sábado, 26 de octubre de 2013

CONDUCCIÓN NOCTURNA EN CARRETERA (4)

Seguimos en autopista, las farolas están apagadas o no existen, como es de noche, vamos con luz larga. Debemos cambiar a corta en cuanto apreciemos la posibilidad de deslumbrar a otro usuario que, en estas carreteras -salvo situaciones muy excepcionales- siempre serán conductores de otros automóviles. ¿Cuándo es posible que deslumbremos a los conductores que circulan por la calzada del sentido contrario o delante de nosotros? He ahí la cuestión. Y, me temo, que no encontraré respuesta al estilo dos y dos son cuatro.

Ahí está: ¡Monflorite!
Fue "un lugar llamado milagro",  pero desapareció como tal.
Fue mi lugar en el mundo, pero lo perdí.
Aquí iba y venía casi siempre de noche, pero jamás volveré.
Personalmente y en general, no me molesta que el que venga por la calzada del sentido contrario lo haga con la luz larga, si acaso, le aviso con uno o dos destellos de largas (ráfagas) y si no cambia, no insisto; normalmente es inútil y sólo sirve para restarme atención de lo que puedo tener en mi camino, así que bajo un poco la vista (muy poco), la fijo más en la línea de la derecha que tengo al lado, si hace falta levanto un poco el pie, y en paz.

Pero lo dicho, a veces, puede coincidir bastante mal. Por ejemplo, cuando la mediana es una cuneta con dos guardarraíles que rondará el metro de anchura, estoy en una curva a izquierda con cambio de rasante (bastante frecuente por estos pagos), me encuentro en el carril izquierdo adelantando a un trailer y el coche del sentido contrario también circula por su carril izquierdo, es decir, lo más cerca posible ambos. Aquí, me aguanto, no hay tiempo a darle ráfaga ni a que el otro cambie su luz, por rápidos que anduviésemos, ya nos habríamos cruzado. Así que vuelvo a bajar un poco la vista mirando más a la derecha y de reojo al guardarraíl. Sin cambiar la trayectoria. Con temple, lo mencioné en la primera entrada de la serie, seguro que lo recuerdan.

De la situación anterior, sólo se puede salir con bien de dos formas: Por un milagro, o por un buen hábito. Este hábito hay que comenzar a trabajarlo desde el primer día en que se comienza a aprender a conducir y mantenerlo siempre a punto. Consiste en trabajar nuestra trayectoria con el máximo rigor y con una exquisita precisión. Debemos ser conscientes de que conduciendo no hay presente, se vive a futuro; no importa dónde estamos sino a dónde vamos, el espacio que vamos a ocupar. Ese espacio ahí delante, lo ocuparemos en unos pocos segundos o en fracciones de un segundo. ¡Hay que tomarle la medida antes!


La calidad de la grabación dista mucho de ser la que me gustaría, lo siento. 
Pero no pude disponer de otra cámara. El audio mejora mucho utilizando auriculares.
Quizá en algunos dispositivos no se pueda ver el vídeo, si es así:
http://youtu.be/Ts8INN2HZSY  

En el caso del adelantamiento comentado, yo debo tomar la medida del espacio entre el camión y la mediana, y trazar la trayectoria (en principio equidistante, aquí ciñendo un poco a la izquierda, la valla no se mueve), antes de dejar el carril derecho. El obstáculo se ve con antelación, si hay hueco y se puede utilizar el carril que voy a ocupar (está libre, no puedo molestar a nadie...), mi atención estará en el hueco, antes de llegar a él; y fuera de él cuando voy a entrar. Es como jugar a los bolos pero al revés.

Todos ustedes habrán observado, en cualquier calle de cualquier población, cómo, en una de ellas de sentido único, con un solo carril -más o menos ancho- hay un coche en doble fila, pero que permite pasar. Si se fijan, verán que muy pocos conductores toman la medida en cuanto lo ven y pasan sin problemas. La mayoría, se separan tarde del que está mal estacionado y pasan con dificultad, haciendo maniobra, y a veces, ni por esas. Pues es lo mismo, y la velocidad... ¿15, 20 km/h? Bastante menos, seguramente. Ahora imagínense a esos conductores adelantando, aunque sea en recto, de día y seco en autopista a 100 km/h. 

Obsérvese lo bien que se ve al ciclista gracias al color de su ropa.
Si vistiese de oscuro, prácticamente, sería invisible.
Podemos aprovechar la autopista para ir observando a qué distancia, aproximadamente, nos puede molestar algo la luz larga del que viene de frente. Teniendo en cuenta que en carretera con una sola calzada y un carril por sentido estaríamos más próximos, lateralmente, bastaría con dejar algo más de espacio hasta cruzarnos para hacer el cambio a corta y no molestar. Si nos equivocamos, el que viene de frente nos avisará enseguida, corregimos de inmediato, tomamos nota para la próxima y listo.

En autopista, hay que tener más cuidado con los conductores de camiones y autobuses. Aunque vengan por la calzada del sentido contrario, al ir sentados bastante más altos que en un turismo, les molestamos antes. Algunos de ellos conducen toda la noche, transportan hasta nuestra comida, conviene tenerlos en consideración.

Cuando nos encontramos a otro vehículo delante, también podemos molestarle con nuestra luz de carretera, pero bastante menos. El retrovisor interior tiene una pestaña que al moverla hace variar la inclinación del espejo (esto es automático en algunos coches) y por él ya no se deslumbra; por el espejo exterior derecho es muy raro molestar, y por el izquierdo es difícil acercarnos tanto como para molestar sin darnos cuenta de que lo hacemos. Aquí, también podemos orientarnos observando a qué distancias nos resulta a nosotros molesto.

Cuando me deslumbran por ese espejo, pongo la mano así.
Nunca se debe cambiar la posición del espejo.
Todos esto siempre es muy relativo, cuando una persona ha conducido poco de noche, normalmente le molesta todo; cree que otros van con larga cuando realmente no van, cuando el que le sigue pasa un bache o una ondulación del asfalto cree que le está dando destellos... También influye mucho el terreno, que la autopista tenga rectas largas y llanas o todo lo contrario... No hay más remedio que aplicar la técnica del ensayo-error, y ser conservadores, ante la duda, mejor cambiar nuestra luz pronto que tarde; si en algún momento queremos ver algo más, por si acaso, parece que ahí... y todavía no nos hemos cruzado ni acercado al otro, siempre podemos dar un destello manteniendo unas fracciones de segundo la palanca para asegurarnos de que no hay nada en ese espacio.

En cualquier carretera, si nos adelantan cuando vamos con larga, es muy importante cambiar a corta cuando el que está haciendo la maniobra nos comienza a rebasar. De este modo, él se ayuda con nuestra larga y no le obligamos a poner la suya y deslumbrarnos.

Dejo la autopista, vamos a las carreteras convencionales con solo dos carriles, uno por sentido y sin más luces que las de los vehículos que circulen por ellas.

 
Los ojos perciben un grado de oscuridad significativamente menor
que el objetivo de la cámara. Se ve sensiblemente mejor de lo que parece.
En el minuto 06:05 se ve un gato que se cruza en mi trayectoria

Quizá en algunos dispositivos no se pueda ver el vídeo, si es así:
 http://youtu.be/DrL75qp0mvg


En estas vías, ya se acumula el trabajo, los cambios de luces son mucho más frecuentes y obligan a que andemos muy ágiles con ellos. Claro, que nuestra actividad será más o menos alta en función de que el trazado sea más o menos sinuoso.

La primera parte de la carretera del vídeo durante el día.
Curiosamente, en las carreteras retorcidas es más fácil utilizar bien las luces. Antes de cada curva y cambio de rasante, luz de cruce; como las rectas son cortas, no ya cuando se vea a alguien de frente, sino cuando sabemos de su presencia (porque su luz la vemos antes que al vehículo), luz de cruce de nuevo. Y en cuanto tenemos a otro delante, lo mismo.

En carreteras de Castilla, La Mancha, valle del Ebro... Hay rectas enormes, que a veces se interrumpen con sorprendentes curvas o cambios de rasante, ¡ojo! En ellas, podemos tener un coche a vista que, en realidad, aún está muy lejos y al que no podemos molestar con la larga, pero es difícil saberlo porque no tenemos referencias entre ese vehículo y el terreno circundante, razón, por la que tampoco podemos calcular su velocidad con respecto a la nuestra. Aquí, es fácil equivocarse; pero bueno, si quitamos la larga en un primer momento y en unos instantes parece que todo sigue como estaba, podemos volver a darla. Esto lo podemos repetir varias veces; en realidad, es difícil equivocarnos tanto como para llegar a deslumbrar. Quizá le podamos molestar, si nos asalta la duda, pues volvemos a corta; o, tal vez el otro conductor nos avise dándonos un destello, pues corta de inmediato. Y a tomar otra nota.

Por esta zona fue donde salió el gato.
Detrás de los árboles de la derecha está el polideportivo de Artxanda
Este “juego de luces”, más que llegar a provocar verdadero deslumbramiento a nadie, lo que puede generar es que nos quite demasiada atención del espacio más próximo, que dejemos de observar menos el borde derecho y que nos cueste alguna ligera pérdida de trayectoria, incluso no ver alguna señal, bache... o algún animal. Es muy importante repartir bien la atención y evitar obsesionarse con un único posible riesgo. En carreteras convencionales, sobre todo, lo que empleo mucho es la posición de destellos o ráfagas de la palanca de luces... unos instantes y frecuentemente.

Esteban

3 comentarios:

  1. Me ha dado mucha alegría leer esto de '...siempre podemos dar un destello manteniendo unas fracciones de segundo la palanca para asegurarnos de que no hay nada en ese espacio...' y lo de '... posición de destellos o ráfagas de la palanca de luces... unos instantes y frecuentemente'. ¡Me alegra saber que hago algo bien! Y es que a veces no puedo ir con largas, pero sí hay momentos que le puedo dar un toque y acabar de entender qué tengo delante.
    Pero desde luego el problema de todo esto es la bajada de atención para otros temas, por eso creo que si un día cambio de coche miraré el tema de las luces adaptativas... eso sí, tienen que funcionar bien!

    Saludos!

    Elisa.

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    1. ¿Algo? Seguro que haces muchas cosas bien, Elisa. Seguro. Y me alegra mucho.
      La bajada de atención que mencionas, se puede compensar con más esfuerzo y menos velocidad. Bajamos un poco el ritmo sin dejar de trabajar duro y ya está.
      Tengo muchas ganas de probar esas luces y en ello estoy, pero no es fácil. Desde luego, a mí también me gustaría llevar siempre las mejores luces posibles. Cuando pienso en los coches que conducíamos antes... Si apenas alumbraban y recorríamos España de noche de punta a punta. Lo he vivido y me cuesta creérmelo.

      ¡Saludos!

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    2. ¡Sí, cuesta creer! No hace tanto, y era todo muy diferente. Sin teléfono móvil, con los niños en brazos, sin aire acondicionado,... ¡Qué valor!
      Saludos!

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