martes, 5 de julio de 2016

PERMISO POR PUNTOS: DIEZ AÑOS DE FRAUDE Y ENGAÑO

Con motivo de estos 10 años de vida que el pasado viernes, 1 de julio, ha cumplido el Permiso por Puntos, se han comenzado a oír algunas voces que cuestionan su alabada y casi milagrosa eficacia en pro de la reducción de los accidentes de tráfico. La mayoría criticando la forma en que se conceden las autorizaciones para impartir los cursos de recuperación total o parcial de puntos, la corrupción generada en torno a esta normativa o la necesidad de hacer cambios en la misma, y, miren por dónde, a mí la única modificación que se me ocurre es derogarla. 

Esta foto me recuerda cuando conducir sin la omnipresencia del "gran hermano"
era mucho más fácil, placentero y seguro. Aunque muchos no se lo crean.
Fuente: revista.dgt.es

Como sostengo en el título, el Permiso por Puntos es un fraude y un engaño por innecesario, ineficaz e injusto. Porque se proyectó con el único objeto de ser un negocio para unos pocos elegidos y porque todas las bondades que la propaganda de la DGT y su coro de interesados aduladores nos han estado repitiendo constantemente durante una década, que se dice pronto, tenían como exclusiva finalidad justificar los beneficios de aquel. Intentaré explicarme. 

INNECESARIO

Por la sencilla razón de que la normativa a la que en buena parte sustituye era mejor. Las infracciones graves o muy graves, por ejemplo, se pagaban con multa de 90 a 300 euros o de 300 a 600 euros, respectivamente, y sin descuento del 50% por pronto pago, además suponían la suspensión del permiso de conducir por un tiempo máximo de hasta 3 meses, ¡con una sola infracción! Cierto que si esta era grave, sin concurrencia de riesgo concreto y sin antecedentes similares en 2 años atrás no se suspendía el permiso; cuando eran muy graves sí, normalmente, un mes como mínimo. Por el contrario, el carnet por puntos permite seguir conduciendo después de cometer varias infracciones graves o muy graves con tal de tener un solo punto de saldo, y sin obligación de hacer ningún curso. 

Derogar y revocar el carnet siempre ha sido posible cuando se pierden los conocimientos de normas y señales, la pericia para el manejo de automóviles o la salud física o mental para hacerlo. Lo que en los dos primeros casos obligaba a realizar examen teórico o práctico, o ambos, para recuperar el carnet. Por cuestiones de salud, dependiendo de las circunstancias concretas de cada caso, se hacía o no examen. En cambio, si se pierden todos los puntos, basta con hacer el curso de concienciación y sensibilización más un examen teórico, nunca práctico

INEFICAZ 

¿Conocen a alguien a quien le hayan puesto una multa y no manifieste haber sido víctima de una injusticia o de un atraco, o las dos cosas, a pesar de reconocer que cometió la infracción? ¿Verdad que no, o que es algo muy excepcional? Bien, pues entonces, ¿quién se puede creer que un curso de concienciación y sensibilización -obligatorio y que cuesta un dinero- genere cambios de actitudes al volante? Algún caso habrá -supongo-, pero no sé ustedes, yo en 10 años no he conocido ninguno. 

Vuela al aula... ¿por qué no también al coche?
Fuente: www.20minutos.es
De lo que sí he sido testigo cientos de veces en la Jefatura de Tráfico de Bilbao es de las protestas de muchas personas cuando iban a pagar sus multas, acabando casi siempre con la coletilla “esto pasa por llevar matrícula de Bilbao, claro, si no de qué”. Justificación que, salvo excepciones (seguro que algunas hay), no me creo. Menos Portugal (no por falta de ganas), he recorrido el resto de la península Ibérica bastantes veces y las ocasiones en las que me han denunciado tenían razón, no obstante en tres casos que recuerdo bien sí tengo casi la certeza de que fue por la matrícula por lo que me pararon. Esto me pasó en carretera abierta y en tres provincias distintas: Córdoba, Segovia y Logroño, por este orden. En las dos últimas eran agentes de tráfico, en la primera Guardia Civil Rural; aquí, sí que uno de los agentes tenía un aspecto y actitud bastante inquietante, pero en ninguno de estos casos me denunciaron, y desde luego tampoco les había dado ningún motivo.

Nos han dicho hasta la saciedad que el permiso por puntos ha sido la causa de que el número de accidentes y de víctimas se haya reducido en porcentajes muy altos, pero, sorprendentemente, sin darnos nunca una sola prueba fehaciente de tal afirmación, cosa bastante lógica ya que en España las causas de los accidentes de tráfico no se investigan o estos estudios son meramente anecdóticos, razón por la cual, todos los motivos que nos facilitan para explicarlos carecen de fundamento y rigor, esta carencia en la investigación de accidentes es algo que me resulta increíble tras más de un siglo de convivencia con el automóvil, y en este país desde la década de los sesenta (inclusive) de forma intensa. 

¿Se han dado cuenta de que los porcentajes de causas de accidentes que la propia DGT nos va desgranando al cabo del año nunca cuadran? Unas veces es la velocidad (la más recurrente); otras, como si se aburriesen de decir siempre lo mismo, es el alcohol y otras drogas, las distracciones, el uso del teléfono al volante, lo viejo que es nuestro coche o quien lo conduce... y una que me llega al alma es el número de heridos graves o muertos “por no utilizar el cinturón de seguridad”, hombre, mejor llevarlo siempre, por supuesto, pero lo importante será saber por qué alguien se estrella o se sale de la vía. Es como el reciente descubrimiento de que las carreteras convencionales o vías secundarias (como dicen ahora) son más peligrosas que las autopistas, ¡a buenas horas mangas verdes! 

¿Conocen a alguien para quien la crisis haya sido una bendición? Un servidor sí: los promotores del carnet por puntos, a nadie más. Para estos señores ha sido como si les tocase el Gordo de la lotería teniendo además todos los boletos. Llegó la crisis al tiempo que nació el carnet por puntos y, claro, el uso del automóvil se limitó de forma drástica en muy poco tiempo; de repente muchas personas ya no tenían que ir a su trabajo, otras tuvieron que vender el coche, a otras se lo embargaron, algunas no podían pagar una avería... los que aún podían usarlo empezaron a hacerlo menos (llenar un depósito daba hasta dolor) y como llenaron España de radares, la posibilidad de tener un gasto imprevisto en cualquier viaje por una multa era bastante alta y cada vez lo es más. 

¡No, gracias!
Ustedes no pueden saber cuál es mi velocidad segura
en cada momento, y si yo no la sé... mejor dejo de conducir.
Fuente: www.ibericarbenet.es
Ante el panorama descrito, claro que bajaron los accidentes y las víctimas, en términos absolutos, eso sí, porque en los relativos han aumentado y en las vías urbanas también. Es evidente, que si se mueven muchos menos vehículos y quienes lo hacen recorren menos kilómetros el número de accidentes y víctimas, en la carretera, bajará; claro que para esto, si mañana se sube el precio del litro de combustible a 3 euros, por ejemplo, todavía bajarían más. 

Hay quienes aseguran que hemos salido de la crisis, yo no lo veo y dudo mucho que viva para verlo, sin embargo sí se aprecia que muerde con menos fuerza de unos cuantos meses (quizá un año, más o menos) acá. Se ven algunos coches más en la carretera, aumenta el kilometraje recorrido y con ello el número de accidentes, entonces es cuando a muchos “expertos” no se les ocurre otra cosa que asegurar que el permiso por puntos se ha quedado obsoleto y que es necesario modificar la normativa, ¿otra vez? ¿Tan incapaces son nuestros legisladores que no pueden hacer una normativa  simplificada y estable ni para regular el tráfico? También dicen que el miedo a perder puntos hace que se conduzca mejor; será cuando te quedan uno o dos, porque entre tanto... El miedo no hace conductores mejores, los hace más torpes, lo que lleva inevitablemente a cometer más errores y a asumir más riesgos que encima no se saben resolver. ¿Es esto lo que pretende la DGT? Pues en buena parte lo está logrando.

Luego está la nula eficacia de los cursos de reeducación y sensibilización (qué mal me suena esto, parece una amenaza de llevarnos a un gulag de Siberia), habrá alguna excepción que confirme la regla, desde luego, pero imagínense la situación: acuden obligatoriamente a un curso para la recuperación parcial de puntos, pagan un respetable precio y a cambio reciben unas charlas impartidas por un psicólogo (que en algunos casos ni tiene carnet de conducir ni conocimiento de la carretera) y un profesor de autoescuela, en ningún caso se hace una evaluación práctica de su nivel como conductores, básicamente se les adoctrina; en muchos casos igual tienen que dedicar un tiempo considerable en desplazarse hasta el centro que lleva a cabo el curso (hay pocos en cada provincia); aguantarán el chaparrón, perdón el adoctrinamiento, pero sin gusto ni ganas. Seguro que preferirían pagar el equivalente al precio del curso como una multa, les cabrearía menos, no les hace perder el tiempo y el efecto sería similar. En fin, estos cursos no sólo son ineficaces, los conductores ya saben qué infringen (hasta la propia DGT lo reconoce), también resultan contraproducentes. 

INJUSTO 

Todavía hay muchos municipios en los que no se quitan puntos aunque se denuncie una infracción que suponga su pérdida, ¡diez años después! Escándalo que por sí solo debería ser motivo más que suficiente para derogar esta normativa. En España hay demasiados municipios, cuyos gobiernos se eligen democráticamente cada cuatro años, y me parece bien (aunque hay reglas de aritmética electoral más justas y proporcionales que la actual), lo que me parece muy mal, es que cuanto menos habitantes tenga una población más se utiliza a la Policía Local como guardia pretoriana y más “simpáticos” pretenden ser sus ediles ante sus potenciales votantes; y, claro, quitar puntos les hace muy impopulares.

Fuente: es.123rf.com
También es injusto que un conductor profesional que realice 200.000 km anuales tenga el mismo saldo inicial de puntos que quien sólo recorre 5.000 km en el mismo periodo. El primero tiene muchas más posibilidades de perder puntos por muy bien y legal que conduzca y aunque cometa muchas menos infracciones en términos relativos, pero cometerá más en total, entre otras cosas, y en más ocasiones de las que parece, para evitar provocar un accidente o verse involucrado en él. Aprovecho para decir aquí algo que se desconoce mucho y que contradice la supuesta dureza de la Ley de Tráfico que tanto se pregona, cuando se ordena una suspensión temporal de un permiso de conducir, ya sea por vía administrativa o penal, cabe la posibilidad de llevar a cabo esa suspensión en periodos de días fraccionados entre festivos y vacaciones, de modo que pueda seguir trabajando con su vehículo los días de labor. Esto no se hace de forma automática, hay que solicitarlo y se estudia cada caso, pero es raro que se deniegue, no sólo afecta a conductores profesionales sino a cualquiera que pueda probar que necesita de un automóvil para realizar su trabajo o acudir a él, lo cual me parece impresentable. Si se suspende el permiso se suspende para todo, más seriedad, por favor.

Otra injusticia que además contraviene el más elemental sentido común: sólo el 3% de las autoescuelas de España pueden hacer cursos de recuperación de puntos. ¿En qué cabeza cabe esto? Si cualquier escuela de conductores puede enseñar a conducir a una persona partiendo de cero, con más razón podrá ayudarla a recuperar sus puntos, si es que quiere, pero que lo decida libremente su titular; y que, libremente a su vez, decida cada persona que lo necesite ir al centro que desee. ¿Que la DGT no se fía de las autoescuelas para realizar esta labor? Pues a ver cómo justifica su confianza para otras... pero bueno, que lo haga ella misma si no, a través de sus jefaturas provinciales y con sus funcionarios, pero que no permita intermediarios que decidan arbitrariamente qué escuela puede dar los cursos quitando y dando concesiones a su antojo e interesado capricho, lo que además de ser intolerable encarece el curso innecesariamente. Esto es una práctica caciquil y feudal a la que ni yo mismo daba crédito cuando supe de ella allá por 2004 o 2005, les contaré más sobre este aspecto en la próxima entrada, y sobre su nacimiento. El permiso por puntos fue ideado con un único y exclusivo propósito: hacer un espléndido negocio. Todas las bondades que se le atribuyen no son más que adornos para poder venderlo, mejor dicho: para obligarnos a comprarlo.
Esteban

INFO CURSOS Y LIBROS: AQUÍ AQUÍ.

P. S.: En estos días atrás he leído, entre otros artículos, tres que considero muy interesantes y recomendables relacionados con esta entrada más o menos directamente. Haciendo click sobre los títulos podrán leerlos: 
Una hipocresía rampante (Juan Manuel de Prada en XLSEMANAL).
Diferencia entre sociedad y Estado. (Icue en el blog Un padre de familia).

8 comentarios:

  1. Estimado Esteban: tantas cosas nos cuelan y nos tragamos...
    Ciertamente sorprendente que se haga tanto inciso para concienciar de seguir las normas y tan poco en potenciar mejorar como conductores o en pedir la colaboración ciudadana para detectar puntos con mala señalización o visibilidad

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    1. Así es, Elisa. Una vez más, y lamentablemente en este caso, tienes razón. Por eso resulta cada vez más importante poner en cuarentena casi toda la información que nos llega, por no decir toda. Es agotador, y resulta muy tentador tirar la toalla y limitarnos a creer, juraría que es lo que pretenden, anulando así nuestra capacidad crítica para que no pensemos, tenernos permanentemente distraídos y con la mente completamente dispersa. Así estamos a su merced.
      Creo que al Estado no le interesa en absoluto que mejoremos como conductores; y sobre concienciar, basta con aparentar que lo hacen. Si no, ¿a qué tanta maraña legislativa, tanta trampa en la carretera y tanta acción represiva? Es muy triste, pero en general esto es lo que veo.
      ¡Saludos!

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  2. Una de las primeras cosas que no me gustaron del carnet por puntos fue saber qué infracciones detraían puntos y cuales no.
    Hay una que aún no he acabado de entender: cuatro puntos por arrojar colillas desde el coche.

    Bueno, arrojar colillas desde el coche es una marranada en el mejor de los casos y el posible origen de un incendio en el peor. Eso no vamos a discutirlo.

    Pero yo creo que es algo completamente separado del acto de conducir aún cuando se realice al volante de un vehículo en marcha. En el peor de los casos sería denunciable no prestar la atención necesaria a la conducción.

    Entonces, ¿no deberíamos sancionar a quién arroja colillas encendidas? Pues ¡naturalmente que sí! Pero debería tener la misma sanción tanto si la tira desde el coche como si lo hace mientras pasea a pie por el campo ¿O es que la ley es diferente para peatones y conductores?

    En cuanto a los cursos, yo parto de que son para aprender. Si no, no es un curso. Podría ser una sesión de terapia de grupo, de adoctrinamiento o un foro de debate. Que igual es buena idea cualquiera de esas cosas, no digo que no. Aunque no son un curso.

    Pero tengo la intuición o casi la certeza de que es simplemente un paripé, un saca-cuartos más que no debe aportar gran cosa.

    A lo mejor tendría cierta gracia obligar a quienes han perdido todos sus puntos a hacer un curso de conducción en circuito. A aprender a frenar. A aprender mecánica. Cosas útiles, cosas prácticas.

    Pero, claro, eso ya no sería negocio para los amigos de la DGT.

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    1. Totalmente de acuerdo con respecto a lo de las colillas.
      En cuanto a los cursos estoy básicamente de acuerdo con cuanto dices, es más: es lo que justifica y sostiene el negocio. Pero lo han vendido bien, cuando se empezó a hablar del asunto nadie se veía perdiendo puntos, “eso les pasa a otros”, y encima se pierden más o menos progresivamente, luego hay que ser muy necio para verse obligado a realizar un curso, y no digamos para perderlos todos, de modo que quien tenga que hacerlo se lo ha ganado a pulso, así pues que se fastidie, oye. Con lo que no contaba casi nadie, es con que llenarían las carreteras de radares y en cualquier viaje medianamente largo por ruta poco conocida (y al principio aun bien conocida) muchos conductores que nunca habían sido denunciados, regresaban con una o varias multas y con menos puntos.

      Poco a poco los cursos empezaron a funcionar, curiosamente, con un importante porcentaje de reincidencia (como bien dices no se aprende, se hace el paripé). No obstante hay excepciones y hace un par de días conocí una, me lo dijo un colega que imparte estos cursos: “hay casos absolutamente imposibles (drogas, alcohol...), al menos en la autoescuela, pero en los demás sí se notan cambios de actitud claros”. Pero este buen resultado se debe exclusivamente a su mérito, a olvidarse del programa, entregarse a la faena, ganarse a los alumnos e ir más allá, bastante más allá de lo que la normativa pretende. Claro que esta labor tan altruista y loable por parte de mi compañero es bastante excepcional.

      Los cursos en circuito serían mucho más útiles, desde luego; y pienso que si quieren, sí podrían hacer también negocio con ellos, quizá menos porque implica más gastos, pero al menos supongo que la mayoría de los participantes acudirían con más agrado y todos contentos, más o menos. Pero parece que no interesa, es más rentable mantener al mayor número posible de conductores en un nivel bajo de manejo y engañados, así es más fácil que cometan infracciones y volver a denunciarles.
      Un saludo.

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  3. Si todos los conductores prestaran ateción al codigo de circulación,tendriamos menos muertes en las carreteras

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    1. Sin duda es un factor básico de seguridad, Juan. Pero por sí mismo insuficiente, hay que saber manejar bien la máquina que llevamos dentro de sus limitaciones y las nuestras, cosa que todo el mundo da por hecho y no es cierto; coordinarse bien con los demás e ir siempre muy muy atentos. Incluso a veces, nos salva la vida incumplir con alguna norma o señal, doy fe.
      Un abrazo.

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  4. Yo creo que cada vez que de tuviera que renovar el permiso, se debería volver a aprobar un teórico y un práctico. Que lo conductores olvidan rápido qur hay que detenerse en un stop, o como hacer una glorieta, o un giro a izquierdas, etc.

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    1. Es una posibilidad, desde luego, pero me parece totalmente inviable. La mayoría de las personas no ven necesario ni pasar por la autoescuela, imagínate diez años después... ¿Y qué político asumiría una decisión tan impopular? También tenemos un ejemplo relativamente reciente: con tres años de antigüedad en el permiso “B” (el de coche), automáticamente se puede conducir una moto de hasta 125 cc, en los últimos años miles de personas se han comprado una moto aprovechando este cambio normativo, ¿cuántas han pasado por una autoescuela o, al menos, le han dicho a algún amigo que les enseñara algo? Algún caso habrá, pero todavía no he conocido ninguno; y eso que la moto es un automóvil muy diferente al coche, que por definición tiene un equilibrio inestable y, además, a sabiendas de que si ocurre algún accidente tanto el conductor como su posible pasajero son mucho más vulnerables que dentro de un coche.

      ¿Se olvidan las normas? Yo creo que las básicas, las de uso diario... no se olvidan nunca, simplemente muchos se niegan a cumplirlas. Lo que nunca entenderé es por qué se olvida también el instinto de supervivencia. He conocido muchos casos en los que incluso después de varias multas, perder puntos y hasta sufrir accidentes haciéndose daño, los conductores responsables se limitaban a achacarlo a la mala suerte o insistían en que la culpa era del otro. En fin.

      Muchas gracias por tu comentario y por tu atención.
      Un cordial saludo.

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