domingo, 10 de mayo de 2015

MADRE, HIJO, CLASE Y ACCIDENTE.

Y el abajo firmante como testigo. La historia se remonta a las primeras horas de la tarde de un 22 de marzo de 1990, un día algo desapacible y lluvioso, aunque en esas horas no llovía; húmedo y algo fresco. Yo estaba dando clase de maniobras (aún se hacían en pista y nunca debieron quitarlas) en una explanada destinada a estacionar, al lado de la playa de La Arena, en Muskiz (Vizcaya), a unos 30 km al oeste de Bilbao. 

Panorámica de la playa de La Arena, uno de mis lugares preferidos de trabajo.
Fuente: www.magrama.gob.es
INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

Parte de las mencionadas clases siempre se daban dejando al alumno solo en el coche, puesto que así se hacían las pruebas en circuito cerrado el día del examen, así que me encontraba andando cerca del alumno en tanto este hacía los ejercicios propuestos, concretamente y en aquel momento: estacionamiento en línea a la derecha. 

Como pueden imaginar, un día así y en aquel lugar, apenas había coches; en movimiento, sólo con el que yo trabajaba entonces y unos pocos estacionados en la otra punta. Ese aparcamiento era y es un lugar solitario y seguro salvo en verano o días con buen tiempo. Pero enseguida tuvimos compañía, entró un pequeño y viejo Fiat con un hombre joven al volante y una mujer de mediana edad a su lado. Pararon y se cambiaron de asiento, por lo que deduje que el joven se disponía a dar clase a la mujer, y así fue. 

Se detenían, arrancaban y sobre todo circulaban haciendo distintos cambios de marchas pero sin acercarse al espacio en el que estábamos mi alumno y yo. Desde luego el coche no era de autoescuela ni tenía ningún distintivo, a excepción de la “L” de novel, por lo que tampoco tenía licencia de aprendizaje por libre (“L” blanca sobre fondo rojo) ni, por supuesto, doble mando. Lo de hacer muchos cambios de marcha, llegando por lo menos hasta tercera, reducir a segunda y repetir esto en ambos sentidos un montón de veces, acelerando casi siempre más de lo necesario por temor a que el motor no pueda con el tercer desarrollo del cambio es casi, o sin casi, una auténtica y errónea obsesión de quienes intentan enseñar a conducir a otras personas antes o durante su paso por la autoescuela, como también lo es que el motor no se cale. 

Naturalmente, yo tenía un ojo puesto en mi alumno y el otro en mi espontáneo colega, cuya alumna, castigaba duramente al pobre y veterano Fiat subiendo y bajando marchas a partir un piñón; aceleraciones excesivas, haciendo patinar el embrague, dando tirones... Daba dolor. Es el día de hoy que cuando voy andando por la calle y escucho un chasquido metálico al insertar marcha atrás o primera siento como una punzada en el estómago, no lo puedo evitar. 

El satélite de Google me desmiente, sin duda pasó por aquí en verano.
Fuente: Google Maps
En eso estábamos todos cuando, como pude saber muy poco después, madre e hijo pararon más o menos en mitad de la explanada. Estuvieron así unos segundos y bien pensé que se darían una tregua a ellos mismos y al coche, lo que buena falta les hacía, pero no, la mujer reanudó la marcha enseguida, giró a la derecha con aceleración en aumento y embrague a medias, puso el coche perpendicular a una pequeña acera y un muro bajo que delimitaba la zona de estacionamiento con la arena de la playa, soltó embrague, aceleró a fondo, rugió el motor y despegó hasta quedar el coche detenido y sacando humo con la parte superior del mismo encima del pequeño muro. 

Supongo que gracias al bordillo de la acera, el coche quedó encima del muro y no estampado contra él, lo que seguramente hubiese tenido consecuencias mucho peores, pues por no llevar, no llevaban ni los cinturones puestos, “¿qué va a pasar por practicar un rato en un sitio tan tranquilo como aquel, verdad?” todos hemos oído esta tontería y otras semejantes miles de veces. 

Paré el motor de mi coche, tensé el freno de mano, le dije al alumno que no se moviese y corrí hasta el lugar del accidente -dudo que hubiese más de 100 m-, paré el motor del Fiat y tiré las llaves al suelo del coche;  comprobé que no perdía combustible (era de gasolina) y me pareció que no había riesgo de incendio. En tanto, el joven salió por su propio pie aparentemente intacto y sin un rasguño, yo pude abrir la puerta donde estaba sentada su madre sin ninguna dificultad, se encontraba aturdida pero consciente, sangraba por la nariz y tenía señales de golpes en la cara porque había dado con ella contra el volante. Pero por lo demás parecía estar bien, no obstante, hablé con ella y le recomendé que no se moviese hasta que llegase la ambulancia, había y hay una pequeña base de la DYA a unos 10 minutos o menos y suponía que alguien habría llamado ya desde alguno de los bares próximos y desde los que se ve el aparcamiento, cosa que me confirmaron enseguida unos pocos hombres que se acercaron desde aquellos. 

Detalle del lugar del accidente.
Fuente: Google Street View
La mujer que conducía no puso pegas para seguir sentada en el coche, le di el pañuelo que llevo para limpiar las gafas y le dije que inclinase un poco y suavemente la cabeza hacia adelante y se tapase las fosas nasales mientras respiraba por la boca, no parecía alterada, veía que su hijo estaba bien, y hablamos con bastante normalidad; entonces fue cuando ella y su hijo me dijeron que él se había sacado el carnet esa misma semana, que ella se animó también y que querían hacer algunas prácticas con el fin de ahorrar un dinero... No les culpo, menos en aquel momento, claro. Es una idea sumamente extendida, pero he comprobado hasta la saciedad que, salvo contadisimas excepciones no sólo no sirve para nada sino que hasta es contraproducente, pues NO se ahorra, se gasta más

Aquella señora también me dijo espontáneamente que ella quería frenar, que por eso había pisado a fondo, que su hijo le gritaba que frenase, que creía que lo hacía, pero también que al coche le pasaba algo... Este error sucede con bastante frecuencia en la autoescuela, y no pocas veces persiste después de salir de ella, de ahí tantos “inexplicables” accidentes que se dan en vías urbanas. Pero podemos curarnos en salud, es sencillo, gratis y está al alcance de todos: desarrollar el hábito de pasar el pie derecho al pedal del freno cada vez que soltemos el acelerador. Muchas veces será un gesto inútil -pero entrenamos-, otras nos salvará la vida y la de otras personas. Lo he dicho más veces por aquí, me lo enseñó el profesor que tuve en la autoescuela, y nunca se lo agradeceré lo bastante porque estoy convencido de que me ha salvado en muchas ocasiones. Además, inspira muchísima tranquilidad y ayuda de igual modo a evitar el miedo a conducir. También es fundamental darse cuenta de que, generalmente y casi siempre, el riesgo de accidente que se presente o generemos disminuye hasta desaparecer en la misma proporción en la que se baje la velocidad

Posición en la que quedó el coche.
Llegó la ambulancia en el tiempo previsto, me despedí de aquella madre y de su hijo después de darles mis datos por si pudiese hacer falta para dar el parte al seguro, o para lo que quisieran, y me fui con  mi alumno. Recogí palos y conos y hablamos unos minutos en el coche y en días sucesivos. Tenía los ojos como platos, no quería conducir (le animé, y al final se animó y lo hizo) y no se acababa de creer que se hubiese producido aquel accidente “¡si iban despacio y casi se matan!” Le dije, y lo repito, que no sé exactamente qué velocidad llevarían, desde luego, pero dudo mucho que tan siquiera hubiesen llegado a 30 km/h. Tanto nos han metido en la cabeza (y siguen erre que erre) que la velocidad es la causa de todos los males que nos cuesta Dios y ayuda entender que a velocidades muy bajas también pueden producirse, y se producen, accidentes letales. Nos han inyectado un veneno directamente en sangre, de ahí que tantas personas a velocidades “bajas”, bajen tanto la guardia (valga la redundancia), hasta el punto de que a muchos conductores les parece perfectamente normal aprovechar a leer o escribir mensajes en sus teléfonos, y cuando estos no existían, ir ensimismados en pensamientos que nada tenían que ver con el tráfico. 

Me han preguntado miles de veces alumnos y padres qué me parece si estos últimos les enseñan algo a conducir para ahorrar algunas clases, y quien dice padres, por extensión, dice también amigos, novios, esposos, tíos, primos, sobrinos y demás familia. Mi respuesta es NO, rotundamente NO. A pesar de que antes mencioné excepciones, mi repuesta a esta cuestión es negativa en términos absolutos porque, hoy por hoy, en España conducir sin permiso es delito, del que también puede ser imputado quien enseña o presta su coche para ello por “colaborador necesario”, y el Código Penal contempla pena de prisión de tres a seis meses por ello. Es un asunto muy serio, les invito a que consulten el BOE. En la fecha de la historia que he contado sólo era sanción administrativa, aunque en caso de accidente podía convertirse en delito; como sanción, si mal no recuerdo la multa máxima eran 50.000 pesetas, una cantidad muy respetable en aquel tiempo y que, desde luego, en poder adquisitivo era bastante más dinero que los 300 euros a los que equivale aritméticamente ahora. 

No debería ser necesario, pero mejor recordarlo siempre.
Fuente: Código Penal, en el BOE
En este país, muchas personas se expresan ante posibles sanciones, multas, delitos y penas, exactamente igual que si no se las creyesen, es algo que me llama poderosamente la atención y que he visto en todas mis edades y a todo tipo de personas. No sé si en otros lugares del mundo sucede algo parecido, aquí me parece una actitud mezcla de maldad y envidia (parece que lo malo sólo les pasará a otros) aliñada con un optimismo entre ingenuo y suicida. 

La pena de tres a seis meses de prisión puede ser conmutada por trabajos en beneficio de la comunidad entre treinta y uno a noventa días o multa de doce a veinticuatro meses. Esta multa puede ser de 2 a 400 euros diarios, por lo que oscilaría -según ingresos probados- entre un mínimo de 720 euros a un máximo de 288.000. El delito genera antecedentes y un quebrantamiento de condena -volver a conducir sin haber cumplido la pena, por ejemplo- sí supone ingreso en prisión. Conozco el caso de un hombre que debido a reiterados quebrantamientos de su condena por conducir sin tener permiso, de forma intermitente, lleva acumulados cinco años de cárcel. Sin comentarios.

Dejando a un lado los aspectos legales, lo más importante creo que es darse cuenta de que realmente, enseñar a conducir entre amigos y parientes, como ya dije, no es nada efectivo y hasta puede provocar el efecto contrario; cuando me plantean esta cuestión siempre pregunto si el familiar o amigo que va a enseñar lo hará por las zonas donde probablemente se realizarán los exámenes, a lo que siempre responden con un rotundo y espontáneo no. Y es lógico, van sin doble mando. ¿Entonces? 

¿De verdad hay alguien que lo pueda dudar?
Fuente: Linkedin
Bien es cierto, que podrían enseñar a realizar algunos ejercicios como iniciar la marcha y detenerse, coger el punto al embrague y mover el coche sin acelerar, algunas maniobras, algunos cambios de marchas... y poco más; pero, normalmente, suele haber unas diferencias muy notables entre cómo lo hacen estas personas que quieren enseñar y cómo debe hacerse verdaderamente, lo que no hará más que generar confusión y conflictos cuando los alumnos comiencen a practicar en las autoescuelas, por esto decía antes que al final suele salir más caro. Por otra parte, es muy llamativo que una vez que los alumnos tienen su permiso, casi nadie está dispuesto a ir con ellos en coche con el fin de que practiquen y se perfeccionen, precisamente cuando sería perfectamente legal, lo que resulta muy significativo respecto al verdadero interés: importa muy poco la idea de conducir bien para lograr la máxima seguridad lo antes posible, importa la falsa ilusión de ahorrar un dinero. Lástima.

Todos estos argumentos, y más que podría dar, los resume muy bien un viejo refrán por todos conocido: “Zapatero a tus zapatos”. De la historia que conté ignoro algunos detalles, no sé si el seguro del coche se hizo cargo de los daños en el muro, lo más probable es que no lo hiciese; de ser así, al precio de repararlos hay que sumar los producidos en el coche (era viejo, luego no podía estar asegurado a “todo riesgo”). Sin duda, aquella clase salió muy cara, probablemente más que un curso completo en la autoescuela. Pero tuvo un final feliz: sólo lesiones muy leves que ni dejaron como recuerdo una mínima cicatriz, a Dios gracias, y nunca mejor dicho, porque poco faltó para haber tenido un precio impagable. 

36 comentarios:

  1. Hola de nuevo, vaya!!! Menuda anécdota la que nos cuentas, seguro que se queda mucha tinta en el tintero... menos mal que solo quedó la cosa en un susto, otros con menos se dejan la vida.

    Un abrazo, Esteban.

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    1. ¡Hola amiga!
      “Otros con menos se dejan la vida”. Me gusta esta expresión, y es cierta; debe ser muy tuya, porque también me la dedicaste cuando conté el susto con la bici en un paso a nivel. Desvela claramente la injusticia de la vida al mismo tiempo que nos ayuda a ser agradecidos y humildes. Es una frase redonda y perfecta, Marina, ¡gracias! Y también por recordarme que revise el tintero, es verdad que casi siempre se quedan cosas en él, pero esta vez, creo que está todo. En otros accidentes he visto cosas mucho peores e irremediables, pero en este... hubo mucha suerte, gracias a Dios.
      Un fuerte abrazo.

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    2. Estimada Marina: ¡qué frase más acertada! Un abrazo!

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  2. Amigo Esteban: aunque te cueste creer, hay hasta profesores de autoescuela que recomiendan aprender de esta guisa antes de ir a la autoescuela.
    La razón es muy simple: una vez eliminada la parte de circuito, las prácticas de autoescuela no son más que un paseo de 45-60m por la gran ciudad, donde hay que asegurarse llegar al punto inicial a tiempo para recoger al siguiente. Cualquier cosa que salga de esto supone pedir una clase doble, lo cual no siempre es posible porque hay otros alumnos en el horario. Por supuesto que ya ni he oído hablar de clases triples ni de mañanas/tardes completas ni nada parecido, con lo útil que sería.
    Total, que en el escenario que te describo, lo de aprender/enseñar 'lo básico' se complica en extremo -o se vuelve directamente imposible-, y de alguna manera todos (autoescuela y alumno) parecen estar más felices si éste último viene ya con esa lección básica aprendida. Siento decirlo pero es mi sensación. Por más que se diga, mi percepción es que, en medio del tráfico de Barcelona, resulta más fácil -o menos cansado- corregir vicios que no enseñar a arrancar. Y si el profesor no está muy motivado en su profesión, pues le es más cómodo que al menos el alumno sepa mover el coche.
    Personalmente no sé si volvería a cometer la ingenuidad de iniciar clases de autoescuela sin 'saber'...si fuera posible me buscaría primero un profesor particular para ir una mañana entera a algún sitio lo más parecido a un circuito.
    No sé si te lo he dicho nunca pero mi primera clase de autoescuela (yo iba super feliz y con mucha ilusión) acabó con una bronca por parte de mi profesor, que me sermoneó diciéndome que aquello había que tomárselo en serio. Y tú sabes, Esteban, que esto de los coches me lo he tomado siempre en serio, así que aquello fue simplemente horrible. No sé si volvería a pasar por ello, la verdad.
    ¡Saludos!

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    1. Estimada Elisa:
      Te creo, por supuesto; y tengo inequívoca constancia de tu seriedad. Lamento mucho la mala experiencia que has tenido y me da vergüenza ajena. Es impresentable, se mire como se mire, porque, aunque probablemente no fuese delito practicar con un pariente o amigo cuando estuviste en la autoescuela, sí podía acarrear una multa importante y consecuencias peores en caso de un posible accidente, aunque fuese de poca consideración.

      En cuanto leí tu comentario, pensé que lo mejor sería hacer una entrada sobre lo que planteas en él, y seguramente la escribiré. En realidad, es algo en lo que he pensado muchas veces: cómo enseñar a conducir en ciudades grandes. No tengo experiencia en ello, porque yo sólo trabajé en escuelas de Gijón, Muskiz, Valle de Trápaga (Trapagaran) y Portugalete, y con algunos alumnos de Bilbao que recogía allí; pero todas ellas poblaciones mucho más pequeñas que Barcelona. No obstante, te adelanto tres cosas:

      1.- Una clase práctica nunca es un paseo, salvo que el profesor sea un inconsciente de cuidado (alguno he conocido), pero en ese caso duran poco en el oficio porque, o se dedican a otra cosa o la carretera les expulsa de ese papel vía accidentes. Otra cuestión es que no enseñen y esperen pasivamente la lengua de fuego de la ciencia infusa.

      2.- Corregir vicios es bastante más difícil y laborioso que comenzar con un alumno desde cero, aunque sean verdaderamente buenos, pero eso sí, una vez desenquistados aquellos, los buenos hábitos suelen quedar sólidamente arraigados.

      3.- La posibilidad de buscar un “profesor particular”, sin tener carnet, como tal, no existe. Con la excepción del aprendizaje por libre solicitando la autorización en Tráfico, etc. Pero sí se puede acordar esa función con el profesor de una autoescuela, ya sabes, lo que suelo llamar “clases a la carta”, pero hay que buscar casi con lupa porque están tan acostumbrados a ofrecer sólo “menús” cerrados que… Es que la normativa que regula el funcionamiento de las autoescuelas es bastante estricta, lo que me parece bien, salvo algunas exigencias que no tienen más sentido que limitar el acceso al ejercicio de la profesión.

      ¡Qué rabia lo de esa primera clase, Elisa! Menos mal que has tenido y tienes una determinación admirable por aprender.
      ¡Saludos!

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    2. Hola Esteban:

      Por clases particulares me refería a lo que tú te refieres como clases 'a la carta', que como bien sabes son difíciles (imposibles, mejor dicho) de conseguir.
      Lo de los paseos, pues no sé si será un paseo para el profesor, pero para un alumno puedo decirte que en muchos casos sí. Lo peor es el lacónico 'ya lo aprenderás con la práctica' a preguntas cuya respuesta evidente era 'baja una marcha'. Así vas arriba y abajo con una máquina que no entiendes, esperando la bajada de la 'ciencia infusa', y para colmo esos programas de radio que me parecen impresentables en una clase.
      Pero no hay que desesperar. Siempre hay alguna autoescuela, normalmente pequeña y familiar, que tiene profesionales excelentes y que, afortunadamente, son completamente diferentes a todo lo que te he explicado anteriormente. La prueba es que me saqué el carnet y a día de hoy, conduciendo casi cada día no he tenido nunca ningún percance. Si hubiera sido por la primera autoescuela, no me lo habría sacado nunca o hubiera dejado el carnet en el cajón, en el mejor de los casos. En el peor, hubiera llevado un coche sin tener la más mínima idea de nada.
      Saludos!

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    3. Hola Elisa:
      Creo que te entendí como dices, la verdad, en cuanto a las “clases particulares”, me refiero; no obstante, me extendí sobre esa idea porque, ya sabes, este en un lugar público y a veces temo que si no me explico puedo inducir a error a alguna persona, y, como pienso “que mejor que sobre a que falte”, pues... Además, también me ha ocurrido que, como doy clases prácticas a personas con permiso y con su coche, ya hubo varias que se pusieron en contacto conmigo para dar clases en paralelo con las que dan en la autoescuela, pero claro, no tienen carnet y así no lo podemos hacer.

      De todos modos, discrepo en que esas clases particulares o a la carta sea imposible conseguirlas en una autoescuela y sin carnet, es difícil, en eso estoy totalmente de acuerdo, porque muchos profesores trabajan “a piñón fijo”, pero he conocido excepciones tanto en Asturias como en Vizcaya, y ha de haberlas en Barcelona, hay más de todo. Por otra parte, es algo que me resulta absolutamente incomprensible, pues la propia naturaleza de nuestro trabajo lleva a ello irremediablemente, ¿verdad? No sé, yo siempre lo he visto muy claro, desde el principio, y mi primer jefe en autoescuelas también me lo dejó muy claro, y todos los demás que tuve. Todos los alumnos tienen un objetivo común, pero se alcanza por distintos caminos en función de mil factores muy personales, y como están con nosostros, normalmente, de uno en uno en el coche... ¡Son clases particulares por definición!

      Lamento mucho tu mala experiencia en la primera autoescuela, menos mal que cambiaste, porque pocas personas lo hacen. Lo de la radio es impresentable, desde luego, yo sólo la usaba en contadas ocasiones para recabar información de tráfico en una emisora local que la ofrece casi al momento; a veces algún alumno traía su música en cinta o CD, bueno, si le iba bien, adelante; y a quien quería le ponía música de Mozart, eso lo copié de un profesor de Matemáticas, mira por dónde.

      Es muy triste que una de las raíces de la amaxofobia, probablemente la más habitual, se encuentre en el pésimo trabajo que hacen muchos profesores. ¡Qué rabia!
      ¡Saludos!


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    4. Estimado Esteban: son muy difíciles de conseguir. Puedes lograr alguna cosa, pero desde luego no una enseñanza 'a la carta'. Hay muchas restricciones.
      Yo de hecho no cambié de autoescuela... lo dejé. Sólo después de 6 meses me vi con ánimo de volver a probar. Recuerdo que estaba muy sorprendida, porque yo llevo muchos años de profesora y dudo muchísimo que a mí se me hubiera tolerado un comportamiento de esta índole.
      En fin. Saludos!

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    5. Es muy difícil, Elisa, tienes razón. Me he pensado si escribir o no el “muy”, pero en el intento de ponerme en tu lugar despejé la duda: para mí sólo sería difícil, pero estoy metido en el ambiente desde hace muchos años; tú no estabas en él y, lógicamente, tu perspectiva es otra, como lo es para la inmensa mayoría de los alumnos.

      Tiene mucho mérito tu evolución como conductora, cómo has superado tantas dificultades, y en muy poco tiempo en realidad, es admirable y todo un ejemplo. Y no son halagos, me baso en hechos; con cuanto me has contado hasta ahora, tengo motivos de sobra para asegurarte que yo iría contigo de pasajero muy a gusto, en cualquier circunstancia y lugar. En serio.

      Respecto al final de tu comentario, no sé si cabe la duda de que te tolerasen a ti el que recibiste en la primera autoescuela, pero estoy seguro de que tú no te lo hubieses permitido. Y esa es la clave: respeto por uno mismo y la profesión, si no, ¿cómo se va a respetar al alumno, su esfuerzo, su tiempo y su dinero? También hemos comentado que muchas personas no trabajan en lo que les gusta, pero me da igual, si uno asume una labor, debe esforzarse en hacerla lo mejor posible, máxime en mi oficio, que encima vamos hombro con hombro en el coche. Por otro lado, parece que hay personas que no les gusta ningún trabajo, ¿verdad?
      ¡Saludos!

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    6. Estimado Esteban: No creo que nadie trabaje 100% en lo que le gusta y como le gusta. Pero allí estamos, y cuando se trata de trabajar con personas hay unos mínimos que como bien dices el respeto a uno mismo tendrían que ser suficientes para que se respetaran siempre.
      Me alegro saber que irías de pasajero. Espero que esta opinión vaya a más y no a menos. Bien, he de confesar que yo muchas veces conduciendo he pensado: esto tendría que dejárselo hacer un día a Esteban, a ver cómo lo hace él.
      ¿Aún filmas algunos recorridos? Era muy instructivo.
      Saludos!

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    7. Estimada amiga, tocas un tema muy interesante. Y yo creo que sí hay personas que trabajan al 100% en lo que les gusta (yo mismo, a pesar de llegar de un modo algo casual a este oficio), aunque no siempre lo disfrutas el 100% del tiempo, desde luego. Incluso cuando hice trabajos que no eran “lo mío”, siempre encontraba algo agradable en ellos y procuré hacerlos lo mejor posible, los demás no tienen la culpa. Hace años que me llama la atención que algunos médicos, jubilados y octogenarios, sigan trabajando en su consulta privada con algunos pacientes antiguos (ya amigos), otros amigos y familiares; lo mismo he visto en algunos profesores, y seguro que hay más casos en otras profesiones; estoy convencido de que lo hacen porque les gusta, no veo otra razón. Aman lo que hacen y sienten pasión por ello.
      Una vez vi una escena en una película (siento no recordar el título) en la que dos hombres que acababan de cumplir los 40 (neoyorquinos) preguntaban a un viejo vaquero cuál era el secreto de la vida; este se estaba muriendo con una sonrisa en la boca y apenas podía hablar, así que levantó el dedo índice de una mano y se lo mostró. Los jóvenes no entendían y volvieron a preguntar, entonces el viejo, justo antes de morir dijo: “una sola cosa”. Y creo que es verdad, el problema está en acertar con el camino de uno; exige, claro, renunciar a todos los demás y por momentos da hasta vértigo, pero si se acierta, y dado que la mayor parte de nuestra vida la pasamos trabajando... ¡qué más podemos pedir!
      ¡Claro que iría de pasajero contigo! Y mi opinión irá a más, sin duda. Espero no decepcionarte cuando tengamos ocasión de vernos conducir, no eleves mucho las expectativas, por favor. Por cierto, a mí me pasa lo mismo con don Arturo desde hace años, muchos; y me gustaría mucho más verle conducir a él que a Carlos Sainz (padre) o a Fernando Alonso, por citar a dos pilotos muy conocidos y a los que admiro.
      Moltes gràcies por lo que dices de mis vídeos, Elisa. Pues no, hace tiempo que no lo hago, pero quiero hacerlo y lo haré, lo que ocurre es que no he podido y todavía lo tengo difícil.
      ¡Saludos!

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    8. Es ciertamente muy importante trabajar en aquello en lo que coinciden vocación y aptitudes. Estaban muy bien los vídeos! Espero volver a ver otros bien pronto. ¡Saludos!

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    9. Moltes gràcies, Elisa, yo también lo espero...

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  3. Hay una viejísima frase que viene a cuento en plenitud:
    Pudo haber sido mucho peor.

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    1. Ciertamente estimado tocayo.
      Agradezco mucho tu visita y comentario. En breve me pasaré por tu blog.
      Un saludo muy cordial.

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  4. Saludos amigo, afortunadamente solo quedó en susto y como anécdota.

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    1. Así es, Boris. En esta ocasión hubo buena suerte, ¡menos mal!
      Un abrazo, amigo.

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  5. los accidentes cambian nuestras vidas
    y los tickes tambien
    Unos porque dejan huellas de dolor y los otros porque nos dejan con menos dinero
    mil besos

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    1. Cierto, Mucha. He conocido casos muy dramáticos y verdaderas tragedias, algunos muy de cerca; y personas que sufren una injusticia muy cruel a modo de condena perpetua. Creo que todos conocemos alguno, lo que no logro entender es cómo, a pesar de ello, tantas personas siguen conduciendo con enorme desidia y despreocupación. ¡No lo entiendo!
      Un abrazo.

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  6. Totalmente de acuerdo Esteban, hay que dejar la enseñanza para los profesionales, que son los profesores, luego las consecuencias se pagan. Menudo susto. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

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    1. Pues sí, Pepe. "Cada loco con su tema", ¿verdad? Ahora, todavía hay algo que me sorprende y asusta más: las agresiones de pacientes a médicos y personal sanitario en general. Es algo relativamente reciente, y te aseguro que cuando empecé a tener noticias de ello no me lo creía. Y es el día de hoy que ni sé qué pensar, ni me puedo formar criterio, ¡es increíble! En fin.
      Un fuerte abrazo, amigo. Y buena semana.

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  7. Hola, Esteban!

    Gracias por tu vista y comentário. Mi gusta mucho la música francesa. C' est tendre et douce (je crois que tu as compris).

    Li tu escrito y entendi todo, embora, una palabrita ou outra, no.
    Que desgraça poderia ter acontecido à essa senhora! Já se passaram 25 anos, despois do acidente, que aqui referes. É necessária mucha atenção e prudência, sin duda.
    Gracias por tus dicas.

    Boa semana.

    Abrazo, com estima.

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    1. Hola Céu:
      Gracias a ti, ha sido un placer visitar tu blog, y comprobar que leyendo con calma (como bien dices) se entienden nuestras respectivas y vecinas lenguas. También he podido entender la frase que escribes en francés, aunque sé muy poco de este idioma, del que un rey español dijo que era el ideal para hablar con las mujeres.

      La buena suerte, efectivamente, fue un factor decisivo en el accidente que cuento. Lo importante es darnos cuenta de que pequeños errores que cometemos habitualmente y no corregimos por pura desidia y falta de reflexión, pueden provocarnos alguna desgracia, o a personas inocentes, lo que todavía es peor.
      Boa semana! Un abrazo.

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    2. Hola, Esteban!

      Como te sientes?

      Lo rey español tinha/tem mucha razon. TODA!
      A Língua Francesa es muy doce y gentil, cosas k todas las mujeres "normais" gostam.
      Te vou a contar un segredito: yo no tengo carta de condução/permis de conduire (crea Deus k tu tengas entendido, lo k quis dizer), porque nunca me interessei por esse tipo de cosas. Qdo frequentava a Universidade, mi madre y mi padre me incentivaram a ir aprender a conducir, pero todo k fosse teoria, nota 20, pero, parte prática, zero. Ainda la poderia obter, pero yo no me gusta conducir, prefiro ser conducida (no te rias, nem coloques segundo sentido en mi afirmação).

      Dias felices.
      Te abraço.

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    3. ¡Hola Céu!

      Estoy bien, obrigado. Espero que tú también lo estés.
      Comparto tu opinión sobre la lengua francesa, es muy hermosa.
      Suelo decir que “no conducir”, por supuesto, es una opción perfectamente respetable. Pero me he reído, lo confieso; sin malicia, eh, todo sea dicho, que conste. Y te lo agradezco, porque reír es muy saludable.

      Sin embargo, siempre está bien saber algo de conducción, automóviles y tráfico porque así podemos elegir mejor a quien nos lleva. Por favor, selecciona bien a tus conductores; a veces es mejor pagar un taxi que ir con algunos amigos o familiares.

      Cuídate mucho, Céu. Muito obrigado!
      Un abrazo

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    4. Hola, Esteban!

      Si, graças a Deus, estou bién. Gracias!
      Te has reido (estou copiando lo k tu escreveste) hein? Marotito!
      Si, concordo k es importante saber conducir, y tanto assim, k muchas vezes, pego un táxi y faço mi vida. Amigos ou familiares, no, pke mi gusta entrar en todo k es loja, mercado, enfim y los hombres, especialmente, no têm nenhuma paciência, portanto, SOLA.

      Me cuido e me amo mucho, Esteban (es necessário colocar la virgula, si non la frase teria outro sentido, completamente, descabido).

      Una noche feliz.

      Abrazo, com amizade.

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    5. ¡Hola Céu!
      Me alegro que estés bien.
      Estoy convencido de que reírse es muy sano, si se hace sin mala intención, y procuro no olvidar reírme de mí mismo.
      Celebro que te cuides, te aprecies y te quieras. Es muy importante.
      Que tengas un buen fin de semana. Felices sueños.
      Un abrazo.

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  8. Hola Esteban!!!

    Me parece haber dejado un comentario en esta entrada, no lo veo... No sé. Igual no era adecuado y no le has abierto la puerta y, si es así me parece bien.
    O estoy equivocada...
    Solo decirte que me parece una cabezonada por parte de ese hijo, una torpeza que pudo haberle costado muy caro. Pero por desgracia hay algunos más que yo conozco.
    Aquí cerca de donde vivo está el campus universitario que tiene unas pistas anchas o carreteras vaya! Donde no hay apenas tráfico, pero si gente que vamos a caminar siendo un sitio llano para ese menester, y también es lugar de aprendizaje sumergido, no sé si es correcta la frase... Pero la realidad son padres que enseñan a sus hijos, también hijos a madres, amigos a amigos/as, en fin, no es el primero que se va contra la acera, aunque nunca a pasado nada por suerte.

    Bien, pues me ha gustado leerte como siempre dando lecciones magistrales muy importantes para gente joven y no tanto, gracias por compartir tu sabiduría.

    Ha sido un placer pasar por esta casa tu casa.
    Te dejo mi gratitud por tus generosos comentarios, y mi estima siempre.
    Te deseo una feliz semana. Un abrazo. MARINA.

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    1. ¡Hola Marina!
      Te contesto ahora muy rápido, perdona, mañana sigo, pero por lo menos que tengas la oportunidad de verlo hoy.

      Yo sí veo tu comentario, está el primero, porque fue el primero que me llegó. ¡Gracias! Y, por supuesto que jamás se me pasará por la cabeza vetar un comentario tuyo, con la gratitud que te debo, con lo sobradamente adecuados que son... Es más, por mucho que me llevases la contraria, lo publicaría igual. Sólo tengo la moderación de comentarios activada (y permíteme que te lo recomiende) porque en este mundo, qué te voy a decir yo, hay personas que actúan con muy mala baba, el mal existe, y cabe la posibilidad de que alguien deje por aquí comentarios que provoquen rechazo y malestar a quienes me leéis, y puede ocurrir que tarde en verlo por mil razones.

      Hasta ahora (toco madera), sólo me pasó en una ocasión, era soez, grosero y anónimo, claro; cosa, esta última, que no me importa siempre que se den las condiciones que pido: responsabilidad, educación y respeto, hacia vosotros, en primer lugar, y hacia mí mismo. Luego hubo un par de veces que me enviaron spam muy descaradamente con fines publicitarios que encima nada tenían que ver con lo que aquí se trata, y sólo era el enlace, ni decir "hola", pero nada más, afortunadamente.

      De todos modos, a veces, hay alguno que otro que no llega, lo sé porque nuestra común amiga Elisa me lo ha confirmado, pero es muy raro. En fin, por hoy acabo ya, muchas gracias por tu comentario, y más aún, por el detalle de enviar otro, por si acaso. ¡Todo un detalle!
      Un abrazo y boa noite!!!

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    2. Hola Marina:
      Bueno, al final ayer se me escurrió el tiempo, o me pilló el toro, como dice un amigo mío, menos mal que es un decir porque si no tendría más “cornás” que un torero. En fin.

      Pues te agradezco mucho lo que me cuentas de esa zona de prácticas “sumergidas” (me gusta), ten cuidado cuando pases por ahí, estáte alerta a posibles cosas raras que puedas observar, manténte a distancia, escucha los ruidos de los motores, fíjate para donde apunta el morro de los coches y el giro de las ruedas, y, sobre todo, a la buena o mala comunicación entre quien aprende y quien enseña, es bastante habitual que en esos casos discutan fuerte y quien está al volante pierda el control llevado por sus emociones.

      ¡Cuídate mucho, Marina, y gracias a ti!
      Un abrazo.

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  9. Me gusta mucho lo que nos cuentas. Lo unico que para mi es muy largo de leer. Este texto lo puedes dividir en dos
    No te molestes es solo un consejo
    Ya que escribes muy bien y correcto

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    1. ¡Hola, Soy Mujer! Muchas gracias y bienvenida.
      No solo no me molesta tu consejo sino que te lo agradezco mucho. Y seguramente pierdo muchos lectores por lo largo de mis entradas, y mira que conozco el refrán “lo bueno si breve dos veces bueno”, tuve un profesor al que recuerdo con cariño que nos repetía mucho “menos es más”, y aun así, me cuesta Dios y ayuda sintetizar, y lo intento, te lo aseguro, pero... No obstante pensaré en ello, lo de dividir las entradas es una buena idea que hago en ocasiones, pero seguramente debo hacerlo mucho más.
      Sin que sirva de justificación, te diré que veo blogs que publican entradas cortas pero una o varias al día, y aunque me gusten llevan un ritmo que no puedo seguir; otros las editan más largas pero mucho más espaciadas; por otra parte, mi finalidad principal es enseñar y ayudar a cambiar actitudes. También he leído, que Google valora y facilita la búsqueda de posts con 1.500 palabras o más; claro que también es cierto que muchas personas ya ni tienen ordenador o apenas lo usan sustituyéndolo por teléfonos y tabletas, dispositivos más incómodos para leer textos largos, desde luego. En fin, es un lío, la verdad, pero este asunto lo tengo y lo tendré aún más en cuenta con lo que me dices. ¡Gracias de nuevo!
      He pasado por tu blog muy rápido pero volveré con más calma enseguida.
      ¡Saludos!

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  10. Olá, Esteban
    Temos, em Portugal, uma espécie de provérbio, que diz:
    "Quem te manda, sapateiro, tocar rabecão, se não sabes por-lhe a mão?"
    Não sei se vocês têm algo parecido, mas penso que compreendes o sentido do que quero dizer. Um ofício (trabalho) só deve ser exercido por quem o sabe fazer, e está habilitado para o fazer.
    Ensinar a conduzir não é fácil, e há pessoas que aprenderam a ensinar condução. Deixemos ser essas pessoas a dar essas aulas. Quando são familiares e amigos a querer ensinar, podem acontecer acidentes graves como o que descreves, que só por sorte não envolveu mortes.

    Agradeço muito a tua visita ao meu blog, e espero que voltes mais vezes. No dia 24 sai novo post.

    Um abraço
    MIGUEL / ÉS A MINHA DEUSA

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    1. Hola Miguel:
      Muchas gracias por tu atención y comentario. Eres bienvenido. Y me hace ilusión que alguien de nuestro país vecino y hermano del oeste me honre con su visita.
      Por aquí tenemos proverbios similares al que me regalas, pero no recuerdo ninguno expresado de forma tan bonita, y hasta musical, diría yo.
      Enseñar a conducir no es fácil, desde luego, pero sí lo parece visto desde fuera; y aquí no se le suele dar importancia, pocas personas relacionan buen hacer con más seguridad. Es más fácil cargar la responsabilidad a las carreteras, al gobierno, a la lluvia, a la suerte, a los otros... una lástima, impide crecer. Y, lo que es peor, hace perseverar en el error.
      Volveré a visitarte, ha sido un placer.
      Un abrazo.

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  11. Cuando queremos quitar a un profesional de en medio para hacer su trabajo creo que muchas veces cometemos el mayor error posible. Me ha gustado tu historia.
    un abrazo

    fus

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    1. Muchas gracias, Fus. Me alegra y valoro que te guste lo que cuento.
      Al hilo de esto, te diré que todavía me asombra más lo que sufren ahora muchos médicos a cuenta de las consultas que hacen sus pacientes en Internet; me han comentado varios, que mucha gente les dice su propio diagnóstico y tratamiento y llegan a sus consultas con la única idea de comunicárselo y que les extiendan las recetas... Como si fuese tan fácil aprender medicina. Parece el mundo al revés.
      Me da alegría verte por aquí.
      Un abrazo.

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