2. Me uno sinceramente a tu homenaje. No va a ninguna parte una sociedad que no valora a los maestros. Saludos!

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  3. La escuela en nuestros días se ha transformado en muy poco tiempo de manera vertiginosa.
    La educación recibida por nuestros padres contrasta con la educación que recibirán nuestros hijos.
    Se ha pasado de un extremo a otro. Pasamos de una enseñanza excesivamente rígida y dogmática (la letra con sangre entra) a una enseñanza avalada por toda la sociedad, donde vale "casi todo" y donde se perdieron los buenos modales de nuestros abuelos, aquellos valores que intentaron inculcar los viejos maestros como Doña Teresa. Recuerdo aquel dicho que reflejaba la vida de aquellos docentes : "pasas más hambre que un maestro de escuela"
    - Volviendo a lo anterior creo que los extremos no son buenos. No me parece bien el autoritarismo que tenían los profesores de antaño, ni tampoco me parece bien la falta de respeto al profesorado en la actualidad. Vemos en las noticias con demasiada frecuencia, como hoy el profe es el maltratado, infravalorado e incluso agredido, cosa que se nos fue de las manos.
    - No quisiera terminar sin dejar una de las pinceladas que habitualmente trabajamos en la escuela. Podemos utilizar los números, las letras, los mapas, las teclas, los juegos de palabras, cálculos de cabeza...
    Me quedo con una de las típicas adivinanzas que aprendimos de pequeños:
    " Este banco está ocupado por un padre y por un hijo, el padre se llama Juan, el hijo ya te lo he dicho"
    Un abrazo amigo

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  4. Yo también soy de los de tiza, pizarra y borrador con su olor característico que producía cierto cosquilleo en el estómago de nerviosismo cuando había que salir al estrado. Recuerdo a mis maestros, a los de los primeros cursos de E.G.B (algunos se preguntarán qué es E.S.O.), de subir en fila y bajar del mismo modo al recreo, de los ratos de estudio en el Calasancio donde no se escuchaba ni una mosca. Qué recuerdos Esteban. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amigo.
    @Pepe_Lasala

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  5. Hola Esteban
    Soy maestra y es una maravilla para mi poder enseñar a los adultos
    mil besos

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