sábado, 14 de abril de 2012

PASADA LA SEMANA SANTA (2)

A pesar de todo, estoy convencido de que lo más importante es que nos demos cuenta de que el Gobierno, ningún gobierno, nos va a solucionar el problema de la seguridad en el tráfico. ¡Nosotros conducimos! Y lo haremos con más seguridad cuanto mejor realicemos esa tarea. Esto no tiene vuelta de hoja. 

14 de abril
Aniversario de la II República Española
Foto tomada del sitio: pedrodehoyos.blogspot.com.es
El Gobierno, y no sólo el de España, claro, también los autonómicos y locales, pueden y deben conservar las vías en buen estado, señalizarlas correctamente -es lo que menos cuesta con diferencia y deja mucho que desear-; eliminar puntos negros; guardarraíles asesinos -no solo dañan a motoristas (❋)-; cuidar, en la medida de lo posible o al menos en los lugares más escandalosamente peligrosos de la seguridad pasiva de la vía, como se dice ahora. ¡Educar, enseñar! Asegurarse de que quienes conducimos sepamos lo que hacemos y establecer una vigilancia eficaz por parte de la policía que corresponda sin tener como primer y casi único objetivo un ánimo de lucro económico y electoral. Esto es lo que pueden y deben hacer los gobiernos, fundamentalmente, y para ello no es necesario inventar más normas, basta con que apliquen y se apliquen las que hay. Sobre éstas, si por mi fuera las simplificaría y reduciría, pero me da tanto miedo que toquen una sola coma...

Foto tomada del sitio: autofacil.es
Es en las vías de poblado y en las interurbanas muy próximas a ellas, donde la mayoría de los conductores pasan gran parte de su tiempo al volante. Vienen a ser al tráfico lo que Sodoma y Gomorra a la virtud. Son las vías en las que se vician y pervierten la mayoría de los conductores. En ellas se llevan acabo infinidad de maniobras prohibidas -y no estoy pensando en las infracciones relativas a las prohibiciones de paradas y estacionamientos-, no. Me refiero a maniobras intrínsecamente peligrosas como cambios de dirección y de sentido prohibidos y perfectamente evitables con dar una vuelta a la manzana o recorrer 300 m más para llegar a una glorieta, rotonda, redonda o como quieran llamarla; circular marcha atrás a discreción y ¡sin mirar! Abrir puertas del mismo modo; realizar frecuentes cambios de carril sin ningún motivo, haciendo slalom, vamos; entender las preferencias de paso como un sálvese quien pueda y que se aparten que voy; iniciar la marcha sin mirar; parar o estacionar de igual forma y sin avisar a quien nos sigue; circular por sentido contrario, sobre todo en calles cortas y en las últimas horas del día, pero observen que en los parkings de los centros comerciales se hace mucho y con una naturalidad pasmosa...

Parque Infantil de Tráfico de Gijón (Asturias), agosto 2012
Aquí comencé a aprender a conducir en serio, entre mis 12 y 14 años. Aún no acabé.
Puedo seguir, pero solo añadiré dos cosas más por lo especialmente peligrosas que resulta hacerlas fuera de poblado y lo mucho que se repiten en él: velocidad inadecuada por exceso aunque no se rebase (que también) los 50 ó 30 km/h y... a ver cómo lo digo, si se fijan podrán ver casi cada vez que salgan a la calle cómo bastantes conductores intentan rebasar a un vehículo detenido por circunstancias del tráfico o de la señalización sin percatarse de ello y dirigiendo el morro de su coche al hueco con un giro de volante inmediato, sin disminuir velocidad o muy poco y sin ver que la maniobra que pretenden es imposible. Espero haberme explicado porque estoy convencido de que esta actitud es la causa de no pocos accidentes en carretera por colisión frontal.
Con estos incívicos actos que todos podemos ver cada día donde vivimos, viajan muchas personas por carretera cuando alguna que otra vez hacen un viaje medianamente largo. Su irresponsable actitud hace que sean una espacie de bomba cargada de explosivo y con el detonador puesto. En autopistas y autovías es fácil evitarlos, en carreteras convencionales no tanto.

Todo parece ideal y perfecto. Lástima de esa ventanilla abierta, es una fuente de problemas.
Foto tomada del sitio: www.cmhseguros.com
Bueno, que no cunda el pánico, sigo siendo el mismo que escribí Conducir sin miedo, lo cual en absoluto significa que no aprendamos a identificar el peligro. Uno de ellos, muy recurrente y claramente al alza, es el que se da en los adelantamientos. Cada vez son más las personas que adelantan peor. En calzadas de un solo sentido y dos o más carriles muchos conductores de turismos se eternizan circulando en paralelo con el vehículo adelantado por la ridícula diferencia de velocidad con que ejecutan la maniobra. Que no tengan tráfico en sentido contrario no significa ausencia de riesgo, corren un serio peligro de alcance por parte de cualquier otro conductor que circule más rápido que ellos que esté ocupando el carril al cual se han desplazado a cámara lenta y que se ve sorprendido por la ausencia total de sentido y lógica con la que están actuando. Pueden resultar literalmente desnucados en el primer toque, ¿qué pretenden? No son pocos los que argumentan, “bueno, pero la culpa no es mía”. Pues hombre, independientemente de lo muy discutible de tal afirmación, semejante argumento ¿le paliará algún dolor cuando esté en el hospital, si es que llega? Lo peor, sin embargo, es que en calzadas con tan solo dos carriles y doble sentido hacen lo mismo. ¿Cómo no va haber un buen número de choques frontales?

Muchos conductores ponen intermitente y giran simultáneamente aún cuando tienen un coche
como en el retrovisor de la foto que circula más rápido que ellos. ¡Es increíble!
Foto tomada del sitio: todosloscomo.com
Las autoridades de tráfico, conocedoras de estos hechos, han tomado una simplista decisión que consiste en prohibir los adelantamientos (no siempre pero sí muchas veces) donde antes estaban permitidos. Resultado: en caso de accidente las responsabilidades civil y penal son mucho más fáciles de determinar. Fin de las ventajas, el resto son todo inconvenientes porque quienes adelantan como describí en el párrafo anterior seguirán haciéndolo por mucha línea continua que les pinten y quienes respetamos las prohibiciones de adelantamiento nos vemos fuertemente tentados a incumplirlas cuando delante de nosotros nos encontramos a otro vehículo que circula claramente lento de forma aislada; con lo que al grupo anterior hay que sumar a algunos conductores de este otro que acaban cayendo en la tentación y, normalmente, en el peor momento.

Siempre se aprende algo.
Foto tomada del sitio: motor.terra.es
Tuve un excepcional profesor durante cuatro o cinco días en un puente de mayo en Málaga, hace pocos años, Robert McKee, que nos decía en todas sus clases: “No importa qué te pase, por muy malo que sea, sólo importan las decisiones que tú tomes con respecto a ello”. ¡Nosotros conducimos! ¡Nosotros decidimos! Propongo como una buena decisión evitar distraernos con lo mal y lo malo que hacen otros, y analizar seriamente cómo conducimos en los recorridos más habituales para ir mejorando cada día, cada vez que cojamos el coche; hacer... el papel de justos en Sodoma -igual hasta logramos que quien tiene el dedo en el botón rojo se lo piense-, además, algunos conductores seguro que imitarían algo de lo que nos vean hacer bien. Para ello, no estaría de más que desempolvásemos lo aprendido en la autoescuela. Pero, ¿no era para pasar un examen? No, eran (y son) las reglas del juego para que no sufras ni causes daño y dolor. Es cierto que algunas veces hay que elegir ente nuestra salud y ellas. Pero sólo algunas veces.
Tengan mucho cuidado ahí fuera, pero no dejen de disfrutar. ¡La vida es bella!
Esteban
(❋) He sido testigo en dos ocasiones del tipo de accidente que se puede ver en este enlace. El primero era casi idéntico al de la foto, ocurrió en la A-8 entre Basauri y Bilbao, el conductor y único ocupante resultó ileso. El segundo, en el mismo tramo, fue peor; el coche estaba literalmente sin techo, sus dos ocupantes perdieron la vida. En ambos casos en la mediana.

18 comentarios:

  1. Muy bien encontrado el símil de Sodoma y Gomorra, porque es francamente así.
    Conduciendo, por ejemplo, por una autopista de peaje, no resulta difícil
    conducir según las reglas aprendidas. Pero en las inmediaciones de las
    grandes ciudades, con sus bifurcaciones, su carril central tan lleno o más
    que el derecho, incorporaciones, tráfico pesado, tráfico a dos ruedas...
    ¿cuál es realmente la mejor manera de circular?

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    1. Coordinación. Esa es la clave, Elisa. De un modo semejante a como hacen los miembros de un ballet, los músicos de una orquesta, un banco de peces o una bandada de pájaros. Y ponerse a la faena con muy buena disposición y mucho ánimo, arremangándose la camisa hasta los hombros, con salero y alegría. Tenemos que evitar la apatía, hay que darlo todo, nuestra salud está en juego. No importa si todo hace pensar que nos espera un día horrible en el trabajo, ¡estamos en la carretera! Cuanto más nos ocupemos de nuestras labores in itinere, más fácil será que no podamos llevar a cabo ninguna; a nada que tropecemos habremos perdido la mañana o la tarde, por lo menos.

      Coordinarse muy bien con el movimiento del resto de vehículos es fundamental exige mucha atención y trabajo, desde luego, pero no es tan difícil realmente. Ocupamos un espacio que se supone adecuado al rumbo que llevamos, mantenemos la velocidad que las circunstancias impongan, distancia de seguridad... la que se pueda y máxima anticipación a lo que ocurre hasta donde nos alcance la vista sin dejar de vigilar muy frecuentemente laterales y atrás. Cuando sea necesario cambiar de carril, aunque sea por un error que hayamos cometido, cuanto antes nos pongamos a la faena, mejor; si la situación está extremadamente complicada, se va por otro camino y en paz, ya retomaremos el rumbo, esto, a mí me ha pasado mil veces, pero no me permito angustiarme por ello, si llego tarde, lo siento mucho, pediré mil disculpas, afrontaré las consecuencias que conlleve pero... prefiero llegar sin hacer escala en un hospital. Muchos accidentes suceden por algo tan absurdo como pretender hacer una maniobra imposible.

      Conducir por una buena autopista casi sin tráfico es muy cómodo, sí. Pero cuidado, porque el único inconveniente que tienen estas carreteras es que cuesta bastante más tener consciencia de que hay que mantener la guardia muy alta. Las velocidades máximas, y sobre todo la velocidad media, son notablemente más altas y, además, hay que tener muy presente que otros pueden conducir mucho más rápido aún.

      Me alegro que le haya gustado mi referencia bíblica, desafortunadamente muchos jóvenes ahora no han sido instruidos para poder darse cuenta de estas cosas, pude comprobarlo en las clases de coche, y también, que cuando les hablaba sobre cosas de este tipo, generalmente, mostraban un sorprendente y entusiasmado interés, les han engañado vilmente y metido en un desierto lleno de espejismos. En fin.

      Buenas noches y muchísimas gracias por su atención. ¡Saludos!

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    2. Veo que se imagina que voy al trabajo en coche. No, no es así. El carnet me lo saqué de mayor, no por necesidad sino por gusto. Y aunque conduzco varias veces por semana por motivos familiares, nunca es para ir a mi trabajo, a donde disfruto mucho yendo en bici desde hace años. Tengo pues, la suerte de poder estar en la carretera pensando sólo en la carretera. Al principio era más papista que el Papa, luego me fui adaptando al flujo de la circulación. Pero claro, a veces, cuando 'anticipadamente' estoy en el carril central (como todos los demás) a la vez que leo el anuncio de 'circule por la derecha',...pues pienso si lo podría hacer mejor, o si es que lo hacemos todos mal, o si simplemente es mejor dejar de pensar y limitarse a adaptarse a la circulación.
      Saludos!

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    3. Quizá me pasé de frenada, al menos, espero que no le haya hecho perder el tiempo.
      Bien, por lo de la bici. ¡Qué envidia!

      Me ha costado un tiempo poner aquí su comentario como es debido, no sé por qué. Tampoco se indica bien la hora... parece que no duermo nunca, en fin, voy a hacerlo ahora pero mañana (seguramente por la noche) le diré algo sobre su comentario que, desde luego,me parece muy acertado. Bona nit!

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    4. Sí, en Cataluña está lo de la velocidad variable. Al principio lía mucho pero luego es más o menos cada día igual: 120 lejos ya de la ciudad, 80 cerca de ella y 60 en las zonas de obras (donde deduzco que no debe haber radares, porque la velocidad media de los vehículos es mucho más que 60).
      No me interprete mal pero no estoy del todo en contra de los radares (nuestros vecinos del norte de Europa viven en general más controlados que nosotros en muchos aspectos), lo que sí estoy rotundamente en contra es que la seguridad vial se base en los radares y en anuncios que llaman al miedo ya la culpa, en lugar de llamar a hacer cursos de conducción y de mejorar las infraestructuras y los sistemas de seguridad. Luego, si uno ha hecho cursos de conducción como debe ser, debe ser más fácil darse cuenta de que '50' es excesivo a la salida de un colegio, por ejemplo.
      Muchas gracias por la sensatez y el aire fresco que se respira en este blog!

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    5. Pues sí, me parece enviadiable que pueda ir a trabajar en bici, aquí (en Vizcaya), es muy difícil, hay pendientes muy fuertes, por otra parte, también supone un problema qué se hace con la bici cuando se llega a destino porque de no poder meterla en una oficina, taller, garaje, trastienda... más pronto que tarde nos quedamos sin ella. En mi primera juventud, en Gijón, utilicé la bici como medio de transporte durante unos años y estaba encantado, llegaba más rápido que en coche a cualquier punto de la ciudad, si bien es cierto que hacía trampa y conducía de un modo un tanto salvaje pero nunca por las aceras, era (y es) más fácil de prever los movimientos de los coches que los de los peatones. Imagino, y seguro que ahora acierto, que llevará casco; fíjese que ejemplo más bueno de arbitrariedad e irresponsabilidad política: sólo es obligatorio en vías interurbanas. La razón, valga la redundancia, pura y exclusivamente política, hasta Pere Navarro lo reconoció expresamente el año pasado en rueda de prensa, salió en televisión. Y como ese hay muchos más ejemplos. No sé si lo ha pensado, pero, por si acaso le doy una idea, si se utiliza mucho la bici creo que se debe considerar, al menos, contratar un seguro de responsabilidad civil, o comprobar si el seguro de hogar cubre esa contingencia, federarse... En Euskadi existe una gran afición a la bicicleta, mucho más en su faceta deportiva y de recreo en carretera y montaña que como medio de transporte y conozco varios casos de aficionados a dar a los pedales que lo tienen después de haber tenido algún percance con un automóvil, declararse culpables ellos mismos, porque así era, y verse obligados a pagar de su bolsillo los daños. El asunto podría ser ruinoso si en un accidente resulta atropellado un peatón y sufre lesiones de cierta importancia. Y no, no quiero inculcarle miedo, Dios me libre, pero seguro que convendrá conmigo que son cosas que pueden pasar y no está de más pensar en ellas y hacer una valoración lo más objetiva posible del riesgo.

      Lo de pensar está muy bien, qué duda cabe, pero sí, como todo es cuestión de medida. Siempre decía a mis alumnos una frase de Sta. Teresa de Jesús que me encanta: “La mente es la loca de la casa”, seguro que la conoce. En los exámenes de circulación, especialmente, pude comprobar mil veces lo cierta que es. También les decía, en ocasiones, que “se dejasen llevar”, unas veces por el tráfico, otras por la carretera, algunas por ambas cosas, pero nunca como oveja de rebaño sin más, sino como oveja consciente que unas veces está en él y otras no.

      Me alegro que esté curada de esa enfermedad relacionada con el Papa, se pasa mal, angustia mucho, ¿verdad? Pero pienso que sanar de ella es un signo inequívoco de inteligencia.

      Un saludo, hasta pronto.

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    6. La velocidad variable no me gusta, salvo excepciones. Es un factor de distracción innecesario, de acuerdo el conductor habitual se adapta enseguida -¡que remedio- pero en las ciudades grandes siempre hay un tráfico nada despreciable de conductores de paso o que excepcionalmente acuden a ellas y que puede verse muy distraído afectando al conjunto. Me parece bien en túneles, cuando sucede algo anómalo, por el especial riesgo que conllevan estos lugares, y fuera de ellos, en cualquier otro punto en el que ocurra alguna incidencia muy excepcional. Además, quedamos muy expuestos a las arbitrariedades de los políticos que sufrimos y sus señorías, sí que me dan miedo. Lo tienen tan fácil... mandan apretar botones, bailan un poco los números... ¡y a hacer caja que está vacía!

      Aunque no lo parezca, yo tampoco estoy totalmente en contra de los radares pero los utilizaría mucho menos en vías interurbanas y mucho más en población. Así se podrían eliminar los pasos de peatones elevados (son un peligro) y las bandas transversales para reducir la velocidad evitando de este modo el castigo preventivo para todos en cuerpos y máquinas; pagarían sólo los que infringen. Además, efectivamente, ir por muchos lugares de vías urbanas a 50 es una auténtica temeridad, vamos, que no se cruce nadie porque la detención es imposible. Pero claro, como muchas otras cosas... el casco para los ciclistas, por ejemplo, sería una medida muy impopular para nuestros gobiernos locales que sólo piensan a cuatro años vista.

      Comparto totalmente su rotundo desacuerdo con la actual política de seguridad vial que lleva demasiados años aplicándose y que no tiene visos de cambiar, hace muchísimo daño, y por supuesto, las claves son las que usted menciona.

      El aire fresco no es mérito mío, es del Golfo de Vizcaya; lo tengo al lado, a vista. Permítame la broma, no me pude aguantar, pero su expresión me ha gustado mucho. Ahora en serio: ¡Muchísimas gracias por su buena y generosa opinión!

      Bona nit, Elisa!

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    7. Me sorprende que alguien que no va en bici entienda tan bien algunos puntos claves como el casco (siempre lo llevo) o el seguro (el del hogar me cubre, hasta los desperfectos que pudieran ser causados por mis hijos, aunque me gustaría mirar también algunas medidas, como registrar la bici). Pues sí, el casco es imprescindible, aunque siempre digo a quien me quiera oír que si te atropella un coche, no te va a salvar. Sea como sea, si en su ciudad existe algún trayecto plano, le invito a utilizarla. Es realmente una sensación de libertad y de movimiento muy agradable. Sobre el papismo, pues sí, es una fuente no sólo de angustia, sino también de peligro!
      Muchas gracias y saludos!

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    8. Bueno, en este siglo anduve muy poco en bici pero en el pasado anduve bastante, aún la tengo y en buen estado y tengo intención de ponerla a punto y andar algo en este año porque sí echo de menos las sensaciones de las que me habla, Elisa, son muy, muy agradables, y tengo sitios muy próximos por los que puedo andar sin tráfico. Subir, cuesta un esfuerzo considerable, pero queda compensado con el placer de la bajada, la aceleración de la gravedad no tiene precio. Siempre decía a mis alumnos que donde más disfrutaba de la velocidad era con la bici y en montaña porque se encuentran pendientes más fuertes que en ninguna carretera, así lo siento y creo que les daba un motivo más para pensar cuando tuviesen tentaciones de disfrutar de la velocidad con un coche en vía pública. Hay una cosa que no comparto (aunque seguramente tampoco lo pensará así al pie de la letra, pero como esto lo leen más personas pues, por si acaso), sí es posible que el casco la salve del atropello de un coche, puede ser. Con el hijo mayor de mi hermana funcionó y sólo tuvo lesiones leves que no precisaron ni de un día de hospital para curarse, si hubiese ido sin casco... me duele hasta pensar lo que hubiese ocurrido.

      Sobre el registro de la bici, que yo sepa, ahora es imposible hacerlo ni siquiera de forma voluntaria. Hay intenciones y, en principio, me parece bien porque en caso de peatón atropellado por ciclista se podría identificar a este si se da a la fuga, pero por otro lado es bastante fácil que el ciclista pasara desapercibido porque aunque llevase matrícula tampoco puede ser del tamaño de la de un coche... No sé, es difícil, pero lo peor es lo de siempre, la falta de criterio político. Tendría que depender de los ayuntamientos, lo verán impopular, se les ponen los ojos como a Tío Gilito intercambiando signo de euro y papeleta electoral... Bueno, no sigo porque me tiro de la lengua yo solo y...

      Ah, sobre lo que dice al principio “que alguien que no va en bici entienda...” Hay conductores de turismos que nunca han andado en bici, pero ponerse en el lugar del otro sólo requiere un pequeño esfuerzo de imaginación que yo siempre demandaba a los alumnos. Cuando estos se sentían contrariados al encontrarnos con ciclistas, siempre les pedía que se imaginasen en la bici y cómo les gustaría ser adelantados. Lo mismo les pedía con respecto a quienes conducen camiones, autobuses, taxis, furgonetas de reparto, motos... Cuando otro conductor nos increpaba por algo que habíamos hecho mal, siempre salía a relucir: “¡Claro, ven que somos de autoescuela y abusan!”, entonces comentaba, como quien no quiere la cosa: “Es que igual somos el coche de autoescuela número 20 que hoy se cruza en su camino, eh. Mejor hacemos un gesto de disculpa”. Cuando hablábamos de los examinadores, seguía la misma táctica y ya desde la teórica, les pedía que se imaginasen ellos haciendo ese trabajo, ¿acaso se convertirían en monstruos, como casi ellos les pintaban y decían que les habían dicho?

      Hay que saber utilizar y manejar bien la máquina, desde luego, pero sin una actitud mental adecuada...

      Muchas gracias, Elisa. ¡Saludos!

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    9. Desde luego que no me expliqué bien. Tengo muy clara la utilidad del casco. Nunca salgo sin él y siempre, siempre obligo a mis hijos a llevarlo, incluso en verano. Eso sí, pobres, en los pocos lugares de la ciudad donde me atrevo a llevarlos en bici.
      Esta tarde pensé en usted porque un conocido me explicó una historia que me impactó mucho. Bien, el señor, al verme casco en mano, me dice que no lo deje de llevar nunca, y me comenta que a él una vez le salvó la vida: iba en bici cuando le salieron unos perros y el, huyendo, acabó cayendo y dando con la cabeza en el suelo (llevaba pedales automáticos). El casco se rompió, el no veía a los que lo fueron a auxilar (se había quedado cegado en ese momento) y está seguro que se hubiera matado de no ser por el casco. Bien, el punto más sorprendente de la historia es que él nunca había llevado casco, pero había ido hacía dos semanas a reparar la bici y la señora de la tienda le había insistido en que tenía que llevarlo. Él aún se sorprendía de cómo aquel consejo tan oportuno había cambiado con certeza el curso de su vida.
      Finalmente, sobre lo de ponerse en la piel de los otros (empatía) es realmente lo de toda la vida: 'no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a tí'. Y aunque yendo cada uno a nuestro aire quizás obtenemos algún que otro beneficio momentáneo (en cualquier faceta de la vida, no sólo en el tráfico), pensar en los demás da realmente otro gusto y 'nivel' a la vida (ya que le gusta Einstein: 'sólo una vida vivida para los demás merece ser vivida').
      Saludos y gracias por leer todo esto!

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    10. No, se explica muy bien, ha de ser culpa mía. Entendí que usa el casco siempre, tal como suponía (hubiese apostado por ello antes de que me lo confirmase), sólo quise hacer una pequeña aclaración cuando usted dijo "aunque siempre digo a quien me quiera oír que si te atropella un coche, no te va a salvar." Porque sí puede salvar, le pasó a mi sobrino (a Dios gracias) una vez que un coche le atropelló yendo en bici...
      Normalmente, con mi hijo, montábamos las bicis en el coche y ya bastante cerca podíamos andar en ellas a salvo de coches, pero no sé cómo lo tendrán por ahí, cambia mucho de unos sitios a otros.
      Bonita historia, e impresionante, gracias. Y también por la cita de Einstein porque he leído de él y sobre él, pero, o no la conocía o no la recordaba.
      Muchas gracias. Bona nit!

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    11. No, no me expliqué bien e hizo muy bien de aclararlo, porque realmente esto lo puede leer mucha gente. Gracias!

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  2. Realmente en ocasiones es un caos el constante cambio, ahora a 100,luego
    110, por aquí a 80... y te gustaría saltarte a la torera todo lo aprendido,
    y eso, deberíamos de tener en cuenta "lo aprendido",así las normas
    quedarían a salvo y nosotros tambiem, al menos pondríamos de nuestra parte
    para evitar posibles desgracias.
    gracias.

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    1. ¡Bienvenida, Lidia! Y muchas gracias por su atención e interés.

      Ciertamente, la normativa de tráfico es excesiva e innecesariamente amplia y compleja y la señalización en nuestras carreteras, con demasiada frecuencia, caótica y confusa. Yo también he sufrido y sufro, como usted, fuertes tentaciones de saltarme ciertas normas y señales en según qué circunstancias y lugares, y eso, que estoy -creo- bien y muy mentalizado sobre el fenómeno del tráfico, pero, ¡es que nos hacen trampa, demonios!

      Las normas que deben regular la utilización de vehículos en vías públicas, si se hacen y redactan bien, obedeciendo a criterios puramente técnicos se simplificarían y reducirían mucho, serían mucho más estables en el tiempo, serían conocidas en más profundidad por los conductores y se respetarían mucho más, automáticamente. ¡Estoy seguro! Además, las normas que realmente son necesarias para conducir, para actuar... deberían ser universales, básicamente las mismas aquí y en Lima, sin necesidad de tratados internacionales, automáticamente. Por desgracia el tráfico tampoco se libra de la falta de criterio con la que somos gobernados desde hace bastantes años, y además, es que da igual qué partido gobierne, ninguno tiene criterio. ¡Es increíble! En fin, cada vez que he hablado con alumnos de estos temas, incluso acaloradamente, concluía con un “¡Tienes razón! Pero...” y apelaba, eso sí, siempre, a su instinto de supervivencia. “No te hagas daño y cuídate, por favor”, y ya puestos, aunque a veces podemos hacer ciertas cosas, sin molestar en absoluto a nadie, pero que nos pueden costar un dinero en forma de multa... “pues cuida también tu cartera, no les regales ni un céntimo”. Porque meterse en la carretera cada vez se parece más a entrar en la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones. Aunque yo preferiría esto último, por lo menos no me engañan, nunca me van a decir que lo hacen “por mi seguridad”.

      Con todo, aún me resulta más indigerible que muchos clubs de automovilistas como el RAC y otros propongan límites de velocidad variables en según qué circunstancias que, salvo que uno conduzca con los ojos cerrados ya lo está viendo. Bueno, ahora recuerdo que en Cataluña eso está funcionando hace un tiempo, al menos en las entradas a Barcelona, pero que yo sepa sólo ahí. Pues fíjese, en una situación como a la que alude Elisa, tráfico denso, entrada a una ciudad grande un día de labor, hora punta... Además de todo a lo que tenemos que atender, hay que estar pendiente de cómo van cambiando los límites en poco espacio, y seguro que hay un montón de radares con lo que pretenden que vayamos más pendientes del velocímetro que de nuestra salud ¡¿Y dicen que lo hacen por nuestra seguridad?! Para más inri, de un tiempo acá intentan convencernos de que seamos conductores eficientes y que llevando a cabo técnicas de conducción económica ahorramos un dinero y vamos más seguros. ¡Pues NO! Es falso, en condiciones difíciles intentar ahorrar combustible e ir pendiente de cómo bailan los números de la velocidad nos sustrae mucha atención de cosas mucho más importantes, esa distracción puede resultar vital y la promueven empecinadamente quienes deben velar por el interés de todos. ¡Dios nos ampare! Porque esto sólo es la punta del iceberg.

      Espero no haberla aburrido, Lidia, y, si me he desviado del tema o entendí mal, corríjame, por favor, pero es que me irrita tanto la estupidez... Bueno, en todo caso, aunque “sólo” sea por puro “egoísmo” en su salud y en su dinero, cuídese, por favor, y conduzca bien.

      Muchas gracias y un saludo muy cordial.

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    2. No, no me aburre Esteban al contrario, se ha explayado positivamente para mi. en este tema tan delicado todo lo que escribe resulta muy interesante por ser muy serio, pues se trata de supervivencia en la carretera, de salud la tuya y la de los demás, va unida. Ademas aunque se desvíe, todo va entrelazado con lo cual aplicable y bueno de saber, se aprende mucho.
      Muchas gracias por sus explicaciones, ha sido muy amable.
      Saludos!

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    3. Muchas gracias a usted, Lidia, de verdad, me siento muy honrado. Me alegro de no haberla aburrido y de que le resulte interesante y útil lo que cuento. Dice una cosa muy interesante e importante en su comentario y, respecto a la cual, creo, que aún no dije nada por aquí. Es la siguiente: “de salud la tuya y la de los demás, va unida”. Efectivamente, viene a ser lo que dice el slogan de la actual o reciente campaña de la DGT: “Todos estamos conectados”. Es cierto, y sin necesidad de abrir una cuenta en Facebook. Siempre comentaba a los alumnos que tener un gesto amable, cordial... con otro conductor, al que muchas veces ni podemos ver, no solo redunda en su beneficio en un momento dado, sino también en el nuestro y en el de todos; añadía, que en la carretera como en la vida, se puede ir a donde queramos sin pasar por encima de nadie, y sin permitir que nadie nos pase por encima también, claro. Sin embargo, en los últimos años, observo una tendencia creciente en muchos conductores a manejar como si estuviesen completamente solos en el mundo, se nota claramente cuando les facilitas una maniobra, no se percatan, no la ejecutan... me resulta muy sorprendente y es muy peligroso, además, para mí es un riesgo nuevo que aún no manejo bien, sucede del mismo modo con muchos peatones y no me siento seguro de si sé valorar bien esos peligros para neutralizarlos. Una buena solución es mantenerse a buena distancia, claro, así nos damos margen, pero no siempre se puede. En fin, seguiré observando el fenómeno en el que creo -intuyo, más bien- que tiene mucho que ver el cambio de mentalidad y/o de conducta que tantos aparatos que ahora llevamos casi como un apéndice de nuestro cuerpo están generando en muchas personas.

      Muchas gracias de nuevo y buena noche. ¡Saludos!

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    4. Hola Esteban. Tiene razón en cuanto a mantener la distancia, por nuestra propia seguridad, porque "es otra droga", me refiero a toda la tecgnología de la que nos rodeamos en el coche,tambien tiene razón, por eso no se percatan, se creen que van solos en la carretera y distraídos con tanto aparatito que llevan. miran pero van en el limbo.
      La verdad es que aveces algunos dan miedo.

      Muchas gracias por sus palabras. Saludos!

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    5. Hola Lidia:

      Por favor, perdóneme el retraso en contestarle pero me ha sido imposible hacerlo en estos días y me da mucha rabia no haber hecho tan siquiera un acuse de recibo.

      Es cierto que muchas personas conducen desde el limbo, ahora que el Papa dice que no existe, pero sí existe Babia -una preciosa comarca de León-, desde luego, conducir desde cualquier lugar que no sea el que ocupa el vehículo en un momento dado y ocupará en un inmediato futuro que tenemos al frente y hasta donde alcance la vista es una fuente de problemas y un peligro para todos. Muchos de los aparatos de que disponemos ahora pueden crear una fuerte dependencia, para conducir bien (y creo que para todo), es muy importante alimentar sentimientos de independencia y de libertad fuertes, así podremos utilizar cualquier herramienta sin que nos esclavice su uso. También ocurre, en no pocas ocasiones, que una persona puede ir perfectamente sentada al volante, aparentemente muy atenta y, sin embargo, su mente ocupar tiempos y lugares muy distintos a los que ocupan su cuerpo y su coche, de ahí, que me parezcan absurdas -y peligrosas- algunas prohibiciones, como los límites de velocidad genéricos en vías interurbanas que nos obligan muchas veces a circular a ritmos inferiores a los que permiten vía, vehículo, circunstancias y conductor, abriendo de este modo una estupenda autopista a la distracción que puede tener un trágico peaje.

      Sí, a veces algunos dan miedo, sobre todo, si tuviésemos que ir de pasajeros con ellos. Pero si vamos en otro coche que conducimos nosotros, casi siempre, podemos eludir el peligro potencial que generan. Por otra parte, creo que también tendemos a poner demasiada atención en lo malo, además, percibimos constantemente mensajes en este sentido que propician una subjetiva sensación de miedo a conducir y a todo, pero si les ponemos coto y los relativizamos, todos podemos ver que, en realidad y afortunadamente, abunda más lo bueno que lo malo. Francamente, yo así lo veo.

      Muchas gracias y saludos muy cordiales.

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