sábado, 26 de enero de 2013

UN BUEN SUSTO

Tengo un amigo unos cuantos años mayor que yo, desde hace dos, ha dejado de conducir por problemas de salud, no son graves, afortunadamente, pero han hecho aconsejable que dejara esa actividad en un acto de responsabilidad que le honra y que en sus circunstancias es muy poco común. Ha conducido de continuo desde joven y ha acumulado unos cuantos cientos de miles de kilómetros a sus espaldas sin ningún incidente reseñable. Es, como alguna vez oí o leí en alguna parte, un genuino “conductor turístico”, entendiendo por tal el que no utiliza el coche por motivos profesionales ni lo necesita para acudir a trabajar, haciendo un uso del mismo literal y fundamentalmente turístico. Ha recorrido casi toda España haciendo decenas de miles de kilómetros por carreteras infames muchas veces, pues, entre otras cosas, compartimos el gusto por los paisajes abiertos, pequeños pueblos y lugares apartados “lejos del mundanal ruido”, como dejó escrito Fray Luis de León.

Fuente: www.animalesyanimales.com
Hace unos quince años, aproximadamente, guardaba el coche en una lonja próxima a su casa, una lonja pequeña, en la que entraban otros dos coches, alguna moto, bicis... y que no tenía vado porque ninguno de los que la utilizaban lo necesitaba -tampoco les dio permiso el Ayuntamiento alguna vez que lo solicitaron- pero les coincidía muy bien para entrar y salir sin problemas casi siempre.

Un día entró a coger el coche por la mañana, no encendió la luz, no solía hacerlo cuando era de día -con la que entraba por el portón abierto era suficiente-, se montó en el coche, cerró la puerta y de pronto sintió algo casi rozando el lado izquierdo de su cabeza que pasó como un rayo de luz negra por el hueco entreabierto de su ventanilla. Cuando me lo contó unos días después, su cara aún reflejaba muy bien el tremendo susto que llevó. “Hubo un momento que pensé que me moría, Esteban, ¡como hay Dios! En mi vida sentí el corazón latir tan fuerte y tan rápido, ¡en mi vida, te lo juro! ¿Sabes qué era? Un gato, un gato negro pequeño, le vi salir por el portón a todo correr, justo a tiempo para que el corazón bajase de revoluciones y no me diera un infarto. Se conoce que había pasado la noche en el coche y que estaba por la parte de atrás, cuando yo me monté se asustó... y casi me mata”. Luego, ya riéndose, “¿sabes?, yo creo que me salía el corazón del pecho, como en los dibujos animados. Sí ahora me río, pero...” 

El rubio es Riky en su "hogar de acogida" seduciendo a su nueva "madre". ¿O examinándola?
Foto cedida por Beatriz Varillas. ¡Gracias!
Mi amigo es un auténtico bonachón, de carácter afable (y carácter a secas, también, si las circunstancias lo requieren), muy amigable, confiado y poco amigo de pensar mal. Era bastante frecuente que dejase el coche con la ventanilla abierta, total o parcialmente, como cuadrase; a veces ni lo cerraba.

Es tentador -al menos a mí me pasa- y agradable para quienes vivimos en ciudades ya bastante pobladas, dejar puertas y ventanillas abiertas, incluso hasta la lleve en el contacto de nuestros coches cuando vamos a lugares en los que estas cosas son práctica habitual. Todavía deben quedar pequeños pueblos -al menos hasta hace pocos años aún los había- en los que sus habitantes nunca cierran ni las puertas de sus casas, ni siquiera de noche. También ocurre esto en algunos campings, urbanizaciones y lugares, en general, a los que es frecuente acudir en tiempo de vacaciones. Pero aunque nos tachen de raros y desconfiados, por más que se nos antoje y sintamos que estamos pasando unos días de descanso en un idílico lugar en el que todo es bueno, bonito y barato, siempre debemos cerrar por completo el coche. Siempre. Y no por desconfianza, como expliqué a amigos y lugareños cuando al ver que cerraba el coche -ventanillas incluidas, por supuesto, por más calor que hiciese- me decían con una sonrisa “aquí puedes dejarlo abierto, nunca pasa nada” y a lo que contestaba algo así como: te creo, de verdad. Confío totalmente en toda la gente de aquí, pero hay niños; que se pasan los largos días de verano casi todo el tiempo en la calle, muy libres, sus padres bajan mucho la guardia -el lugar invita a ello con mucha fuerza- y para ellos un coche puede resultar un juguete precioso, siempre tienen ocurrencias inimaginables para los adultos, no conocen el miedo, derrochan energía, tienen la vida recién estrenada...

Conviene no dar facilidades para juegos ni para delitos.
No sería nada raro que se metiesen en un coche a jugar... ¡y a conducir! Yo mismo recuerdo que de niño me sentía perfectamente capaz de conducir cualquier cosa que pueda moverse por tierra, mar y aire, incluidos submarinos y cohetes al espacio; sin ninguna duda, faltaría más. Bueno, y en realidad... también ahora, lo único que soy consciente de tener limitaciones físicas que es mejor no explorar; y no físicas, desde luego, pero en principio nada insalvables si estudio, aprendo y me dejo enseñar. En cualquier caso, tampoco es cuestión de sufrir un infarto o un derrame cerebral por superar la barrera del sonido en un caza o dar unas vueltas con un fórmula uno en un circuito. ¡Pero me encantaría! Bueno, tal vez en otra vida. Quién sabe.

Coche autónomo de Google
Fuente: www.autobild.es
De vuelta a la tierra y al tema, puede parecernos imposible que algunos niños sean capaces de desengranar una marcha (pisando o no el pedal del embrague), quitar el freno de mano, etcétera, pero también pueden hacerlo entre varios. Recuerdo un caso a finales de los ochenta en que una patrulla de la Policía Nacional, en Madrid capital, se cruzó con un coche que parecía el actual de Google: nadie lo conducía. Dieron la vuelta y tras una corta y suave persecución que acabó con el coche fantasma chocado contra un árbol, cuando abrieron la puerta del Seat 600 se encontraron con dos niños de cinco o seis años que lo conducían en equipo: uno, sentado en el suelo se ocupaba de los pedales; el otro, de pie, del volante, e indicar a su amiguito qué tenía que hacer. La historia es real, la leí en un periódico; afortunadamente los niños salieron ilesos. 

Salvo por lo de la conducción en equipo, supe de más casos semejantes; siempre acabados en colisión pero sin lesiones (o muy leves) para sus jóvenes ocupantes. En Valencia, por aquel tiempo, un chaval entre los 14 y 16 años, robaba Ferraris, sólo Ferraris y siempre a extranjeros, de vez en cuando; se daba unas vueltas con ellos y luego dejaba los coches sin haberles causado ningún daño ni robar nada. Parece ser que conducía muy bien, la policía le persiguió en algunas ocasiones, pero como nunca lograron darle alcance, de algún modo averiguaron dónde vivía, decidieron dejar de perseguirle (era muy peligroso para todos) y esperarle en su casa.

Aerodinámica para volar.
NORTHROP F5B
Fuente: Diario 20MINUTOS
Conviene tener muy en cuenta, que en la Ley de Tráfico se contempla la obligación de:

Parar el motor y desconectar el sistema de arranque.

Bloquear la dirección y poner el sistema antirrobo, si procede. En realidad, no es necesario bloquear la dirección, basta con que se bloquee si alguien intentase robar el coche. Desde luego esto, o cualquier otro sistema que se emplee, no es garantía suficiente para evitar el robo del vehículo, pero es el método más habitual que utilizan los fabricantes para cumplir con la norma que obliga a que dispongan algún modo de evitarlo, y en teoría la cumplen.

Accionar el freno de estacionamiento (el de mano). Por cierto, apretando el botón con el pulgar desde el principio para que la “uña” salve todos los dientes de la carraca y no los desgaste innecesariamente. Nunca entendí a cuento de qué viene esa especie de sonora ostentación que se produce cuando se sube sin presionar el botón, todos los automóviles llevan freno de mano desde siempre, por Dios.

Poner primera velocidad en pendiente ascendente y marcha atrás en descendente; en los que disponen de cambio automático, posición de estacionamiento. Pero sin pendiente, también debe hacerse así. Es mucho más seguro e improbable que el coche se pueda mover al ser empujado por otro que estacione de oído y además sea sordo, cosa que vemos todos los días en la calle, desafortunadamente, y que implica una preocupante e intolerable falta de respeto hacia los bienes de los demás que inevitablemente me llevan a deducir que esa persona ha de ser un peligro conduciendo. No hablo de cuando uno se equivoca, sino de quienes lo hacen intencionada y sistemáticamente. Se nota muy bien: no miran, e insisten en golpear de nuevo. Por supuesto, tampoco se molestan en comprobar si causaron algún daño a los otros vehículos que, por cierto, siempre se causa, se vea o no.

Cerrar puertas y ventanillas para impedir su uso sin autorización.

Encender el alumbrado oportuno, si procede.

Con estas normas debemos cumplir siempre, antes de abandonar el vehículo. 


Aerodinámica para todo lo contrario: Pegarse al suelo.
Cheste, Valencia 2009
Muchas veces me han preguntado, y me preguntan: ¿Me pueden multar si... o por...? Evidentemente nos pueden denunciar y multar por cualquier obligación que omitimos o prohibición que vulneramos. Pero casi nunca, la denuncia en sí, es lo más importante. Referente a este tema, lo peor, y con diferencia, es que por negligencia nuestra un niño, con o sin llave, logre mover un coche y hacerse o hacer daño, o ambas cosas. Naturalmente, tendríamos responsabilidad respecto a los daños causados. Penal, no creo (quizá en algunos casos muy graves); pero administrativa y civil, sí. Sin duda. Y respecto a la civil, dudo mucho que el seguro tenga obligación alguna de aceptarla cuando hemos sido nosotros los que hemos incumplido la nuestra. ¡Cuidado! Desde luego, lo mismo ocurriría si, por ponérselo fácil, algún amigo de lo ajeno -por muy adulto que sea- se va con nuestro coche. Repito, cuidado con estos pequeños detalles, y lo que siempre decía a los alumnos: Cuando salgas del coche, por breve que sea la parada, sube las ventanillas, inmovilízalo y ciérralo, por favor. 

Esteban

14 comentarios:

  1. Cómo me han venido a la mente recuerdos de finales de los 70-80, cuando el coche representó, para muchos, la oportunidad de visitar sitios. He vivido viajar en coche... sin haber reservado hotel, parando en el pueblo que nos gustaba, y preguntando a la gente dónde había alojamiento. Desde luego, como comentabas en otro post, ahora parar para preguntar algo equivale a parar el tráfico y molestar. Y es que antes no había tanta prisa. Es cierto que mucha gente corría con el coche, pero era correr por correr, no era por prisa. El coche, si vivías en la ciudad, no tenía como finalidad principal ir a trabajar (aunque trabajaras por los alrededores). Sí que había gente que le gustaba conducir e iba a trabajar con él, pero era por el gusto de cogerlo; en general la función del coche-al menos como la viví de pequeña-tenía más a ver con el ocio, con el acceder a paisajes y lugares de manera autónoma y siguiendo el horario que tú elegías que con el ir a trabajar cada día.
    Hoy en día es diferente. El coche se usa para ir a trabajar por simple comodidad (quien tiene parking en la misma casa ni llega a tener frío por la mañana), y ¡hasta para actividades como hacer la compra o llevar niños al colegio!, pero se ha perdido el espíritu viajero. Los viajes nos los venden en forma de 'circuitos preparados' y creo que así no vale la pena. He viajado bastante por motivos laborales y creo que de muchos países-México es un gran ejemplo- la gente tiene una idea muy distorsionada porque precisamente sólo han estado en el 'espacio para los turistas'.
    Aquí en mi casa hace tiempo que corre la idea de hacer un circuito Francia-Alemania-Austria... Bueno, quizás este verano hagamos un anticipo yendo a algún lugar de Francia.

    Por cierto: desde luego que con niños por los alrededores, ¡llaves del coche bien guardadas! No veas cómo les atrae eso de sentarse en el puesto de conducción...

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal como dices en el primer párrafo, ¡esa es la esencia del automóvil! Y es una pena, ciertamente, que esté tan distorsionada, también lo está el hecho de viajar; pocas personas disfrutan ya “el durante”, que tantas satisfacciones me ha dado. Además, esa posibilidad de cambiar de planes durante la ruta, e incluso iniciarla sin ningún plan improvisando sobre la marcha... me encanta, es esencia de libertad que, por cierto, tenemos seriamente amenazada.

      Sobre lo que dices en tus últimos renglones... ¡Qué me vas a contar! Para mí no había mejor juego que ponerme al volante del 4/4 o del precioso camión Dodge de morro largo granate y negro de mi padre. Me dejaba bastantes veces, sin llaves, mientras él dormía la siesta en “Casa Güeli” a pie de la carretera Carbonera... ¡Ay! Mis primeros simuladores, eso que si pisaba pedales no veía la carretera, pero daba igual, me bajaba y subía del asiento una y otra vez repartiendo carbón por todo el mundo o llevaba a mis primas como auténticas señoronas a donde me dijeran; era un chófer muy profesional. En fin, corto y cambio, que si no...

      Ánimos para ese viaje, lo pasaréis bien y será inolvidable, seguro. Nunca estuve en Alemania ni Austria, pero en Francia sí, y no me he perdido nunca -y sin GPS, claro-. Resulta más fácil conducir, hay un montón de pequeños detalles que pasan casi desapercibidos pero facilitan la labor. Al principio ya se nota, luego parece que uno se acostumbra y ni se da cuenta... Hasta que vuelve, que es donde más se nota el “Spain is different”.

      ¡Saludos!

      Eliminar
    2. Creo que hoy en día la esencia de viajar se reduce a poder fardar de a qué lugares has ido.
      He pasado la mayor parte de mi vida sin coche. Y comparando vivir con coche o sin coche, pues la gran diferencia no es la comodidad, sino la autonomía, el llegar a sitios donde antes, pues no llegabas, y, desde luego, a no depender de horarios de autobuses, trenes,taxis etc. Esta autonomía en ciudad a mí me la da más la bici que el coche (eres libre de parar en cualquier sitio, cosa que en coche no).
      Los niños ven en el coche un 'superjuguetito', y los adultos que no 'lo necesitamos', pues también. Nos saca de la ciudad y nos sumerje en la montaña, o en unas ruinas, o en una feria... en poco rato. A menudo decimos :¿hubiéramos venido aquí sin el coche? Y la respuesta es que no.
      Desde luego que la idea de cruzar Europa es muy atrayente, pero creo que antes hay que prepararse, porque entre otras cosas, no sé cómo conducen fuera ni tengo rodaje en viajes de más de 200Km. He estado varias veces en Alemania: la señalización tiene 'otro estilo' que por aquí... quizás sea más clara, pero es diferente. Primero iré a Andorra, luego a Francia y luego ya iremos más allá. Aquí en casa les hace más gracia ir en coche que en avión. Saludos!

      Eliminar
    3. 1
      ¡Vaya! “Fardar” se emplea mucho en Asturias, casi siempre con ánimo despectivo. Creo que tienes razón, pero no sé, será un signo de los tiempos porque es tan hueco... ¿Quién puede presumir de viajar, si casi todo el mundo ha puesto pie en América y Asia alguna vez? Pero sí, la mayoría viajan como las ovejas haciendo la trashumancia. Qué se va a hacer.

      Pues es una feliz circunstancia que en casa prefieran el coche al avión y a ti te guste conducir. ¡Perfecto! Me alegro mucho por todos vosotros. El viaje conviene planificarlo, desde luego, más, yendo con niños, que imagino participarán en los planes; es una forma de evitarse sorpresas y angustias al tiempo que se empieza a disfrutar bastante antes de salir de casa. Conoces la herramienta de Google, es muy buena y eficaz, pero a mí me gustan también los mapas de carreteras en papel, eso de bajar del coche y extender el mapa sobre la chapa del capó no hay pantalla que lo iguale. Sin embargo un GPS es muy recomendable porque a veces no hay dónde parar para mirar el mapa o está lloviendo... y también ayuda mucho cuando se anda cerca de ciudades grandes, donde un error de “navegación” puede angustiarnos mucho hasta que nos volvamos a orientar, afecta a la seguridad, crispa los nervios... y puede llevarnos a andar por zonas muy poco recomendables y peligrosas. A pesar de que me encantan los mapas de toda la vida, el GPS es muy aconsejable y, esto seguro que huelga decírtelo, entrena antes con él por recorridos que conozcas y ponlo a prueba, intenta engañarle, no hacerle caso... Siempre gana la máquina, pero es divertido, se toma confianza y, sobre todo, nos hacemos a sus indicaciones y... como a aceptar “su autoridad” por encima de nuestra subjetiva impresión. Creo, que la descoordinación con estos aparatos, por decirlo así, está en la raíz de algunos sustos, accidentes y movimientos erráticos y extraños de algunos conductores que se empeñan en hacer uso del libre albedrío en el momento más inoportuno.

      Sobre los tiempos de viaje, te aconsejo vivamente que descartes la idea que nos han grabado a fuego en el subconsciente de que debemos parar cada 2 horas ó 200 km. Cuando lo oigo siempre pienso lo mismo: pues, hombre, si quiero ir a Málaga y tengo que parar cada dos horas voy en tren (el avión, para mí, es último recurso). Porque es muy relativo, para cuando lo necesites tú o tus pasajeros. Lo más probable es que puedas hacer recorridos de 400 ó 500 km en media jornada con una o dos paradas tranquilamente sin apenas acusar fatiga y una vez alojada en el lugar al que vas, empezar a disfrutar del mismo. Hoy por hoy, viajando de día, por caminos fáciles (autopistas) es perfectamente factible hacer alrededor de 600-700 km sin ningún problema. Incluso para ti, en serio. Otra cosa sería hacer 100 km por carreteras de montaña de noche y lloviendo, nos puede cansar muchísimo. Y claro, en igualdad de ruta y condiciones, a veces el cuerpo de uno no está por la labor y no está por la labor, pero nos avisa, sólo hay que hacerle caso, sus motivos tendrá; nunca es bueno forzar las máquinas, ni la de hierro ni la de carne y hueso.

      Eliminar
    4. Y 2
      Ah, y por ahí fuera, generalmente, conducen mejor; y la policía trabaja más y mejor. No está de más echar un vistazo a las normas de circulación del país que vamos a visitar (se puede consultar RACC, consulados, embajadas), las básicas son prácticamente universales, pero siempre puede haber algún detalle diferente e importante que conviene conocer: hay cosas que aquí son delitos y en otros países no, o al revés. Recuerdo el caso de un chaval que en Hungría después de tomarse una cerveza cogió el coche, le paran en un control y lo llevan detenido; estuvo uno o dos días en un calabozo, él juraba que sólo había tomado una cerveza, que estaba bien y que no había cometido ninguna infracción, y era cierto, lo que no sabía es que en Hungría la tasa de alcohol es cero y superarla delito, por poco que sea. La cosa quedó en un susto y en una multa cuyo importe no recuerdo, pero bueno, no le dejó sin recursos para volver, afortunadamente. La señalización es mucho mejor, sin duda, tiene “otro aire”, sí, pero es mucho mejor, sencilla, limpia, eficaz... ¿Por qué no la copian? Aquí es retorcidamente complicada, apostaría a que muchas veces está diseñada y colocada a mala fe. No voy a darle más vueltas porque me quita hasta el sueño.

      Bona nit! ¡Saludos!

      Eliminar
    5. Gracias por los consejos. Realmente sí, llevo mapas 'clásicos' en el coche. Y lo del GPS... pues la verdad es que tengo uno, pero...no lo uso nunca!!! Desde luego que será la ocasión.
      Ciertamente tengo que informarme bien de los detalles de conducción por Francia... porque quieren ir a Carcassonne esta primavera. Tú los conoces mejor que yo: ¿algún consejo? Por cierto que encontré un blog que quizás te gustará. A mí me gustó mucho: http://viajes-en-coche.blogspot.com.es/
      Lo de las horas de descanso, pues tienes razón, y pensé lo mismo leyendo hace tiempo un artículo de Arturo de Andrés. Incluso siendo novel, pensaba (especialmente si era de noche): si ahora paro, luego será más tarde, estaré más cansada y será peor,...
      Saludos!

      Eliminar
    6. Perfecto razonamiento el que haces al final, así es. Y ese insistente consejo de la DGT también me parece un perfecto ejemplo de cómo se utiliza una "norma" basándose en el principio de que la plebe somos idiotas. Ni siquiera me gusta la normativa que de verdad hay para regular los tiempos de conducción y descanso de los conductores profesionales, salvo excepciones, lo único bueno que tiene es que hace aumentar la plantilla de las grandes empresas de transporte.

      Hace ya unos años que no paso a Francia pero que yo sepa no hay ninguna novedad relevante, tengo amigos y conocidos que van con cierta frecuencia y no me han comentado nada ni oí nada, salvo que la obligación de llevar alcoholímetro está en suspenso y seguramente no lo exigirán. Los límites genéricos de velocidad están así:
      Autopistas : 130 km/h, en caso de lluvia 110 km/h
      Carretera principal : 110 km/h, en caso de lluvia 100 km/h
      Carretera : 90 km/h, en caso de lluvia 80 km/h
      Cuidad : 50 km/h
      Alcoholemia 0,5g/l (aunque seguro que en Francia y aquí actúas como si fuese cero).
      Eso sí, si te paran por alguna infracción hay que pagar al momento.

      En Francia he estado unas cuantas veces con el coche y siempre (sin excepción) me he encontrado muy a gusto conduciendo por allí, la señalización me parece muy buena, es fácil, muy intuitivo y no solo anduve por autopistas, también por carreteras de Pirineos. No tendrás ningún problema, Elisa, ya lo verás; y Carcassonne lo tenéis muy cerca de casa. Francia es un país muy bonito, tiene de todo; me gustaría conocerlo mucho más y mejor pero todo lo que he visto de él me ha gustado, todo. Ah, no obstante, y ya que lo tienes, mejor llevar el GPS, que luego lo utilices más o menos...

      El blog que me remites no lo conocía (gràcies!) y me ha gustado, sí, parece que está muy bien.

      ¡Saludos!

      Eliminar
    7. ¡De nada!
      Olvidé decirte una cosa, y eso que estuve esforzando mi memoria. En Francia, el único susto que tuve -e inolvidable- como sabes, fue el que me dio aquel famoso muñeco. Nada más, y es muy significativo porque aquí en igualdad de kilómetros hubiese tenido unos cuantos.

      Eliminar
  2. Lo de las señales es muy surrealista, lo que provoca que a la que se va a un sitio diferente de los habituales todo el mundo ande con el GPS, cuando sería mucho más natural y seguro limitarse a mirar las señales.
    Casos surrealistas hay muchos: entras en una rotonda y las señales de salida no coinciden con el panel de entrada, o si quieres ir al pueblo A es mejor no tomar la dirección del pueblo A sino la del pueblo B, o la bifurcación que indica Lleida-Tarragona por autopista o Barcelona por la nacional, que provoca que más de una vez el pasaje se piense que me he equivocado cuando me voy en dirección Lleida-Tarragona... y luego me preguntan: ¿y porqué no pone Barcelona, si va a Barcelona? ...
    Aunque alguna cosa de señalización está mejorando. En varios sitios he visto que han puesto una línea continua en el carril del centro cuando éste pasa paralelo a uno de aceleración (y así se evita fácilmente que alguien vuelva a la derecha cuando hay riesgo de que alguien se incorpore). Una muy útil y sencilla solución, no sé qué te parecerá, y no sé si por Bilbao está así, por aquí en dirección Tarragona no, pero en ciertas partes de las inmediaciones de Barcelona en dirección norte sí.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Ciertamente hay muchos ejemplos como los que mencionas, las señales de orientación son demenciales y están en la raíz de no pocos accidentes, creo, que incluso en algunas acciones mal llamadas kamikazes.

    La línea continua de la que hablas también se ve por aquí; me parece bien, es sencillo y útil, como bien dices, pero de forma estricta sólo la respetan los coches de autoescuela (salvo examen). La mayoría de los conductores se colocan con antelación suficiente en el carril más próximo a la salida que quieren tomar, pero el que se despista la obvia con tanta tranquilidad como impunidad. Aquí, en Cantabria, Asturias...

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, a mí lo de la línea me resulta muy útil, en especial cuando hay mucho tráfico. ¡Pero en mis trayectos habituales no hay!
      Saludos!

      Eliminar
    2. La idea es buena, a mí me gusta, pero si no se vela por el cumplimiento de ella...
      Bona nit!

      Eliminar
    3. Bueno, al menos me es útil a mí para asegurarme de no volver en mal momento. Cuando hay mucho tráfico, vehículos grandes,... lo agradezco. Aunque en general me toca pasar por sitios donde no hay.
      No sé si las autoridades pueden velar para que todo el mundo siga las normas... es imposible. Un poco de buena formación sería más barato y efectivo.

      Eliminar