domingo, 2 de junio de 2013

NUEVOS ACCESOS A BILBAO (y 2)

La historia del cierre de la puerta principal de la villa de Bilbao creo que transciende bastante más allá de ser un acontecimiento puramente local por tan singular e insólito, y, por ambas razones, me parece digno merecedor de serios estudios desde, al menos, tres aspectos: sociológico, económico y político. A parte, claro está, del más evidente: la entrada y salida de automóviles de la villa y la circulación de los mismos por ella.

Para enfocar bien la historia, pienso que resulta imprescindible tener muy en cuenta estos datos: 
  • Número de habitantes: 351.629 (2012)
  • Densidad de población: 8.650,16 hab./km²
  • Superficie del municipio: 40,65 km²

Desde luego, no pretendo hacer ninguno de los estudios que considero muy interesantes y que menciono en el primer párrafo, sino sólo unos breves apuntes sobre unos hechos que me parecen incuestionables y que llaman poderosamente mi atención.

Viernes, 17 de mayo de 2013
La nueva salida de Bilbao.
Cuando algunos vecinos de la avenida Sabino Arana empezaron a protestar por las molestias ocasionadas a causa del la contaminación atmosférica y acústica que generaba el tráfico que pasaba por delante de sus casas y, un tiempo después el Ayuntamiento de Bilbao, haciéndose eco de sus demandas, hizo público su propósito de darles solución derribando el viaducto existente y construyendo nuevos caminos de entrada y salida de la ciudad por su lado sur-oeste (el más utilizado) desde (y hacia) la autopista A-8, francamente, no me lo creí. Pensé que sería una promesa más, de tantas que los políticos incumplen. Hasta que empezaron las obras de los nuevos accesos a Bilbao, ahora en funcionamiento.

Y no me lo creía, fundamentalmente, por dos razones: la obra, forzosamente sería muy cara. Y el número de personas beneficiadas por ella muy pequeño. Bilbao no es Vitoria (llana), la capital vizcaína, salvo en su zona centro y proximidades, está llena de montes y la cruza un río; cualquier infraestructura viaria que se quiera hacer en ella ha de costar muchísimo dinero. También está completamente urbanizada, por lo que, evidentemente, el problema de tráfico que se solucione en una zona afectará a otra. Tal como está sucediendo, algo perfectamente previsible.

Viernes, 17 de mayo de 2013
Entrada a Bilbao por el nuevo acceso. Al fondo, Escuela de Ingenieros.
Por otra parte, por muy loable que sea que un gobierno local cumpla su promesa, es más importante que actúe con criterios de economía y eficacia, y resulta de una obviedad hasta insultante, que en este caso no se ha hecho. ¿No hubiese sido suficiente con poner esa especie de túnel de la nueva entrada y salida sobre el viaducto existente? Y dije insultante porque, entre otras cosas, con la ejecución de esta obra el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Vizcaya han abierto la caja de Pandora, pues hay unos cuantos lugares más en Bilbao y en la provincia en los que sus vecinos soportan tantas o más molestias por la misma causa y son mucho más numerosos. El primero de estos lugares que se me viene a la cabeza, inevitablemente, es el barrio de Recalde. ¿Qué harán Ayuntamiento y Diputación si sus vecinos se ponen en “pie de guerra”? En buena lógica, tienen el mismo derecho que los de Sabino Arana, son notablemente más numerosos y, a igual acción, deberían obtener idéntico resultado.

Desde que los vecinos de Sabino Arana comenzaron su protesta, he seguido con interés las noticias que transmitían los medios de comunicación locales sobre la misma, mas confieso que no he leído ni oído todo al respecto; no obstante, y a pesar de seguirlas mucho más asiduamente en los últimos meses, me resulta muy llamativo lo poco que se ha publicado sobre el número de decibelios que soportaban los vecinos en sus casas ni sobre los niveles de gases tóxicos que les llegaban del tránsito de automóviles. Es algo perfecta y fácilmente cuantificable, y cuando menos, muy curioso que esa información no se hubiese publicado reiteradamente en la prensa. Es extraño que no se aireen datos objetivos, que serían básicos, para justificar tan importantísimo gasto. 

Viernes, 17 de mayo de 2013
Recién cerrado el viaducto de Sabino Arana.
Contrariamente a lo expuesto, sí he tenido noticia a través de los medios -reiteradamente- de un buen número de razones subjetivas para avalar los nuevos accesos, algunos ejemplos: No podemos dormir, el estrés nos pone enfermos, el ruido es insoportable, la contaminación nos está matando... No tengo un solo dato para negar estas afirmaciones, pero debería haberlos para sostenerlas. Y sí, no tiene nada que ver, pero en estos días no he podido evitar que viniese a mi memoria la larga y bastante silenciosa lucha que han llevado a cabo en Vizcaya muchos trabajadores afectados por el uso del amianto en la industria y que les ha producido graves enfermedades y muerte, en no pocos casos.

Lo dicho en el penúltimo párrafo, también se puede aplicar a las protestas de los nuevos vecinos que se sienten perjudicados por los nuevos accesos a Bilbao. Que yo sepa, prácticamente hasta última hora, no se han tenido noticias de ellas. A toro pasado, es muy difícil -cuando no imposible- solucionar problemas. 

Luego, resumiendo: 
  • Unos 80 vecinos, quizá 100... Pongamos 10.000 (he visto publicadas todas estas cifras). Protestan por los inconvenientes que el viaducto les causa, con una perseverancia digna de elogio, eso sí. Pero que en el mejor de los casos, suponen un 2,84 % de la población de Bilbao.
  • Las autoridades locales deciden gastar 215 millones de euros en solucionárselos. En plena crisis. 
  • Las personas que resultan perjudicadas con la “solución”, hacen oír su protesta cuando aquella es irreversible.

No me negarán que es curioso, muy curioso. Digno de figurar en portada en el “Celtiberia Show" de Luis Carandell

Fuente: www.todocoleccion.net
Y ya está anunciado el siguiente espectáculo: Hacer subterránea la actual estación de autobuses de Bilbao (Termibús), en el mismo lugar que ocupa ahora pero unos cuantos metros bajo tierra. ¿Por qué? Pues todavía no he oído ni una sola razón (de verdad) que justifique tamaña inversión. Seguiré atento. Desde luego, nunca dejará de sorprenderme que se cambien cosas que funcionan razonablemente bien. Es increíble. En lo que a mí respecta, preferiría que muchos políticos ganen un buen sueldo por no hacer nada. Muchas, muchas veces, conseguiríamos ahorrar muchísimo dinero con esa medida.

He tenido la suerte de visitar en varias ocasiones Madrid y Barcelona, pernoctando en ellas en distintos lugares y barrios unas pocas noches consecutivas, como mucho, y siempre me llamó la atención que, en todos esos lugares, incluso en las horas en las que casi todo el mundo se entrega al descanso, se pudiera escuchar siempre una especie de murmullo o “runrun” que, generalmente, salvo en lugares muy concretos y de un modo excepcional, ni en Gijón ni en Bilbao, se oye. Supongo que es la suma de millones de motores que nunca paran: frigoríficos, máquinas de todo tipo, aires acondicionados, ruedas girando sobre el asfalto, canalizaciones de agua, de ventilación en los túneles del metro, el metro... ¡El metro! 

Una vez llegué a Madrid solo, temprano, en el expreso que viajaba de noche desde Gijón y para continuar de igual modo hasta Sevilla. Pasé el día deambulando por Madrid, aprovechándolo, pero andando. Recuerdo que entré en un bar de la Puerta del Sol a tomar algo, estaba sentado en la barra tranquilamente, cuando de pronto, sentí un estruendo que me pareció el inicio de un terremoto, vibraron vidrios y cucharillas, hacían el efecto de diminutos toques de campana; bajé del taburete, me puse en guardia, las manos en la barra, los dos pies bien apoyados en el suelo. Notaba las vibraciones en las cuatro extremidades, al otro lado de la barra había un espejo grande y caí en la cuenta de que en él se veía a la gente que estaba en el bar continuar tranquilamente tomando sus bebidas y atentos a sus conversaciones, como si nada. Seré un perfecto paleto, pero estuve a punto de avisar a gritos a todos de que había un terremoto, justo antes, se me encendió la bombilla: ¿será el metro? Es la Puerta del Sol, confluyen varias líneas de metro, un punto neurálgico... Efectivamente, era el metro; y afortunadamente me di cuenta antes de hacer un ridículo que me hubiese llevado a sus profundidades huyendo de la vergüenza. 

Hospital de Cruces, en el barrio baracaldés del mismo nombre. Muy próximo a Bilbao.
Cuando llegué a Bilbao a vivir, me alojé en una pensión de Las Siete Calles (casco viejo) donde estuve unos meses. Aquella pensión, era como un pequeño hotel de lujo de principios del pasado siglo, entrar en ella era como hacer un viaje en el tiempo, estaban a su cargo una encantadora pareja de hermanos -casi ancianos- de los que guardo excelente recuerdo pues eran amables, cercanos, sencillos, elegantes, muy profesionales, muy dignos. Me gustaron mucho. En fin, el caso es que algún que otro día que entre semana podía echar la siesta, resultaba realmente molesto una especie de murmullo fuerte y constante que se percibía aun con la ventana cerrada. ¡Era la gente! La calle era peatonal, y a ciertas horas, había muchas personas transitando por ella. Nunca había vivido algo así, y eso que normalmente, si me dejo, puedo dormir casi en cualquier parte, haya luz o ruido. 

Vista aérea de Bilbao. Excepto la parte llana, que se aprecia muy bien en la foto,
el resto es todo monte. Fuente: www.phpositivo.com
Cuento esto, porque parece que se olvida bastante que vivir en una ciudad tiene sus ventajas, naturalmente, pero también algunos inconvenientes. Está muy bien intentar reducir estos al máximo, pero es imprescindible calibrar bien a qué precio y a cuántos beneficia. Por otra parte, en el centro de muchas de esas quejas, casi como si se tratase de un objeto demoníaco, está el automóvil. Curiosamente, la mayoría de quienes se quejan, lo tienen y lo usan; incluso quienes no lo utilicen directamente, indirectamente sí que se sirven de él. Se puede afirmar que en una ciudad, sin el automóvil, hasta se pasaría hambre. Muchos discursos se fundamentan en el absurdo de que se compren coches y no se utilicen. Muchas decisiones políticas en satisfacer los deseos de una minoría. No lo entiendo.

Esteban


14 comentarios:

  1. Buen tema, daría para una discusión muy muy larga.
    Yo viví en un lugar ruidoso, y creo que puedo entender a estos vecinos. Normalmente estas casas están en lugares que antes eran las 'afueras', eran pisos tranquilos, y progresivamente el tráfico ha ido aumentando, de manera que los propietarios, sin comerlo ni beberlo, se ven obligados a aguantar un ruido constante que interfiere en sus propias conversaciones, por no hablar de ese humo negro que se pone en las cortinas y muebles y que obviamente se respira cada día.
    No sé si la obra en cuestión ha respondido a criterios adecuados de eficiencia y economía o ha sido hecha sin cabeza, pero desde luego que las autoridades tienen el deber de mantener la salubridad máxima dentro de lo que permite la crisis, y eso incluye también a los decibelios, la contaminación y temas como el amianto de algunos edificios. Las mejores ciudades del mundo tienen en cuenta estos factores.
    Es cierto que nos quejamos de 'los coches' cuando todos vamos alguna vez en coche (propio o de otro). Pero bueno, hay una cosa que es cierta, por más que nos duela: no es sostenible que todo el planeta coja el coche para ir a buscar el pan. Los recursos planetarios son los que son. Y sí, hay gente que 'necesita' ir por la ciudad en coche, pero también creo que es mucha menos de la que lo dice. En realidad, en un porcentaje elevado, bajo este 'necesito' se albergan razones como comodidad y, cómo no, prestigio social. Piensa en lo chocante que resulta ver a un director de hospital sueco llegar a trabajar... en bici. Vaya, aquí como mínimo llegaría en un Mercedes!
    Saludos!

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    1. Hola Elisa:

      Gracias por tu comentario, siempre tan diligente y oportuno. Me he retrasado un poco, no llego a todo, te pido disculpas.

      Estoy casi totalmente de acuerdo con cuanto dices. Desde luego, a mí tampoco me gustaría vivir en un lugar ruidoso y contaminado y, por supuesto, entiendo el sentir de los vecinos de Sabino Arana; no quise entrar en si el viaducto estaba antes o después de llegar ellos porque he encontrado información contradictoria al respecto, y aunque se podría comprobar con facilidad, a mí me llevaría demasiado tiempo y trabajo, además, tampoco me parece significativamente importante, y lo mismo opino sobre la polémica aquí desatada de si los pisos afectados se revalorizarán notablemente o no. El caso es que si sufren molestias de contaminación y ruido destacables e insalubres, tienen derecho a una solución; eso no evita, que me parezca una barbaridad la carísima solución adoptada, no me puedo creer que no se pudiese solucionar el problema de un modo mucho, pero mucho más económico. Y, claro, tampoco son los únicos habitantes de Bilbao con esos problemas, se dan en más barrios (especialmente el de Recalde) y en otras localidades de Vizcaya, eso por no hablar del aeropuerto, pues en varias ocasiones, en la maniobra de aterrizaje los aviones han dañado tejados de algunos bloques de Derio, te dejo un enlace sobre esto: http://www.elcorreo.com/alava/v/20110121/vizcaya/tejados-vuelven-temblar-derio-20110121.html

      Todos no podemos ir a comprar el pan con el coche, cierto, y ni falta que hace; normalmente. Aunque no son pocas las personas que viven en urbanizaciones en las que necesitan el coche para todo, todos; claro que nadie les obligaría a ir a vivir allí... Conozco a alguno que está muy pesaroso.

      En cuanto a lo que dices del director sueco, seguro que aquí, si hay alguien con un cargo similar que haga lo mismo, será una pura anécdota. Ahora bien, en el Mercedes se va muchísimo más seguro que en la bici, eh; para empezar, es imposible caerse. Sí, sí, lo digo con una cierta ironía y, desde luego no pretendo enfadarte. Sé que utilizas la bici como medio de transporte, yo lo hice durante unos cuantos años de chaval, y me planteé seriamente volver a hacerlo en los años ochenta, pero al final, en 1990 me compré una bici de montaña con la idea de pisar el asfalto justo lo imprescindible, y aunque varias razones me animaron a ello, la de más peso, es que me sentía agredido por el tráfico, en serio. Si después de todo lo visto y sufrido en una jornada con el coche de autoescuela, me voy en bici a casa, sería poco menos que la nitroglicerina: un explosivo muy inestable. Francamente, con el coche tengo mucho aguante; muchas veces, en el peor de los casos, sería un golpe de chapa sin lesiones para nadie; pero en la bici, no.

      Yo no acabo de ver la bici como medio de transporte habitual para una mayoría. Salvo excepciones por lugares, personas, trabajos... Creo que sólo estará bien para una minoría, a no ser, que la crisis obligue (ojalá que no), como ocurrió desde acabada la guerra hasta bien entrados los años sesenta. En fin, Elisa, disfruta y ten mucho cuidado.

      ¡Saludos!

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    2. Hola Esteban:
      Sobre las obras: pues no te voy a negar que se tienen que hacer con cabeza y criterios 'científicos' y que es cierto que los ciudadanos no tenemos garantías de que se estén haciendo así. Desconfiamos de que nos hagan siempre chapuzas, es muy triste que hayamos llegado a estos niveles de desconfianza en nuestros gobernantes.
      La bici es, quizás, el medio de locomoción más peligroso en ciudad. Pero vivir esa sensación de libertad antes de llegar a trabajar,... no tiene precio. ¿Qué es vivir, sino sentirse vivo? El coche da esa sensación... hasta que llegas a la entrada de la ciudad. Entonces, si es hora punta, no paro de pensar en 'cómo debe estar sufriendo mi pobre coche' o en que a veces cuesta tanto hacer 20Km hasta la entrada de Barcelona como 4Km de dicho punto a casa.
      Sé que mucha gente usa el coche también con la idea de 'seguridad'. A fin de cuentas, es más seguro para los niños llevarlos dentro de un coche (en ciudad, claro) que cruzar la calle con ellos. Pero vaya... es que al final hay niños que piden el coche a los 10 minutos de andar...
      Por cierto que en la entrada de Barcelona han hecho una obra también polémica: un carril bus donde pasa un bus cada 10 minutos. Está vacío...
      Saludos!

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    3. Hola Elisa:

      Pues, personalmente, mi sensación va mucho más allá de la desconfianza, veo como un hecho que la mayor parte del dinero público que manejan las distintas administraciones, simplemente lo derrochan en obras auténticamente faraónicas. Me parece absolutamente inadmisible, y una auténtica indecencia, que nadie se responsabilice de tan pésima gestión. Me parece muy bien que se juzgue y condene a quien coge dinero de todos para si, pero lo mismo se debería hacer con los responsables de decisiones que llevan a lo dicho antes. Y, además, deberían responder con sus bienes presentes y futuros. La utilización de los recursos económicos comunes, debería hacerse de un modo absolutamente escrupuloso y exquisito. Si así se hiciese, la crisis sería muchísimo menos severa, sin ninguna duda.

      Creo que salta a la vista, que es muchísimo más el dinero que se malgasta que el que directamente se roba. Pero, claro, con el primero, y con la justificación de: palacios de congresos, museos, AVES, aeropuertos y un larguísimo etcétera, se llenan los bolsillos unos cuantos amigos, se financian partidos, sindicatos, campañas electorales... Con todo, lo que más me indigna es el aplauso del pueblo (en su mayoría) cuando se habla de estas magnas obras. ¡Es increíble! Conocí muy bien la historia del aeropuerto de Huesca, pues bien, salvo pilotos de vuelo a vela (y en Huesca son muy pocos), todas las demás personas que conocí en esa ciudad, estaban encantadas con que se construyese; y era obvio, que si tenía algún vuelo comercial, sería puramente testimonial y subvencionado. Les decías, ente otras muchas cosas, que tenían el de Zaragoza a 40’ en coche y no lo utilizaban, y era igual, querían “su” aeropuerto, se use o no. Y como ésta, hay miles, y miles de historias por toda España. ¿Cómo no vamos a estar en crisis, por Dios? Y esta será crónica, con altibajos, pero crónica, en tanto no cambie la mentalidad de dirigentes y dirigidos.

      Cuando pienso un poco en estas cosas, veo la Edad Media, Elisa; y sin ir tan lejos, varias décadas de comienzos del pasado siglo. Parece que los pobres de un feudo aplauden y jalean que su señor celebre un banquete para comer ellos las migajas sentados en el suelo y debajo de la mesa. ¡Y no, no es eso! No es esa la forma de acabar con el hambre y la miseria. Habrá que hacer ver a ese “señor” que los recursos deben ser distribuidos con equidad, ética y justicia. ¿Que algunos tengan algo o bastante más? A mí me da igual, siempre que a nadie la falte lo mínimo para vivir dignamente ni oportunidades para desarrollarse como ser humano en todos los aspectos. Vaya, me he lanzado; sé que sabes todo esto de sobra, pero en fin, disculpa que me desahogue, aunque lo cierto es que me ha salido hasta sin intento, de todos modos, ¡moltes gràcies por tu tiempo!

      ¡¡¡Saludos!!!

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    4. Creo que los ideólogos de la economía del bien común ponen una cifra máxima para la riqueza que una persona puede tener, lo cual deja margen para tener 'propiedad privada' pero pone coto a la avaricia desmedida.
      Has dado en el clavo con lo de las migajas. Hace años que nos venden esta moto: el gran empresario tiene que 'estar bien' para que así pueda 'repartir riqueza' (=migajas) entre los trabajadores. Y lo peor es que nos lo tragamos todo.
      Los medios tienen culpa, pero mucha más nosotros, que no contrastamos, que si estamos bien sólo nos interesa oír lo que queremos oír. Y así, seguimos creyendo en las bondades del neoliberalismo económico de una manera completamente absurda...
      Saludos!

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    5. Efectivamente, se debe poner coto a la ambición desmedida, pero nuestros gobiernos son cautivos de quienes detentan el poder económico y al mismo tiempo esclavos de su propia ambición de poder; el resto de los simples mortales, divididos, perdidos en un desierto lleno de espejismos... ¿Cuántas personas creen que con su anónimo voto a un determinado partido lograrán algún beneficio concreto para ellas? Sorprendentemente, me he encontrado y me encuentro con muchas, parecen mayoría, y a mí me parece increíble. Creo que es un círculo muy difícil de romper, pero se debe intentar.

      Educación, conocimiento, ética y responsabilidad, creo que son armas fundamentales para esa lucha. Toda persona debe ser consciente de lo mucho que recibe de la sociedad, directa o indirectamente, y de la herencia de personas que han vivido hace siglos y de cuyo trabajo todavía nos beneficiamos. Así, pienso que la mayoría, asumiría libre y conscientemente que, dentro de sus posibilidades, debe aportar algo a la sociedad; algo más que pagar sus impuestos. Hay una película dirigida por Robert Redford (“Leones por corderos”) que, aunque creo que se le podía haber sacado más sustancia, está bastante bien y trata sobre esto de tomar conciencia con lo que uno debe aportar al grupo.

      ¡¡Saludos!!

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    6. Como bien dices, si no nos volvemos cada uno de nosotros conscientes y responsables... no hay manera de arreglar nada. Despotricaremos mucho, pero nada más.

      Saludos!

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    7. Bueno, tú, sí haces algo más; y seguro que muchas personas por todo el mundo también. Hay que seguir sembrando, Elisa; quién sabe, tal vez cuando menos lo esperemos empiezan a florecer las semillas y a reproducirse en progresión geométrica. ¡Así sea!

      Bona nit!!!

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    8. Sea como sea se ha de caminar. Decía M. Luther King que no importaba si no veías el final de la escalera. Lo importante era comenzar con el primer peldaño. ...¡Se hace camino al andar!
      Buen fin de semana!

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    9. Muy cierto.

      Demonios, olvidé contestar. Perdón.

      ¡Saludos!

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  2. Esteban que buena entrada, yo no conozco Bilbao, pero veo que todos los ediles municipales tienen algo en común y es que su noción de interés general es un poquito parcial, vamos que la comparativa que haces de los beneficiados en esa remodelación y el nº de habitantes, lo dice todo.
    Pero Madrid se lleva la palma, estamos endeudados todos lo madrileños, no de por vida, de por muchas vidas, todo gracias a nuestro superalcalde Gallardón, y no se yo si el resultado es tan loable.
    Me hace mucha gracia lo que comentas del ruido, y del metro. Tengo que decir que en mi caso además, en casa de mis padres al vivir cerca del aeropuerto, también vibraban las ventanas cada vez que aterrizaba un avión, que era cada pocos minutos. Pero curiosamente no nos dábamos cuenta, solo si venía alguien de fuera que se estremecía cada poco y nos hacía gracia.
    Pero el metro no me lo toques, que es donde escribo, ya que debido al tiempo que tardo en llegar a casa, me he acostumbrado a hacerlo allí.
    Bueno a ver si me animo y hago una visita a tu ciudad, mi hija tiene muchas ganas de conocerla.
    Besos

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    1. Hola Asun:

      Esta vez me resulta especialmente grata tu visita, ya sabes, por lo que comentabas en tu blog. ¡Qué bien!

      He leído sobre algunos de los desmanes de Gallardón, y tienes razón, tenemos una casta política básicamente igual de mala, independientemente de lugares y partidos, vamos; lo que tantas veces le oí a mi abuela: "Los mismos perros..." Aunque quiero creer que ha de haber alguna excepción, pero qué escondida está, demonios.

      Lo que me pasó aquella vez en la Puerta del Sol es auténtico, ¡menudo susto! Y qué vergüenza. Qué se va a hacer, uno es de provincias, y periférica y muy aislada, para más inri. Pero "tú" metro no te lo toco, faltaría más; no me gusta, pero en ciudades grandes, en general, es el mejor medio para moverse y con mucha diferencia.

      Lo que cuentas del aeropuerto es curioso, pero es verdad que suele pasar eso de que, al menos conscientemente, ni te des cuenta. Lo mismo pasaba en casa de unos tíos míos, a donde iba muchas veces para estar con mi primo; vivían enfrente de dos altos hornos, en La Felguera (Asturias), y de forma regular, todos los días cada equis horas, sonaba un ruido muy fuerte -como una explosión- y vibraban ventanas, puertas y cristales. Bien, pues estábamos tan acostumbrados, que yo no fui realmente consciente hasta que una vez llegó una amiga estadounidense de mi prima y cuando estábamos todos comiendo, sonó el estruendo de una colada (creo que decían que era por eso) y aquella chica de Indianápolis casi se muere del susto mientras nosotros a duras penas aguantábamos la risa. Cuando mi tío le explicó la razón, recuerdo que contestó, como enfadada (y no me extraña), que en EE.UU. también había altos hornos pero no se construían las casas enfrente. Aquel día se me quedó grabado, porque pude percibir claramente la gran diferencia entre España y otros países; sentirla.

      Pues animaros con ese viaje cuando os sea posible, no os pesará. Además, Bilbao está relativamente cerca; y avísame, por favor, sería un placer volver a charlar de nuevo con vos, conocer a tu hija, hacer de chófer... Sería una estupenda alegría.

      Te mando un abrazo festivo, celebrando tu buena nueva.

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    2. Esteban tienes razón, no está tan lejos. Mi alegría es comprobar como hay gente estupenda en todas partes, así te considero.
      Por cierto que a mi querido ex-alcalde Gallardón le compuse un soneto, te lo dejo:

      CARTA AL ALCALDE
      Señor alcalde, una cosa le digo
      no piense que es tan gracioso y popular,
      que pagando lo que nos hace pagar
      tenga la ciudad hecha un higo.

      De cacas en mi acera soy testigo
      y de grandes atascos al circular.
      Enormes obras, ruido espectacular.
      Usted no es alcalde, sino enemigo.

      Y aunque su apellido acabe en “ón”
      y en un palacio tenga su despacho,
      no es ningún reencarnado faraón.

      Y ya sin más le pido perdón,
      que de quejas ya tendrá empacho
      y disgustarle no fue mi intención.

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    3. Muchísimas gracias por la gran estima que te merezco, Asun. Que, como ves, no impide que haya cometido el imperdonable despiste de olvidar contestarte a su debido tiempo. ¡Qué rabia! Discúlpame, por favor.

      Muchas gracias también por el soneto, que yo diría que es irónicamente ingenuo, dadas las malas y carísimas decisiones que ése señor tomó para Madrid. Pensar que ahora es Ministro de Justicia, da hasta miedo. En fin.

      ¡Buena noche y un abrazo!

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