jueves, 24 de julio de 2014

RAYOS Y PRESBICIA

El pasado sábado me ocurrió algo que no me había pasado nunca. Creo que debo contarlo aquí a modo de aviso para navegantes, más teniendo en cuenta que es tiempo de viajes, estamos en verano, muchas personas disfrutan de vacaciones y en muchos lugares de España son frecuentes las tormentas, generalmente por la tarde.

Viajaba de Portugalete a Gijón. Entre una cosa y otra, revisar el coche, repostar... Salí al final de la tarde y, como era de esperar, comenzó a llegar la noche poco antes de hacer la mitad del recorrido, momento en el que pude ver claramente cómo entraba un frente frío del noroeste. La temperatura era muy agradable (21-22º C), por cierto, los termómetros de los coches suelen indicar la temperatura del aire exterior con mucha precisión, y, esta, aun cuando algo más tarde ya estaba el frente encima, de 17º C no bajó.

No fue tan fuerte, sólo era un rayo. Quizá fue que apareció justo en el punto
al que mis ojos miraron un instante cuando por ese mismo tiempo, tan breve,
el fuego del cielo se llevó la noche.
Fuente: es.gde-fon.com
Paré, más o menos, a mitad de camino a tomar un café, en Casar de Periedo, concretamente, lugar que tiene un curioso nombre que me resulta fácil de recordar. Casi siempre aprovecho las pausas en el camino para oler paisajes y recrear la vista en ellos, que en este caso regalaba una exuberante vegetación llena de todos los verdes.

Reanudé el viaje poco tiempo después, ya de noche. En esa zona la autopista tiene tres carriles, no había ningún otro coche a la vista, iba mirando lejos, por el carril derecho, a 120 km/h, escuchando las noticias en la radio... Y de pronto, iluminó la oscuridad un rayo que me dejó completamente deslumbrado. Estaba en una abierta curva a la izquierda y en ligera pendiente ascendente, el rayo apareció entre las nubes a una cierta distancia, sin oír el trueno. Por un instante cerré los ojos y tuve la extraña sensación de que aquella luz cegadora se me había quedado impresa en ambas retinas, de tal forma que cuando los abrí veía lo mismo: el rayo. 

Como dije al principio, nunca me había pasado nada igual; ni tampoco lo había oído. Fue muy rápido, y en cuanto pude ver, comprobé que seguía en el carril derecho, menos mal. Apagué la radio -tengo entendido que mantenerla conectada con una tormenta encima la puede estropear- y poco después cayó una tromba de agua y granizo que, afortunadamente, sólo duró unos minutos, pero esto fue lo de menos, basta con bajar la velocidad suavemente, encender las luces de niebla delanteras y traseras, activar el sistema que evita que se empañen los cristales, esforzarse más y asunto arreglado. Pero ese excepcional deslumbramiento me dejó una sensación de vulnerabilidad tremenda. La verdad es que me impresionó mucho. 

Se parecía más a este,
pero con mucha más potencia de fuego de la que sugiere la foto.
Fuente: eltamiz.com
He vivido tormentas muy fuertes en la montaña y en la carretera, sobre todo por tierras de Aragón y un par de ellas muy memorables en la provincia de Córdoba, pero nunca se me quedó un rayo grabado en ambas retinas; hasta me dio sensación de dolor y de ver mis ojos desde fuera con el rayo puesto en ellos. Y no, no soy especialmente sensible al deslumbramiento, de hecho, con respecto a las luces de los demás, y excepto cuando empecé a conducir, sólo me generan una ligera molestia que compenso mirando más cerca y más hacia la derecha; también se suele disminuir la velocidad levemente porque sin darnos cuenta levantamos el pie, y conscientemente, a veces, conviene frenar suave.

Contrariamente a lo que afirma el conocido refrán, sí podemos escarmentar en cabeza ajena, y viene muy bien, doy fe porque lo he hecho siempre, especialmente en temas relacionados con la carretera o con situaciones potencialmente peligrosas por otros motivos. Podemos hacer nuestras las experiencias de otros, naturalmente no es lo mismo que vivirlas, pero, al menos, el factor sorpresa disminuye mucho y sus negativas consecuencias, cuando no desaparecen, también. Tener guardadas experiencias de otras personas que han sido escuchadas o leídas con atención hace que formen parte de la nuestra, es como un injerto, y ayuda sobremanera si la situación se da, mucho más de lo que parece.

Sentí los ojos como si fuesen el soporte de la grabación del rayo anterior,
pero con mucha más luz.
Fuente: codbarperu.blogspot.com
Lo que les he contado ha sido toda una novedosa experiencia para mí en la que, a Dios gracias, no hubo que lamentar consecuencias. Tuve la suerte de estar solo en un terreno fácil y muy conocido, no necesité bajar la velocidad más que hasta 80 km/h, esta decisión siempre es difícil porque, en principio, parece que disminuir la velocidad drásticamente es muy seguro, pero en realidad, quien así lo hace actúa por propia comodidad, porque es presa del pánico, porque su nivel como conductor deja mucho que desear, porque no se da cuenta de que disminuir en exceso la velocidad aumenta en proporción geométrica el riesgo de alcance. Es necesario disminuir la velocidad en estos casos, claro, pero lo menos posible, y para ello hay que esforzarse mucho pues la clave es lograr estos tres objetivos:
  1. Que nuestra velocidad sea tal que evite perder el control del vehículo.
  2. Que si nos encontramos con alguien excesivamente lento podamos verle a tiempo e igualar su velocidad sin problemas, caso de no poder adelantarle.
  3. Que si alguien aparece detrás de nosotros a mayor velocidad la diferencia no sea muy alta y pueda hacer lo dicho en el punto anterior.
De hecho, en el caso que acabo de contar y sin terminar el pequeño diluvio de agua y granizo me encontré con un coche que dudo mucho que pasase de 50 km/h; imagino que la persona que lo conducía pensaría que era lo mejor, sin embargo iba por el carril central, lo que era mucho más peligroso que ir a una velocidad mayor. ¿Acaso esa persona no sabe que existen los camiones y que ninguno, ni en esas circunstancias, va a ir como a 50? En cuanto le vi puse el pie derecho sobre el freno, sin pisarlo, me di tiempo para mirar bien, hice dos cambios de carril muy progresivos y le adelanté acelerando, para luego volver otra vez al carril derecho. Además de estar prohibido (aunque muchos no se lo crean) adelantar por la derecha, lo más tentador, es también lo más peligroso: porque a ese temeroso conductor se le puede ocurrir moverse hacia la derecha cuando estoy en paralelo con él, y seguro, seguro, que no mira siquiera.

Cuando hay tormenta, una calzada, en muy pocos minutos,
puede ponerse así, o peor.
Fuente: rpmrevista.com
Presbicia. Hablando de conducción nocturna y ojos, voy a aprovechar para comentar algo muy habitual y por lo que prácticamente todos pasamos o pasaremos. La presbicia, comúnmente conocida como “vista cansada”, suele aparecer poco después de los cuarenta años (quizá antes en las nuevas generaciones), como todos sabemos, afortunadamente, no tiene mayores consecuencias y es fácilmente soportable. Lo primero que notaremos tras el volante es que veremos mal el cuadro de instrumentos y los símbolos de los mandos, pero esto se compensa fácilmente utilizando lentes bifocales, progresivas, con cirugía... o memorizando todos los mandos que sean de posible utilización con el coche en marcha, después de todo, es como se debe hacer siempre: actuar sobre ellos sin apartar la vista del camino. Pero existe otro inconveniente que no tiene corrección posible (que yo sepa) que conviene saber, porque es un poco limitante, y que resulta bastante desconocido: Los ojos necesitan un poco más de tiempo para enfocar un objeto. Conduciendo, tenemos que cambiar el enfoque de unos objetos a otros con mucha frecuencia, estos, están colocados en lugares y a distancias muy diferentes, y sólo un instante, porque se mueven.   

Esta es una imagen que creo que sirve como soporte para muchas reflexiones.
Sin salirnos de la presbicia... sí es una solución, pero,
 paradójicamente, tan cierta como irreal.
Fuente: www.todoopticas.com
A pesar de que soy miope y que con este defecto visual la presbicia avanza más lenta y progresivamente, personalmente lo noto, más, en la medida en que empeoran las condiciones de luz, y sobre todo en situaciones de tráfico difíciles en las que se conduce muy ágil, con variaciones de velocidad y trayectoria importantes en las que hay que hacer unas cuantas observaciones muy rápidas a distintos objetos situados a distancias dispares. Pero tiene fácil arreglo: evito las situaciones de ese tipo y ya está. Conducir, entre otras muchas ventajas tiene una muy importante: Normalmente, el grado de dificultad de la tarea lo puede elegir el conductor. ¿Por qué ponernos problemas que no estemos seguros de resolver?

Una sociedad como la actual, que adora la juventud, es una sociedad suicida.
Fuente: www.revistadominical.com.ve
Una buena y larga experiencia como conductor siempre sirve de gran ayuda, quizá más en este caso, y compensa muy sobradamente las progresivas limitaciones que nuestro paso por la vida nos va imponiendo; naturalmente no hablo de enfermedades, cosa de lo que nunca estamos libres por más jóvenes que seamos. Desde siempre, y últimamente más, se ha hablado de que si las personas mayores deben conducir o no, imponerles alguna restricción, pasar exámenes... Tengo comprobado muchas veces, que si una persona mantiene un razonable grado de salud puede conducir hasta siendo anciana sin ningún problema, bastará con bajar el listón sin que eso signifique crear molestias y peligro a los demás. El problema con muchas personas mayores, no es que lo sean, sino que su nivel de conducción siempre estuvo en el límite de lo mínimo exigible cuando no por debajo. Si luego aparecen ciertas limitaciones, por leves que sean, entonces su nivel descenderá a niveles escandalosamente peligrosos. Una razón más, para aprender y entrenar cuanto sea posible en edades más propicias.

Esteban

15 comentarios:

  1. Hola Esteban: Tienes la virtud de, llevando años escribiendo en este post, no repetirte nunca y aportar siempre cosas nuevas, interesantes y con información precisa. Realmente este blog daría para hacer el manual de conducción más completo y fiable que se haya escrito.
    Voy a hacerte una consulta: aquí muy cerca de Barcelona hay un tramo en la autopista donde (por alguna razón meteorológica) llueve 'bastante más fuerte' que alrededor. Por dos veces me he encontrado con una situación de auténtica cortina de agua, una iba sola y la otra llevaba a mi familia (los niños se lo pasaban en grande, yo no). En esta situación nuestros carteles de 'velocidad variable' que tenemos por la autopista llegan a reducirse a 50Km/h. No se ve nada que no sean (difuminadas) las luces del coche de delante, y por esta razón las dos veces dudé de poner las antiniebla, pero nunca las puse, por creer que los demás no las llevaban y temer molestar a alguien (circula mucha gente, motos incluídas). ¿Cuándo crees tú que hay que ponerlas? ¿Hay alguna manera de decidir cuándo es adecuado seguir sólo con las cortas y cuándo es recomendabla poner las antinieblas? Saludos y gracias!

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    1. Primera parte.

      Moltes gràcies, Elisa! Otro párrafo para enmarcar firmado por vos. Te estoy muy agradecido, pues buena parte de lo que es este blog, te lo debo a ti. Propones, preguntas, das tu opinión desde una perspectiva que a veces no tengo... Siempre aportas.

      Tampoco creo que dé para tanto este blog, te lo digo con toda franqueza, pero sí que me esfuerzo en dar lo mejor de mí, en ese afán llevo toda la vida con mejor o peor fortuna. En realidad, creo que todo parte de darse cuenta de dónde está uno, en mi caso: un desierto de ignorancia. Así que procuro saciar mi sed en cada fuente que encuentro y compartir el agua con otros. Más o menos esto debe ser la vida, creo, y espero no equivocarme porque el abanico de posibilidades de cambiar el rumbo se estrecha poco a poco.
      La lista de fuentes sería muy larga, a todas les guardo gratitud; pero una constante (quizá la más importante) han sido y son mis alumnos.

      Con la fiabilidad que mencionas tengo auténtica obsesión, me da pánico pensar que alguien, con toda su buena fe, ponga en práctica algo de lo que digo y, porque yo me haya equivocado tenga un accidente. En el coche o en el aula, el rigor es el mismo, pero si me equivoco me acabo dando cuenta, bien porque el alumno me lo haga saber o por mí mismo; pero no tiene consecuencias, se pide perdón, se corrige y en paz. Aquí no me puedo permitir errores, por más improbable que sea el riesgo citado.

      Voy con esa pregunta. En la situación que describes, los antinieblas delanteros puedes utilizarlos (mejor que sí, sin duda); los traseros son obligatorios, y si no lo fuesen, ni estuviesen prohibidos, deberían utilizarse igualmente.

      Las luces de niebla delanteras ni es obligatorio que el coche las lleve, luego su uso siempre es opcional, pero sólo en estos casos:

      Condiciones metereológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad como: niebla, nieve, lluvia intensa (se especifica esto), nubes de polvo o humo, etc.

      Sin que se dé ninguna de las condiciones anteriores, de noche, en calzadas estrechas (6’5 m o menos) y en tramos con curvas enlazadas y peligrosas, y que estén así indicados con la correspondiente señal.
      Casi todos los coches disponen de estas luces, siempre que puedo utilizarlas lo hago y te recomiendo lo mismo.

      Las luces de niebla traseras (generalmente es una), es obligatorio que la lleven todos los automóviles y sus remolques, de turismo (incluido) en adelante, por decirlo así. Y es obligatorio utilizarla en condiciones metereológicas o ambientales especialmente desfavorables, aquí hay un interesante matiz que marca diferencia con las delanteras, pues para estas se habla “que disminuyan sensiblemente la visibilidad”. Un matiz un tanto subjetivo, como ves. Los ejemplos que cita la norma para su uso son los mismos.

      En el caso que mencionas, sin duda, lo mejor es utilizarlas todas, y es seguro que no van a molestar, Elisa; todo lo contrario, lo suyo es que quien te siga y al que sigas te lo agradezcan, porque te verán mejor ambos y a una distancia algo mayor.

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    2. Y segunda parte.

      Con la última pregunta pones el dedo en la llaga, porque en el caso que relatas está muy claro, pero en otros muchos la situación puede ser muy ambigua además de cambiante en pocos minutos. En estos casos, yo me guío por el conocido dicho de que “ante la duda, mejor que sobre a que falte”, y dedico más observación a comprobar que no molesto a quien me sigue con la luz antiniebla trasera fijándome si a mi me molestaría el que me precede o si me hace alguna señal el de atrás. En realidad, es más fácil de lo que parece acertar; por otro lado, la luz antiniebla trasera, de ser utilizada en una situación dudosa pero no necesaria, molesta, pero no deslumbra, y es muy poco probable que nos equivoquemos durante mucho tiempo con ella salvo que no nos preocupemos de nada, lo cual no es tu caso. Así que no temas, Elisa, aunque te equivoques, será pocas veces y por poco tiempo. De los antinieblas delanteros ni hablo, porque nunca deslumbran ni molestan. Con todo, ojo con ambas luces en cuanto a la posibilidad de que nos pongan una multa, nunca me ha pasado y, como te dije, prefiero pecar por exceso, pero...
      De todos modos, no me gusta decidir en base al miedo a la multa, de hecho, hace muchos años que me abstraigo de esto, tampoco me gusta pensar mal de los guardias, y creo que, generalmente, evitan formular denuncias ante hechos de los que se desprende una clara subjetividad. Como ves, esto último es muy personal, pero no me ha ido nada mal, gracias a Dios, y toco madera.

      Doy por hecho, que tu coche tiene espejos exteriores con regulación eléctrica, si es así, cuando llueve fuerte conviene conectar la luneta térmica, aunque esta no se empañe, porque esos espejos tienen una resistencia eléctrica que al conectar la luneta entra en funcionamiento y seca las gotas de agua que se depositan en ellos.

      Sobre el límite de 50 km/h que aparece en los paneles de velocidad variable cuando llueve así, te diré que, en principio, me parece bastante lógico; partiendo de la base de que la mayoría de los conductores lo respetan (aunque sólo sea por miedo a la multa) y de que, seguramente, el tráfico es muy intenso durante casi todo el día. Se curan en salud, porque con esa decisión, caso de producirse algún accidente, difícilmente generará víctimas. En esas situaciones es fundamental hacer cuanto sea posible por mantenernos lo más lejos posible de todos los demás, especialmente motos, pueden irse al suelo en cuanto se encuentren con una pequeña parte de la calzada especialmente deslizante; además nunca sabemos cómo puede afectar el miedo a muchos conductores, he visto muchas veces cosas aparentemente imposibles como perder el control totalmente de un vehículo aun yendo a una velocidad perfectamente adecuada, pero, claro, nunca sabemos qué demonios hace su conductor, ni cómo están sus ruedas, la suspensión, los frenos... Todo esto, y más, se descuida mucho a consecuencia de la crisis.

      Saludos i gràcies!

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    3. Pues muchas gracias, Esteban, me dejas más tranquila con el tema de las luces. La verdad es que leí mucho sobre este tema, y básicamente todo lo que encontré en Internet iba sobre cómo molestaban ...y deslumbraban. Y preguntando a gente más bien me animaban a no ponerlas. Pero la verdad es que, aún teniendo muy buena vista (al menos eso dice mi oftamólogo) me alegraba de que esa cortina de agua fuera breve (es que está limitada a esos pocos km de la autopista).
      ... Dices que te da miedo que alguien interprete mal algo que escribes y tenga un accidente. Bueno, voy a decir varias cosas:
      a) Lo más probable es al revés, es decir, que alguien haya leído este blog, le sirva de bagaje, haya mejorado su nivel de conducción y esto -quizás sin saberlo- le haya impedido tener un accidente. Esto no es muy 'vistoso', pero es importante y real.
      b) No se puede ser perfecto, pero se puede ser riguroso, y este blog lo es. Las personas responsables tienen criterio propio y no siguen a ciegas, lo que necesitan son expertos con rigor de los que aprender. En general huyen de los panfletos-frases hechas-buenismos y buscan algo más-que por suerte se puede encontrar en unos poquísimos blogs como éste.
      Saludos y gracias de nuevo!

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    4. También yo me quedo más tranquilo con lo que me dices respecto a mi obsesión, que tampoco me parece grave pero, sí, es muy cierto lo que dices. Y viene muy bien que quede aquí reflejado. Gràcies!

      Es muy curioso lo de esas lluvias torrenciales en un lugar tan concreto y pequeño, nunca lo había oído. Por cierto, olvidé decirte que yo también utilizo la luz de niebla trasera (aunque vea bien hacia adelante) si, aunque llueva poco o haya dejado de hacerlo recientemente, la calzada aún está con mucha agua y observo por los espejos que las ruedas traseras de mi coche están creando una tupida cortina de agua (“spray”); también evito pisar rayas blancas, seguro que lo tienes muy en cuenta por la bici; y afinar más trazando las curvas aun dentro de mi carril. A parte de esto y todo lo dicho, cuando las condiciones de circulación son difíciles por razones metereológicas, el factor de más riesgo es el comportamiento de los demás conductores, incluso aquí, que se supone que estamos muy acostumbrados a conducir con lluvia. Sobre todo con tráfico denso y relativamente ágil porque ya se hace muy complicado tener márgenes de espacio suficientes por si alguien pierde el control. Aun así, se puede reducir bastante el tiempo de exposición a los errores ajenos.

      Quitando los conductores buenos, siempre los hay, pero son minoría; el resto, básicamente se dividen en dos grupos: los temerosos y los inconscientes.

      Respecto a los primeros, puedo asegurar que no he conocido a nadie (sin excepción) que en las condiciones de las que hablo no sintiese miedo. A todo el mundo le afecta, aunque algunos lo superan en no mucho tiempo y, generalmente, se acaban convirtiendo en buenos conductores. Pero son una minoría.

      Los inconscientes, generalmente, son los que confían en compensar sus carencias por el coche que conducen, normalmente de gama media-alta, marca de prestigio y bastante nuevo. Y claro, a estos les da igual, siguen conduciendo como si estuviese seco porque depositan una fe ciega en todos los deslumbrantes avances que incorpora su auto; no habrán mirado nunca el desgaste de sus neumáticos ni sabrán las presiones que llevan (salvo que una pantalla se lo indique en el interior), pero se sienten muy seguros de no causar ni sufrir daño alguno, y, si por una fatalidad del destino tienen un accidente, les ayuda mucho pensar que a ellos nada les pasará y que su coche está asegurado a todo riesgo. Esta es una forma de pensar bastante extendida, irresponsable y excluyente. Los demás no importamos. Y la raíz de esta idea tan insolidaria y egoísta cada vez recibe mas abono por parte de administraciones públicas, fabricantes, medios de comunicación y otras variadas entidades relacionadas de algún modo con la seguridad vial, al menos en teoría. En fin.
      Buen fin de semana y saludos.

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    5. ... Pues si que lo pintas mal. ¿Tan minoría son los buenos conductores? Pues será cuestión de arreglarlo. Desde luego que las administraciones podrían hacer algo en esta línea. No creo que fuera tan caro: es cuestión de administrar bien el dinero que hoy en día se gasta en 'estudios' y en campañas que, o bien te hacen repensar eso de salir de casa, o bien te llevan a las frases y lugares comunes de siempre.
      Es muy triste que alguien piense que por llevar un tanque va bien seguro: es estúpido además de insolidario. Y sí, yo he visto muchos coches caros con neumáticos lisos. Toda una tarjeta de presentación. En fin. Saludos!

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    6. Muy a mi pesar es lo que veo, Elisa, y bien que me duele. No me atrevería a dar números, pero el grupo de buenos conductores es claramente inferior al 50 %, y te incluyo en él, a pesar de que no te he visto conducir, pero no es difícil intuir cómo conduces en base a cómo expresas lo que piensas; indudablemente ha de haber una estrecha relación entre cómo piensas y cómo actúas, además, por más mal que quisiera pensar (cosa a la que me niego), hay un sin fin de pequeños detalles que descartan cualquier posibilidad de mentiras o engaños. Y siempre estás aprendiendo, de quien lo sabe todo desconfío por sistema. Te aseguro, que iría de pasajero contigo a cualquier parte sin ninguna duda.

      Pero bueno, más o menos, lo que yo veo también lo percibes tú, ¿verdad? ¿A cuántos conductores conoces con los que irías a gusto de pasajera? ¿A cuántos permitirías que llevasen a tus hijos?

      En mi opinión, un buen conductor, no es sólo quien tenga muchos años de carnet ni un elevado número de decenas de miles de kilómetros. Han sido muy pocos, desde luego, pero he tenido la suerte de trabajar con algunos alumnos con los que hubiese ido de pasajero al día siguiente de aprobar su examen; con más, no mucho tiempo después; y con algunos lo hice, sin haberme arrepentido nunca. Del coche de dos “expertos”, sin embargo, me he bajado en dos ocasiones, una en Sevilla y otra en Bilbao. Con un chófer de autobús en Asturias bien creí que nos mataba a todos y con un taxista en Madrid tuve el corazón a punto de infarto.

      A pesar de las estadísticas oficiales sobre accidentes de tráfico, tan favorables, gracias a Dios, lo que celebro sin ninguna reserva, por supuesto (otra cosa son las causas que han llevado a ello), el nivel de conducción, en general, está bajando desde finales de los noventa en constante progresión, con un descenso notable y coincidente durante el mandato de Pere Navarro al frente de la DGT, dos legislaturas nefastas (para mí en todos los sentidos), y la actual es continuista, a pesar de que creo que la señora María Seguí tiene mejores ideas e intenciones, pero el señor ministro la tiene atada.

      Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices sobre la actitud insolidaria y estúpida de tantos que se creen a salvo porque llevan un precioso “tanque” de 80.000 € o más. Olvidan que su cuerpo, tras un accidente puede quedar intacto por fuera y lleno de letales lesiones internas por dentro, que sus órganos no tienen ni cinturón de seguridad tan siquiera, que las deceleraciones que se pueden dar en un accidente son brutales y los “Gs” negativos una cosa muy mala. Pero, en fin... la ignorancia es muy atrevida, el brillo del oro deslumbra más que el sol... Y casi nadie se pone gafas protectoras para mirarlo.
      ¡Saludos!

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    7. ... Es que hay adelantos que han mitigado o incluso evitado tragedias, pero eso no tiene nada que ver con el nivel de conducción. ABS, ESP, carreteras mejores, chasis mejores... mitigan muchas cosas, aunque supongo que sólo son óptimos en buenas manos.
      Yo en general creo que las normas son para cumplirlas-con cierto margen razonable- pero tampoco creo que lo único en lo que haya que incidir es en lo de siempre, algo así como `respete las normas, que si no le puede pasar esto` (y entonces es cuando te ensenan las fotos de alguien estrellándose): podrían hablar de física, neumáticos, mecánica, formación, visibilidad, luces, etc.
      Saludos!

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    8. Estoy de acuerdo con lo que dices. Imagino que lo sabes pero, hablando de adelantos, por si acaso... En Alemania ocurrió una cosa muy curiosa allá por los ochenta, cuando un buen número de taxistas comenzó a utilizar coches con ABS se dio el caso de que empezaron a tener más accidentes que antes porque daban por hecho que el coche frenaba en mucho menos espacio, por lo que arriesgaban más, y claro, acabaron tropezando más.
      Ha llovido desde entonces, pero por aquí todavía es fácil encontrase con muchas personas que piensan lo mismo, y aunque no te lo creas a mí me lo han discutido unos cuantos, hasta algunos conductores profesionales. Algo semejante ocurre con el airbag, no pocos, entienden que con este sistema no es necesario utilizar el cinturón. Hace poco he visto un vídeo de la DGT en el que se ve a un coche dando bandazos por una carretera porque le habían quitado el control de estabilidad; pues hombre, mejor tenerlo, por si acaso, pero aun sin ese sistema las trayectorias deberían ser limpias salvo algún caso muy extraordinario.

      Agradezco los avances técnicos, por supuesto, pero sin formación suficiente pueden ser hasta contraproducentes. Resumiendo mucho: Si nos tratan como idiotas acabaremos actuando como tales.
      ¡Saludos!

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    9. Los avances son muy útiles cuando se añaden a una buena formación, pero desde luego no como sustitutos de ésta. Saludos!

      Elisa.

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  2. Mi querido amigo: La presbicia es esa factura que nos toca pagar en el paso del tiempo. Hoy con eso de operar cataratas, ya se puede solicionar al unísono. Como siempre tus relatos forman parte de cultura e interés.
    Un abraciño desde mi Ferrol-Galicia

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    1. Pues sí, querida amiga, tienes razón. Esa factura, incluso aunque se encareciese con algún que otro concepto que no fuese muy gravoso, creo que todos la pagaríamos con mucho gusto.
      Muchas gracias.
      Un abraciño.

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  3. La presbicia se puede corregir con gafas, lentes de contacto o cirugía. Cualquier optometrista u oftalmólogo te podrá ayudar con el problema. Saludos

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    1. Muchas gracias por la visita, por comentar y por la información. Estaba al corriente de esta, pero, en mi caso, como soy miope, de momento me arreglo bastante bien, basta con que me quite las gafas para leer. No obstante, como bien decís, sólo será cuestión de tiempo que necesite una de las soluciones que apuntáis, aunque hoy por hoy, la cirugía la descarto.
      Saludos.

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