miércoles, 31 de octubre de 2012

UNA HISTORIA DE PÁNICO (y 2)

Porque hubo otro... que me empujó a ello. En realidad, son sucesos que comparten la misma naturaleza pero en circunstancias muy diferentes. Una de ellas totalmente opuesta, ya que en este caso, el susto y el pánico los viví después -a toro pasado, como suele decirse-, pues no tuve consciencia previa del peligro, tan distraído estaba. Y también al contrario que en el caso anterior -en el que verdaderamente no había ningún peligro aunque yo lo ignoraba-, en este sí hubo un riesgo cierto y objetivo, inmediato e inminente de muerte prácticamente súbita.

Semiesferas. Estas parecen sanas, lúdicas, divertidas...
Las que yo me encontré eran diabólicas.
Fuente: www.elksport.com
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Fue un día de comienzos de verano de 1977, era mi segundo viaje largo en coche, ¡en mi primer coche! Un Simca 1000. El primero lo había hecho pocas semanas antes: Gijón-Bilbao-Gijón y en el día. En este otro salí de Gijón muy temprano y aún de noche con rumbo sur hacia Morón de la Frontera (Sevilla). El coche era un anciano con un espíritu joven y un corazón sano y fuerte, llevaría unos dos meses con él, pero yo ya había cumplido un lustro conduciendo aunque tenía pocos viajes largos encima, el primero de todos lo había hecho el año anterior conduciendo un camión entre Morón de la Frontera y Getafe (ida y vacío, 10 horas; vuelta y cargado, 12), disfruté del ocaso por Andalucía y del amanecer al norte de la provincia de Toledo, pero eso es otra historia.

Simca 1000 GLE (¡Mi primer coche!)
Fuente: www.autofacil.es
Ahora estamos en la Ruta de la Plata, por supuesto sin un solo kilómetro de autopista por ninguna parte ni nada parecido, bueno sí, poco antes y después de Sevilla sí que había doble calzada con más de un carril en cada una, cruces a nivel... “algo parecido”. Nada más. El resto carretera convencional con un carril por sentido y algún que otro carril de lentos en la subida de algún puerto, tramos sin arcenes, cunetas como trincheras, pavimento ondulado, brillante, pulido, baches, roderas... Coche con motor y tracción atrás, ruedas recauchutadas... Emoción no faltaba, desde luego, pero aún podría subir muchos enteros el clímax si aparecía la lluvia o la niebla, por ejemplo. Pese a todo, y aunque tardé en recorrerla 16 horas, ¡qué ruta más hermosa!

Un "4 ejes" muy común en aquellos años.
Mis felicitaciones al autor, excelente maqueta.
Fuente: www.camionesclasicos.com
Aproximadamente, el final del primer cuarto de la Ruta de la Plata (N-630) está en Benavente (Zamora). Antes, esta carretera se cruzaba con la de Madrid-La Coruña (N-VI) al mismo nivel en las afueras de esta población, teniendo preferencia la N-VI respecto a la N-630. Iba francamente bien y con la idea de hacer mi primera parada una vez pasara Salamanca, pero tuve que adelantarla. Vi el cruce (más bien con forma de aspa) con el STOP, intentaba escudriñar derecha e izquierda de la otra vía, las señales de orientación para no perderme, vigilaba atrás... desde luego, no pensaba saltarme el STOP por muy vacía que estuviese la otra carretera, eso lo aprendí muy bien de un policía municipal de Gijón en mi primer año conduciendo. Estaba en esta tarea, cuando vi a muy pocos metros por delante una especie de chinchetas gigantes en el asfalto, casi sin pintura (tal vez por eso las vi tan tarde) y, aunque la velocidad era perfectamente adecuada y legal, frené muy fuerte y solté el pedal antes del obstáculo -el coche sufre menos si la rueda pasa girando libre que frenándola-, con todo y con eso, el coche botaba, crujía... y yo me sentía casi como en una batidora, muy sorprendido, porque como me sucedió en Francia: ¡Nunca había visto eso ni sabía de su existencia! Por esto, como dije al principio iba tan distraído. Tanto, que cuando quise darme cuenta acababa de cruzar la carretera de La Coruña e inmediatamente después pasó detrás de mí y en sentido Madrid un cuatro ejes del que siento las turbulencias que genera zarandeando el coche otra vez, en primer lugar, y luego le veo cuando giro la cabeza hacia la izquierda, iba rápido (unos 80 km/h). Su chófer tuvo que llevarse también un gran susto, y el maquinista del tren, cuando pasé las barreras en bici agachando la cabeza, fue algo muy semejante. ¿Quizá lo que sufrí camino de París era karma? No sé, pero tanto el conductor del camión de este relato como quien manejase aquella máquina de tren tuvieron que llevar un gran susto por mi culpa. Todo se paga.

Benavente, Zamora
Fuente: www.arquivoltas.com
Puesto que ya había pasado el cruce y el coche iba muy despacio, paré en una zona de tierra que tenía al lado a modo de apartedero y completamente fuera de la vía. También paré el motor y respiré profundamente el aire limpio y fresco de Castilla para disipar el miedo que sentí al darme cuenta de lo cerca que me pasó la muerte aquella mañana de incipiente verano, di gracias a Dios, y tiempo, a que el corazón volviese a su ritmo; luego salí del coche. Observé el cruce, las dos carreteras, fui andando hasta las “chinchetas”, comprobé que eran de metal con forma semiesférica, un diámetro de unos 35 a 40 cm y una altura aproximada de  entre 10 y 15 cm, algo simplemente salvaje. La señal vertical de STOP era perfectamente visible pero los obstáculos que la precedían me parecieron totalmente contraproducentes, una auténtica trampa para saltarse el STOP sin intención de hacerlo. Todavía me quedaban unas 3/4 partes de camino por andar, creía que conducía con mucha y suficiente atención, es poca -me dije, mientras subía al coche de nuevo-, es poca... ¡Debe ser máxima, Esteban! Y arranqué de nuevo. 

Vía de la Plata y Camino de Santiago
Fuente: tenerifitocandelariero.blogspot.com.es
Después de pasar Salamanca paré en el primer bar de carretera que me encontré a la derecha -”sur la route”, como dicen en Francia- y desayuné un café con leche y una magdalena, como tenía previsto, pero me supieron a gloria. ¡Celebraba la vida! Y seguí haciéndolo el resto del viaje; me esforcé más, pero no dejé de disfrutar de cambiantes paisajes, luces, nubes, sombras, aires, olores... Y llegué feliz a destino. Obviando los sustos, les deseo lo mismo. Siempre.

Esteban

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9 comentarios:

  1. Gracias por comentar esta experiencia. Esto es un claro ejemplo de cómo, yendo perfectamente atentos, podemos perder de vista algo importante. Y es verdad que esto nos puede pasar con mucha más probabilidad de la que pensamos y que es muy útil que nos prevengas ante ello.
    Hay un aspecto en la enseñanza de la conducción que puede parecer muy tonto. Seguramente lo es y por eso no se le hace inciso, pero a un novel yo le haría inciso. Me refiero a estar pendiente del que se incorpora o se ha incorporado por delante nuestro. Ya sé que es de cajón, pero es tan fácil dar por hecho que el de delante seguirá acelerando hasta 'ir como los demás', que nos puede sorprender ver que no lo ha hecho. Por eso yo haría inciso, al menos, en que nunca nos incorporáramos sin dejar una distancia con el de delante y sin perder de vista qué está haciendo.
    Saludos y gracias!

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    1. De nada Elisa, te correspondo en la gratitud por tu interés y atención, y te pido disculpas por el retraso.

      Pues sí, estas cosas de las que hablé en las dos últimas entradas pueden ocurrir, desafortunadamente. Deberían advertir de que existen y nos las las podemos encontrar; no son algo accidental (una piedra que se cae de la montaña, por ejemplo) y me resulta inaceptable que la entidad responsable de la carretera no lo haga porque, aunque hubiese una falta de comunicación entre el Ministerio de Fomento y la DGT, ésta tiene a la Guardia Civil de Tráfico todos los días en la carretera y lo ven, ¿por qué no avisan? Y si lo hacen, ¿por qué no nos lo comunican a todos los conductores? Es increíble, me parece hasta un acto criminal por parte de la administración que corresponda porque puede ser verdaderamente peligroso, poner algo en la calzada o muy cerca de ella que quite tanta atención de forma inmediata que impida prestarla a lo que realmente sí que importa. Es una auténtica trampa.

      Respecto a la segunda parte de tu comentario, desde luego, tienes toda la razón. Dar por supuesto cómo van a actuar los demás puede ser muy peligroso, pero, normalmente, en las autoescuelas advertimos sobre ello, lo mostramos y lo hacemos ver; también en el caso concreto que planteas (que es muy común), especialmente en entradas y salidas próximas a centros comerciales y en las horas y días de mayor afluencia de público. Yo solía decir que hay que poner un ojo en el que nos precede y otro en la calzada a la que vamos a entrar y, por supuesto, dejar distancia de seguridad suficiente con quien tenemos delante por si baja mucho su velocidad -o incluso se detiene- sin motivo (como tu misma has dicho), generalmente, porque se da cuenta de que debe mirar en el último instante, o quiere hacerlo “tranquilamente”... Suele ser porque la persona que conduce lo hace muy distraída (cosa muy probable después de haber pasado buena parte de la tarde de un sábado con la familia en un centro comercial), porque se tiene muy poca experiencia, por conducir con miedo... Ahora bien, hay que mirar hasta el final del carril de aceleración y ver cómo van entrando el resto de vehículos que van por delante de quien nos precede, porque igual su conductor lo está haciendo bien pero no alguno de los que lleva por delante.

      ¡Saludos!

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    2. Hola Esteban:

      Espero que fuera muy bien por el Salón del Automóvil, ya nos explicarás!

      Gracias de nuevo por tus consejos. ¡Sí, claro que en la autoescuela te dicen que vigiles a los demás! Pero al principio desde luego que hay cosas que sorprenden, por lo que ir muy atento y vigilar bien no ir demasiado cerca de nadie es muy importante.
      Hay una frase en el libro que me gusta mucho, me permito reproducirla (pg. 74: '...Este experto surge alimentado por la observación, concentración, atención y decisión y mantiene estas capacidades al máximo de su potencial durante todo el tiempo que conducimos. Aún así, cometeremos errores, pero serán mínimos, fácilmente corregibles y no tendrán más consecuencia que dar oxígeno a nuestro afán de superación para llegar a conducir de un modo perfecto'.
      Saludos!

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    3. Estuvo muy bien Elisa, muchas gracias, y lo contaré, estoy en ello.

      La cita que pones... Me alegra mucho que te guste, y aunque te cueste creerlo, me produce sonrojo y me hace sentir muy honrado. Mucho. Moltes gràcies!!!

      Bona nit! ¡¡¡Saludos!!!

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  2. La verdad es que tras mis pocos miles de Km esta frase la encuentro acertadísima. Debería salir en una campaña de la DGT.
    Saludos!

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    1. Moltes gràcies de nuevo y bon dit, Elisa!!!
      Sé que lo dices muy en serio, pero permíteme la broma, por favor: ¿No conocerás a la señora María Seguí, por casualidad? Es de Barcelona. Pere Navarro no me gustaba nada, ha hecho mucho daño y parece que casi nadie se da cuenta, escribí algo sobre esto en algún foro pero algún día he de hacerlo con más amplitud. La Sra. Seguí, al menos, tiene un rostro amable, parece buena persona pero me da mucha rabia que su jefe directo (el Ministro del Interior) la trate con despotismo, sin educación y sin respeto. Lo ha hecho en alguna comparecencia pública, ¡es vergonzoso!
      Y hablando de vergüenza, he de vencerla para decir esto, pero bueno, ahí va: son varias las personas que me han dicho que "Conducir sin miedo" debería difundirlo la DGT y el Ministerio de Educación, no estaría mal... pero bueno, tampoco pasa nada si eso no sucede, eso sí, que no ocurra cuando me haya muerto, por favor, ¡me daría muchísima rabia!

      ¡¡¡Saludos!!!

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    2. Sí, claro que tendría que difundirlo la DGT. Fíjate, pasa como en casi todos los campos: si se dice a alguien algo como 'sé bueno y cumple con las normas que te ponemos' el rebote es seguro, porque las personas estamos hechas para razonar por nosotras mismas, con libertad y responsabilidad, no para ser 'borreguitos'. Estoy segura de que si todo esto se cambiara por algo tipo 'aprende a ser un gran conductor' la gente lo aceptaría más. Y aquí hago una confesión personal: ¿a quién hago más caso: a la señal de 'prohibido a más de 120', al letrerito de la velocidad variable o a la señal de 'recomendado a menos de 100'? Pues a esta última, porque en mi fuero interno pienso que si la pusieron no fue por recaudar, sino por una razón 'de verdad', y eso hace que me fíe de ella mucho más que de cualquier prohibición.
      Saludos!

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  3. Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente.

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.

    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.

    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.

    Atentamente:
    Joaquin 55 años

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    1. Muchas gracias por tu visita y por tu comentario, Joaquín. Es... no sé cómo decirlo, curioso, cuando menos, pero me gusta. Hablas de inteligencia, imaginar, conciencia... Me recuerda una cita de Leibnitz: "La inteligencia es una forma evolutiva de consciencia".

      También me gusta ese "Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día." Tienes mucha razón, todas las cualidades que mencionas son muy importantes a la hora de conducir.

      Gracias. Un saludo.

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