miércoles, 19 de diciembre de 2012

L O T E R Í A

Décimo de lotería.
Es muy difícil imaginar en España una Navidad
sin participar de algún modo en ella.
Era diciembre de 1999. Aquel mes y aquel año, por varias razones -entre las que destaca una muy triste-, me resultan bastante más significativos que este famoso "doce del doce". En los últimos días del pasado siglo escribí un artículo que Yolanda y Manuel (¡gracias!) tuvieron la deferencia de publicarme en la edición de diciembre de su periódico RACING PRESS, estupenda empresa y brillante idea digna merecedora de mucha más larga vida y mejor fortuna; pero en fin, eso es otra historia. El caso es que, casualmente, me encontré con el mencionado artículo, lo leí y comprobé con tristeza que a pesar de estar en la segunda década del siglo XXI continua siendo perfectamente válido y actual. Así que insisto, sigo echando semillas; sé que muchas se las comen los pájaros, otras caen en tierra estéril, incluso las que germinan corren muy diversa suerte y algunas mueren apenas comienzan a crecer, pero siempre hay unas pocas que dan fruto y flor. Siempre. Así pues, desde el ocaso de un siglo terrible, inolvidable... ¡Y formidable! Voleo nuevamente el grano.

Si en la primera entrada ya menciono este periódico,
¿cómo es posible que no se me ocurriese antes poner una foto de su cabecera?


LA LOTERÍA


En estas fechas se repite cada año una arraigada y extendida costumbre de repartir, compartir y regalar participaciones y/o décimos de la Lotería de Navidad y Reyes entre nuestros compañeros, amigos y familiares; esta tradición podría calificarse de hermosa cuando en ella surgen solidarios sentimientos de prosperidad para todos y, pensando en ella, me parece ver un paralelismo entre ésta y otro también muy extendido hábito que se repite a lo largo de todo el año, que de hermoso no tiene nada y quizás sí, al menos a veces,  de dramático y trágico. Me refiero a esos innumerables consejos que tantos supuestos expertos conductores dirigen, sobre todo, a quienes por primera vez empiezan a conducir, transmitiendo con ellos, generalmente, su proia incapacidad, impericia e ignorancia, y lo que aún es peor, su nulo propósito, voluntad y decisión de querer conducir bien.

El conductor novel recibe un enorme y repetitivo número de mensajes negativos, antes, durante y después de su paso por la autoescuela.

No tengo noticia de que existan estudios, ni estadísticas sobre la influencia de estos mensajes en los accidentes de tráfico, pero sí me consta que en el subconsciente de la mayoría de las personas que hasta ahora y a lo largo de los años han confiado en mí para aprender a conducir, están muy arraigados.

Estos mensajes son una suerte de participaciones y/o décimos en los que se sustituyen los números por frases del tipo:

Eso sólo sirve para aprobar el examen, luego harás lo que te dé la gana, como todo el mundo.

¿Detenerse en un STOP?... (Risas).

¿Detenerse a ceder a un peatón?... (Más risas).

¿Disminuir la velocidad utilizando el freno de servicio (el de pie)? ¡No hombre, cambiando a marchas más cortas, utilizando el freno motor, si no se gastan mucho las pastillas!

¿Conducir con las dos manos? Mejor siempre la derecha en la palanca, preparado para cambiar.

¿Frenar ante un semáforo en ámbar? ¡Acelera!

En una autopista en la que disponemos de tres carriles, ¿circular por el derecho? ¡No, por el central!

En la misma vía, ¿facilitar la incorporación de quien quiere acceder a ella? ¡Que se busque la vida!

Estacionar en doble fila... ¿que está prohibido? ¡Y qué, si todo el mundo lo hace!

Adelantar en zona prohibida... ¡Pero si la línea continua no se rompe!

¿Que no hay visibilidad? ¿Pero quién va a venir ahora, si por aquí no circula nadie?

La lista podría ser mucho más larga pero creo que basta con esta para pensar, ¿pensar? Sí, y deducir que estas y otras muchas frases tan típicas y tan tópicas, tan falsas y tan estúpidas, oídas miles de veces a lo largo de los años por una persona, interiorizadas en su mente, pueden hacer que muy probablemente esta persona entre en el juego de una lotería perversa, en la que a fuerza de acumular boletos llegue a tener muchas probabilidades de que le toque.

A semejanza de la Lotería de Navidad, los premios son de diversa cuantía, y a diferencia de aquella pueden repetirse, pues la persona en cuestión, jugará sin saberlo cada vez que conduzca. Pero en su infinita variedad, la naturaleza del premio siempre será la misma: un accidente.

Naturalmente, en ésta como en cualquier otra lotería o juego de azar, si no participamos, si no compramos boletos, si no admitimos lo que nos quieren regalar, entonces... ¡No toca!

Esteban

14 comentarios:

  1. Un estupendo artículo, muy acertado.
    Como en todas las áreas, es mucho más fácil encontrar quien cree que sabe que alguien que realmente sabe. ¡Cuántas veces he sonreído por dentro al oír hablar de como alguien dice 'dominar' las matemáticas!
    Esto, desde luego, tiene que ver con la formación. Si tienes una formación sólida en cualquier cosa, eres muy consciente de tus límites, te vuelves humilde y siempre sabes que puedes aprender mucho más. Pero como hoy en día eso de aprender y formarse en profundidad (en cualquier área) parece algo exótico, pues es que fácilmente salen individuos engañados, que fácilmente creen que saben de algo a la que han leído cuatro cosillas de fuentes no contrastadas.
    Bueno, me sulfuro, pero es sabes que no soporto este proceso de desculturización colectiva y progresiva que estamos viviendo. ¡Felices Fiestas!

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    1. Moltes gràcies, Elisa!
      Si tan solo se tratase de presumir... Pero esas frases, en algunos casos, causan muerte y dolor (el poder de la palabra).
      No me extraña que te sulfures, parece que se escapase un virus de algún arsenal de algún ejército perverso que nos vuelve idiotas. Por más que digan, creo que se está dando un fenómeno antinatural por el que la generación más joven, en general, no supera en conocimiento, preparación, actitud y valores a la anterior. Es muy deprimente y aboca a una especie de suicidio como sociedad. Recuerdo un profesor que nos decía que para aprender, es condición sine qua non, ser humildes. ¡Tienes mucha razón!
      Internet es una maravilla, pero en muchas personas actúa como un espejismo que les hace creer que saben cuando en realidad no es así. Conozco algunos médicos que están hartos de que les lleguen pacientes con la intención de "ayudarles" (por decirlo suave) en el diagnóstico y tratamiento de su dolencia porque han estado unos minutos "conectados"; dicen que es increíble: "llevo toda la vida estudiando y trabajando con la medicina y creen verdaderamente que saben más que uno". Hay excepciones, desde luego, pero lamentablemente tendrán que exiliarse. Otra vez.
      Bueno, que me da mucha tristeza.

      FELIÇ NADAL!!!

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    2. Creo que te gustaría ver esta entrevista a Rosa Maria Calaf:

      http://www.youtube.com/watch?v=T4Qj8N0jlhg

      sobre la desinformación. En ella habla también de Internet ¡Es muy buena!

      Felices Fiestas!

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    3. Me ha gustado, gracias. Y me suena muchísimo el nombre de esa mujer; habla muy bien.

      No sé si habrás leído este artículo de D. Arturo, pero creo que te gustará.
      http://blogs.km77.com/arturoandres/4448/otros-accidentes/
      A mí me gustó mucho, aunque... quizá pudiera ser un arma de dos filos, pero estoy seguro de que tú no te vas a cortar.

      Bona nit!

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    4. Ya me había leído este artículo de Arturo de Andrés, aunque he de confesar que por encima. ¿Por qué es un arma de doble filo? Básicamente la moraleja es que la preparación es la única cosa que permite tener una reacción instintiva 'correcta', y en eso estoy plenamente de acuerdo. Y desde luego que a los que no tenemos tanta preparación más nos vale ir atentos y anticiparnos.
      Luego también he comprobado que hay maneras de ser. Hay gente que nació con sangre fría, y gente que 'se emociona', 'se asusta', pega volantazos... No sé en qué consiste. Saludos!

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    5. Bueno lo de arma de doble filo no va por vos, que conste que ya lo había dicho, pero, en general pienso que algunas personas pueden justificar su pereza en aprender, entrenar, mentalizarse, trabajar... haciendo un acto de fe de "ves, al final es cuestión de suerte, qué más da lo que hagas".

      Básicamente estoy de acuerdo contigo: "la preparación permite..." Pero -seré muy pesado-, a esa preparación que permite la acción instintiva, básicamente, se llega utilizando nuestra imaginación como un simulador; recreando una y otra vez situaciones que se nos ocurren, nos cuentan, vemos en alguna película, etc. Los que tenéis menos experiencia, como muy bien dices: atención y anticipación. Aunque esto debemos hacerlo todos siempre, pero también vais mejorando y creciendo, asumiendo menos riesgos, eludiendo dificultades y ampliando límites poco a poco de un modo progresivo. Así, trabajando, sin darnos cuenta se va desarrollando una espacie de sexto sentido muy específico que en más de una ocasión hará que salgamos airosos de situaciones críticas sin que siquiera nos podamos explicar cómo lo hicimos.

      Es verdad que hay personas que parecen incapaces de actuar con sangre fría, pero lo siento mucho; ellas deciden conducir o no y ellas saben qué consecuencias puede tener esa acción. Así que sólo veo dos opciones: o aprenden a controlar sus emociones, o dejan de conducir. Esto de las emociones lo utilizaba como un argumento para darle la vuelta a la actitud que tantas personas toman respecto al examen de conducir y animarlas a superar ese miedo concreto intentando hacerles ver que al día siguiente de tener el permiso podían encontrarse en situaciones bastante peores, y estarían solas. Con 18 años, más o menos, uno conoce sus límites; si rebasarlos conlleva la posibilidad de hacer daño a otro... ¡ni se te ocurra forzar! Creo que es una cuestión de pura responsabilidad.

      ¡Saludos!

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  2. Se me quedó en el tintero decir que acostumbro a leer a Arturo de Andrés, aunque a veces pienso si me consideraría del grupo de conductores 'inexpertos' a sacar de la circulación. Desde luego que al menos no me encontraría entre los que no se preocupan por aprender, actitud que cada día encuentro más insolidaria.
    Creo que tenemos una visión 'reducida' del problema vial: para mucha gente, esto se reduce a no sufrir un accidente ni ser causa directa de ninguno. Si con esto complicas la vida enormemente a los demás y a 'los otros' les acaba pasando algo, pues 'como no es culpa nuestra', parece que ya no nos importa.
    Digo esto en clara referencia a la extendida costumbre de circular por el carril del medio, a, pongamos, 90 por hora (como mucho), tan tranquilamente, de manera que los pobrecitos que quieren adelantar no tienen más remedio que pasar a la izquierda de todo (3r carril), con el claro inconveniente de que la 'vuelta' no es tan sencilla como cuando se adelanta a alguien que va por la derecha (no es suficiente controlar al coche al que adelantamos, sino también el que puede venir del carril de la derecha, a las motos-esto es tierra de motos- que van intercalándose entre los coches, etc.). Claro, el día que pase algo no será culpa directa del que circulaba por el carril central...
    Hace unos meses mi hijo mayor me sorprendió con un razonamiento tan lógico como sorprendente. Alguien hablaba accidentes por 'adelantamientos indebidos' y él dijo que el 'adelantado' se sentiría muy culpable. ¿El adelantado? Le dije, 'pero si no ha hecho nada'. Pues Álex me contestó algo así como: pues si iba demasiado lento y obligaba a los demás a hacer cosas arriesgadas, ¡sí que se ha de sentir culpable! Lógica aplastante, desde luego, aunque depende de la situación, obviamente. Saludos!

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    1. ¡Bravo por Àlex! Es impresionante lo absolutamente maduro, responsable y lógico de su espontáneo argumento. Estoy seguro de que no se le ocurre ni a un 20% de los conductores. Además, no solo demuestra inteligencia y fina observación, sino algo mucho más importante: un corazón bueno y noble. Felicítale en mi nombre, por favor.

      Explicas muy bien la voluntaria y complaciente ceguera colectiva sobre la seguridad vial y el ejemplo que pones es perfecto.

      Respecto a Arturo de Andrés, Elisa, pongo la mano en el fuego porque a ti, te consideraría inexperta... relativamente, claro; pero en absoluto te sacaría de la circulación si estuviese en su mano. ¡Estoy seguro! Y también de que compartiría muchas de tus opiniones, ideas y acciones. En cuanto a las primeras, por ejemplo, la que aquí mismo viertes: "no me encontraría entre los que no se preocupan por aprender, actitud que cada día encuentro más insolidaria." ¡Eso es lo que importa!

      ¡¡¡Saludos y un abrazo para Àlex!!!

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    2. Pues la verdad es que sí me sentí muy orgullosa de esta argumentación. Quizás esté mal que lo diga, pero es que me encantó esta preocupación genuina por el bienestar de los demás.
      Respecto el tema del simulador virtual, tienes mucha razón. Es muy útil, y combinarlo con el Google Street View va muy bien para visualizar 'situaciones' y practicar esta simulación mental.
      De todas maneras la práctica 'real' es muy importante. Yo lo noto en las carreteras de curvas (como siempre voy a todas partes por autovía y no toco casi montaña, me voy sola a hacer de curvas para practicar). Aquí se nota mi falta de práctica. He hecho estas carreteras varias con profesor de autoescuela y siempre me dijeron que era algo que hacía sin problemas, pero a mí me siguen resultando difíciles. Con profesor y un VW con cambio DSG resultan más fáciles, luego cuando cojo mi coche me cuestan más (aunque no sea excusa, creo que mi coche (Musa) no se diseñó para hacer curvas reviradas con desniveles). Pero bueno, será cuestión de practicar y practicar, aunque a veces los ánimos decaen... Gracias y saludos!

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    3. Haces muy bien en sentirte orgullosa y pregonarlo, ¡cómo no! El mundo necesita buenas noticias, y más si vienen de los más jóvenes a los que tantos demonizan y dan por perdidos con verdadera e irresponsable ignorancia y frivolidad.

      Al Street View se le puede sacar mucho partido, la práctica real es muy importante... Sí, sin duda, pero ese "mirar por la ventana" en un aparente no hacer nada, es fundamental. Todo no se puede practicar, y, aún así, las condiciones de "laboratorio" nunca son exactamente como en la realidad de una vía pública, aquí no hay red. Sabes que soy un firme defensor de los cursos de perfeccionamiento de la conducción en circuito, sin embargo, lo más importante de esos cursos es que nos ponen contra las cuerdas, nos permiten ver nuestros límites, pero también nos amplia el abanico de opciones y recursos ante muchas situaciones que podemos encontrar en la carretera aunque no se practiquen de forma expresa en ellos.n Nos ayudan a crecer, a ir un paso más allá; ¡a mejorar nuestra actitud!

      Me viene a la cabeza el piloto que amerizó en el río Hudson -¿hará unos cuatro años?-, nunca había practicado en la realidad una cosa así; pero sí muchas veces en su imaginación y con simuladores. Su mente era perfectamente consciente de que para determinados planteamientos de problemas existían determinadas respuestas; lo había hecho suyo, en su mente consciente e inconsciente, y estas se comunican y sirven la acción concreta cuando el cerebro y sentidos reciben ciertos estímulos. Ay, ay, ay... estoy escribiendo sin consultar nada, que conste, a vuela pluma, pero me parece que es así. Otro ejemplo: el capitán del Concordia (más reciente), me atrevería a apostar que ese hombre nunca pensó seriamente que el barco que "gobernaba" pudiese tener un accidente. Creo que son ejemplos claros de actitudes muy distintas que son muchas veces la clave de que se desencadene o no la tragedia.

      Lo de las curvas. Pero, ¿por qué decaen esos ánimos? Estoy seguro de que no tienes una sola razón objetiva para ello y, espero, que el anhelo de perfección no tienda a ser patológico. Todo es cuestión de medida, ya sabes. Es normal que notes al Musa en desventaja con respecto a un Golf, más en ese tipo de carreteras; tu coche tiene un centro de gravedad más alto, y se nota; además... digamos que la conjunción de dirección, suspensión y frenos de un Golf es la mejor del mercado en ese tipo de coches. No es una comparación justa, pero seguro que el Musa puede andar sin problemas por todo tipo de carreteras. El coche perfecto no existe ni creo que exista nunca. Por cierto, desde luego yo preferiría el Golf al Musa en carreteras de montaña; pero si lo comparo con un Mazda X5, el Golf saldría perdiendo claramente, claro que esto sería injusto para el alemán. Ah, y por si te sirve de algo, espero que sí porque te lo digo absolutamente en serio, ese: “a mí me siguen resultando difíciles” lo suscribo totalmente para algunas carreteras de montaña que conozco y más tramos y tipos de carreteras.
      De nada. ¡Saludos!

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    4. La preparación mental es fundamental para cualquier tarea y en cualquier aspecto de la vida, estoy plenamente convencida de ello.
      Y desde luego que no querría caer en perfeccionismos patológicos, lo mío es simplemente deseo de hacer bien lo básico...
      El curso de conducción sabes que lo tengo en mente, aunque siempre pasa algo que lo postpone. Por ejemplo, ¿no sería mejor esperar a hacer 'con soltura' las curvas antes de hacer ese curso? No sé cuál es tu opinión al respecto.
      El coche perfecto no existe, desde luego, los que tienen el puesto de conducción elevado tienen mejor visibilidad -cosa realmente de agradecer si vives en sitios de mucho tráfico-, pero en una carretera de curvas desearás algo más bajo... Todo un reto de la ingeniería... ¡Saludos y gracias por los ánimos!

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    5. No, rotundamente. Por tres razones: 1) Más de un profesor te ha visto "haciendo curvas" y no te ha puesto ninguna pega, te han dado su aprobación de forma unánime, y es seguro que no te han engañado porque te hubieras dado cuenta, estabas ahí. 2) "Con soltura" ¿qué significa, por favor? Tú pones el listón, ¿no estará demasiado alto y sin necesidad? 3) Para que la falta de soltura con las curvas fuese tan grande que hiciese desaconsejable el curso... tendrías que hacerlas tan mal que casi sería un milagro que aún no hubieses tenido un accidente. Y a Dios gracias, y a tu esfuerzo, empeño, decisión y ganas no ha sido así y espero que nunca lo sea. de modo que, puedes hacerlo cuando más te convenga con toda tranquilidad y sin ninguna duda.

      Por los ánimos, de nada. Que conste que no son un mero gesto cordial (que no veo mal ni negativo) es que estoy convencido de que están objetivamente cimentados.

      Bona nit! ¡Saludos!

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    6. Pues bueno, me has animado a volver a llamar (es que de hecho llamé pero me dijeron que me enviarían la info por e-mail y no lo hicieron, y luego me imaginaba yo ese 'slalom' con conos y pensaba que para qué ir si los iba a tumbar todos...). ¡Gracias!

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    7. Ando un tanto apurado ahora, pero al menos quiero decirte: ¡Me alegro, Elisa!; de nada y, lo más importante, seguro que no tumbas todos los conos, yo también he tumbado algunos y es como en las clases de la autoescuela: lo importante NO es tanto evitar cometer errores, sino aprender de los mismos y a pesar de ellos.

      ¡Saludos y suerte!

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