sábado, 6 de abril de 2013

GLORIETAS Y ROTONDAS O LA TIRANÍA DEL MEDIOCRE

Hace unos pocos días, un amigo de la página de Facebook de Oye Radio Ibaizabal Nervión y de la mía, colgó en su muro un dibujo que encontró en en el Facebook de una autoescuela de Barcelona con la noble y muy de agradecer intención de aclarar las trayectorias que, en una glorieta o rotonda, son correctas o no.

Se agradece la intención y la atención, lo reitero, por supuesto. Pero, discrepo totalmente del contenido de ese dibujo. A día de hoy, NO existe ni ha existido nunca ninguna norma que obligue a circular por el carril de más a la derecha se vaya a donde se vaya. Además, si la hubiese, ¿a cuenta de qué ponen  a veces más de un carril dentro?, ¿están de adorno? Es cierto que, como norma general, y por muchos carriles que tenga una vía, debemos circular por el carril de más a la derecha; pero también lo es, que dentro de poblado y con carriles delimitados por marcas viales, se  permite circular por el que más convenga a nuestro destino y, que además, en esas circunstancias, hasta se permite adelantar por la derecha. La mayoría de las glorietas, o rotondas, naturalmente, están en poblado. Así pues, no se puede dar por bueno ese esquema.
Fuente: Facebook

Personalmente, si en una rotonda que da acceso a cuatro vías voy a la derecha (1ª salida), siempre voy por el carril de más a la derecha; si voy de frente (2ª salida), generalmente, también; si voy a la izquierda (3ª salida), por el carril central o izquierdo; y si hago cambio de sentido por el carril izquierdo o central. En los dos últimos casos, antes de abandonar la rotonda tendré que cambiar (más bien cruzar) uno o dos carriles y, por supuesto, no debo molestar a nadie que esté circulando por ellos; mas a poco que observe bien y me coordine no estorbaré a nadie. En caso de duda o error, antes de correr el riesgo de tener un accidente, mantengo posición, sigo rodeando la glorieta, y en paz. A semejanza de como hace el piloto de un avión cuando tiene algún problema al aterrizar: potencia, al aire y vuelta a intentarlo. 

Resulta evidente que quien cambia o cruza un carril debe ceder el paso escrupulosamente a quien esté utilizando ese carril. No tiene más. Y es bastante más fácil de lo que parece; basta con tener un dominio suficiente del vehículo (se supone que totalmente al alcance del conductor medio), observar y preparar la entrada a la rotonda con antelación (fundamental) y repetir la observación dentro generosamente. Es decir: trabajar la observación antes y durante el paso de la intersección. Una rotonda es un cruce normal y corriente en el que ponen una maceta en medio, generalmente, con la inconfesable finalidad de dar trabajo y repartir beneficios entre algún constructor y el edil correspondiente. Esto lo sabemos todos, si no, ¿por qué hay tantas rotondas que son una auténtica fuente de problemas?


Desde siempre, y hasta hace muy pocos años, en examen de circulación las rotondas se pasaban como dije en el párrafo anterior. En Vizcaya, allá por el 2006 ó 2007, un examinador en concreto comenzó a calificar como correcto el hacerlo siempre y en todo caso por el carril de más a la derecha; paulatinamente, ese criterio fue adoptado por el resto de sus compañeros, pero, curiosamente, la Jefatura Provincial de Tráfico de Vizcaya, en ningún momento envió una circular a las autoescuelas para avisarnos por escrito del cambio de criterio, como siempre hacía en esos casos. Muy curioso. Yo me enteré del cambio por algunos colegas, pero desde luego estaba totalmente determinado a no quedarme de brazos cruzados si me suspendían a un alumno por esa razón, como si tengo que ir a Estrasburgo. No ocurrió. En lo que yo he visto, los examinadores fueron siempre bastante tolerantes con el incumplimiento de su “nueva norma”, es más, en no pocas ocasiones y en rotondas grandes y delicadas (Aparcavisa, Artaza...) indicaban con todo lujo de detalles al alumno cómo y qué debían hacer en ellas. 

En todas las provincias se empezó a aplicar esta norma de hecho, pero NO de derecho, en los exámenes. ¿Por qué? Siento en el alma que no lo pueda probar pero, en mi opinión, esta idea se fraguó en la Cátedra de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, que tenía y tiene (creo) como responsable al señor Luis Montoro. Este señor, tuvo una comunicación muy fluida (y muy influyente) con el que fue Director General de Tráfico desde 2004 (Pere Navarro) durante dos legislaturas consecutivas y nefastas. El caso es que, en mi opinión, esto de pasar las rotondas siempre y para todo por la derecha, fue una ocurrencia de Montoro que a Pere Navarro le pareció muy bien y lo impusieron como criterio de examen en todas las jefaturas. Del señor Montoro leí bastante (escrito y firmado por él, me refiero) y estoy en condiciones de afirmar que, por lo que dice, es obvio que no sabe lo que es la carretera. Vamos, que jamás iría con ese señor de pasajero.

Esto es otra cosa.
Fuente: Internet.
Esta decisión adoptada por la DGT sin sustento jurídico alguno, en sí misma, es un auténtico escándalo. Y no solo provoca largas y estériles discusiones en la barra de un bar, genera también cientos de verdaderas situaciones de riesgo cada día y accidentes, no sé si a diario, pero varios en cada semana, seguro. Perfecto ejemplo -y uno de tantos- de cómo velan por nuestra seguridad. Y hablo en presente, porque la actual cúpula directiva de la DGT mantiene una política continuista con la anterior, no en vano, el actual Ministro del Interior (Jorge Fernández) ha manifestado (en la noticia dejé comentario: el nº 10) públicamente admiración y amistad con el Director General de Tráfico anterior y lamentado su cese, hasta el punto, de que en mi opinión, la actual Directora General (señora María Seguí) está atada de pies y manos por el mencionado ministro. Con esta forma de actuar la DGT ha logrado un hecho inaudito: que el grupo de conductores más decididos a cumplir con las normas se divida entre los que aprobaron el examen para su permiso de conducir antes de Pere Navarro (mayoría) y los que que lo hicieron después. Con el agravante, de que el segundo grupo siembra la duda en buena parte del primero. ¿Se imaginan las animadas discusiones que tendrán padres e hijos cuando se vean conducir unos a otros? Fuera del coche no supone riesgo. Dentro, in situ, son un peligro real y concreto añadido a una situación delicada en sí misma. Y lo provocan quienes dicen ocuparse de nuestra seguridad... Gracias, pero no, prefiero cuidarme solo.

Tal como acabo de exponer, la DGT es la máxima responsable del alegal despropósito descrito pero en esta farsa comparten escenario (y responsabilidad) otros dos actores: usuarios y profesores de autoescuela.

Grabaré el paso por estas tres rotondas en cuanto deje de llover, son rápidas y con tres carriles.
Fuente: Google Maps
Usuarios. Entre estos hay una especie de lobby, generalmente, formado por el grupo que obtuvo su permiso de conducir de 2007 -aproximadamente- para acá. Generalmente, hacen gala de una actitud extremadamente intolerante que despierta vivamente mi atención: ¿Por qué tanto empeño en perseguir el cumplimiento de una “norma” al pie de la letra arriesgando su vida (imagínense rodear una glorieta con tres carriles -muy probablemente- grande y rápida) por el carril exterior en un cambio de sentido? Cada vez que tapona una entrada/salida asume el riesgo de que le partan en dos, literalmente, Sin embargo, con qué suicida orgullo se les ve dar la vuelta al ruedo. ¡Olé!

Creo que quienes así actúan, en su mayoría, lo hacen por comodidad y miedo, por pura vagancia. Ni saben conducir ni quieren aprender. Aparentemente es lo más fácil: carril derecho a donde quiera que vaya, todos los demás han de cederme el paso, si pasa algo... Si pasa algo: ¡es su culpa! Qué paz debe sentirse en otro mundo llegando a él con esta convicción; qué felicidad vivir lleno de limitaciones en este sabiendo que la culpa es de otro. Disculpen la ironía, pero no la quiero reprimir. He oído miles de veces “pero no es mi culpa” a mis alumnos y les contestaba más o menos lo mismo que ahora dije. Durante parte del aprendizaje, es lógico: están aprendiendo, no tienen permiso, a veces la presión interna y externa es excesiva... Lo importante es desterrar esa idea antes de poder conducir solos. Mantenerla después de obtener el permiso, es muy grave, porque salvo contadas excepciones, sin duda, conducirá a un accidente.

Profesores de autoescuela. Me consta que muchos de mis colegas abrazan con entusiasmo el criterio de Tráfico que aquí vengo criticando. Es lo más fácil: llevar siempre al alumno por el carril de más a la derecha, ya se encargarán ellos de conjurar el peligro con buena observación y actuando sobre volante y/o doble mando si es preciso. Después, qué importa lo que pueda pasar, ellos ya no van en el coche. Pues debería, debería importarles y mucho; por un mínimo de honestidad y decencia, para empezar. O, como mínimo, porque “hay que enseñar bien a los alumnos aunque sólo sea porque algún día te vas a encontrar con ellos en la carretera”, esto lo dijo hace años un buen profesor (Antonio) en una reunión intentando (sin éxito) que la mayoría pensasen en algo más que el dinero.

Plaza de Federico Moyúa, también conocida como plaza elíptica, en Bilbao.
Fuente: www.elcorreo.com

Detesto la actitud expuesta de muchos profesores, pero hay otra que todavía llevo peor, la de los que escriben en sitios de Internet, incluso en la revista de Tráfico dando por santo y bueno toda iniciativa sobre tráfico que provenga de organismos oficiales. Es... tan repulsivamente servil. Sobre el tema que hoy me ocupa, y contrariamente a lo que hacen en otros, no ponen como ejemplo lo que hacen en ningún otro país allende los Pirineos. Curioso. Muchos profesores argumentan también que, claro, el examinador... Pues hombre, la persona que examina, rara vez intenta imponer su criterio de un modo arbitrario; pero es que además, esa persona, su coordinador, el Jefe Provincial... Son personas, se puede hablar con ellas, exponer argumentos, protestar sus decisiones por escrito y formalmente si es preciso. Hay asociaciones de profesores, de autoescuelas, de examinadores... que si hiciesen algo más que mirar sus propios ombligos, podrían lograr que la DGT se pensase seriamente muchas de las peregrinas ideas que propone e impone.

Bulevar Manises, Paterna (Valencia).
Fuente: www.cmdingenieros.com

Casi olvido decir, que quienes defienden circular por el carril derecho a toda costa y se les pregunta para qué están los demás, contestan que para adelantar. Y se quedan tan anchos. Bien, no es imposible, no está prohibido (salvo señales concretas), pero desde luego, adelantar en una glorieta es una maniobra claramente atípica y muy excepcional. Tanto, que se pueden realizar “adelantamientos” a velocidades iguales: el que circule por el carril interior recorre menos espacio que quien lo hace por el exterior. En fin.

Hay otro aspecto de este asunto que también llama poderosamente mi atención, y es la extendida idea de que las glorietas, rotondas, redondas, o como quieran llamarlas es un invento reciente. Hace muchos siglos que existen plazas con fuentes, monumentos, jardines... Cierto que ahora hay muchas más, pero no es nada nuevo. Y dicho sea de paso, más de la mitad sobran, estorban, crean problemas. En muchas poblaciones, se puede ver durante la noche que el camión de la basura, el que pasa regando... en algunas glorietas, sólo pueden pasar si entran en ellas hacia la izquierda. ¿No saben que hay planos, no miden, no piensan...? He visto con mis ojos cómo recién construida una glorieta tuvieron que desplazarla unos metros porque a los autobuses que iban a una escuela cercana les era imposible pasar, me coincidió ser testigo del surrealista momento en que la Policía Municipal comprobaba los infructuosos intentos que hacían los conductores de los autobuses por pasar; y no, no había otro camino. Cuando vemos que tiran el dinero común de un modo tan evidente y a la vista de todos, da miedo pensar qué ocurre con lo que no vemos. Pero en fin, eso es otra historia.

Esteban

22 comentarios:

  1. Hola Esteban:

    Has tocado un tema muy famoso, provocador de inmumerables líos provocados a mi entender, por un exceso de normativa.
    Una rotonda fue el motivo de mi primera pitada. Voy a decir que creo que es normal que un novel intente seguir las normas, se supone que son las reglas del juego y que se las enseñaron por que son la manera óptima de hacer las cosas. ¿O es que un médico se va a saltar los protocolos que le enseñaron? Si la DGT, el 'libro' y la autoescuela dicen 'A', pues se supone que esa es la manera correcta y más segura, ¿o no? Porque si la respuesta es no, abrimos la caja de Pandora. Es como decir que los médicos no saben de medicina. Por eso 'las autoridades en un tema' sea la DGT o el Colegio de Médicos, tienen que ser muy creíbles, porque a la que den señales que inciten a la desconfianza las consecuencias pueden ser caóticas y desastrosas.
    He de decir que nunca más me pitaron en una rotonda. No porque desestimara la norma de ir por la derecha, sólo la supedité al sentido común y a la regla básica de no interferir con nadie. Y aprovechando que estás aquí voy a decirte cómo las tomo y tú me corriges:
    a) rotondas de radio muy pequeño, de esas que no sabes si hay un carril o dos(nunca he visto dos coches en paralelo por ellas, aunque sí gente tomándolas 'rectas'): esas las tomo por 'la derecha' por el simple motivo de que no se me cuele una moto por la derecha y entre el ángulo muerto y el giro no la vea bien...no sé qué pensarás de ello.
    b) rotondas más grandes, tipo gran ciudad, muchas veces sin carriles pintados. Allá tienes razón en que si vas por la derecha, el 'flujo' te saca fuera a la primera salida. Así que en este caso voy más o menos por el medio moviéndome gradualmente hasta quedar bien situada al llegar a 'mi salida'.
    c) Otros tipos (carretera): depende del tráfico. Si la rotonda está 'desierta' tiendo a ir por la derecha...(glups, no sé qué pensarás, pero es que realmente es más cómodo para ver los 'letreros'), si hay más tráfico y pienso que habrá lío, pues para el centro. En muchas rotondas de este tipo hay líneas direccionales pintadas en los carriles, de manera que si vas por la derecha estás obligado a salir. No lo veo mala opción. Me parece una manera sencilla de aclarar las cosas.
    Saludos!

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    1. Hola Elisa:

      Pues me alegra comprobar que no tengo nada que corregirte: ¡lo haces bien!

      En el primer caso, yo también prefiero ceñirme a la derecha si veo o intuyo que puede haber motos “invitándolas” así a que me pasen por la izquierda, espacio en que el ángulo muerto es claramente menor y puedo comprobar con más facilidad su posición. No obstante, cuando la rotonda tiene buena visibilidad y no hay un alma, paso “recto”, salvo que haya badenes, “guardias tumbados”, pasos de peatones elevados, o todo junto,en cuyo caso me resigno a ir por la derecha muy despacito y dejando sitio a quien no quiera cuidar su máquina.

      En el último caso, y en general en todos, actúo como indiqué en la entrada. Pero es cierto que si no se tiene claro la salida que hay que tomar, las señales se ven mejor desde el carril derecho, además, suelen tener las letras muy pequeñas; aun así, a veces sigo en el carril central mirando las señales desde él aunque tenga que hacer un par de giros completos porque este tipo de rotondas suelen ser grandes y permiten una velocidad de paso muy respetable, de ese modo reduzco el riesgo de accidente porque si hay que girar mucho y voy todo el rato por la derecha intentando leer las señales, cada vez que “cierro” una salida aumenta la posibilidad de que alguien que conoce bien la zona y se confíe más de la cuenta, me embista. Naturalmente, procuro estar muy atento a las señales previas a la entrada, que siempre están mucho más claras, y luego cuento (1, 2..), pero no siempre lo logro, a veces me equivoco.

      Una cosa que no comenté en la entrada pero que deduzco de tu comentario, es que, a veces, el tráfico “te lleva”; a veces, la carretera “te lleva”; a veces... ¡conviene dejarse llevar! Especialmente cuando es la carretera quien tiende la mano. Hay rotondas que cuando llegas a ellas, de un modo perfectamente natural, el morro queda orientado clarísimamente a un determinado carril, pues a él. Algunos alumnos, lo hacían sin decirles ni mostrarles nada, por puro instinto; otros (siempre los que buscando lo más fácil son más papistas que el Papa) forzaban posiciones, giros, trayectorias y, siempre, se encontraban con dificultades que a los otros no les surgían. Hay cosas que sólo se pueden ver desde un coche de autoescuela. Muchos teóricos del tráfico deberían pasar unas horas en el asiento trasero mientras se da clase. Además, seguro que te has dado cuenta: muchas veces cuando vemos a estos integristas del carril derecho, ¿a que parece que van a detenerse, que están saliendo de la circulación...? Cuando nosotros mismos forzamos posición para ir por el derecho, ¿no te sientes hasta rara, fuera de sitio, como si fueses a tomar un café sin que exista un bar?

      Como bien dices, y me alegra mucho oírlo, todo esto no es más que cuestión de puro sentido común, de tener un poco de “cintura”, flexibilidad, capacidad de adaptación, anticipada visión de conjunto... El tráfico es un fenómeno muy, muy dinámico en el que adoptar actitudes rígidas sólo genera conflictos, nunca soluciones.

      ¡Saludos!

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    2. Hola Esteban:

      Pues sí, el tráfico tiene mucho de sentido común. Y en lugares con mucho tráfico mucha observación, y en carreteras difíciles mucha práctica (cosa que aún me falta).
      Lo que me sorprende leer es que los papistas se complican la vida...buscando lo más fácil... ¡No! ¡Buscan hacer lo que han leído que tienen que hacer! Lo natural es entrar por donde te va mejor e intentar salir sin interferir con nadie. ¡Nada más simple! Pero es que hay un exceso de normativa que actúa como un corsé.
      Uno de los grandes problemas de nuestra sociedad-en todos los aspectos- es este exceso de normativa, ese 'encorsetar' cualquier actividad. Tal exceso de normativa sirve para 'determinar culpables' (en accidentes de tránsito, en actividades médicas, en excursiones escolares...), pero ha llegado a un punto que asfixia.
      He de reconocer que yo fui de las que nunca entendió 'el misterio de las rotondas' en mi época de estudiante. Creo que no fui la única... Ahora me limito a no chocar con nadie. No sé si lo hago bien o mal pero al menos no tengo problemas con nadie.
      Saludos!

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    3. Hola Elisa:

      Pues sí, me reafirmo en la paradoja que señalas (“los papistas se complican la vida...buscando lo más fácil...”) y, lo siento, niego tu afirmación: “¡Buscan hacer lo que han leído que tienen que hacer!”. A ver, admito que puede haber excepciones, de acuerdo; pero normalmente, quienes ponen tanto entusiasmo en utilizar carril derecho (para todo y siempre) en una rotonda lo hacen en aplicación de la ley del mínimo esfuerzo -profesores incluidos- aunque éstos, sólo cuando dan clase, porque cuando conducen ellos no actúan así. Seguramente me expliqué mal. Pero sostengo, que quienes se aferran al carril derecho, lo hacen porque, en principio, es lo más cómodo y fácil, y legalmente, les exime de responsabilidad en caso de accidente, pero no porque exista una norma que obligue a hacer eso si no porque el que entra a la rotonda debe ceder al que está en ella y quien cambie o corte un carril a quien ya lo esté utilizando. Son personas que tienen un nivel de conducción muy bajo y que no se esfuerzan nada en subir, se autoconvencen de que sufrir o no un accidente es una cuestión de puro azar y viven con ese engaño; mejor dicho, con esa mentira, pues dudo mucho de que realmente se engañen. Dices que hacen lo que han leído que tienen que hacer... Y por qué no se detienen en los “stops”, ni en los semáforos en ámbar, por qué no ceden el paso a los peatones salvo cuando no hacerlo supondría un atropello, por qué estacionan en vados, carga y descarga, doble fila, en mitad de la calzada, lado izquierdo (cuando hay doble sentido), etc. etc. Lo han leído, Elisa, muchas cosas se saben sin pasar por la autoescuela, pero no lo hacen porque no les interesa. No se quieren esforzar. Pero ellos deciden, son mayores de edad, y saben (porque todo el mundo lo sabe), que realizan una actividad de riesgo. Como ves en este asunto mi tolerancia se reduce mucho, me resultan actitudes detestables que denotan una falta de respeto a la integridad física de los demás inadmisible.

      El tema de los profesores todavía es peor. Y no me vale que si el examinador esto o lo otro, es una excusa muy gastada. Hay normas, para empezar, y los profesores tenemos bastantes más recursos de los que parece para pelear una posible decisión o criterio arbitrario aunque emane del Presidente del Gobierno. Pero volvemos a lo de siempre, supone esfuerzo, trabajo... Y muchos profesores no están por la labor. Pero me parece hasta un acto criminal engañar a un alumno. Sin salirnos de las rotondas, no se le puede meter en la cabeza a una persona que ande siempre por el carril derecho cuando cualquier día puede chocar con él un autobús que circula a 40 km/h y pesa 22.000 kg. ¡Por Dios!

      Totalmente de acuerdo con el contraproducente efecto del exceso de normativa. Y, seré muy cabezón, pero, para mí, eso ocurre por vagancia y zanganería. Cuando suceden cosas, se generan “alarmas sociales” o las provocan los medios interesadamente para poner en aprietos al ejecutivo, etc. ¿Qué hacen? ¿Ir a la raíz del problema? No. Escribir en el BOE, es más fácil, luego dan una rueda de prensa explicando las maravillas que lograrán esos renglones, sin admitir preguntas... Y a disfrutar de la mar en calma hasta que llegue otra ola. !Ay! Es que me enciendo, y luego tardo en coger el sueño. En fin.

      Ah, ¿Te parece poco ese “me limito a no chocar con nadie”? Y, usted perdone, pero no creo ese “no sé si lo hago bien o mal”. Lo haces bien, te lo dije. Y puedes creerme, no es ningún falso halago. Siempre lo solía decir a los alumnos: mira a veces seré desagradable, pero lo prefiero a engañarte. En todo caso, te aseguro que no es nada personal y estoy dispuesto a escucharte cuando quieras.

      Ay, mujer de poca fe, estoy seguro de que conduces bastante mejor de lo que te permites creer.

      Bona nit!!!

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    4. Gracias, Esteban. Siempre se aprende mucho leyéndote.

      ¿De verdad crees que quien sigue a pies juntillas todas las normas aunque sea evidente que crea problemas es por pura vagancia? Pues no sé... Hay gente muy cumplidora de cualquier norma...

      Pero da igual. Lo importante es hacerlo bien uno mismo. He de decir que como matemática me ha sorprendido mucho todo esto de las publicaciones contradictorias, escritas por diferentes 'expertos' sobre conducción. Vaya, si tendría que haber 4 reglas simples, y lo que no cabe en ellas, pues sentido común , práctica, simulación, circuito...
      En lugar de esto tenemos, en el caso de las rotondas, un lío monumental... Saludos!

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    5. Gràcies, Elisa. Moltes gràcies! Me alegra mucho lo que me dices.

      Sobre tu primera pregunta, y sin que sirva de precedente, te contestaré con otra: Si uno ve de forma evidente que se crea problemas por cumplir las normas a pies juntillas... ¿Por qué las cumple? Para empezar, está en juego su propia vida y la de sus pasajeros, quizá le supere la responsabilidad. Pero de hecho la asume, aunque para sus adentros se intente engañar aferrándose al cumplimiento de una supuesta norma (cuya comprobación ni se plantea consultando el BOE), se pone la venda en los ojos, a él todo el mundo le tiene que ceder (muy tentador) y si algo malo sucede... ¡Ah, no es mi culpa! ¿Acaso puede alguien creerse que la conciencia le hará una oferta? A la conciencia es mejor no deberle nada, siempre cobra un precio muy alto y nunca está de rebajas. Es peor que el prestamista de “El mecader de Venecia”. Vaya, me desvío, perdón. Pero sí, creo que es vagancia, básicamente. ¡Es lo más fácil! Es más, sé que generalmente es vagancia porque he sido testigo de ella en miles de casos y también sé, Elisa, que muchas personas conservan los errores cometidos en la autoescuela después de salir de ella. Pero, cuidado, no nos engañemos: lo deciden así. Y otra cosa: esa “gente muy cumplidora de cualquier norma...” ¿No te dan miedo? A mí sí, y mucho.

      Ciertamente, lo importante es hacerlo bien uno mismo; y cuidarse muy mucho de los fundamentalistas. Imagino que el hecho de ser matemática ha de generarte muchas sorpresas, celébralo, es un elixir de juventud. Por otra parte la Ley de Tráfico forma parte del mundo jurídico de lleno y debe ser muy poco compatible con el tuyo. Pero en todo caso, en realidad las cosas son como dices: cuatro reglas bastante simples, sí. Pero mira, hasta hace un par de décadas, o poco más, profesionales de la carretera eran quienes vivían “en” y “de” la carretera que, salvo excepciones, eran todos los conductores profesionales (de cualquier vehículo), todas las policías de tráfico, funcionarios examinadores y profesores de autoescuela. De ese tiempo acá empezaron a aparecer “expertos” en “seguridad vial” que viven “de” la carretera pero no “en”. Vamos, que el asfalto nunca ha sido su hábitat; los políticos se han rodeado de ellos (los del otro grupo tenemos que conducir muchas horas y aunque les hagamos de chófer no nos hacen ningún caso), la mayoría tienen títulos universitarios de lo más variado, currículums aparentemente muy brillantes... Pero qué te voy a contar a ti de cuánta ineptitud esconden muchos historiales. El caso es que han sentado cátedra, y creado el caos. Se sienten muy orgullosos de su labor en pro de la seguridad vial, y los políticos más, pues cuentan con sesudos y abultados estudios que nadie lee como avales de sus estúpidas decisiones.

      Hasta hace pocos años, las rotondas no se percibían como lugares especialmente conflictivos; poco después de tomar el mando de la DGT Pere Navarro, sí. En base a imponer como criterio de examen una norma de hecho que carece de sustento jurídico. ¡Y le aplauden! Votantes de todos los partidos y nacionalismos. Vamos, no salió a hombros de la DGT de milagro. Si formase un partido político arrasaría en las próximas elecciones, y si Buñuel levantase la cabeza le costaría creer hasta dónde ha llegado el surrealismo español. En fin, paro. Paro en seco porque esto da para un libro.

      Gracias, saludos i bona nit!

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    6. Creo que tu enfado es similar a cuando los docentes oyen hablar de reformas educativas y temas similares. Muy justificado. Además la labor de los buenos profesionales no se ve -por no decir que queda menospreciada-, mientras que la de los expertos siempre es muy valorada.
      El tema de las rotondas es, a mi parecer, una muestra del caos mental que se puede llegar a meter a un novel en la cabeza. Desde que me saqué el carnet he leído mucho de conducción y no cuesta más de 5 minutos encontrar fuertes contradicciones o absurdidades en los diferentes textos.
      Yo haría una reforma integral de todo esto. Primero, antes de circular, pondría al estudiante en un circuito cerrado (nunca he encontrado la gracia de aprender cómo va el embrague en medio de una gran avenida), luego, le enseñaría las técnicas importantes de verdad.
      Saludos!

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    7. Sí que me enfado, Elisa, aciertas de pleno. Me irrita, me enerva, me deja la ira a punto de despegar, tengo sangre en las venas, y caliente, qué se va a hacer. Pero en mi oficio, creo que nos sobran los motivos para que los enfados sean mayúsculos, porque vemos con nuestros propios ojos personas fallecidas, gravísimamente heridas, tumbadas en el asfalto o dentro de los coches, hueles el humo, oyes las dilataciones de los metales, gritos, dolorosos susurros, llanto, te manchas de sangre... Otros colegas y yo hemos vivido esto en varias ocasiones y hemos tenido que prestar algún auxilio. Otras, "sólo" hemos sido testigos. Y alrededor de cada una de estas víctimas se genera dolor y para siempre en otras personas. Me resulta insoportable la irresponsable y frívola actitud con la que tantas veces nuestros políticos toman estúpidas decisiones. Y mira que soy muy consciente de que, en realidad, uno conduce... y debe cuidarse. Pero quienes detentan la autoridad deben ser exquisitamente escrupulosos con las decisiones que tomen (en general, siempre, claro), muy especialmente con las que pueden dar lugar a daños irreparables. ¡No se pueden equivocar! Del mismo modo que no quisieran que el cirujano que les interviene cometiese un error. Igual.

      Me consta que has leído mucho sobre conducción y, efectivamente se encuentran contradicciones y sandeces en cuestión de minutos. Evitar el caos mental del que hablas es fundamental, porque en el coche un segundo es mucho tiempo y la decisión y ejecución deben ser inmediatas. La mente tiene que tener preparada la orden concreta para cada estímulo. Evitar el caos del que hablas es la tarea más importante del profesor y lo que marcará la diferencia entre unos y otros. El profesor debe mostrar y demostrar a modo de desarrollo de una ecuación matemática (ayyy, vale el ejemplo, ¿no?) y el alumno se meterá en la cabeza él solito lo que se le ha probado como bueno y necesario para él. Tiene que saber por qué son las cosas, hacer suyo lo que se le transmite, y sabrá distinguir el trigo de la paja para siempre.

      Totalmente de acuerdo con esa reforma integral, y simplificadora, hace mucha falta simplificar. También con lo de comenzar las prácticas en un circuito cerrado, porque entre otras cosas, y tal como dices, aprender cómo va el embrague en una avenida no solo no tiene ninguna gracia sino que es un calvario. Aunque en este punto, he de decir que para muchas autoescuelas es un problema insalvable porque en una ciudad de tamaño medio - e incluso a veces menos-, dependiendo de dónde esté ubicada puede ser imposible ir a algún lugar mínimamente parecido a un circuito cerrado. En este sentido siempre he tenido mucha suerte.

      Saludos i bona nit!!!

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    8. Hola Esteban:

      Lo siento, no había visto esta respuesta.
      ¡Tienes desde luego mucha razón!
      Cualquier reforma educativa (en cualquier ámbito) ha de estar orientada a a) que el alumno se forme, y b) a que el resto de la sociedad no sufra los 'desperfectos' de tener gente poco formada. Desde luego no a que 'saque un examen' según las manías personales de quien manda, porque todo esto confunde y no lleva a buen puerto.
      Pero bueno, apuntando ideas positivas: es cierto que las autoescuelas de una gran ciudad no pueden ofrecer -en clases de menos de 2 horas- ir y volver a un circuito, pero ¿por qué no se instala una primera fase a hacer en circuito, pongamos, ir uno o dos días, antes de poderse apuntarse a las clases 'tradicionales' de la autoescuela? ¿Por qué no ofrecer/exigir un mínimo conocimiento de la máquina antes de hacerla moverse en circulación?
      Aunque muchas veces se dice que el alumno sólo quiere el carnet, yo creo que muchos aceptarían de buen grado un examen más riguroso si fuera más lógico y si tuvieran la certeza de que cuando se lo dan, no es 'porque se lo dan a cualquiera', sino porque tiene un nivel.
      Saludos!

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    9. Pues también tú tienes razón, sin ninguna duda, ya que por muy grande que sea una ciudad, siempre se pueden situar dos o más circuitos (que no tienen porqué ser como Montmeló, ni mucho menos), bastaría con disponer de un solar para cada uno con una superficie equivalente al de una manzana de tipo medio, con eso, y en cada uno, podrían practicar unas cuantas autoescuelas antes de salir con los alumnos a vías públicas de lleno. Y los fines de semana, podrían utilizarse para que practiquen con karts (de pedales y motor) todos los jóvenes que quisieran entre 13 y 17 años, por ejemplo. Esto debería hacerse sin ánimo de lucro, a precio de coste, salvo que el Ayuntamiento o alguna gran empresa lo patrocine. Esto lo hemos intentado numerosas veces unos pocos colegas y el arriba firmante durante muchos años, infructuosamente. Me consta que en otros lugares de España también se ha intentado, que yo sepa, con igual resultado. Y en casi todas las reuniones de "autoescueleros" volvía a la carga con esa y otras ideas con resultado nulo, te miran "raro" y te dejan por imposible, haciendo notar lo "magnánimos" que son contigo.

      Recuerdo ahora, que hubo unos años (70, 80...), en los que el Reglamento fijaba un mínimo de ocho clases (si no recuerdo mal eran 8) en circuito cerrado antes de poder salir a carretera con un alumno. En teoría, cualquier policía municipal podía denunciar a cualquier autoescuela que diese clase en vía pública antes. Pero se incumplía sistemáticamente y nunca pasaba nada.

      El tema es bonito pero nada fácil: Los ayuntamientos declinan el asunto (aunque hay alguna excepción pero orientada a las prácticas de maniobras en pista para motos, camiones y autobuses, y exámenes) argumentando falta de espacio, precio del mismo y protestas vecinales (esa es otra); en las afueras es más factible, pero la mayoría de los alumnos no están dispuestos a invertir el tiempo que supone ir y volver. Y, básicamente, la otra posibilidad es que asuman el coste y toda la iniciativa todas (o casi) las autoescuelas de forma conjunta. Pero conciliar intereses de un montón de pequeñas empresas que compiten entre sí es misión imposible.

      Por supuesto, lo ideal sería lograr un mínimo dominio del vehículo en circuito cerrado antes de salir a vía pública. Los primeros en beneficiarnos de ello somos los profesores, de forma inmediata, después los alumnos y luego el resto de la sociedad. Pero desafortunadamente, si la DGT no incluye en el examen algún tipo de maniobra en circuito cerrado, la mayoría de los alumnos se negarán a hacerla. Siento discrepar contigo en este aspecto (y por sí mismo, en primer lugar), pero en lo que he vivido, te puedo asegurar que sería rarísimo que alguien acepte dar una sola clase más que no considere imprescindible para superar el examen. Pruebas más rigurosas suponen siempre algunas clases más, precio más alto, más tiempo, más posibilidades de suspender... De hecho, hasta más o menos, mediados de los 90 se hacían maniobras en pista para el permiso de coche, dos, que salían a sorteo entre 10 posibles. Naturalmente, tenían que aprender las 10. La DGT cometió el primer grave error en su responsabilidad en la formación de conductores con esta decisión, seguí ofreciendo a mis alumnos la posibilidad de enseñarles, no las 10, sino las que me parecían imprescindibles, explicaba las razones, hacía dibujos en la pizarra... durante años. ¿Sabes cuántos alumnos decidieron dar alguna de estas clases? Ninguno. Pasé entonces a ofrecerles conos y palos, informarles de lugares donde podían hacerlo en cuanto tuviesen el permiso con su coche o el que les dejasen, sin cobrar nada, claro. Ninguno aceptó la oferta. Ninguno. Es deprimente hasta escribirlo, además, sé que algunos compañeros hicieron lo mismo, con idéntico resultado. ¡En fin!

      Tu actitud, y la de unas pocas personas más que conozco son una auténtica excepción que celebro y me alegra conocer. Moltes gràcies!!!

      ¡¡¡Saludos!!!

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    10. Gracias, Esteban. Yo coincido plenamente en que sería de gran utilidad un apredizaje previo en circuito, donde 'experimentar' sin bloquear el tránsito. Saludos!

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  2. Amigo Esteban: Gracias por darme un poco de cordura a las "puñeteras" glorietas. La verdad que en todos los pueblos y ciudades de España ha proliferado las glorietas como setas en su mejor cosecha y pienso que el 99,99% de los conductores que las frecuentan, no saben como determinar ante ellas.
    Un abraciño y reitero mi agradecimiento.
    Rosa María Milleiro

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    1. De nada, Rosa María. Me alegro que te haya sido de alguna utilidad.

      Esto de las glorietas es un claro ejemplo de que todo es cuestión de medida, porque siempre han existido y nunca las hemos percibido como un especial problema, pero cuando han empezado a proliferar como un sarpullido en la piel del asfalto en poquísimo tiempo, han provocado una auténtica embriaguez que aún padecemos; y es casi literal: imagínate en un coche de autoescuela, conducido por una persona que está aprendiendo y lógicamente comete errores, en un coche con motor diesel, en marchas cortas, transmitiendo mucha fuerza, con dirección asistida que propicia movimientos muy bruscos en tanto no se dosifique con mucha suavidad el movimiento de las manos, y, encima cada pocas decenas de metros tres giros para seguir rectos; a todo esto, sumamos "guardias tumbados" y pasos de peatones elevados y estamos como dentro de una coctelera. A veces, amiga Rosa, he acabado de trabajar con un ligero mareo y sin probar una gota de alcohol, cosa que no me había pasado nunca ni en las más retorcidas carreteras de montaña ni conduciendo un kart absolutamente a tope en un circuito.

      Tanta proliferación de obstáculos artificial e innecesariamente dispuestos en las vías urbanas, donde más veces cruzan sus trayectorias peatones y vehículos, sólo sirve para aumentar el número de accidentes y de atropellos. Como así ocurre. Es muy difícil mantener la atención debida a tanto y a todo. Y luego dicen nuestros alcaldes que les preocupa la seguridad vial, ¡por favor!

      Un abraciño y bona noite.

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  3. Se sabe quien fuè el inventor de las glorietas de cruces?

    un saludo

    fus

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    1. Hola Fus:

      Antes de nada, muchas gracias por tu visita y por quedarte. Espero que te resulte de alguna utilidad tu estancia en este sitio, aunque, para empezar, no tengo respuesta a tu pregunta... Pero te aseguro que haré todo lo posible para que no siente precedente. Claro que también es posible que sea una muestra de fina ironía; hasta parece una amenaza, ¿acaso quieres arreglar cuentas con él? Bueno, en todo caso es imposible porque las glorietas en realidad llevan siglos entre nosotros. Aún así, hay por ahí unas cuantas que sí que dan ganas de hablar seriamente con su responsable.

      Bueno, esto sí que va muy en serio: Muchas gracias y un saludo muy cordial.

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  4. Hola, Esteban.

    El tema de las glorietas, creo que lo tengo superado porque me dan mucho respeto y me suelo colocar bien antes de salir de ellas.

    Menuda entrada tan aclaradora de las cosas que muchos hacen cuando conducen.

    Besos, majísimo.

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    1. Hola, Towanda:

      Me alegro mucho de que cuides esa colocación antes de la salida, y de que tengas respeto, lo que seguramente te llevará a tener eso en mente antes de entrar y un esquema claro de la trayectoria completa. Eso es la clave.

      Muchas gracias, besos.

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  5. si no tenemos los conceptos claros podemos equivocarnos.
    1º en autovías, autopistas y vías con mas de un carril en el mismo sentido NO HAY ADELANTAMIENTO por mucho que en nuestro vocabulario utilicemos esta palabra, para que se produzca un adelantamiento SI O SI se tiene que invadir el sentido contrario de la marcha.
    2º por mucho que el criterio cambie la ley no ha cambiado por tanto los profes tendrían que enseñar lo que es lo correcto sino estamos hablando de otra cosa y a mi hace 23 años que tengo el carne de conducir ya me enseñaron ese diagrama para circular por las rotondas, y si todos circuláramos así habría muchísimos menos accidentes de tráfico en las rotondas, otra solución es hacer las rotondas con un solo carril y se solucionan estos problemas

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    1. Totalmente de acuerdo con la afirmación de la primera línea.

      Antes de seguir, quiero aclarar un detalle. No conozco muy bien los protocolos de comunicación en Internet, pero tengo entendido que el uso de las mayúsculas se interpreta como gritar. No lo digo por usted, que conste, doy por supuesto que no las ha empleado con esa idea; lo digo por mí, porque las voy a utilizar, pero sin ningún ánimo de gritar, sólo con el fin de que se vea mejor, ya que en los comentarios no se puede cambiar nada respecto al tipo de letra, ni usar negrita, etc.

      Punto 1º, lo siento, pero lo que usted afirma NO es cierto, ni lo ha sido nunca. Por las siguientes razones:

      a) Ni la Ley de Seguridad Vial ni el Reglamento General de Circulación definen (de forma propiamente dicha) la maniobra de adelantamiento. Sin embargo, se desprende claramente de sus textos que es la maniobra que consiste en sobrepasar a otro vehículo que circula a una velocidad inferior a la nuestra. Ambos deben estar en movimiento, PERO EN NINGUNA PARTE SE DICE QUE SEA NECESARIO INVADIR EL SENTIDO CONTRARIO. Que en las calzadas con un solo sentido, naturalmente NO existe. Aquí tiene más información (Tema 17):
      http://www.google.es/search?hl=es&site=webhp&source=hp&q=definicion+adelantamiento+dgt&oq=definicion+de+adelantamiento&gs_l=hp.1.1.0j0i22i30.1014.8493.0.10994.28.22.0.6.6.0.218.2404.1j17j1.19.0....0...1c.1.35.hp..3.25.2434.ixa6U6Gq9f8

      b) En el Reglamento General de Circulación, se titula su artículo 83 así: “Adelantamiento en calzadas de varios carriles.” Y en su apartado 1, de forma más concreta, clara e inequívoca dice: “En las calzadas que tengan, por lo menos, dos carriles reservados a la circulación en el sentido de su marcha...”

      Punto 2º, normalmente (siempre cabe alguna excepción), los profesores de autoescuela conocemos bien las normas de tráfico y así las transmitimos. No nos inventamos nada, aunque naturalmente, en ocasiones nos equivocamos o se nos olvida algo, pero siempre se puede corregir o buscar la forma de recordarlo con facilidad. Otra cosa es, que como digo en la entrada, en alguna ocasión la DGT adopte un determinado criterio a la hora de realizar el examen como ha ocurrido con este asunto de las rotondas, y que algunos compañeros se encuentren entusiasmados con ello, mientras que a otros, entre los que me cuento, no nos gusta absolutamente nada.

      Gracias por su atención y por el comentario. Un saludo.

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  6. Es una evidencia que tienes razón: se puede salir de una rotonda desde el carril interno siempre y cuando se tomen precauciones a la hora de "invadir" el carril externo. No hay nada que lo impida en el codigo de corculación. El problema es que mucha gente que hace esta maniobra (me incluyo) creen que la prioridad es de ellos y que los que tienen que señalizar son los que circulando por el carril exterior siguen por la rotonda en vez de salir de esta. Al final, todo se reduce en varias reglas sencillas: cada uno tiene la prioridad sobre el carril donde circula, si cambias de carril debes ceder el paso a los que vienen por el carril que quieres ocupar y obligatoriedad de señalizar ya sea para hacer el cambio de carril o bien salir de la rotonda. Si todos respetasen estas tres premisas, no habria accidentes.

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    1. Perdón por el retraso y muchas gracias por tu visita y comentario.
      Resumes muy bien en tres puntos muy claros las condiciones que nos exige pasar cualquier rotonda sin problemas.
      En mi opinión, y por lo que puedo observar, la raíz de los conflictos en las rotondas está en esa actitud tan cavernícola y tan nuestra de:
      1) No querer trabajar.
      2) Aferrarse a “yo voy bien, tengo razón y si alguien choca conmigo es culpa suya”.
      Para más “inri”, gobiernos y compañía, no dudan en halagar a las mayorías (o minorías que hacen mucho ruido), por más necio que sea su discurso, en aras de no perder un solo voto. Y, desgraciadamente, creo que esto ocurre en todos los aspectos y a todos los niveles. Así nos va.
      ¡Saludos!

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